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capítulo 14

Morlok iba mondado en Galerion con la expreci{on abatida y la mirada perdida en el horizonte. Por encima de él, Circe, Raisa y Caelan volaban sobre Dunkel en un estado de profunda tristeza.

Raisa apenas y se movía, y Circe de cuando en cuando tocaba una que otra nota prolongada y profunda en su flauta para intentar que su hermana no perdiera del todo las fuerzas.

Caelan le daba agua de las flores de nantia para que su dolor no fuera tan insoportable, y trataba de distraerla de su agonía contándole todo tipo de historias de su tierra. Pero la niña se limitaba a ladear la cavesa y escuchar a su amigo con las facciones mortalmente contraídas y la cabeza ladeada.

—por eso Alberon dijo que vería a mi padre de nuevo –pensaba Morlok mientras consultaba el mapa —¿el sabía que iba a pasar!

No lo comprendía del todo, pero lo único que quería era llegar pronto.

La noche era fresca, y la luna resplandecía impertérrita sobre la pradera que atravesaban. No había señales de ningún peligro a la vista, pero todos se mantenían alerta ante cada sonido y cada movimiento a su alrededor.

Kilimanur, la Ciudad de los magos curativos mas célebres de todo Faeri, se alza majestuosa entre colinas verdes y valles floridos, envuelta en un clima templado que mantiene el aire fresco y lleno de aromas naturales. La ciudad parece tejida con la misma esencia del bosque, donde cada edificio parece brotar del suelo como una extensión viva de la tierra misma. Las estructuras son altas y esbeltas, con paredes de piedra color arena.

Los árboles aquí no son meros adornos; son compañeros de los magos que habitan la ciudad. Los edificios se entrelazan con sus troncos y ramas, como si estuvieran en un abrazo eterno con la naturaleza. Los caminos, cubiertos de musgo y suaves hojas caídas, guían a los habitantes y visitantes entre arcos naturales formados por enredaderas que cuelgan de los árboles y pasadizos de piedra bordeados por helechos y plantas que susurran al pasar el viento.

Circe miraba con ojos desorbitados de asombro el maravilloso espectáculo que se reveló ante sus ojos cuando contempló Kilimanur bajo la brillante luz del sol saliente. La arquitectura de Kilimanur es una danza entre lo rústico y lo sofisticado. Los techos de las casas están cubiertos con jardines colgantes y pequeñas flores, donde las aves y mariposas parecían sentirse como en casa. Las ventanas son amplias y arqueadas, dejando que la luz suave ilumine los interiores con una calidez dorada.

—¡es impresionante! –murmuró Caelan mientras un grupo de simpáticos elfos los guiaba a través del sendero

—es majestuosa –le respondió Circe mirándo los edificios —me encantaría vivir en uno de esos

—si, sería muy lindo –le dijo Morlok mirándolos dubitativo —aunque no podrías, porque esta ciudad es solo para Magos expertos en la curación de enfermedades mágicas

—es enserio? ¡que injustos! –exclamó Circe indignada

—si, un poco. Pero solo sus antepasados, porque muchos gobernantes han querido cambiar las reglas –explicó el hechicero —cuestiones políticas, como siempre.

Caelan suspiró

—es lo que ustedes llaman discriminación ¿verdad? –cuestionó

—si, así es –respondió Circe asintiendo con la cabeza.

—Aunque quizá entrecomillas, porque la magia debe protejerse de la codicia de los corazones débiles. –dijo Morlok pensativo.

Al pasar por el brillante portal del palacio de lord Dorian, , un elfo de elegantes vestiduras los hiso desmontar, para posteriormente interrogarlos sobre sus intenciones.

Morlok procedió a contarle todo lo que había pasado con Raisa, y el elfo, con un aire de severidad y el rostro inexpresivo, los guio hasta los aposentos del gobernante.

Morlok no sabía que decir o como actuar. Estaba a punto de volber a ver a su padre, y aunque tenía tantas preguntas, seguía sintiéndose avergonzado por sus acciones. Las piernas le temblaban, y estuvo apunto de chocar contra la pesada puerta de el gran salón en el que su padre lo recibió con una sonrisa tan dulce, que a Morlok se le saltaron las lágrimas en cuanto lo vio.

Si alguno de ustedes ha tenido la certeza en su vida de que están viendo a un pariente suyo sin siquiera saberlo, entonces sabrán lo que Morlok sintió al fijarse en las facciones morenas y el rostro ancho y las filosas mejillas de su padre. Un hombre alto, delgado y de unos extraordinarios ojos grandes y negros.

Lord Dorian Estaba envuelto en una hermosa túnica tan blanca como la cera, y llevaba en la cabeza una corona cubierta de jemas de color plateado.

—¡lo supiste todo el tiempo! –sollozó Morlok al darse cuenta de la mirada tan enigmática que tenía el hombre.

—claro que sí, y créeme que no ha sido fácil ocultarlo durante tanto tiempo –respondió el hombre mirando a su hijo con expresión lastimera.

—hablaremos sobre esto después, ahora...

Morlok se secó las lágrimas con la capa, y logró dominarse. No era el momento para sus preguntas incómodas.

—mi sobrina necesita ayuda, padre –logró pronunciar manteniendo su expresión seria.

—mi señor, Raisa es mi amiga, y dio su vida para salvarme de una flecha envenenada. Ella necesita sumergirse en el manantial, o va a morir –explicó Caelan adelantándose y haciendo una reverencia.

—lo sé, onorable hobbit. Iremos justo ahora –respondió el hombre haciendo sonar una campanilla que colgaba por encima de su cabeza.

—Egmont, asegúrate de que la comida esté servida. Yo los acompañaré al manantial –ordenó al elfo que había acompañado a Raisa y su pequeña escolta.

Egmont asintió y salió caminando a paso rápido por el vestíbulo en dirección a la cocina.

Todos salieron del palacio, y lord Dorian los guio a paso rápido entre el sendero que parecía dirigirse hacia detrás del palacio. Cada vez que Caelan miraba a su alrededor, los árboles parecían ser mas grandes y majestuosos.

Pronto, el paisaje se tornó oscuro gracias a que los árboles eran tan altos, que impedían el paso de la luz del sol, haciendo que Galerion y Dunkel se detuvieran.

—caballo astuto. él sabe que no podrá pasar –concluyó Morlok a la mirada interrogativa de Circe.

—yo esperarlos con el –pronunció el skignatt

—yo me encargo –dijo Caelan ayudando a Raisa a desmontar.

Y como si fuera la acción mas normal del mundo, el hobbit cargó a Raisa sobre sus hombros.

—no te duermas, por favor –le susurró

—Cae...lan... -musitó Raisa con la mirada perdida —me duele todo el cuerpo

—resiste, hermanita –le dijo Circe palmeándole el hombro.

Circe le puso la perla Icatzuiro en la mano, y le serró el puño para que no la soltara.

A Caelan le sorprendió que su amiga era tan liviana que ni siquiera le costaba caminar entre los árboles.

—eres noble,, jovencito –le dijo lord Dorian mientras avansaban entre el bosque.

No dijeron una palabra hasta que de pronto, el camino dobló una curva y surgió un manantial de agua tan cristalina, que Circe puso cara de vergüenza al notar en su reflejo que le había salido un barro justo en el centro de la frente, y que su cara mostraba signos muy evidentes del cansancio y la desesperación que había padecido los últimos días.

—sumérgela, pero asegúrate que el agua no le cubra los ojos –le ordenó lor Dorian al hobbit.

Circe lo ayudó a sumergirla, y le quitó la perla de la mano. La niña abrió los ojos de par en par al contemplarse en el agua.

—tranquila, Raisa. Aquí estamos –le susurró Circe sosteniéndola de la cintura para sentarla sobre el agua.

Raisa comenzó a notar que su cuerpo, antes rígido como el cemento, recuperaba su energía habitual en cuanto el agua tocó sus pies. El dolor y la censación de agotamiento extremo iba desapareciendo a medida que el agua la recorría.

Caelan le puso la mano sobre la quijada, evitando que sumergiera la cabeza por completo.

Morlok suspiró aliviado al ver que el rostro de la niña parecía destensarse, y poco a poco el color volvió a sus pequeñas mejillas.

—¡Raisa! –dijo Circe sacándola del agua mientras le acariciaba la cabeza y se aferraba a ella

—Circe? –dijo Raisa entornando los ojos

—¿ya estás mejor? –preguntó Caelan intentando ocultar sus lágrimas tapándose la cara con las manos

—si, ya no me duele el cuerpo.... Pero... ¿dónde estamos? –preguntó la pequeña mirando a su alrededor.

Lord Dorian se presentó y entre el y Morlok le explicaron rápidamente lo sucedido, omitiendo por el momento explicarle que Leya Menedis casi había asesinado a su mejor amigo.

