Capítulo 31: Levántate, hazlo por ti.
Arlene.
Quería pensar que no lo merecía. No merecía nada de lo que me pasaba en vida. Las cosas eran difíciles, las traiciones me dolían, mis acciones no tenían control y mi propia forma de pensar era repugnante. No merecía tanto dolor.
Y no merecía la tristeza de saber que en realidad yo era quien no merecía la vida. Porque, solo no la entendía, tan bella y desgarrante a veces.
—En ocasiones siento que llevas una doble vida, ¿sabes, Arlene? Es como si solo fueras neutral conmigo, aunque con tus amigas eres tan alegre; no conozco ese lado de ti aunque dices quererme —recordaba la viva imagen de Demian fumando un cigarrillo con su bota sobre mis piernas, ambos recostados en la cama, dejando que las cenizas cayeran sobre su guitarra Fender eléctrica hasta resbalar y calentar el suelo antes de lucir como solo polvo—. Pero lo peor de todo es que estás triste. Y no puedes mostrarme ese lado porque las cosas se vuelven incómodas, tampoco puedes hacerlo con tus amigas porque no tienen esa imagen de ti. Arlene, lo siento, ja, ja; pero estás bastante sola fingiendo que no te molesta no ir a la universidad o cambiar el mundo.
—Llamémoslo triple vida. —Aplasté su rostro con mi almohada hecha de ropa vieja, deseando asfixiarlo por los malos comentarios que hacía sobre mi personalidad.
Era violenta, envidiosa, una mentira. Una composición robada de alguien más porque yo carecía de gracia. Era el deseo de serlo todo pero no poder llenar mis propias expectativas.
A los 5 años pensé que sería millonaria.
—¡NO RESPIRA! ¡¿POR QUÉ CARAJO NO RESPIRA?! —La garganta se me quemaba, sentía el nudo ácido en mi cuello como si fuera a escupir algún órgano importante debido al terror que me consumía; estaba estallando y estaba sola fingiendo ser alguien quien no era.
A veces quería que vieran como me consumía por dentro. Era patética, la única que me veía era yo misma.
—Carajo. —Pateé la pared, recibiendo una mirada amenazante de Sade.
—¿Puedes tratar de no romper nada solo porque estás molesta, cariño? El salvajismo no lleva a ningún lado —Sade sacudió la cabeza en forma de desaprobación, estirando sus manos por la barra de comidas para tomar un pedido—. ¿Puedes lavar los trastes? Se nos están acumulando.
—Yo no lo lavo los trastes. No es mi responsabilidad, solo estoy esperando a que sirvas los otros platillos para los pocos clientes de afuera. —Me encogí de hombros, tronando mi espalda con un ligero impulso hacia al frente que estiró mi camisa verde del uniforme.
—¿Y quién lo va a hacer, eh? Ya nos malacostumbraron —oí su sermón mientras me hacía señas para que me apretara de su espacio en la cocina—. Al menos tira la basura. Aike era el doble de trabajadora que tú y aún no ha vuelto por culpa tuya.
—También limpiaba los baños. —Recalcó Aleshka al otro extremo, no sabía callarse aunque la miraba con irritación.
—No mencionen su nombre cuando yo esté cerca, ¿sí? —Chasqueé la lengua aunque el dolor de mandíbula por el estrés se incrementó. Suspiré agotada, recargando mi espalda junto al estante de ingredientes secos—. No es culpa mía que se haya largado a quien sabe dónde hace unos días. Ella estaba mintiendo y ganando el dinero que incluso ustedes merecían más.
—No, cariño. No vengas con esas excusas solo porque eres egoísta —Sade alzó la voz, arrojando la esponja con jabón al suelo antes de dirigirse a mí con el dedo índice envuelto por los guantes amarillos que contrarrestaban su piel oscura—. Esa mujer cantaba, cerraba el lugar, sacaba la basura, limpiaba baños, lavaba trastes y ordenaba tu habitación los días que trabajas por las tardes. No vengas acá con tus mierdas a decirme que no merecía nada, porque se estaba matando en trabajo y se encerraba en la cocina para llorar mientras me explicaba que no le daban trabajo en otra parte. ¡Era una chica, era como tú, ¿por qué la desprecias?!
Esperaba que ellas estuvieran de mi lado al enterarse del género de Aike, pero fue un efecto contrario. En realidad la amaban, era la linda compañera de trabajo a la que nadie podía odiar. Me sentía repugnante, yo era la compañera odiosa.
Me costaba entenderlo, incluso temía que en realidad yo fuera la persona cruel, la que que no terminaba de hacer las cosas de forma profesional, la que no llegaría a ningún lado y que solo odiaría eternamente a cualquier persona que fuera mejor que ella.
—¡¿Por qué te compadeces de ella y no de mí?! —Grité, haciéndola verme aterrorizado por las lágrimas que emanaban fuera de mi rostro.
—No sé qué carajo piensas, Arlene. Yo ni siquiera te conozco lo suficiente como para compadecerme de ti. —Masculló, regresando al lavaplatos mientras le extendía algunos cubiertos a Aleshka para que sirviera los platillos.
No podía decirles "oigan, se murió mi ex después de engañarme", "mis padres no me pagaron la universidad", "dejé la escuela" o "mi actual novia me engañó". Era apelar por lástima, era repugnante de mi parte.
—Yo solo... —Murmuré, conteniendo mi egoísmo en el puño de mi mano izquierda.
—¿Pueden callarse un jodido minuto, perras? —Amber irrumpió detrás de mí en la entrada de la cocina—. Están gritando como locas y aunque no hay muchos clientes es obvio que todo se escucha en el silencio. Voy a tocar un rato el bajo, pero ni siquiera recuerdo cómo poner el sonido ese de ambientación que solía configurar Aike.
—Era una composición de ella, la ha de haber dejado en el apartamento.
Todas giramos en dirección a Aylin, quien llevaba el cabello recogido y poco maquillaje en su rostro. Explicó que le había compuesto para Faded Song porque le gustaba hacer esa clase de mezclas, también dijo que se sentía mal por no defender a Aike pues ella en realidad trabajaba demasiado.
—No es como si fuera nuestra culpa, ¿sabes? —Mascullé, tragando el amargo recuerdo de Nath llorando y Stella maldiciéndome.
—No la defendí porque estaba molesto con una situación ajena a pesar de que ella merecía una apelación a su favor. —Aylin se cruzó de brazos, abriendo la puerta baja de la cocina para adentrarse con Amber y hablar.
—Nosotras ni siquiera estábamos aquí. —Objetó Sade—, Mirt me contó. Pero Carl está desesperado, no va a encontrar un sustituto a tiempo si no resuelve las cosas con Aike. Aunque dudo que ella quiera volver. En fin, extraño a ese chico, era bastante gracioso; ojalá esté bien.
Aleshka tosió un poco, entregándole una charola a Aylin para que le sirvieran a la pareja que quedaba en la mesa cuatro. La barra estaba más llena que el área de comida. Dentro de la cocina nosotras seguimos charlando.
—Aike volvió a su casa esta tarde. Yo la estaba hospedando porque no sabía a donde quería ir. —Explicó la rusa, confundiéndonos—, le pedí la dirección por si acaso. Espero que haya comido.
Suspiré tranquila al estar segura de que estuvo con Aleshka esos días, aunque la preocupación de que Aike en realidad no tenían ningún lugar al cual volver era angustiante. Aunque lo negué, en realidad había escuchado sus conversaciones con Amber en el apartamento sobre haber sido echada de su casa.
Aleshka tomó el bote de basura, diciendo con claridad que iba a tirarla. Sade vigiló el acompañamiento que se hervía antes de ser refrigerado. Amber mantenía aún la vista sobre mí, queriendo decir aunque no hallaba las plantas para comunicarse conmigo.
No me importa lo que digas. En este momento, si hablas seré la única responsable.
—Si pudiera ver a Aike ahora, ¡yo le dedicaría Johnny Boy! ¡Se lo merece en grande! —Juró Amber con la mani en alto, susurrando que se arrepentía de haber discutido ese día también.
Rodé los ojos, recibiendo una mirada desaprobadora de la castaña. Aylin volvió a la cocina cuestionando la canción que Amber quería dedicar. Fue cuando la pequeña procedió a aclarar sus razones.
—Me recuerda a mi hermano mayor —Amber tomó un banco junto a mí, estirando sus dedos para comer un poco del resto de papas fritas que quedaban en la isla—. Él nunca me lo dijo de frente, nunca creyó que era necesario. Solo, hubo un largo periodo en el que se encerró y no quería enfrentar nada. Aike me recuerda a él aunque sus personalidades son en extremo distintas. Aike es sonriente, torpe, amable y siempre halaga todo lo que ve moverse. Aike lucía angustiada también pero ni era algo que hablara. A veces no lo esperamos, quizás estaba pasando por momentos dolorosos pero como no somos ella nunca sentiremos lo mismo. El chico Johnny está en muchas personas, preguntándose cuándo será el día en que acepten su abatimiento y se encierren.
La canción trataba sobre el esposo perfecto, el que nunca había fallado, de quien desconocían sus pensamientos o lo que sucedía detrás de sus ojos o sobre su garganta. El chico que un día entendió que lo necesitaba, en el que decidió encerrarse por su depresión y fue señalado por el mundo. El que merecía medallas por ser bueno pero no las recibía, el que estaba perfectamente capacitado para arreglar una silla o solo cantar.
A veces quería ser el chico Johnny, pero él era tan perfecto a pesar de su dolor que compararme con él me hacía sentir mal.
Quiero ser así de dulce, lo más compasiva para dejar de envidiar tanto.
—Supongo qué hay en todas partes, el chico al que el mundo dejó tirado. —Aylin sonrió, pidiéndole a Sade un vaso de cristal en el fregadero para tragar agua.
—Pero Aylin, tú tienes a Mirt. Arlene, tú me tienes a mí —Amber apoyó su mano sobre mi pierna, haciéndome recordar que en realidad ella era una gran roomie—. Pero personitas, Aike está allá fuera. ¿Tiene amigos, alguna vez vieron a alguno? ¿Tiene familia esperándolo? ¿Ya no tiene a Nath, cierto? Mi hermano estaba tirado, rodeado de sus mejores amigos. Pero es noche, y esa persona está tirada en quien sabe donde sin nadie.
Por un momento tuve esa imagen en mi mente. Nunca la había experimentado. Comencé a pensar más allá de lo que era mi propia vida. Podía imaginar a Aike, sentado o sentada sobre una calle, preguntándose cuándo volvería lo que sea que perdió. No había vivido lo mismo que ella, no sabía ni qué era la depresión más allá de la tristeza, pero quizás la compasión era poder buscar semejanza con un profundo dolor en mi vida.
Yo llorando por la muerte de alguien con carne y huesos, ella llorando por haber perdido parte de su ser. Lo imaginaba, gritando, preguntándose porqué lo habían dejado tirado en el suelo siendo tan irrelevante para la sociedad. Cuestionando porqué decir "tengo depresión" en voz alta era tan vergonzoso.
—Se tiene a sí mismo. A veces solo queda eso. —Aylin combinaba agua con vodka.
Me puse de pie, apartando un mechón azul ora ver a través de la luz que pegaba directo sobre mi cabeza. Les dije que me marchaba. Nadie me detuvo aunque para que terminara mi turno solo hacían falta 15 minutos. Corrí a la parte trasera por Aleshka y pedí la dirección de la vieja casa de Aike.
Quería asegurarme de que estuviera bien, de que alguien la recibió. Independientemente de su género, por primera vez tuve el impulso de buscar a alguien y pedirle que habláramos. No era un amigo mío, no era alguien con quien tuviera relación, pero me agradaba y yo mejor que nadie conocía el infierno de estar sola a veces.
He stays home from work this time. He never really told his wife.
La música se escapa de mis audífonos para ingresar a mis oídos. Había tomado un autobús nocturno, aunque ni me sentía insegura pues estaba acostumbrada a tomarlos. En mi mente, la adolescencia que había vivido seguía allí. No quería dejarla ir pues eran recuerdos doloroso que me impulsaban para seguir de la forma ruda en que era.
He never really told a lie.
Mientras el autobús traqueteaba con nosotros dentro, la pantalla de mi teléfono se iluminó. Era el mensaje de Stella, disculpas incesantes por no saber cómo lidiar conmigo. Envió su dirección también, rogándome que viniera pues me iba a esperar hasta el amanecer.
—Debo subirme al otro autobús... —Suspiré, poniéndome de pie para bajar en la siguiente parada y aún poder alcanzarla.
But this time he decides that it's alright.
—It's alright. —Murmuré, observando la pantalla quebrada de mi celular que aún brillaba por el mensaje de aquella chica.
Volví a tomar asiento con cierta molestia en mi movimiento. Comencé a morder mi propio labio, me estaba torturando para encontrar la mejor solución. Si le respondía en ese momento caería en lo mismo. La perseguiría, pero ya estaba cansada de perseguir a personas que están acostumbradas a huir.
Demian, lamento haberte hecho correr.
No one really knows his mind. And no one knows behind his eyes. The man deserves a medal but he's never really won a prize before.
—Te envío la ubicación para... —Apreté los ojos ante los audios que yo estaba enviando—. Es la ubicación actual de Stella. Michael, por favor, no la dejen suelta.
Solté el botón para dejarlo enviar. Mike estaba activo, aunque vio mi mensaje minutos después. Me agradeció sin cesar, no le respondí pues ya era hora de que bajara del autobús para adentrarme a la zona.
He goes to lock the door. He is falling in love. He knows it's enough and the world looks down and frowns.
No era capaz de empatizar con las personas que después de una perdida o algún evento doloroso se encerraban. Quienes cerraban la puerta para estar solos y refugiarse. Yo era del tipo que rompía la puerta para escapar de allí. Aike se sentía como un niño que corría a encerrarse en su habitación mientras lloraba.
Get up Johnny Boy. Get up Johnny Boy.
Las calles eran amplias, la mayoría de las casas se teñían de blanco hueso iluminadas por las luces amarillas de las calles. Algunos jardines eran en serio lindos, decorados con gnomos y letreros que hablaban sobre las unidas familias que vivían allí. Pensé que sería genial tener un jardín decorado así, incluso tuve ganas de plantar algo.
Seguí buscando el número de la casa que me habían dado, aunque no alcanzaba a leer todos por la oscuridad. El único sonido a esas horas eran mis botas, y algunas campanillas de veladores. Me quité los audífonos para dejarlos colgando sobre mi hombro, la música era lo suficientemente fuerte para que la escuchara así en medio del silencio.
Get up 'cause the world has left you lying on the ground.
No creí que fuera la casa indicada. El número estaba casi oculto en una de las paredes pero en el jardín solo había hierba creciendo en todas direcciones y un cartel de embargado clavado en el centro. Las luces apagadas, la madera abollada, Aike recostado en el umbral sin hacer nada.
Recostada.
—¿Aike? —Alcé la voz, esperando que girara a ver.
You're my pride and joy. You're my pride and joy.
—Lo siento. —Escuché su murmullo, sus ojos giraron como dos cuencas tratando de perseguir la luz en mi dirección.
Mis piernas no recibieron la señal de mi cerebro de detenerse y esperar. Mi mochila fue arrojada al suelo, mientras mis pies se arrastraron por el camino de piedras hasta que mis rodillas se azotaron contra la madera donde ella se hallaba acostada. Tenía lágrimas secas en las mejillas, su rostro clavado en la madera que le impedía ver el cielo y su rostro contraído.
Get up Johnny Boy because we all need you now. We all need you now.
—Está bien. Está bien —puse mis manos contra su rostro, aflojando su mirada que se cubría por la sombra del lugar donde escogió tirarse—. No te disculpes. No lo hagas.
—Todos necesitan una disculpa... —Respondió con dolor, como si comprendiera lo bien que hacía sentir a veces un lo siento mucho.
—Perdón. —Solté, posando mis manos sobre su nuca para separar sus orejas del suelo frío.
Someone said "where you going?". Someone said to you, "goodbye".
—Debí darte tiempo. Debí hablarte en privado y hacerte entrar en razón —impulsé su espalda para hacerle reparar en mi posición—. No debí gritar esas cosas tan horribles, no atacar aquello. No eres un payaso, fue una idiotez.
—Perdón por no haberte dicho sobre Stella. Tenía miedo de lastimarte. —Exclamó, impulsándose para abrazarme con fuerza. Su tamaño era bastante grande a comparación de mí.
They deflect the disrespect when they say that they blame it on the times. They blame it on the times.
—No estás solo —me dirigí a ella de esa forma, quizás para demostrarle que la aceptaba así sin importar su género—. Estás tú. Aike, te tienes a ti. Y yo me tengo a mí. Y el mundo siempre nos va a necesitar un poco.
—No quiero volver. —Lloró, aplastando su cabeza sobre mi hombro para limpiarse de esa forma las lágrimas.
We all know you're qualified to fix a chair and love your wife. They all know you're qualified but they lie when they blame it on the times. And we blame it on the times.
Me puse de pie, apartando sus brazos fuera de mis hombros para poder levantarme sin tambalear. Aike me miró desde abajo, tratando de limpiarse las lágrimas que no la dejaban ver bien. Al aclarar su vista, sus ojos café me miraron con sorpresa al ver mi mano extendida a lo largo de su rostro.
He is falling in love. He knows it's enough and the world looks down and frowns.
—Levántate, chico Aike. —Repetí, inclinándome para hacerle tomar mi mano—, nadie te va a levantar si no lo haces tú. Pero al menos quiero decirte que te mereces las mejores cosas en tu vida aunque no creas merecerlas.
Get up Johnny Boy. Get up Johnny Boy.
—Arlene... —Soltó, apoyándose en mi mano.
Get up 'cause the world has left you lying on the ground.
—Levántate, hazlo por ti. Y pruébale al pequeño mundo que gira entorno a ti que estaría destrozado si te vuelve a dejar caer.
• • •
ARLENE, Gracias.
¡Espero estén teniendo un lindo jueves! <3
~MMIvens.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro