capítulo 8
La semana siguiente transcurrió muy lenta para Raisa. Después de enterarse de que su hermana tenía novio, le costó acostumbrarse a ver a Demian y Celine casi todas las tardes.
Era algo muy extraño para la niña, porque su hermana había dejado de pasar tiempo con ella y eso la ponía triste. Por lo menos, se consolaba contándoles a los hobbits sobre las costumbres humanas y cada que podía, salían a jugar al jardín con Felix.
Los chicos se mostraban felices de que Damien y su hermana pasaran la mayor parte del día con ellos, porque podían aprender más sobre el interesante lenguaje de ceñas que usaba Celine para comunicarse y sobre el basket, deporte que practicaban cada que los padres de las Grant no estaban en casa
El más interesado en esto era Zéphiruz, quien pasaba mucho tiempo con Celine y se divertía contándole como vivía en su agujero en hobbiton.A la joven parecía gustarle su compañía, y aunque el hobbit no comprendiera por que, a Celine le hacía mucha gracia verlo intentar imitar las ceñas que ella le mostraba. Para Circe, era lindo ver como su amistad hacía que el hobbit se volviera menos gruñón y le impresionaba la habilidad que tenía Celine para enseñarle.
No era exactamente bueno, pero se esforzaba.
—la práctica hace al maestro -le decía Caelan a Demian y Circe cada vez que mencionaban el tema.
Desde la cuestión de el chicle y el cabello de Raisa, Bruno y Olivia habían ido a hablar con el director de su escuela, y Morgana no había ido a molestarla más.
A decir verdad, parecía que la aparición de Gladius le había conferido un poder inimaginable a Raisa sobre Morgana y sus amigos.
A la niña le encantaba llevar su cabello corto, porque la hacía sentir como una nueva versión de si misma que no había conocido. Era más valiente, y mucho más dedicada. Incluso, le había pedido a Gladius que le enseñara a usar la espada tan bien como él, pero el hobbit se había negado y le había dicho algo que Raisa no había entendido
—eres valiente, y de seguro podrías empuñar la espada mejor que yo. pero ni tus manos ni tu corazón merecen mancharse de sangre
La tarde del miércoles, Raisa y Caelan habían acordado escabullirse por la puerta trasera para ir a ver a la señora Freeman y preguntarle como iban los preparativos para el viaje.
La encontraron sentada leyendo en su sala, a la luz de una lámpara pequeña. La tarde era nublada, y el cielo estaba teñido de un gris oscuro. No había frío, pero estaba templado y el aire que susurraba en las ventanas y hacía mover los árboles daba una sensación misteriosa al gran edificio con puertas de mármol.
Dentro, la niña y el hobbit pudieron sentarse junto a la señora Freeman y la mujer les sirvió una tasa de café a cada uno
—no hay nada mejor que una tasa de café caliente para una tarde como esta -exclamó Melanie.
—si. ¿hace frío verdad? -exclamó Caelan llevándose el café a los labios
—si, un poco. Tu debes ser Caelan ¿cierto? -preguntó la mujer con una sonrisa
—si, así es. Pero como lo supo -dijo sorprendido el hobbit
—digamos que tengo mis métodos -respondió ella con una risita
—es un gusto, señora Freeman. Raisa me ha hablado mucho de usted. Dice que quiere ayudarnos a regresar a Hobbiton
—el gusto es mío, querido. Pero puedes llamarme Melanie. Y si, los voy a ayudar a regresar a su hogar -respondió la mujer poniéndose Seria de repente
—ahora. Los mandé llamar porque hay algo que tienen que saber antes de que nos vallamos
—saber qué?
—hay alguien que está buscando la forma de evitar que lleguen al bosque de Amberwin y hay que prepararnos para lo peor -explicó la mujer poniendo las manos como si fuera soldado
—¿qué? ¿quién es ¿ -preguntó Caelan un poco intranquilo
—su nombre es Morlok, y es uno de los antecesores de las últimas familias que sobrevivieron después de la batalla de Elicium
—entonces...¿qué haremos? -preguntó Raisa
—nos iremos el fin de semana, y ustedes ban a traer a los demás mañana después de la escuela. Si podemos hacer algo, lo aremos. Pero hay una cosa más que deben saber
—¿cuál? -preguntó Gladius
—Morlok es un hechicero muy poderoso, y podría haber enviar a un espía para reunir información. Ahora mas que nunca tu y tus hermanos deben permanecer ocultos, y nadie fuera de tu familia y de las personas de confianza debe entrar a tu casa, mi querida niña
—está bien, intentaré hablar con mis hermanos. Nos mantendremos a salvo , Melanie -respondió Caelan
—se que si. Ustedes los hobbits son criaturas especialmente rápidas. Solo tengan cuidado -exclamó Melanie con un gesto que denotaba firmesa
Raisa y el hobbit terminaron su tasa de café y le dieron las gracias a la señora Freeman. Se retiraron a la casa de los Grant con las primeras gotas de lluvia de la semana.
