capítulo 5
Al amanecer, la princesa Eliana los despertó a todos, y Uriu no pudo contenerse. En cuanto escuchó el sonido de una campanilla que provenía de el piso de abajo, salió disparado hacia el gran salón.
Cuando todos estuvieron reunidos, el relató lo que había vivido la noche anterior, y a medida que hablaba, todos lo miraban cada vez mas intrigados y concentrados.
—haber si entendí. ¿creen que el mismísimo señor del tiempo se apareció en un retrato a noche, y que solo este chico humano lo vio? -espetó Doolik
—¿Qué insinúas? -preguntó Brielis comenzando a impacientarse
—nada, solo digo que me parece ridículo que el lo haya visto, teniendo a muchos de nosotros que somos...
La princesa Elina puso un dedo sobre sus delgados labios, y el elfo guardó silencio
—te estás tomando libertades que no te corresponden. Si vuelves a hablar así sobre uno de nosotros, nos veremos en la necesidad de destituirte de tu cargo -le dijo la princesa Eliana con una autoridad que nadie había escuchado nunca en ella.
El elfo asintió sin decir palabra, y con una mirada de temor, dijo de la manera mas cortés y segura que le permitieron sus emociones.
—les ruego me disculpen, sus majestades. No volverá a pasar
—eso esperamos. TE encomendamos una misión, y debes llevarte bien con tus compañeros si quieres cumplirla -le aconsejó la princesa Elina con la voz muy seria
El elfo se limitó a bajar la mirada y no decir ni una palabra mas.
—ahora bien -continuó la princesa con elegancia —si le habló a Uriu, es posible que ya sepa que vamos a buscarlo
—¿y que hay de el chico? ¿cree que sea quien está causando todo esto? –preguntó Luna a la princesa
—mmm, puede ser. Pero es probable que solo sea un cómplice –respondió ella muy pensativa
—esto es muy sospechoso. ¿qué crees que haya venido a buscar? –le preguntó la princesa Elina a Uriu
—tal vez...
Lo pensó un segundo, y respondió.
—¡el libro! Puede ser que estuviera mirándome leer todo el tiempo!
—es una posibilidad. Los guardias dicen que hay huellas en el pasto de el jardín que da a la ventana donde lo viste. Si ese libro es tan importante para él, ahí debe estar la respuesta que buscamos –dedujo la princesa Eliana
—deben irse cuanto antes, y nos aseguraremos deque nadie lossiga. Uriu, tienes que llevarte el libro y averiguar por que es tan importante –ordenó Elina apresuradamente
—pero aún no saben como llegar, majestad -opinó Brielis
—tranquila, eso está resuelto -le respondió la princesa Elina haciendo sonar la campana que había llamado a Morlok el día anterior. Pero para sorpresa de todos, el que acudió esta vez fue Dunkel, quien tras dar una rápida mirada a la concurrencia, se sentó a los pies de la princesa.
—Dunkel, tu serás el guía de nuestros amigos. Conoces cada rincón de este país, así que los llevarás al valle del tiempo y de regreso. ¿has entendido? -le dijo la princesa Elina con la gentileza de quien le habla a un niño.
Dunkel alzó la cabeza lentamente y dudoso, lamió la mano de la joven.
—¡Dunkel hacer lo que la dama ordene! -dijo la criatura poniéndose de pie frente a ella.
—gracias, Dunkel. Eres un buen chico -le dijo la princesa Eliana acariciándole suavemente el lomo —dile a Morlok que se prepare. Partirán en unas horas.
El skignatt se alejó, y antes de salir de el salón, dobló las patas en una solemne reverencia. Cuando se hubo retirado, un snuggle que se hallaba sentado en las rodillas de Brielis levantó su pequeña pata, y la puerta se cerró de pronto.
—nosotros podemos hacer cosas muy grandes para nuestro tamaño -musitó la criatura
Todos murmuraron un asentimiento, y la princesa Elina tomó al pequeño snuggle entre sus manos para darle calor, ya que se había puesto frío de pronto.
—no debiste esforzarte tanto, Tiny. Tu magia se debilita -le susurró
—¿va a estar bien? -preguntó Circe preocupada
—si, solo tiene que descansar -le respondió la joven princesa mientras daba calor a Tiny con sus manos.
—es tan pequeño ¿puedo hacer algo? -preguntó Circe mirando como la criatura asomaba su diminuta cabeza entre los dedos de la princesa
—si, puedes darle calor mientras yo termino de organizar las probiciones para el viaje. Solo asegúrate de que tu mano no cubra del todo su cabeza, porque puede ahogarse -le dijo la joven entregándoselo con mucho cuidado.
Tiny estuvo muy contento al sentir el calor de la mano de Circe, y era por una buena razón. Ella posee un poder que no ha descubierto. ¿qué creen que sea?
Raisa y los demás salieron detrás de la princesa, y comenzaron a preparar todo para el viaje. comida, agua, muchos ingredientes para pociones y algunos libros. Y monedas, claro está.
Raisa y Morlok se encargaron de reunir numerosas hierbas y raíces de diferente índole mágica. Era increíble que hacía unos meces ambos estaban luchando a muerte, y ahora recogían plantas y charlaban como tío y sobrina.
—antes de que mi castigo se levantara, yo usaba esta misma pala para otras cosas, Raisa -comentó Morlok sombríamente.
—¿para que cosas? -preguntó la niña muy curiosa
—la usaba para mover rocas, plantar árboles y construir mas y mas edificios en la nueva Eldorat -respondió el hechicero tomando una enorme hoja de color marrón y arrancándola desde el tallo.
Habían otras cosas para las que el hechicero usaba esa pala, pero no era bueno que ella lo supiera. Después de todo, aún era una niña.
—esta es hierba mala, y tiene que quitarse para que no le haga daño a las demás plantas -dijo Raisa observando la oja detenidamente
—si, así es. Y con algo de agua y tiempo, la planta volverá a florecer -explicó el hombre agitando una botella que parecía contener agua cristalina y radiante en ella.
—esta agua es mas pura que la de tu mundo, y hará que la planta cresca sana y fuerte -explicó el hechicero rociando la pequeña raíz que había dejado al descubierto al quitar la hoja.
—¿es agua de ese arrollo? -preguntó la niña
—si, exacto. La leyenda dice que no ha dejado de fluir desde que el primer rey de abaloria llegó a Faeri
—¡guao! Eso es mucho tiempo ¿verdad?
—son siglos y siglos, mi querida Raisa. Pero hay que irnos, o se irán sin nosotros -dijo Morlok acomodando lo que habían recogido en una bolsa de tela.
Araline, Venjamín y Doolik se encargaron de la comida, de modo que cuando todos estuvieron reunidos de nuevo no había pasado mas de una hora.
Las despedidas comenzaron, y con cierta amargura, Doolik tubo que aceptar la mano que Brielis le tendió cuando salía por las puertas de el palacio, siendo el primero en abandonar el bosque.
El transporte fue muy sencillo de adquirir. Briana y Brand estuvieron mas que dispuestos a prestarles sus servicios, y Carlos les contó que hasta idearon un plan para convencer a otra guadrala llamada Penelope, y aunque lo lograron, el no pudo sacarles ninguna información al respecto. Dunkel también había aceptado llevar a unos cuantos en su lomo, así que todo estaba resuelto.
—¡no quiero separarme de ti! -dijo Brielis a Uriu mientras se encontraban apollados en una de las barandillas de la enorme escalera de caracol.
—lo se, yo tampoco. Pero te prometo que voy a volver -le susurró el chico
—te amo, Uriu -dijo ella al borde de las lágrimas
—yo también te amo, Brielis -respondió el apoyando la cabeza en su hombro.
—¡chicos! ¡ya es hora! -gritó Zéphiruz desde abajo.
Y con una especie de dolor insoportable en el corazón, ambos fueron en direcciones distintas. Uriu a la salida frontal del palacio, y Brielis hacia la biblioteca.
—¡no te olvides de estudiar! -le gritó Uriu a Benjamín mientras bajaba las escaleras
Sabía que si se detenía, no se movería de allí. De todos modos, tenía la seguridad de que su amigo tampoco quería verlo a los ojos en ese momento, por temor a derrumbarse frente a él.
—¡no lo haré! -le respondió el joven americano desde una habitación.
Y Así, los viajeros partieron hacia su destino.Un destino desconocido e incierto, pero que traía esperanza a los corazones de todo un mundo.
—nosotros ir al sur, y luego crusar las cavernas de cristal -dijo Dunkel por encima de el viento que se había desatado.
—¿quién guía a las guadralas? -preguntó Gladius que iva montado en Briana junto con Raisa y Caelan
—yo lo haré. Estudio cunebris desde que nací -dijo Doolik con una sonrisa de suficiencia
—muy bien. Pero no te paces de listo, porque podré ser humana, pero también se algunas cosas -le respondió Circe que iba montada detrás suyo en el lomo de Dunkel.
Todos se miraron entre si, porque se sentía la tención que había entre Circe y el elfo. A todos les pareció inesperado que Doolik, al ser familia de Araline se comportara de esa forma.
Pero al parecer, no todos los elfos eran amables con los humanos.
—¿cree que se peleen? -preguntó Uriu a Morlok
—si, dudo mucho que lleguen al balle sin uno o dos moretones -respondió el hombre con una risita.
—ay, que mal -dijo Zéphiruz con pesar
—tranquilo, pasa mas de lo que crees. Además, Circe es una chica noble y buena, así que al final Doolik terminará disculpándose -exclamó el hechicero con seguridad.
—eso sería lo mejor. No creo que le guste enfrentarse a ella cuando está enojada -afirmó el hobbitsusurrándole al oído.
—¡hoygan! ¿ya vieron eso? -exclamó Zéphiruz señalando al cielo.
una figura alta y delgada obstruía el orizonte, y se proyectaba como una sombra negra sobre ellos. Las guadralas comenzaron a acercarse lentamente, siguiendo las órdenes de Doolik, y poco a poco, la figura adquirió forma y color.
Se trataba de una mujer, de entre cuarenta y sincuenta años, delgada y de una estatura imponente. Tenía las manos mugrientas y sostenía en ellas algo deforme y sin vida aparente
—¡chicos! No esperaba que llegaran hasta aquí tan pronto -dijo con una voz atronadora —les felicito. Pero no podrán seguir, y eso es un hecho
lebantó sus delgadas y puntiagudas manos, y lo que parecía ser una cabeza, inanimada, resultó ser la estatuilla de un hombre con un reloj en la mano derecha.
—¿Quién eres? -preguntó Morlok un poco asustado
—soy quien acabará con la magia de este reino y de todo Faeri -rio la mujer.
—¡dicipare! -gritó Raisa lo mas fuerte que pudo
Y como si hubiera sido un fantasma, desapareció sin dejar mas que un rastro de humo negro.
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