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capítulo 13

Raisa, Circe y los hobbits le contaron a Arlo su misión, y el dragón aceptó ayudarlos con gusto

—mi mamá me contaba historias sobre los hobbits, pero no tenía idea de que existieran -exclamó Arlo mientras cruzaban unas pequeñas colinas

—si, somos muy reales. Pero vivimos en un lugar que nadie conoce -respondió Caelan

—,eso decía mi mamá. La tierra media es un lugar muy grande ¿verdad? -preguntó Arlo muy curioso

—si, bastante. Hay muchos lugares bonitos, como Minastirid, Lotlorian, el río Anduin, Gondor o los puertos grises. La mayoría ya no tienen el mismo esplendor que antes, pero los hobbits más ancianos siempre nos cuentan historias sobre el rey Aragorn y sus asañas con la comunidad de el anillo en los tiempos de Sauron y Saruman -respondió Gladius muy orgulloso de poder hablar al fin sobre su lugar de origen

—parece un lugar muy bonito -respondió Arlo con una sonrisa —Faeri también tiene lugares hermosos, como Oniria o Balmontia

—¿Faeri? -preguntó Zéphiruz

—si. Ese es el nombre que lleva este país -dijo el pequeño dragón

—lindo nombre -exclamó Raisa

—es melodioso si lo piensan bien -alegó Caelan

—los reyes se lo pusieron porque en el Cunebris, que es el idioma antiguo de este país, significa tierra de encanto -explicó Arlo

—eso es muy profundo -dijo solemnemente Circe

—¡lo se! Y hablando de lugares hermosos ¡ya llegamos! -dijo Arlo agitando las alas de la emoción.

Delante de ellos, se alzaba un majestuoso bosque, lleno de árboles frondosos y mucha riqueza.

Las aves, lucían hermosas alas de vistosos colores, y todos vieron criaturas que nunca en su vida habían visto.

Una escolta de mujeres, hombres y criaturas se amontonaron a las puertas de el bosque para recibir a los invitados.

Dos jóvenes, que sin duda debían ser las gemelas Amberwin, dirigían la escolta y los saludaron con corteses reverencias.

Ambas altas, de cabellos rubios y ojos azules como el mar, portaban hermosos vestidos que realzaban su belleza. Una de morado, y la otra de rosa.

—sean bienvenidos al bosque de Amberwin -dijeron las jóvenes al mismo tiempo

Una bandera, con dos franjas azul turquesa y violeta Se desplegó. En el centro, brillaba en verde esmeralda un emblema de una llave dentro de un corazón. Un coro de elfos y hadas entonaron una melodía suave y majestuosa.

—majestades, es un placer conocerlas. Somos viajeros provenientes de el mundo humano, y deseamos su ayuda -dijo ceremoniosamente Circe

—sabemos a que han venido, mi querida Circe. Y estaremos muy felices de ayudarles en su misión. Yo soy Eliana, y ella es mi hermana Elina -se presentó la gemela que vestía de rosado.

—es un verdadero placer -respondió Caelan

—el placer es todo nuestro. Ahora, acompáñennos al palacio -pidió Elina

Todos avanzaron, y poco a poco la escolta se fue dispersando. Los únicos que los acompañaron fueron un grupo de individuos particularmente curioso.

un enorme palacio, construido con la madera más fina y reluciente los recibió. Por dentro, la estancia y sus habitaciones relucían con hermosos tapices de diversos colores.

Los cinco fueron conducidos por un pasillo hasta llegar a lo que suponían que era el salón principal. Adornado con brillantes velas, que titilaban en la inmensa sala, y el piso cubierto con una alfombra de color granate.

—el bosque de Amberwin está muy agradecido con su presencia. Morlok ha sido como una maldición irreversible para nosotros. Pero antes de discutir esos detalles, les vamos a presentar a nuestra corte real -dijo Eliana

Los cuatro individuos se adelantaron, y uno por uno se fue presentando como describo a continuación.

—saludos, amables viajeros. Mi nombre es Carlos, y soy un gigante. No se preocupen, que mi tamaño no les intimide

Carlos, es un gigante de una altura aproximada de 5 metros. Sus manos, tan grandes como botes de basura, reposaban dentro de los bolsillos de su enorme chaqueta de cuero.