Damien y Celine ya se habían ido, así que ambos pudieron hablar con Circe y el resto de los hobbits
—¿dices que hay un hechicero malvado que quiere impedir que nos vallamos a hobbiton? ¿y que podría haber un espía en la casa? ¡esto es el colmo! -afirmó Zéphiruz haciendo comillas con los dedos
—si, Zéphiruz. Eso fue lo que dijo Raisa. Pero no exageres tanto, por favor. Si nuestros ancestros pudieron contra el señor oscuro y derrotaron a las fuerzas que amenazaban a la comarca, nosotros podemos contra un par de hechiceros -afirmó Gladius orgulloso
Si me permiten decirlo, creo que tienen algo de razón, y me parece que ustedes han de pensar lo mismo ¿verdad?
Bueno, primero hay que ver la magnitud de el poder de el hechicero, y así nos formulamos una opinión.Esperen, creo que me estoy yendo por las ramas. Volvamos a la historia
—tal vez tengas razón, pero aún así, hay que ir con la señora Freeman mañana -sugirió Caelan
todos hicieron exclamaciones de afirmación.
—y entonces... ¿qué hacemos mientras tanto? -preguntó Circe, que no había dicho palabra hasta entonces
—pues... podemos leer algo -aventuró Raisa
—¿y si mejor comemos helado? -dijo Zéphiruz con los ojos brillantes
todos negaron
—¿y si mejor cantamos? -preguntó Gladius
—¡si! -aseptó Raisa emocionada —y Circe puede tocar el arpa
—¿sabes tocar el arpa? -preguntó Zéphiruz asombrado
—bueno...pues...si, un poco -respondió la chica poniéndose algo nerviosa
—ella es muy buena -afirmo Raisa poniéndose de pie.
—no es para tanto
—¡pero ganaste el concurso de música de la escuela el año pasado!
Los hobbits hicieron exclamaciones de asombro y felicitaron a la joven.
—no necesitaban saber eso, Raisa -dijo Circe entre dientes
Ella ama tocar el arpadesde que tiene seis años, pero la idea de hacerlo para los hobbits le causabaterror. Ellos son expertos en música y simplemente no se sentía lista para presentarse ante un público tan honorable.
—vamos, no te juzgaremos -aseguró Caelan
Si el lo decía, era por algo. Tal vez si estirara los dedos no le saldría tan mal. Después de todo, si había llevado clases.
—está bien. Pero solo una canción.
—¡genial! Voy por tu arpa -dijo Raisa entusiasmada mientras se dirigía a el armario.
La chica suspiró. Su hermana podía ser pequeña, pero su felicidad al verla tocar era inmensa.
Cuando la niña regresó, llevaba en los brazos una caja de madera con una flor pintada en el centro. Se la entregó a Circe y ella con mucho cuidado la abrió.
Un arpa brillante y de cuerdas finas relució en las manos de Circe cuando la sostuvo y depositó la caja a sus pies
—bueno ¿qué cantamos entonces? -preguntó ella armándose de valor
—¿podrías improvisar? -preguntó Gladius
—si, puedo intentar algo -respondió ella sintiéndose algo más confiada
—entonces tu improvisa, y nosotros cantamos -acordó Caelan sonriente.
Todos asintieron y la chica se preparó para comenzar.
Inició con un rasgueo a todas las cuerdas, y se le ocurrió darle un aire místico a la improvisación, como el de las canciones que solían cantar los ancestros de los tres hobbits que tenía frente a ella.
Los hobbits, se quedaron asombrados. La improvisación adquirió una ligera rapidez y los animó a cantar.
La niña decidió observar, con una expresión relajada y la mirada perdida.
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Bajo la luz de las estrellas
Mi hogar me llama
Y en la negrura de la noche
Se enciende una llama
La esperanza surge
Y el clamor comienza
Por la tierra que havitamos
Nuestra aventura empieza
La luna brilla
Y el amanecer se asoma
Entre las montañas llega
El sol que todo adorna
Le canto a las aguas
le canto a el mundo
a todo lo que florece
y a quienes nos conceden
la fe y el rumbo.
Voy a viajar
Al lejano reino
Y dejar atrás
El fuego eterno
Voy a soñar
Que la paz es vida
Y me ayudará
A encontrar la salida
el día me dirá
lo que es bueno
y la noche me dará
un negro velo.
Y así llegaré
Marchando y cantando
La canción que el cielo
Me ha regalado
Y volveré a creer
En la vida y el mar
Y encontraré el valor
Y la amistad
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Todos aplaudieron, incluida Raisa y su hermana. La improvisación había resultado maravillosa
—¡eso fue increíble! -hacía mucho que no cantaba -exclamó Zéphiruz sonriente
Raisa no lo podía creer ¡Zéphiruz estaba sonriendo!
—yo no me había sentido en casa desde que el portal nos trajo a este mundo. Muchas gracias, chicas. Nos han hecho muy felices -replicó Caelan
Los tres hobbits agradecieron el gesto y las dos niñas los abrazaron.
Ya se les había hecho habitual este gesto, porque habían aprendido que los humanos de este mundo dan los mejores abrazos. Y en especial las mujeres.
El día siguiente transcurrió muy lento para todos en la casa. Los hobbits se fueron a la escuela con las chicas, repartidos como lo habían hecho la vez anterior.
Cuando llegó la hora de ver a la señora Freeman, su madre había salido a hacer algunas compras, y por fortuna, había dejado a la señora Freeman a cargo de la casa.
Cuando ella llegó, hiso una reverencia a los hobbits y ellos la saludaron de la misma forma
—señora Freeman, es un placer conocerla -dijo educadamente Caelan
—lo mismo digo, onorable hobbit. Tu debe ser el menor de los tres ¿no es así? -preguntó Melanie
—si, así es. Y el es mi hermano Zéphiruz. El mayor. Somos los Gamford, hijos de Ildibram -respondió Caelan de forma cortéz.
—yo soy Melanie, hija de Lucas Freeman. Vengo de un país muy lejano como ustedes, y hoy vengo a ofrecerles la ayuda que ustedes han aceptado amablemente -respondió la señora Freeman —ahora, hay que comenzar a prepararnos para lo que sigue.
—¿qué tenemos que hacer? -preguntó Zéphiruz poniéndose cerio.
—muy simple, mi querido Zéphiruz. Deben ser muy precavidos a la hora de hablar con la gente que se encuentren en su viaje. Nadie debe saber que van a el bosque de Amberwin, excepto que sea muy necesario; y por último, recuerden que solo deben usar la violencia si se requiere, y no para buscar problemas
Los hobbits asintieron y murmuraron exclamaciones de afirmación
—¿qué hay de la comida? -preguntó Gladius
—por eso no se preocupen. Tendrán suficiente para llegar a un lugar donde exista vegetación y animales. Bélgica es un país muy grande, y en la ciudad no habrá problemas -respondió Melanie relajando su expresión
—entonces, creo que no falta nada por hacer, excepto empacar -dijo Circe más tranquila.
—exacto, Circe. Nos vamos el sábado, así que estén listos para partir en la mañana -ordenó Melanie
Todos asintieron y la mujer se dirigió a la cocina
—ahora si, ¡hay que comer! -exclamó ella
Todos sonrieron y hubo uno que otro gritito de felicidad.
Mientras tanto, en un rincón muy lejano de los ángeles...
Palacio de piedra se alzaba sombríamente en el crepúsculo. Un hombre alto, delgado y moreno, vestido con una túnica negra y la cabeza cubierta por un sombrero de copa se hallaba sentado en un trono de madera
—balla balla, parece que nuestros amigos están disfrutando de una linda tarde ¿no es así Nix?
El hombre miró a sus espaldas.
—¡Nix! ¡donde estás! -gritó
—aquí estoy, Morlok. Relájate ¿quieres?
Una mujer alta, de tes blanca y de cabello rubio salió de una habitación. Lucía una túnica de color negro, como la de el hechicero, pero con unas franjas blancas a los lados.
—¿relajarme? ¡estoy muy relajado! -respondió el hechicero alzando un puño en el aire
—si, ya veo que si. Por cierto ¿qué me decías? -preguntó Nix
—nada, olvídalo. Parece que nuestros planes ban perfectamente bien
—me alegro por eso. Estaba cansándome de esperar a que esos tontos hobbits salieran de ese agujero que llaman casa
—Nix, esa si es una casa -afirmó el hechicero con una mirada cortante
—bueno, pero fácilmente podría ser un agujero ¿sabes? Pero eso no importa. {El punto es que muy pronto esas niñas y sus mascotas tendrán un viaje que nunca olvidarán
—eso es cierto. Y nos vamos a encargar de eso -respondió Morlok con una risa que contagió a Nix.
Los dos rieron y una especie de rallo espectral calló sobre el palacio.
¡holaaa!
hoy es mi cumpleaños número 16 y estoy muy contenta de poder publicar este capítulo el día de hoy.
Por cierto, la canción que los hobbits cantan en este capítulo es completamente de mi autorí 🌈. Gracias a todos por leera
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