Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25: Dejáme llorar.


Aike.

La angustia me dominó.

Yo recuerdo muchas burlas de pequeña por lo que los reporteros tomaban de mí para hacer reír a la gente. Aunque en mi secundaria pasé de ser percibida, en la primaria recibía feos apodos y un par de batidos sobre el cabello. Grité.

Pasé mucho tiempo gritando y frustrada. Me aparté de todo el mundo para no tener que cambiar mi frágil corazón y me quedé sola. La última conversación con mis padres fue sobre mudarme y ni siquiera me estaban presentando atención. En cada pequeño momento como ese yo quería llorar y gritar, pero solo me repetí que no debía ser una exagerada.

Conteniendo todo en un vaso de agua rodeado de altas frecuencias que amenazan hacerlo estallar.

Estoy gritando. Quieres llorar.

—Está bien gritar, está bien... —Me repetí, tratando de detener mi corazón palpitante—. Por favor, corazoncito, por favor. No latas tan rápido ahora.

Di grandes zancadas para volver a mi habitación. Cerré la puerta con un golpe y permanecí en el cuarto junto a la cama, mirando a Nath de pie mientras él seguía en la misma posición donde lo había dejado, extendido en el colchón, observando al techo con los ojos abiertos y húmedos. Su cabello se extendía por mi almohada, algunos mechones lucían amarillos por la decoloración.

—Lo siento... Debería irme... —Murmuró, aunque no podía moverse.

Estás pegado a la cama como si fuera tu caparazón. En serio lamento verte así.

—Muévete un poco al otro extremo. —Le pedí, dándole un ligero golpe en el brazo para que se recorriera.

—¿Por qué? —Cuestionó, lamiendo su labio inferior para retirarse un poco de sangre.

Suspiré cansada. Me quité la sudadera y permanecí solo con la gruesa camiseta y mis pantalones holgados. Abrí las cortinas para ser iluminada por las luces de la avenida y cerré las ventanas para recibir el preciado silencio en la vieja habitación.

—Muévete, por favor. Quiero espacio. Me acostaré a tu lado —le repetí. Tuvo un impulso por contradecirme pero lo silencié de nuevo—. Nath, quiero abrazarte así que acuéstate más en la izquierda y déjame abrazarte, ¿sí?

Estoy cansada de vivir guardándome todo, pero tampoco quiero pelear. No quiero seguir gritando en esta vida, así sea para defender lo que creo o buscar mis derechos, no quiero seguir gritando.

No dijo nada, solo se apartó para abrirme espacio y me permitió recostarme a su lado. Su espalda fue mi primera visión al poner la cabeza sobre la almohada. Extendí mis brazos y lo atraje a mí hasta tener una buena distancia y poder susurrarle de cerca.

—Niño bonito. Lo lamento... Lo que viste, yo, perdón. —Balbuceó, dejándose abrazar por completo y aferrándose a mi brazo con sus manos heladas.

Quería decirle muchas cosas, tantas pasaron por mi mente pero en mi boca no podía formar palabras. El sentimiento de culpa al ver algo, incluso provocarlo y saber que estaba mal sin impedirlo. Pero de algo estaba segura, y era de que todo continuaba. Aunque te quedaras sin casa, aunque lo perdieras todo, culparas a otros y te sintieras miserable, las cosas iban a seguir su curso incluso si no estabas listo para controlarlas.

—Nath, pasaron ya 6 años, ¿no? —Le susurré, pegando mis labios a su oreja para que no se negara a escucharme—. Seis años se han ido sintiéndote culpable, desperdiciados porque no puedes cambiar lo que ya pasó. Lo hiciste, no solo te dolió a ti, pero te sigue doliendo como si esos seis años no hubieran valido nada. Si te sigues sintiendo culpable por arruinarle la vida a alguien, ese dolor seguirá allí toda una vida y nada habrá valido la pena, ni siquiera su muerte.

—¿Puedo llorar?

—Hazlo, llora profundamente. Después sabremos qué hacer.

~•~•~•~

Los ojos los tenía hinchados, sentí una fea jaqueca y saliva escurriendo de mi boca. Quería seguir durmiendo pero la luz de la mañana me recordó que seguir acostada no era algo bueno. Aún así traté de aferrarme más a su cuerpo que también me sostenía con fuerza.

