Capítulo 6: Intento no fallido.
Aike.
Quería cantar y probar que merecía estar en el escenario.
Los demás siempre me han dicho que soy buena persona, gentil, bondadosa. No considero correcto que se me vea como buena persona por perdonar a todo el que se disculpa por dañarme, solo comprendo que algunos tienen arranques y dicen cosas de las cuales se arrepienten.
Una vez me llamaron hipócrita y egoísta por eso. Pero si esa persona se hubiera disculpado, seguramente le habría perdonado.
Y a pesar de todo no tenía amistades, a nadie le gustaba eso de mí, pero no me lo decían. Solo era un "gracias, aprecio tu compresión".
Quizá pensaron que mentía. Quizá pensaron de verdad que era una hipócrita. Pero siempre he sido sincera.
Siempre... o quizás no.
—El ensayo salió muy bien. ¡Estoy segura de que la presentación de hoy irá súper! —opinó Amber desconectando su equipo, haciéndole unas señas a Arlene en la batería.
Arlene movió la comisura de sus labios con molestia, clavando los ojos en mí mientras sus palabras gélidas se dirigían a Amber. Asustaba, una sangre fría y pesada como araña.
—¿Ya nos vamos? —cuestionó, poniendo las baquetas en la mesa auxiliar—. Aylin no llegó hoy. ¿A quién se habrá tirado?
—Sí, ya vámonos. Me urge comprar el equipo antes de las 5 —Amber tomó su mochila, sonriéndole a Mirt, quien la sostenía junto al keytar—. Y no hables así de Aylin. Si quiere andar con alguien no es nuestro problema.
—No le importa lo que digamos. Puedo decir que le gusta, en realidad. —Musitó en respuesta, saliendo por la puerta principal del estudio.
Sus tenis altos se escuchaban en el pasillo, alejándose sin esperar a nadie. La puerta se azotó, dando como última imagen su cabello azul eléctrico con tonalidades moradas ser tragado por la oscuridad.
—Jeje.
—Agh, esta mujer... —los suspiros de Amber iban y venían—. ¿Cómo te encuentras, Aike?
Dirigió su pregunta a mí, ajustando su chaqueta de mezclilla. Articulé una sonrisa tranquila, estirando mi cuerpo y poniéndome de pie. Le dije que me encontraba bien, que solo había sido una mala noche y esperaba poder aprender de eso. Me miró pensativa, mientras recogía las partituras del suelo caoba.
La luz del día apenas ingresaba por el picaporte y era un día caluroso.
—Aike, cualquier cosa que necesites estoy para ti. Seamos buenos amigos, ¿sí? No fue tu culpa el evento de ayer. Nuestros fans siempre han sido pesados, lo sé porque cuando el vocalista dejó de serlo yo traté de cantar en su lugar. ¡Me sacaron a palos las fanáticas diciendo que no querían a una mujer! —Me tomó de las manos haciendo obvias sus uñas amarillo mostaza, sonriendo con picardía—. Un consejo: cuando estés en el escenario, más te vale ver a todo el mundo desnudo. O como cebollas.
—¿Por qué cebollas? —Aguanté las risas.
—Solo las cebollas pueden hacerte llorar. —Respondió como toda una sabionda—, mi hermano siempre lo dice para mandar todo al carajo. Solo mi novio no lo entiende.
El novio de Amber lloró mares anoche tras defendernos.
Amber se retiró a prisas, dejándome sola en la habitación musical y calurosa con Mirt, quien se encontraba haciendo alguna tarea en su computador.
Estaba vestida de hombre, pero él sabía que era todo menos eso. La incomodidad creció como un monstruo a punto de devorarme, haciéndome tropezar con la batería y brincar hacia otro lado con los botines agitados.
—¿Estás bien, jeje?
—¡Ah, sí! Al máximo. Mi eso está... —pensé vagamente, sintiéndome retrasada—. Mi pie. Digo, gracias. No, perdón. ¡Estoy bien, ahhhhh!
Golpeé mi rostro para hacerme reaccionar. Me miró desde su sitio, riendo levemente sin opinar. Sus ojos grises nunca veían un sitio en específico, solo algo sin forma; solo yo sin forma.
Niño/Niña necesita atención psiquiátrica.
Tomé asiento nuevamente junto a la ventana donde él estudiaba, sosteniendo el banco. Me hizo preguntarme si veía con esos nudos en su cabello, sin tener en cuenta su extraña forma de entrecerrar los ojos. Él continuó en silencio, tan solo silbando con el aire que apenas encontraba luz fuera de sus labios. Jugué con mis dedos un momento, luego con el corto cabello tras mi nuca.
Nunca había sido femenina, y ahora tenía que interpretar a un chico. Eso no era algo que yo quería.
Estaba feliz de ser una chica.
—¿Hay algún consejo que quieras darme? —musité, sintiéndome avergonzada.
Que alguien con su voz me diera un consejo era algo que en serio necesitaba.
