Capítulo 34: No somos los chicos cool pero eso está bien.
Aike.
Las personas no hablábamos el mismo lenguaje del amor. Algunas formas de comunicarnos eran similares, más no iguales, y en ocasiones parecíamos no poder hablar el mismo idioma por más que tratáramos de estudiarlo.
No podías dominar ciertas costumbres de nuestro alrededor. Era casi inútil tratar de hablar igual. Pero hacíamos el intento de comprendernos, de amarnos. Porque el amor... Ya saben, siempre trata de comunicarse.
Al igual que el odio. Al igual que la felicidad. Al igual que tú y yo. No éramos los mejores, pero íbamos a intentarlo.
—¡Y se fue, sin terminar de escucharme! —Los llantos de Aylin se entrelazaban con los míos, ahogándonos en las lagrimas detrás del escenario.
—¡Cantaste hermoso! —Lo abracé con fuerza, aferrándome a su nuca al igual que él.
All lloraba por muchas razones, aunque no podía dar una clara por la cual parecía no detenerse. Le dije que sacar todo o terminaría llorando poco pero repetidas veces entre semana. Dijo que eso haría, aunque no soportara las miradas de Mirt, Amber y Arlene curiosos por saber lo que había sucedido.
—Ya no... quería seguir escapando del final... —Pronunció, apartando mis hombros para verme de frente—, huí porque era doloroso estar ahí. Pero ahora sé que me duele más evitarlo.
Sabía a qué se refería. Pasé muchos años evitando cosas de mí por miedo a que no pudiera soportarlas. Me di cuenta de que era más doloroso, creaba una brecha cada vez más difícil de reparar. Igual que una herida que se exponía constantemente a su entorno, infectándose hasta podrirse y dejar que esa parte del tejido muriera.
Aun le temía, pero estaba tratando de hacerla sanar. Iba a ser doloroso por el momento, pero en algún momento dejaría de doler y la cicatriz me probaría que fui lo suficientemente fuerte para afrontarlo en lugar de huir con la sangre escurriendo.
Estoy orgulloso de Aylin.
—Yo también le di cierre a Stella —murmuró Arlene, arrastrando un banco para sentarse debajo de las luces blancas junto a nosotros—. Y decidí dejar de donarle al viejo orfanato porque desde hace tiempo dijeron que ya no necesitaban mi dinero. Lo voy a guardar para mí.
—¿Cómo que le pusiste cierre? —Amber se centró solo en eso, golpeando sus cachetes mientras recargaba su espalda en el sofá del vestidor.
—La mandé a encarcelar.
Incluso Mirt permanecía en la entrada con una boca semiabierta, todos tratábamos de asimilar sus palabras como peces fuera de la pecera. Arlene juntó las cejas irritada, jugó con su mechón para hacernos esperar de forma intencional.
—Solo la denuncié —dejó escapar el aire, aunque nosotros no pudimos apartar la expresión de sorpresa—. Vale, admito que de cualquier forma se escucha mal. Fue una especie de cambio de bienes. No le hacía bien a nadie, aunque me cueste admitirlo.
Amber nos observó de reojo, cuestionando el estado mental de Arlene en esos momentos. Aylin y yo extendimos los brazos, diciéndole que se nos uniera. La baterista se carcajeó, con fuerza se puso de pie para lanzar golpes a nuestras espaldas y dijo que volviéramos al trabajo.
—Esperaba que nos golpeara. —Sonreí ladeado.
—Yo también. —All se encogió de hombros, pasando sus manos sobre las mías para que ambos nos pusiéramos de pie.
Nadie obligó al jefe a cortar mi salario pues dijeron que hacía más de lo que debía, inclusive le recomendaron que me pagara más. Arlene dijo que solo trabajaría en Faded Song unos meses más por cuestiones personales y Aylin nos habló sobre comenzar a cantar para otra banda.
—Amber, lo de la cámara... —Le susurré, deteniéndome con la charola en mis manos junto a la cocina.
—¡Oh, sí, yo te la vendo! Hace tiempo que no la uso así que solo ocupa espacio —me mostró su gran sonrisa, zarandeando su cabeza con mechones de cabello delgado—. Te la entrego en el apartamento.
Quiero comprar una cámara y comenzar a reportar mi vida.
—Gracias, eres una diosa. —Le hice ojitos de emoción, corriendo ante la campana que tocaban las cocineras para hacerme recoger el pedido.
Poco a poco, esos días en Faded Song había comenzado a fijarme más de lo normal en mi entorno. Reconocía rostros de los clientes habituales, podía percatarme de cuando Sade repetía los mismos chistes, los discos en el techo sonaban uno por uno en mis audífonos. Eran melodías de todo tipo, desde grandes éxitos hasta música que desconocía. Como pasatiempo decidí coleccionar cada canción nueva que colgaban los clientes donadores y mis compañeros de trabajo.
—Así que toda la música clásica es tuya. —Balbuceé, observando el nombre Beethoven pintado con acuarelas que se hallaba en la barra, brillando por el cristal que le recubría.
—Sí, jeje, suelo calmarme. —Mirt me arrojó el trapo húmedo para limpiar las marcas de los vasos que sudaban por los hielos.
—Quisiera colgar un disco también. —Murmuré, estirando mi espalda contra la madera rojiza que se extendía debajo del alcohol.
—Deberías pedirle a Carl, jeje, el permiso. Te presto óleo para que lo decores, je. —Se inclinó a mi lado, recogiendo sus brazos hasta abrazarse sobre la camisa verde.
Lo consideré seriamente, perdiéndome con la vista entre los borrachos frente a nosotros a pesar de que eran las 9:30 de la noche. A algunos se les subía el alcohol rápido, se reían con las caras rojizas y le coqueteaban a Mirt a esas horas. Aylin siempre me enviaba a limpiar la barra para asegurarme de que no se sobrepasaran de alguna forma.
—¿Has hablado con Nath?
Elevé la boca con sufrimiento y achiqué los ojos de forma incómoda. Mirt se carcajeó, diciendo que mis expresiones siempre eran demasiado sinceras. Me sentía avergonzada por mi actitud, traté de desviar la plática al tararear la canción de fondo y mover mis hombros en un baile extraño.
—Eres tan lindo. —Las dos chicas que tanto me apoyaban entintaban dulces sonrisas en la orilla del bar.
—No, no hemos hablado. —Suspiré con susurros a Mirt, elevando la mano para saludar a las clientas de lejos.
—¿Murió para ti, jeje?
—Nadie muere ni tiene que morir para mí.
Me había resignado al típico "las cosas pasan por algo". Yo sabía por Anacleto que a Nath le estaba yendo de maravilla. Espectacular en sus estudios, su relación familiar y sus amigos. Me hacía feliz saberlo, aún si él no quería volver a verme o contactar conmigo. Estaba bien, yo estaba orgullosa, y sí él la pasaba bien yo también lo haría.
—Extraño al señor cigarros de manzana. —Apreté con más fuerza el entrecejo, frustrándome por no haberlo visto en casi un mes.
—Yo no, jeje. Es mi compañero de dormitorio en la universidad, je, así que lo veo diario —me recordó que iban a la misma universidad con una sonrisa, al igual que las cosas buenas que salieron a brillar debido a mis mentiras oscuras—. Se ha disciplinado bien, ya se duerme temprano.
Giré el cuello para apreciar las manecillas del reloj verde neón detrás de nosotros, asegurándome de que no faltaran menos de 15 minutos para que preparáramos el escenario y tocáramos ese fin de semana. Reparé en Mirt, levantando mis dedos para recorrer sus labios y hacerle la pregunta del millón.
—¿Por qué dices "jeje" aunque no estás drogado? —Enserió su rostro ante mi pregunta.
A veces lo miraba ladeado, en las nubes y con los ojos al revés. Su sonrisa alegada y sus ojos que brillaban como dos cuencas transparentes. Trató de sostenerse de mi hombro para responder mis dudas con un sonido agudo.
—Mi madre, solía reírse así a menudo y me encantaba. Hacerlo me hace sentir un poco más cerca de ella.
—¿Falleció?
—No, recuerda que no soy de este país —me mostró su mueca—. Ella no vino conmigo hace años. Estoy solo desde entonces, no ha vuelto a saber sobre mí ni lo que me pasa. Quisiera volver pronto.
—Tienes que volver por ella, Mirt. —Reposé mis mejillas sobre las suyas, dándole una palmada en la espalda para evitar que se encorvara y me permitiera salir de la barra.
—Jeje, tienes razón. Tengo que volver cuando me gradúe. —Elevó un vaso de cristal al aire, golpeándolo con su palma para hacerlo girar y clavarle la rodaja de limón.
Amber me hacía señas desde la esquina oscura detrás de los telones. Aceleré el paso para asegurarme de que el sonido estuviera bien. Aylin a mis espaldas trataba de meter mis brazos en una chaqueta, insistiendo en que necesitaba algo brillante.
—Vamos a cantar la canción, eh. —Arlene hacia unos pasos rígidos detrás de nosotros, golpeando sus baquetas contra una pared.
—La "canción", sí. —Amber sacudió su falda alrededor de la baterista, brincando entre los cables.
—La canción de los marginados. —All se carcajeó, dando pequeños golpes en mi espalda para mí distraerme del equipo.
—Es como del 2013. —Me burlé con una sonrisa.
También me di cuenta de que en ocasiones todos compartíamos los mismos gustos. Era agradable, me sentía cómoda en el trabajo recientemente. Escuchando como Amber divagaba en fantasías sobre casarse en un futuro y Aylin hacía bromas junto a Arlene.
—Pueden subir. —Les informé, consiguiendo que me tomaran la palabra de inmediato y se escalaran al escenario para tomar su equipo.
Oí la bienvenida a todo pulmón de Amber. Habló sobre un loro muerto, pero las personas se rieron de su forma retorcida de hablar. Esa chica era increíble, o al menos mantenía eso en mente hasta el último momento.
Sostuve el micrófono inalámbrico, dando pequeños saltos preparado antes de saltar al escenario con un grito. Al frente se extendían los bebedores y quienes aún comían sus cenas después de largas rutinas semanales. Estiré mi brazo, sacudiendo la chaqueta para mostrar un saludo que casi me hacía tropezar.
La batería comenzó junto a la guitarra y el bajo, dándome tiempo para conectarme y aclarar la garganta.
—Nunca he sido el chico increíble. —Murmuré—, she says I'm walking in a straight line. That's not really her style.
Sentí un golpe al pasado, volviendo a los días de la adolescencia en donde todos los miembros de Faded Song éramos nada llamativo. El tiempo donde lloraba por no poder adaptarme como una chica cool y no poder seguir el paso de los demás,
—And they all got the same heartbeat —me encogí de hombros, presionando mi diafragma con la guitarra—. But her's is falling behind.
"Recuerdo que en ese tiempo sólo conocía a Marshall y a Mirt, siempre sentí que me quedaba atrás. Quizás porque no pude darle un cierre a mi adolescencia quería seguir viviendo así hasta ahora", repetidas palabras de Aylin llenas de muecas desalentadoras. Le sonreí de reojo al recordar lo mucho que a él le gustaba esa canción.
Debería estar más orgulloso de sí mismo. El público lo adora aún en el fondo.
—Nothing in this world could ever bring them down —por inercia estaba bailando de un lado a otro, manteniendo el micrófono en la punta de mis dedos mientras sacudía mi pierna—. Yeah they're invincible and she's just in the background.
Amo esta canción, en verdad. Gracias 2013.
—And she says —aparté el micrófono de mi boca para permitir a los clientes cantar al unísono la popular canción—. I wish that I could be like the cool kids. 'Cause all the cool kids, they seem to fit in. I wish that I could be like the cool kids. Like the cool kids!
Veía emoción en los del frente, gritando la canción en vez de cantarla. Sabía que la mayoría eran aún estudiantes, sabía que todos concordábamos de alguna manera con la canción. Incluso los chicos que lucían cool podían no sentirse así.
Igual que Nath en ocasiones.
—He says I'm talking with a big smile. —Murmuré, rodeando con la vista los brazos elevados hasta el fondo.
Su cabello decolorado sin algún color que lo cubriera se encontraba al fondo, elevando la mano también como una especie de saludo junto a Anacleto. La sonrisa en mi rostro no pudo contenerse.
—But they haven't got a clue. —Mi voz se agudizó, causando un golpe en mi espalda de Amber para que no cambiara mi voz en ese momento debido a la felicidad.
Maldita sea, ustedes lo sabían.
Las rsillas de Aylin's mi izquierda los delataron. Quería cantar con fuerza para Nath, decirle que era un chico increíble por el solo esforzarse para ser un chico cool, una cuestión relativa. En serio lo lamentaba.
—Yeah, they're living the good life —moví mis hombros como un infinito, siguiendo las palpitaciones de las bocinas—. Can't see what he is going through.
Nath trataba de abrirse paso junto a su amigo para llegar al frente. No lucía en extremo contento pero al menos mantenía una sonrisa cuando cruzábamos vistas, quizás de hallaba un poco incómodo. No, no era un quizás, era una realidad.
—They're driving fast cars but they don't know where they're going —alargué la palabra con mis dedos formando un ademán para indicarme dónde subir la voz—. In the fast lane, living life without knowing.
Redirigírtelos el micrófono al público, escuchándolos cantar el coro junto al chico cool del centro.
—And he says, I wish that I could be like the cool kids. 'Cause all the cool kids, they seem to fit in —voz sobre voz, llegando al micrófono aunque el sonido del resto era más fuerte que la bocina—. I wish that I could be like the cool kids. Like the cool kids. I wish that I could be like the cool kids. 'Cause all the cool kids, they seem to fit in. I wish that I could be like the cool kids, like the cool kids.
Dejé que continuaran cantando, la música retumbando detrás mientras daba unas palabras que nadie me había pedido pero quería dar de alguna forma.
—Nunca fui un chico cool —pronuncié velozmente, sin poder apartar la vista de Nath—. Tampoco estaba seguro de lo que significaba serlo. Pero ahora me siento más increíble por no serlo, solo ser yo. ¡Lo siento!
—And they said —elevaron la voz, siguiendo la letra—. I wish that I could be like the cool kids, 'cause all the cool kids, they seem to fit in. I wish that I could be like the cool kids, like the could kids.
Nathaniel Enka pasó a mi vestidor para charlar conmigo. Lo primero que dijo fue "compré una hamburguesa, como la que te habían robado aquel día en el centro comercial". También me dio uno de sus nuggets aunque le gustaban mucho y poco lo compartía. Aylin me cubrió para dejarme cenar con él detrás del restaurante.
—¿Eres transgénero? —Cuestionó, bebiendo su refresco que escurría alrededor del cartón.
—No, estoy cansada de las etiquetas. —Aclaré, dándole una gran mordida al pedazo de carne que se asomaba.
—Se te ven bien las camisetas de cuadros. —Sonrió, lanzando un golpe a mi hombro.
I wish that I could be like the cool kids.
—¿Por qué viniste a verme? —Solté la pregunta que me carcomía en silencio, dejándola al aire mientras observábamos juntos la sucia pared alta que se extendía en la noche,
—Te agradezco por los cambios que hice en mi vida. Me apoyaste como nadie y en verdad te aprecio por eso —giró su sonrisa hacia mí, tomándome del brazo con fuerza para decir lo siguiente—. Y te quiero demasiado, sin importar quién eres o cómo te identificas. Estoy feliz de haberte conocido.
—Lo siento por todas mis mentiras. —Resoplé, metiendo el trozo de hamburguesa a mi boca para poder abrazarlo con ambas manos sin poner mis dedos sobre su ropa.
—Eres una persona increíble. —Murmuró, encogiendo su rostro sobre mis hombros.
Like the cool kids.
—Entonces no tienes pene.
—Hablemos despacio.
• • •
Sí, Nath, tienes que hablar muy despacio con Aike para que se pongan en contexto. Enka va a asimilar muchas cosas a partir de ahora.
¡Sí, es viernes, tengan un lindo fin de semana! <3 NOS LEEMOS PRONTO.
~MMIvens.
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