—me cargaste hasta aquí ¡como! –dijo Raisa alhobbit mientras volvían a montar 

en Galerion

—pues... yo.... No tengo idea –le respondió Caelan —la verdad es que eres muy ligera

Circe rió ante la respuesta de Caelan.

—es que cuando quieres ayudar a alguien que amas, no importa si es liviano como una pluma o pesa tanto como un skiggnat –dijo sabiamente lord Dorian

El hobbit se sonrojó ante tales palabras; era cierto. Raisa era su amiga y no estaba dispuesto a permitirque muriera dando su vida por el sin tratar de ayudarla.

Estaba muy contento de que estuviera bien, y mientras los mágicos árboles iban desapareciendo bajo la sombra del atardecer, reafirmó el pensamiento de que de ahora en adelante, se aseguraría de que nada le pasara.

Mas tarde, todos disfrutaron de un almuerzo bastante alegre, y por fin pudieron dormir tras haber estado en constante vigilia a causa de los acontecimientos recientes.

Cuando la tarde abandonaba los terrenos de la residencia de lord Dorian, Morlok se sentó junto a su padre en el gran salón. Era hora de hablar sobre todo lo que nunca había podido hablar, y de conocer lo que para él era sin dudas la incertidumbre misma.

—¿cómo pasó exactamente? –preguntó tras un largo silencio.

Lord Dorian suspiró y su expresión adquirió un matiz sombrío

—tu madre y yo habíamos decidido que debías conocer a tus abuelos paternos, y viajamos al bosque de Secuoyas para reunirnos con ellos. Ella estaba recogiendo agua en el arroyo y te perdimos de vista solo un instante...

Se interrumpió. Aquello era muy duro de recordar, porque su matrimonio se vino abajo unos días después.

Entrelazó los dedos y continuó con su relato, intentando no mirar a su hijo.

—Grase sentía mucha culpa por lo que había pasado, así que nos separamos a las dos semanas. Yo no podía verla a la cara sin pensar en que yo también había tenido parte de la culpa por no estar al pendiente de ti. A partir de ese momento, me dediqué por completo a estudiar la magia curativa e intenté ocultar mis sentimientos para no tener que soportar el dolor que me causaba.

Pero unos meces después, Azazel fue a verme en Amberwin y me dijo que su esposa había encontrado un niño rondando en los límites del Jala Omulhe. Yotenía muy poco, y no pude hacerme cargo de ti, asi que ese día él y yo hicimos un trato. Azazel te cuidaría hasta que cumplieras la mayoría de edad y tuvieras una profesión, y yo le proporcionaría cierta clase de magia que mi familia practica desde hace mucho tiempo. Pero Azazel se aprovechó de que comenzé a escalar en la política, y cuando gané las elecciones para gobernador de Kilimanur, hiso varios desfalcos a la ciudad y yo no pude hacer nada para evitarlo. Residí una carta de la princesa Elina informándome que llegarías a las fronteras de Kilimanur, y cansado de sentirme tan culpable e impotente, decidí exponer al consejo de magos todo lo que había pasado frente a mis narices durante los dos años que he sido gobernador.

Morlok no sabía que decir. La verdad era muy confusa, y sabía que le sería difícil de procesar. Pero había algo que le calmaba la angustia en aquellos momentos, y era saber sobre su madre.

—Grace –exclamó el hechicero mas para sí mismo —ese es su nombre

—si, y te aseguro que su nombre es tan hermoso como ella misma. Tu heredaste sus ojos –le dijo lord Dorian nostálgico —ella tiene una sonrisa que es capaz de hacer que todos mis problemas fueran tan insignificantes

—¿la has vuelto a ver? –preguntó Morlok fasinado y curioso a la vez

—no, pero ahora que te he encontrado, creo que ella merece saber de ti tanto como yo –respondió el gobernante con una leve sonrisa

—la encontraremos, padre –afirmó el hechicero tratando de que sus lágrimas no salieran de sus ojos como cascadas.

¡Lo había llamado padre! Ese había sido el momento mas esperado desde que lo perdió aquél día tan desafortunado. Su corazón por fin había encontrado lo que buscaba, la paz y el alivio de esa culpa tan grande que por tantos años había sentido.


¡holaaa!

aquí les traigo este capítulo tan cargado de emociones. ¿qué les pareció?

si les soy honesta, yo casi lloro mientras lo escribo jajaja

espero que les haya gustado☺️

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