—Buenos días... —Murmuré, sintiendo mis párpados colgarse.

—Manzanita, buenos días. —Susurró adormilado, abrazándome con más fuerza.

Había dormido en la misma cama con Nathaniel Enka, vaya. Eso fue... ni siquiera es algo romántico. Estoy súper deprimida.

—Ustedes siempre están durmiendo aquí, santo cielo. —Arlene nos sorprendió a ambos con un suspiro agotador al vernos desde el umbral del cuarto.

—Estaba borracho, lo siento. —Se excusó Nath con vergüenza, aplastando su cabeza contra mis hombros.

—Me quedé dormido. Lo siento también, y me disculpo por no haber vuelto a Faded Song anoche. —Expresé mis disculpas con dificultad, apenas podía recordar el resto de las cosas después del video que había visto.

Me siento cómodo. No quiero pararme hoy. Quizás... no quiero pararme nunca.

—Lucen derrotados. Los dejaré dormir, y cliente, sé que se está tomando su año de descontrol por haberse excedido el pasado con los estudios pero... No desperdicies una universidad como si no significara nada —Arlene lo sermoneó antes de dejar el lugar.

Le expliqué a Nath que Arlene nunca había concluido sus estudios, no pudo entrar a una universidad porque su estado financiero en ese tiempo era basura. Ahora que tenía más de 26 años la mirada estresante y su actitud difícil de tratar no le servían de apoyo. Nath deseó que ella no se frustrara por él.

—Suelo frustrar a muchos, niño bonito —me abrazó, cerrando sus párpados—. A veces siento que soy un insecto, una mosca. Realmente a nadie le importa la mosca a menos que los moleste de forma intencional cuando busca comida. No sé cómo sobrevivir sin causarles molestias a los demás, así que lamento mucho siempre meterme en tu camino. Ah, también por vomitarte... y orinar tu cama aquella ocasión... ¿Cómo limpiaste la pipí?

—Ni me preguntes. —Cubrí su boca, cerrando los ojos también.

La luz que ingresaba por la ventana era dolorosa. Quería mantenerme un rato en la oscuridad hasta que mis ojos y los de él se repusieran, no preocuparme por qué estábamos acostados en la misma cama o cual era mi género. Necesitaba tiempo, no ser presionada a ser positiva.

Pero él necesita un poco de presión...

—Nath, eres una catarina en realidad. Los macho son más pequeños que las hembras, me parecen lindos. Las catarinas suelen comerse las plagas en los cultivos, en realidad son bastante rudas cuando se trata de defender. Te agradezco que siempre me hayas dicho que debía ser fuerte. No hubiera cantado en Faded Song si no me hubieras dado aquel consejo. —Me sentí en una especie de clases sobre insectos y escarabajos.

—¿Existen las catarinas macho? Wao, pensé que eran lesbianas. —Abrió los ojos de golpe con impacto, quejándose por la luz del sol.

—Yo también pensaba eso. —Me carcajeé—, o que eran gays. Ya sabes, en algunas partes les dicen "mariquita". Suena horrible pero mi yo pequeño pensaba "los machos pueden embarazarse como los caballitos de mar". Aunque también pensaba que ellos eran gays, después descubrí que... Tengo sueño, ya ni sé qué estoy diciendo. —Rechisté molesta por mis ideas no claras que me estaba haciendo reír como estúpido.

Ya hasta me está dando calor. Quiero salir de la cama y tomar una ducha.

—A veces me siento un poco gay. —Confesó, dándome un beso en la frente—, porque nadie me habría dicho todo lo que me dijiste anoche y me estaría haciendo reír sinceramente ahora. Eres grandioso, Aike. Eres una ternurita, y eso en un chico por primera vez me hace sentir que está bien. Quiero llorar por ti antes de que te levantes. Déjame llorar un poco más.

¿Qué carajo está diciendo?

Alcé la vista para verlo directo a los ojos. El pánico me recorría. Yo no era un chico, no me consideraba una ternurita, no era grandioso. No era nadie, y también me asustaba serlo y me dolía no poder ser así. Era una chica que tenía buena voz, no más.