—hola a todos. Soy Lucía, un hada de la primavera. Es un placer

A diferencia de Carlos, Lucía es una criatura de no más de cinco centímetros, con alas coloridas como las de una mariposa. Sus diminutas extremidades descansan sobre una cilla, debido a su tamaño.

—yo soy Araline, y soy una elfo. Les doy la más calurosa bienvenida a nuestro amado bosque

Araline, de rasgos hermosos y complección esbelta, viste una toga color esmeralda, con un emblema de una llave dentro de un corazón a la altura de su pecho. Su cabello, largo y brillante a la luz de las velas, está suelto pero perfectamente peinado hacia atrás.

—saludos. Mi nombre es Uriu jayashi, y soy un humano como ven. Vengo de Japón, y sus majestades me han nombrado miembro de su corte. Es un placer conocerles

Uriu es un chico alto, de tes blanca y ojos color avellana. Lleba un kimono de color azul, un obi (faja japonesa) de color dorado suabe, con patrones de hojas, hakama (en este caso un pantalón japonés que se utiliza en ceremonias formales) de color gris oscuro y de dobladillos en blanco. Las zori (sandalias tradicionales japonesas) son color marrón claro, y tienen algunos decorados en verde.

—es un gusto -dijeron los viajeros casi al mismo tiempo.

—y ahora, vamos a servir el banquete, porque tenemos mucho de que hablar -dijo Elina con una encantadora Sonrisa.

—esperen, tenemos que presentarles a alguien -dijo Raisa —el es nuestro amigo Arlo

El dragón se adelantó y dobló las patas e inclinó la cabeza en señal de respeto.

—es un honor, sus majestades

—el honor es todo nuestro, Arlo -respondieron ambas princesas.

todos estaban encantados con el dragón. Incluso, le habían dado una silla para él en la mesa. Esto supuso un gran alivio para él, porque presentía que por fin tendría nuevos amigos.

—ahora bien. Queremos felicitarles por el desempeño que han tenido en este viaje. Sin duda ha resultado toda una aventura ¿no es así? -dijo Eliana

—muchas gracias, sus majestades. Si que ha sido toda una gran aventura -reconoció Gladius

—y dígannos ¿saben algo sobre Morlok? -preguntó Caelan mientras se llevaba a la boca una fruta de su plato.

—bueno, según la historia, Morlok es descendiente de una de las últimas familias que sobrevivieron a la batalla de los dos reinos. De hecho, su madre era la hija de la hermana de el rey Icendel. Se pasó a el lado equivocado y poco a poco se convirtió en un hechicero poderoso.

Su amiga Nix Monshrou, es su única amiga en todo el mundo. La vida nunca le sonrió, porque sus padres murieron cuando ella era muy pequeña, y tubo que quedarse en casa de su tía. Ella nunca la quiso, porque culpaba a la pobre niña de la muerte de su madre, quien era su hermana -explicó Eliana

—y díganme ¿por qué quieren destruir el portal? -preguntó Zéphiruz

muy simple. Cuando la comunidad de el anillo destruyó el anillo único y las fuerzas oscuras fueron derrotadas, mi padre le dijo a Astarot que construyera el portal para ayudar a los hombres de Numenor a restaurar lo que Sauron había provocado en la tierra media. La madre de Morlok intentó cruzar el portal para apoderarse de uno de los anillos que habían sobrevivido. Pero nuestro padre la detuvo. Morlok quiere vengarse de Amberwin por no haber dejado a su madre lograr su misión, y la única forma es destruir el portal y causar un desequilibrio entre la tierra media, Faeri y el mundo humano.

—¡eso es terrible! -exclamó Caelan muy alarmado

—exacto, y es por eso que debemos cellar el portal para siempre -respondió Elina.

—¿podremos regresar a casa? -preguntó Gladius

—si, por supuesto. Ustedes tres cruzarán y lo sellarán desde allá-respondió Eliana

—¿¿pero cómo?