—Las cebollas, jeje, saben ricas asadas... —respondió, girando su cabeza en mi dirección.
Arrugué el entrecejo, señalándole con el dedo índice.
—Me refiero al canto, superior —mascullé irritada, mirándole con incredulidad—. Tú eres el príncipe de Faded Song, ¿cierto? No sé porque razón habrás dejado el escenario, y no estoy pensando ocupar un lugar que no me pertenece.
Quiero un lugar bajo las luces para mí, no llenar la sombra de alguien más.
Me observó con pensatividad, rayando una sonrisa extraña en su rostro mientras decía su famosa muletilla. Aclaró su garganta, me preguntó si estaba lista, y asentí con nervios. La emoción de escucharlo cantar en vivo recorrió mi cuerpo, devolviéndole energía a mis nervios hasta erizarme la piel.
¡Levanta la voz!
Supe que iba a cantar Losing You, por ello me dispuse a hacerle coro con un hilo de voz.
—How would you feel jeje if I walked up to you one day jeje and ripped your heart out?
Mis emociones se apagaron de golpe, obligándome a abrir la boca para que entraran todas las moscas que quisieran. La desilusión de su triste voz de flojera que sonaba más a un acento extraño en vez de una melodía me cayó como un piano encima, destrozando mis ilusiones.
Lucía todo ido en pesadillas, apenas manteniendo las notas en sus cuerdas vocales.
—How would you feel jeje if I said to you... —se detuvo al ver que bajé la frente con disgusto, haciendo que riera ladeado—. Yo no soy el príncipe de Faded Song, porque solo él tiene esa voz dulce que hipnotiza a cualquier persona, sin importar su género. Jeje.
Que hipnotiza a cualquier persona sin importar quien sea...
—¡YA LLEGUÉ, NO DIGAN NADA! —Gritó Aylin abriendo la puerta de golpe, espantándonos a ambos.
Sus grandes ojos se abrieron en sorpresa. Sus labios tenían un labial aplicado rápidamente, pero sus ojos estaban bien hechos. El vestido negro que usaba le quedaba entallado, pero su delgadez no era tan visible por la enorme sudadera verde militar que llevaba encima. Ató su cabello castaño sin apartar la vista de nosotros, esperando una explicación. Tenía una figura diferente a cualquier mujer: una figura fuera de lo normal, pero ardiente.
—¿Y las demás? —Cuestionó, sacudiendo su coleta y alargando el cuello.
Mirt cerró su computador, riendo. Me sentí incómoda. Había escuchado que ellos dos fueron parte de los primeros miembros del restaurante, y de esa forma solo era "el nuevo".
Me puse de pie, saludándola.
—Las chicas dijeron que irían por unas cosas al centro pero volverían antes de la apertura. —Murmuré, evitando no verme como una molestia.
Hizo una mueca, dándome un beso en la mejilla tras mi apretón de manos.
—Ya veo, corazón... ¿Estaban molestas? De verdad planeaba llegar temprano hoy. Carl no soporta que llegue tarde a los ensayos pero siempre estoy en la apertura.
—Arlene, jeje, siempre está molesta. —Se desplazó Mirt hacia nosotros, tomando la mochila de Aylin para almacenarla con las demás.
—Gracias, cariño —le dio unas palmadas, dirigiéndose a la esquina junto a los equipos para guardar su keytar—. Por cierto, dejé comida en la nevera del departamento que me sobró de esta mañana. Si vuelves antes que yo solo caliéntala.
¿Viven juntos?
Retrocedí más nerviosa, sintiéndome culpable. ¡Demonios! Una de mis reglas vitales es nunca estar a solas con un chico que tiene novia. No debería importar si me ven como hombre, pero él sabe de mí género mejor que el jefe.
Nunca había sido una buena persona, pero los demás me lo gritaban por todos lados.
—¿Ustedes dos...? —Reí con nerviosismo, juntando los dedos índices para referirme a su relación.
Se miraron ambos con sorpresa, carcajeándose por mi actitud.
—¡No, no, no! No lo confundas, cielo. Somos amigos desde hace tiempo, por eso también le di una llave de mi apartamento para comer pero en realidad él duerme en el campus, pero no somos íntimos como crees. —Negaba mientras sacudía su mano, acercándose con un movimiento de caderas—, Aike... Vivo al día de la soltería. Tú eres joven, aprovecha eso. En un abrir y cerrar de ojos tus padres en cada visita te dan cajas para irte sacando a patadas de casa.
—Ni siquiera me dieron mis cosas... —agaché la cabeza, tragándome mis lágrimas como macho.
—¡Ah, no era mi intención...!
—Jeje...
—Mira, mejor ve estos videos de risa que me envió el jefe en la mañana —trató de arreglar las cosas con buenas intenciones, sin saber que las arruinara en sobremanera—. ¿Qué tal una recopilación de la niña "amá, aiuda"?
No, basta... NOOOOOO.
Le dio click al video, cegando mis esperanzas de un futuro libre de esos videos. Esos jodidos videos que hacían reír a todo el mundo, cuando a los seis años comía un helado y caí en una alcantarilla y tardaron en sacarme dos días. Los reporteros me amaban, incluso grabaron popo en mi cabeza o cuando me llené de batido en la presentación de la primaria.
—Me pregunto qué fue de ella, no veo videos desde que cumplió 11 años... —Suspiró Aylin, seguida de otra carcajada al verme caer con música y gritar "AMÁ, AIUDA".
Mejor que no te lo preguntes.
~•~•~•~
La hora de apertura llegó, y menos personas que el día de ayer a pesar de ser sábado. Al inicio eran familias también, pero con el pasar del tiempo fueron reemplazados con jóvenes y algunos fanáticos. Rastreé con la mirada a mi agresora, pero nunca apareció.
Amber con confianza me encargó el sonido, haciéndome sentir tranquila al estar pendiente de los posibles errores. La iluminación bajó y el ambiente se tornó en una laguna en la cual debíamos tocar con fuerza a pesar de la densidad.
El jefe tocaría la segunda guitarra esta vez, de esa forma no se notarían tanto las aperturas.
Respiré profundo, abriendo los ojos frente a las cebollas inconformes que tenía al frente.
"No tienes personalidad", el tipo que me había dicho esas palabras duras se encontraba en la barra, observando hacia mí con una leve sonrisa borrosa.
Rapunzel y Luna servían en el primer nivel, pero Mirt cargaba una charola con algunas bebidas entre el público más cercano. Reía levemente, hasta que las palabras se formaban en su expresión.
"Canta".
La guitarra empezó junto al bajo, haciéndome danzar sobre el escenario con alegría. El jefe me miraba a un lado, con sus lentes oscuros a pesar de estar en el interior y con sus botas vaqueras extrañas. Aylin inició con su keytar, dándonos una señal para entrar.
El ritmo siempre me hacía feliz. Quería que el público fuera feliz también, por eso quise llorar de la alegría al ver el pulgar del extraño Nath y algunas sonrisas de los universitarios.
Tomé aire, poseyendo el micrófono.
Confía en ti.
—How would you feel if I walked up to you one day? And ripped your heart out? How would you feel if I said to you... That's how I feel that you're treating me. That's how I feel that you're treating me.
Quise muchas cosas en la vida, tales como ser millonaria, ir a la luna e incluso robarme una estrella. Comerme al mundo yo sola.
—'Cause how I feel like I'm losing you. Oh, how can that be true? I know you want me too. And how would you feel if I walked up to someone else and ripped their heart out? How would you feel if I said to you... That's how I feel.
Ahora me he dado cuenta de que ni siquiera puedo darle una mordida al mundo y que quiero volver a casa.
—'Cause I feel like I'm losing you... Oh, how can that be true? I know you want me too. Yeah I feel like I'm losing you. Oh, how can that be true? I know you want me too.
Pero no tengo un lugar al que llamar casa. Y por eso es que pienso hacer lo posible por quedarme aquí y comerme el pedacito de mundo que ha estado esperando para mí.
Así que este es el comienzo... el comienzo de mi vida. Aunque solo sean palabras porque quizás no comience nada, tal vez ya comenzó desde la primera vez que abrí los ojos.
—How could you lie to me time and time again? I'm getting tired of everything you said. But I want you anyway...
Mantenía los ojos cerrados, muertos como un tlacuache reaccionando al peligro. Las sonrisas y los ruidos se hicieron presentes como fuegos artificiales, el acompañamiento y las aclamaciones del público que cantaba conmigo.
—Yeah I feel like I'm losing losing you... —cantábamos en armonía, y la guitarra era otro instrumento más de la banda—. Oh, how can that be true? I know you want me too. Yeah I feel like I'm losing you. Oh, how can that be true? I know you want me too.
La letra terminó y la música duró medio minuto más, deteniendo el tiempo para mí. La laguna se había disipado, igual que un cielo claro. Mi respiración pudo descansar y la presión en mi pecho aumentó con energía, dándome la aclamada sensación llamada felicidad.
Género extraño canta exitosamente al segundo intento. El intento no fallido, de muchos más.
—1... 2... 3... —Gritó Arlene, comenzando a tocar la siguiente canción.
Era parte de algo, no completamente, y por eso quería conocer a los miembros de la banda tan misteriosos.
Mirt seguía riendo mientras servía a la muchedumbre que danzaba. Nath iba por otra ronda, mostrando felicidad con un brindis hacia mí en la lejanía. Debería de pensar aún que yo era "un loco sin personalidad".
—As you can see... She hasn't met him yet.
Seguimos Everytime, y con muchas más, hasta que el escenario fue consumido por nuestro esfuerzo y el servicio de Faded Song volvió a las mesas.
••••••••••••••
La primera presentación de Aike ha terminado de manera exitosa.
Espero estén disfrutando esta historia de la mejor manera, y puedan recordarla con cariño.
~MMIvens.
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