Quiero dejarte llorar porque lo necesitas, pero no puedes verme llorar por ti, Nath. Lo siento, lo siento mucho.

Levanté la sabana con estrépito y tomé impulso de su pecho para retroceder y poder sentarme en la cama. Nath se asustó por mi reacción veloz y trató de preguntar si lo molestaba, aunque mi escape de la cama lo hizo sentir más nervioso. Estiró su mano con la esperanza de que yo no forcejeara.

—No quería ofender... —Nath bajó su mano al ver que no podía sostener con tanta fuerza mi muñeca.

Sus ojos entreabiertos y heridos me lastimaron con fuerza. Dañar a otros, mentir, no ser suficiente y herir a otros por mis propias inseguridades y engaños. Sentí que la sombra detrás de mí se posaba en lo alto, me miraba de reojo, comenzaba ahogarme. Un monstruo devorador de oportunidades que arrastraba ansiedad y culpa apunto de tirarme por un acantilado. Me sentí abrumada de mi propio ser.

—¿A qué te referías hace un momento? —Balbuceé, llevando mis manos al cabello corto que tenía.

—Me gustas, pero quiero que me des un tiempo para arreglar mis problemas —suspiró, frustrado de sus pensamiento—. Porque quiero algo contigo, Aike. Y lo quiero bien, quiero tomarte de la mano y prometer que no voy a lastimarte porque sé lo que es lastimar y ser lastimado. No quiero que seas lastimado otra vez, quiero que te sientas amado.

No sé de qué me habla. Tengo miedo.

—Nadie me ha lastimado, Nath —admití, cruzándome de brazos para intentar abrazarme y así ocultarme de la mañana—. Eres un amigo al que conocí hace poco, entiendo que tienes problemas. Puedo apoyarte, ¿sí? Podemos... Podemos tratar de que dejes cargar con la culpa...

Estoy evadiendo el tema.

—¿Eso es un "podemos intentarlo"? —Habló, extrayendo su cuerpo de la cama con la intención de estar cerca mío—. Dices que no has sido lastimado, Aike, pero desde que te conocí pensé qué tal vez contigo podría hacer algo para ayudar a un chico por primera vez. Tú me ayudas a mí, pero sé que no la estás pasando bien tampoco. Quiero saber porqué un chico tan tierno que responde como soldadito y sonríe cuando me ve no puede aceptar que es una gran persona. ¿Qué demonios piensas que te reduce a nada? Yo soy una basura, hey, mírame. Yo lo soy, no tú.

Seguí sin hacer contacto visual. No estaba segura de qué era, ni me sentía bien con mi persona. Quería tomar una ducha y sentarme a llorar allí por horas. Dormir y pensar que todo fue un mal sueño, que mi yo no existía. Que vivía en una historia que solo transcurrió un tiempo y después no se volvería a recordar. Una de las muchas canciones sin fama que no revivirían nunca.

¿Qué se supone que debo hacer para que el chico que fuma cigarros de manzana se preocupe por él y no por mí?

Solo soy muy pesimista —me reí, elevando las manos para sostener sus brazos—. Cliente Nath, usted me gusta demasiado. Si fuera basura, ¿por qué me gustaría alguien tan genial como usted? Y sí aún así se ve como eso, pasaría un gran día echado sobre montones de basura.

—Un segundo. ¿Qué yo qué? —Abrió la boca en sobremanera, señalándome la nariz con el dedo índice—. ¿Le gusto a una cosa tan bonita como tú?

—¿No soy bastante obvio? —Solté, frustrando mi mirada—. ¿Pero en qué momento yo te gusté?

—¿Recuerdas cuando te dije que te iba a conseguir un buen novio? Pues no te imaginas cuanto traté de contenerme para no decir "y ese novio voy a ser yo" —confesó con burlas, tratando de contener la risa mientras se aferraba a mis hombros—. En ese momento me sentí en extremo enamorado de ti.

Se está riendo hoy. Me encanta verlo reír.

—Eso significa que... —quedé un poco embobada por sus respuestas, reaccionando tarde—. Espera, ¿qué?