—con el anillo de Brael -respondió Araline —PERO ESO SE los diremos en otro momento

—SI, PORQUE AHORA TODOS DEBEN IRSE A DORMIR. Les EMOSpreparado unas HABITACIONES EN EL PALACIO -DIJO Eliana.

Todos se levantaron de la mesa y Elina indicó a Lucía que acompañara a los invitados a sus aposentos. Subieron por una escalera de caracol y un esplendoroso pasillo, adornado con cuadros y tapices de color rojo los recibió.

—Raisa y Circe dormirán juntas y ustedes tres dormirán en la habitación de enfrente -indicó Lucía mientras doblaban una esquina.

—¿es aquí? -preguntó Circe al ver que el hada habría una puerta

Si, es justo aquí -respondió Lucía muy contenta.

Entraron a una habitación grande, con cuatro ventanas. Un espejo de marco de plata yacía puesto contra la pared de mármol blanco. Una hermosa cama con dosel estaba en medio de la habitación y un enorme armario de un extraño material se apostaba en la esquina de lado derecho.

—¡es muy bonita! -exclamó Raisa muy impresionada

—lo se. Sus majestades la han elegido especialmente para ustedes -respondió Lucía

—¿dónde está el baño? -preguntó Circe

—está al final del pasillo -respondió Lucía

—tienen suerte chicas -dijo Caelan

—no te preocupes amigo hobbit. Su habitación también es bonita -le dijo el hada con una ligera sonrisa.

Todos se desearon buenas noches y Lucía junto con los tres hermanos se retiraron de el cuarto.

—los tres hobbits se sorprendieron cuando el hada abrió la puerta de enfrente. Una habitación redonda, similar a un agujero se mostró ante ellos. Un sencillo mueble cubierto de mantas de ceda se encontraba en el centro, y había unas pequeñas camitas en cada rincón.

ravillado

—la princesa Elina l hiso algunos ajustes para que estuvieran cómodos -dijo Lucía muy complacida

—muchas gracias señorita Lucía -respondió Gladius

—pueden llamarme Luci -respondió el hada sonriendo amablemente

—entonces muchas gracias, Luci -dijo Zéphiruz —puedes darle las gracias a la princesa Elina por todo

—se lo diré. Ahora, si me disculpan, yo debo irme a la cama. Mañana será un día muy ocupado -dijo Lucía yendo hacia la puerta

Le desearon buenas noches y el hada se retiró.

Al día siguiente, los hobbits fueron los Al día siguiente, los hobbits fueron los primeros en levantarse. No era exactamente temprano, pero creyeron prudente no despertar a las chicas.

—¿durmieron bien? -preguntó Carlos a las chicas cuando se levantaron.

—si, bastante bien -respondió Circe

—me da gusto. Por cierto, les tengo muy buenas noticias -les dijo el gigante

—¡que es! -dijo Raisa olvidándose por completo de que estaba en un palacio real.

—la diseñadora de ropa del reino les hiso las vestiduras, y las trajo hace un rato. Sus amigos hobbits deben estar probándoselas en este momento -informó Carlos

—¿enserio? ¡es increíble! ¡muchas gracias! -dijo Circe muy emocionada.

El gigante rio con amabilidad y continuaron charlando hasta que el desayuno concluyó. Las dos chicas fueron a su habitación para probarse las vestiduras, y se sorprendieron al ver lo que les habían traído.

Dos vestidos largos de color azul y violeta, de una tela suave pero muy distinta a cualquier tela que hubieran visto.

Lo más sorprendente de todo, fue que les quedaron a la perfección. Los tres hobbits también vestían los colores del reino, y al terminar de cambiarse, las princesas los llamaron al salón.

Al bajar las escaleras, Raisa vio la puerta de una de las habitaciones abierta. Una luz blanquecina le llamó la atención.

—luego los alcanzo -dijo la nña.

Salió corriendo hacia la habitación y a pesar de los regaños de su hermana.

La niña, llevada por su curiosidad, entró a la habitación y se dirigió hacia un estante que había en la esquina.

Habían libros, una barita que supuso que era mágica, y un joyero de plata. Pero lo que más le llamó la atención, era lo que estaba en el último compartimento.

Un báculo largo y delgado, se encontraba embuelto en una manta plateada. La niña lo desenvolvió y admiró las runas triangulares con algunos adornos curvos que se hallaban distribuidas en él.

Raisa se sintió maravillada por su majestuosidad, y aunque estaba indecisa, se atrevió a tocarlo. Una energía extraña recorrió todo el cuerpo de la niña , y sintió que el báculo estaba algo frío.

Deslizó los dedos por la superficie de el objeto, y este desprendió un brillo dorado al contacto.

—Raisa, ¿qué haces en mi habitación? -preguntó Elina entrando en el cuarto

—su majestad, de verdad lo siento -se disculpó la niña.

La princesa miró el báculo y una expresión de asombro cruzó su bello rostro.

——¡Eliana! ¡Eliana! ¡el magris a elegido a su portador! -gritó la princesa corriendo hacia las escaleras.

La princesa Eliana, junto con la corte real, los hobbits y Circe, acudieron a la habitación de pronto.

—¡Raisa! ¡el magris te ha elegido! -exclamó Eliana muy sonriente

—¿el qué? – exclamó Raisa.

—el magris. Así le llamamos a los báculos en el Cunebris -explicó Elina con una gran sonrisa

—y ¿qué quieren decir con que la eligió? -preguntó Caelan

—este báculo perteneció a Griamor, el primer rey de Abaloria. Como tú, no podía manifestar sus poderes por si mismo, y el báculo canalizaba su magia y la transformaba en hechisos -comenzó a decir Eliana

—por mucho tiempo, el báculo de Griamor a sido reliquia en nuestra familia, porque no ha elegido a nadie para portarlo. Pero ahora ¡tu eres su portadora! -terminó Elina

—lo ven ¡les dije que Raisa si tenía poderes! -exclamó Caelan.

—pero yo no se usar la magia. Ni si quiera se algún echiso -dijo Raisa muy confundida

—eso tiene fácil arreglo. Nosotras te vamos a enseñar a usar tu poder -dijo entusiasmada Eliana.

Todos se dirigieron a el salón para celebrar el acontecimiento. La noticia se extendió rápidamente por todo el reino, y la gente se agolpaba en las puertas del palacio para saludar a la nueva portadora del báculo de Griamor. La niña comenzaba a sentirse abrumada por tanta atención, cuando sus amigos hobbits se la llevaron dentro del palacio para alejarla de el gentío

—gracias. Esto es demasiado -dijo la pequeña jadeando de tanto correr

—si, te entendemos. Por eso queremos mostrarte algo -respondió Gladius muy emocionado

—¿qué es? -preguntó la niña

—ya verás -respondió Caelan subiendo las escaleras.

En el segundo piso, cruzaron el pasillo cubierto de tapices rojos y en ves de ir hacia sus cuartos, doblaron hacia el lado contrario.

En aquél pasillo solo había una pesada puerta corrediza de cristal.

—Lucía, Circe y Araline nos esperan aquí dentro –dijo Caelan abriendo la puerta.

Dentro habían muchos estantes sobre los que descansaban libros de todos los colores y tamaños. Unos más antiguos que otros, de temas de todo tipo.

Raisa se quedó con la boca abierta al verla. Hacía tres días que no leía un libro y se preguntó si las princesas habrían construido esa biblioteca para distraerse de todos sus quehaceres.

—¿creen que podamos estar aquí? -preguntó la niña

—las princesas nos mostraron el lugar cuando ustedes estaban dormidas, así que definitivamente si -respondió Gladius sentándose.

—¿no es hermosa? -dijo Circe

—si, hay muchos libros -respondió Raisa caminando entre los estantes

—¡lo se! Hay tantos que no se por donde empezar -dijo Circe muy emocionada

Raisa fue hasta el final del primer pasillo y vio un libro de cubierta brillante y letras púrpuras.

—creo que yo si se por donde empezar -dijo laniña muy emocionada..

Como el estante estaba muy alto, tubo que pedirle a Araline que se lo bajara.

—este es un buen libro -exclamó Araline entregándoselo a la pequeña —habla sobre la historia de Avaloria y todo lo que debes saber si vas a aprender sobre el bosque de Amberwin

—es muy bonito. Muchas gracias -respondió Raisa yendo hacia una mesa redonda junto a su hermana.

Raisa, Circe y los demás se pasaron un buen rato en la biblioteca, leyendo y charlando para conocerse mejor. Araline y Gladius conectaron rápidamente, sobre todo porque ambos tenían una fascinación peculiar por las plantas. Al poco tiempo, Uriu se les unió y el chico entabló una buena relación con todos desde un principio. Se mostraba sociable y muy curioso a cerca de las costumbres de los hobbits y la vida de Raisa y Circe en los ángeles.

—solemos cultivar las plantas en nuestro jardín familiar, y amamos la comida que prepara nuestro padre -explicó Caelan con una sonrisa

—¿es cierto que ustedes suelen fumar? -preguntó Uriu

—si, pero solo Zéphiruz. Mamá dice que Gladius y yo somos muy pequeños para eso -respondió Caelan

—además, es malo para los pulmones -dijo Circe

—¿los qué? -preguntó Gladius

—los pulmones. Son los órganos que usas para respirar -respondió Circe

–espera... ¿dices que si fumamos nos podemos quedar sin respirar algún día? -exclamó Zéphiruz muy asombrado

—si, exacto. En el mundo humano, es mejor no fumar para no causarte daño en los pulmones -respondió Circe

—yo leí que a la larga podrías incluso perder la voz para cantar -dijo Raisa

—¡qué! ¡eso es horrible! No volveré a fumar en mi vida -exclamó Zéphiruz un tanto alarmado.

—que bueno. Los humanos solemos ser más tercos con eso -dijo Uriu —antes de venir aquí, mi madre me contó que un tío suyo falleció por fumar, porque nunca quiso dejarlo

—tienes razón. Yo también se de personas que murieron así -replicó Circe

—muy mal. ¿por qué los humanos son así? -preguntó Gladius

—todos nos hemos preguntado lo mismo, pero yo creo que es porque tal vez a algunos les resulte agradable fumar. Pero no se dan cuenta de el daño que se hacen a si mismos -refleccinó Uriu

—si, es muy triste. Ojalá que algún día se den cuenta de que está mal fumar -respondió Gladius

—es muy difícil que pase, pero nosotros también lo esperamos -respondió Uriu

La puerta de la biblioteca se abrió, y las princesas Amberwin entraron en la estancia, acompañadas por una hermosa elfa alta, esbelta y de una mística vellesa.

Su cabello largo y plateado, le caía sobre los hombros y lucía una capa color verde esmeralda. Su semblante era muy parecido al de Araline. Pero a diferencia de esta, su rostro reflejaba arrogancia y soberbia.

Al mirar a la joven elfa, Gladius se quedó anonadado por su vellesa. Tanto así, que su hermano menor tubo que darle un punta pie por debajo de la mesa para sacarlo de su ensimismamiento.

—Raisa, queremos iniciar tus lecciones de magia. ¿te parece bien? -preguntó la princesa Eliana

—si, claro -respondió la niña

—¿puedo ir con ustedes? Sería un gran honor acompañar a Raisa en sus lecciones -preguntó Caelan

—si, por supuesto. El honor será todo nuestro -respondió Elina con una ámblia sonrisa

La elfa de cabello plateado tosió escandalosamente y Eliana tomó la palabra diciendo

—¡se me olvidaba! Chicos, les presento a Elwin. Ella es la hermana de Araline y los acompañará a explorar el reino, si así lo desean -explicó la princesa

Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a guardar los libros en sus respectivos estantes.

—es un gusto, Elwin -dijo Gladius tímidamente

—por su puesto que es un gusto -respondió la elfina con una altanera sonrisa.


Salieron de la biblioteca en dirección a las puertas del palacio. Ya no había gente, por lo que fue mas fácil a travesar el patio principal.

—nosotros también exploraremos el bosque, pero de una forma diferente -explicó Elina mientras los demás caminaban en la dirección contraria.

—¡estoy muy emocionada! -dijo Raisa caminando junto a su amigo

—se te nota -respondió el hobbit sonriendo.

 porque lo que viviría no se compararía a nada que hubiera experimentado antes.

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