—Quiero ser tu novio, sin que te preocupes por el que me gusten los chicos o chicas. No quiero ser un Orión para ti, quiero ser solo "Nath". Y trataré... ¿Sí? Voy a cambiar. Anoche te dormiste, yo te abracé pensando que debía hacer valer esos seis años de remordimientos. —Clamó, haciendo evidente la pésima desvelada que había tenido por mi culpa.

Sentía que todo era demasiado rápido. No entendía si él ya se hallaba bien desde lo de anoche o si comenzó a creer que solo conmigo podría ayudarse, algo dependiente. Lo quería a él, pero mi parte consiente no quería cargar con los resultados.

—Así fueras nada importante, una quimera o un chico. Da igual qué, me gustas tanto que podría morir. —Pronunció, tomándome de las mejillas.

No quiero que puedas morir.

—Está bien... —balbuceé, confundido—. Quiero salir contigo.

~•~•~•~

—Así que estás saliendo con Naht, ¿eh? Y él no sabe lo que tú y yo sabemos. —Aylin arrugó su entrecejo, tocando el glitter en su cien de forma pensativa.

—Metí la pata en grande. Siento que me está mordiendo una rata. —Admití, sentándome en el banco frente a él.

Aylin bufó por la situación. Me dijo que no podía decirme nada ni reprocharme pues las cosas pasaban por algo y que en algún momento todo volvería a su lugar, incluso la más pequeña mentira.

—¿Qué hacen? —Amber salió exasperada del escenario, sacudió su cabello con destellos de diamantina hacia nosotros y nos pidió que subiéramos de inmediato.

Volví a posarme sobre el escenario con mi ropa fachosa y el cabello alborotado. A lo lejos no percibía a los clientes, solo eran sombras debajo de la iluminación de colores. Solo en el frente se encontraba Nath con una venda que decía "te amo", apoyándome para que cantara una vez más por trabajo.

Las guitarras comenzaron a sonar aunque me sentía en extremo triste y sin la capacidad de volver a abrir la boca. De todas formas, nada las iba a parar. El ritmo sigue.

Listen to me... —Mascullé, tratando de no contener mi diafragma—. There's only one thing you cannot see.

Después de que Nath se me declaró por la mañana y comenzamos a salir solo pasamos ese tiempo juntos. Yo tomé una ducha, salimos a comer y hablar de cosas casuales, después volví a Faded Song y seguí con mi trabajo como cualquier fin de semana.

Every time you talk millions of things. There's only one thing you cannot see. Every time you talk you can stop de clocks forever...

Era aburrido. Quería decirle a Nath que parara los relojes para mí, pero nadie podía hacerlo. Me sentía mal por cada pensamiento que tenía, era inevitable no ser pesimista.

Nadie en su sano juicio sentiría pena por mí.

Listen to what I say. Stop the clocks for you and me —abrí la boca una vez más de la forma incorrecta—.  Listen to me again, you cannot love me... Forever.

—¿Le letra decía eso? —Escuché algunos murmullos.

Listen to me —subí el tono de mi voz, aplicando presión en el micrófono—. There's something that I cannot say. Every time I cry, millions of doubts. But only a secret that changes everything.

—No, no es así. —Escuché más quejas y a la guitarra sobre mí flaquear.

Every time you cry... You can't stop the clocks for me and you. —Pronuncié, recibiendo un leve golpe en mi rodilla.

Giré el rostro para ver los rasgos pesados de Aylin, quien se paseaba con su guitarra solo para indicarme que dejara de cantar lo que no debía.

La presentación siguió su curso sin que yo pudiera cantar mi secreto. Nath siguió apoyándome como si el tiempo se hubiera detenido en su "te amo" pero no era así, no podía detener los relojes para él ni para mí.

••••••••••••••••••••

Ni que decir, Aike está súper mal. Todos sus pensamientos son un desastre, a menudo conocemos personas que se sienten así pero no lo dicen. El mundo no se ha detenido, y lo saben, así que prefieren tragarse todo ese dolor y aceptar lo que otros les digan.

Lamento que los capítulos sean tan pesados de leer por la narración de los personajes. <3

¡Que tengan un gran jueves y ojalá disfruten esta historia hasta el final!

~MMIvens.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro