Capítulo 15: Extraño la forma del amor.
Aike.
El público comenzaba a amarme. Me preguntaba si era por mi voz, mi apariencia, o el hecho de que era un chico. Faded Song había rechazado chicas porque era complicado que el público lo aceptara de pronto, ya que se acostumbraron a tener un príncipe atractivo que gozaba de talento.
—El tiempo pasó. Un año pasó...
Tomé el micrófono con ambas manos, soltando mi respiración. Nath estaba al frente con una banda en su cabeza que decía "La música es mejor con un corte emo". Traté de contener las risas, su expresión no era muy notoria pues las luces sólo llegaban a la coronilla de su cabeza.
Me sentía insegura en Faded Song siendo chica, ya que cualquier cosa revelada podría ser mi ruina y acabar las pocas amistades que estaba haciendo. No me querían a mí, eso sentía.
Pero de todas formas daría lo mejor para que me quisieran y se olvidaran del príncipe.
—Tú no estás aquí. Ahora yo ya no te amo. ¡Solo te extraño!
Aylin tenía una voz ronca así que solo me apoyaba con el "uh-oh" mientras que Amber me hacía coros con su linda voz. Arlene estaba de buen humor esa noche porque Stella consiguió salvar el trimestre de su universidad.
—¡No soy el mismo que dejaste destrozado!
La música combinada con el sudor que me envolvía en luces me daba felicidad. La música me hacía sentir que todo saldría bien. Era un arma poderosa que podía rescatarme.
Cuando no escuchaba una canción extrañaba la forma del amor; porque para mí la música es otra forma de comunicar el sentimiento de amor. Compositores ofreciendo su talento a grandes masas o solo un pequeño público, cantando con todo lo que tienen. Eso es música, no menos que darlo todo para los demás y para ti en melodías.
—Ahora yo ya no te amo, solo te extraño. No soy el mismo que dejaste hace un año, uh-oh.
El sudor caía por mi frente y mi sonrisa. Aylin me dio unas palmadas para que tomara aire ya que era la última canción de la noche. El esfuerzo de cantar en diferentes idiomas era brutal. A muchos les gustaba nuestra versatilidad si de covers se trataba y por eso no podíamos permitir que el nivel bajara conmigo.
—¡Lo hiciste genial! —Amber me dio una nalgada, dejándome ir al frente.
El público se rió gritando que yo era un encanto.
Género dudoso recibe nalgadas en vez de dinero.
Aylin le dio unas palmadas a Amber para moverla y llegar a mí. Me tomó de los hombros y se despidió del público en el micrófono. Agradeció y pidió que si alguien quería foto las pidiera dentro de media hora pues yo ya estaba agotado.
—Vamos a romperle la cara a la piruja del público que te pidió violarla —dijo entre dientes Aylin, sosteniéndome con más fuerza del pecho mientras bajábamos los escalones detrás del escenario—. O sea, ¿qué tiene en la cabeza? ¿Le parece divertido? Es ilegal, pero no darle unas cachetadas. Sí acaso unas denuncias...
—Gracias, Aylin. —Traté de reírme, sintiendo que mis pulmones ya tenían más aire.
Tomé asiento junto a las bocinas y ella me lanzó una botella de agua. Su vestido destacaba por las lentejuelas, al igual que mi pantalón. Ella era la que conseguía los vestuarios de Faded Song. Carl le daba dinero y su instinto busca ofertas despertaba, también discutía con muchos para llevarse las prendas.
Somos más cercanas.
—Aike, deberías tratar de dormir en las tardes en lugar de buscar otro trabajo. No te servirá de nada perder este también por alguna enfermedad. —Me sermoneó, cruzada de brazos.
—¿Vieron la pechuga de la que estaba al frente? ¡Era gigante! Aike, ¡era enorme, debiste verla! —Amber irrumpió tras bastidores con sus gritos, dando saltos para sacarse las botas—. ¡Que bueno que no vino mi novio esta noche!
—No confías en él, eh. —Arlene trató de mostrar su buen humor, pero su tono pesado nos hacía sentir incómodas.
Nos mantuvimos en silencio hasta que entró en los camerinos. Me di cuenta de que no era la única con miedo a abrir la boca y conseguir molestar a Arlene. Si ella estaba de buen humor así debía quedarse, todo estaría bien.
—¡Confío en él pero lo enojaría yo por ser una mirona acosadora! —Le gritó Amber siguiendo sus pasos hasta desaparecer dentro.
Aylin y yo nos reímos. Era común verlas discutir: Amber se hacía la tontita y Arlene la dejaba en paz.
—Holaaa, ¿puedo pasar? —La cabecilla de Nath hizo presencia antes de adentrarse al bastidor—. Tengo refrescos. No bebes, ¿cierto?
Aylin se dio la vuelta al percatarse de que me buscaba a mí. Resoplé por sus intenciones, pero ella de inmediato tomó sus cosas y se encerró en el vestidor.
Desde el beso no homo en el carro las cosas eran incómodas. Yo las hacía incómodas porque no me parecía bien que me besaran sin consentimiento, sin embargo a él le valía tres pepinos.
Negué con la cabeza. Se sentó a mi lado tras darme unas palmadas y me dio los refrescos. También tomó un poco de hielo y lo frotó contra mi espalda. Dijo que tenía muchas deudas que pagar.
—¿Me das tu número? —Estiró su teléfono antes de que yo pudiera decirle algo.
Aún con dudas le dicté los números. Por poco cambio el último pero tampoco es como si odiara al cliente. En realidad me caía bien pero me daba miedo, y es cierto que cuando algo nos da miedo fingimos que nos molesta.
—Te escribiré. —Concluyó sonriente.
~•~•~•~
Era la mañana del lunes. Supuestamente el domingo Nath no había tomado mucho para salir conmigo, pero ni respondía mis mensajes ni mucho menos había llegado temprano. Aún así continúe parada con los audífonos esperando en la plaza.
Media hora antes me paseé por el área de ropa masculina con la intención de prendas en oferta que pudieran ayudarme a vestir. Nadie lo sabía, incluso Aylin me preguntó pero no le dije: Género dudoso usa pañales de adulto para aparentar tener pepino.
Las supuestas nalgas que Amber solía amar no serían nada sin esas cosas en mi trasero. Tenían muchas cosas a mi favor: hacía bulto, me hacía ver más nalgona, eran cómodos y lo mejor... ¡Me podía orinar sin problemas!
Traté de dar vueltas junto a una maceta del interior, sacudiendo mi pierna al ritmo de la música para no sentir los roces. A veces me movía raro, por esa razón no me gustaba salir. Pero no me hacía mal probar cosas nuevas ahora que intentaba cambiar.
—Si me iba a invitar a salir al menos debería responder mi mensaje... —Bufé, dando otra vuelta.
—¿Estamos saliendo? ¡Diablos, Aike! —Exclamó chocando su cabeza contra mí para detenerme.
Gracias a su grito varias personas comenzaron a rodearnos. Nadie quería ver a un chico ser rechazado por otro. Era una triste nota de los periodistas. El problema era que yo no sentí nada pues no me gustaba ni un poco.
No me gustaba nada.
—Nada, ¿verdad? —Lo miré con preocupación.
—¿Qué pasó? —Se asustó por mí.
Negué de inmediato, diciéndole que camináramos un poco pues estaba con las pies entumidos. Dijo algo como "vale" y comenzamos a caminar por la planta alta.
—Hey, perdón por responder tarde. Suelo ignorar los mensajes seguido así que lo siento por eso. Desactivé las notificaciones así que prefiero no entrar al chat para que no vean que estoy activo —se acercaba más a mi oído para que lo escuchara bien en el área concurrida—. ¡De verdad que odio responder mensajes! Me escriben muchas raritas llenas de quejas de mis peticiones raras mientras lo hacemos.
—¡Tengo hambre! —Lo interrumpí parando de golpe frente a la comida rápida.
—Ah, sí —se detuvo también, trastabillando.
Miró hacia diferentes lados conmigo, dudando sobre lo que sería mi petición. Decidí que iba a comer una hamburguesa pues era barata y habían buenos paquetes, apresuré el paso y él me siguió como tonto sacudiendo su cabello celeste.
—Oye, Aike. Quería invitarte a comer hoy ya que me ayudaste muchas veces cuando estaba ebrio, pero la verdad es que tengo poco dinero y me muero de ganas de comer unos nuggets. —Su sinceridad me dejó helada.
Giré la mirada con incredulidad. Entonces solo me había invitado a salir para dar agradecimientos en conversación, pero eso no me importaba.
—¿Pensaste que me ibas a pagar la comida? —Cuestioné, clavando el talón de mis botas muy firme en el suelo hasta quedar frente a él—. Tú pagas lo tuyo y yo lo mío. Es algo justo, Nathaniel.
—¡Vale, pero no te enojes! —Rió nervioso, dándome empujoncitos en mis hombros para que me alejara un poco—. Ese grupo de chicas a tu izquierda nos están viendo mucho y tal vez nos vieron atractivos así que no les demos otra idea.
—Soy gay. —Solté, dándole otro empujón para ir por mi hamburguesa.
¡Aike estúpida, el rol de chico fuerte te queda a diez pisos de altura! ¡¿Por qué los chicos tiene un estereotipo tan complicado?!
Él pidió sus nuggets, yo mi hamburguesa, y nos sentamos en la esquina de la comida rápida a mirarnos en silencio. Desvió la mirada varias veces.
—De verdad quería pagarte la comida. Perdón...
—No, está bien. —Negué con la cabeza.
El silencio nos consumía. Yo de verdad era horrible conversando.
—Entonces te gustan las hambur... —Unas chicas detrás de él le cubrieron los ojos. Sonrió como idiota, tomando a la desconocida de los dedos—. ¡Qué dedos tan lindos! ¿Te acabas de hacer las uñas?
¿La conoce?
—Eres muy observador aún con los ojos cubiertos. —La chica de trenzas removió sus manos, dándole un codazo a la de coleta junto a ella.
—¿Están solos? —Habló la otra, mirándome de reojo.
¿Por qué todas las chicas que veo están bellísimas?
—¡Claro, señoritas! —Nath recorrió su silla para quedar a 90 grados entre ellas y yo—. ¿Quieren sentarse? ¡Pueden traer su comida!
Y fue ese momento en que me convertí en una pintura de relleno. Estaba acostumbrada así que solo suspiré con mi mente llena de: Perdonen diositos que viven en el cielo o el Big Bang, pero jódanse por favor y gracias por darme vida.
—Mi nombre es Nath. Él es Aike. —Reacomodó sus lentes redondos.
—Hola —ambas me saludaron con un gesto lindo en sus dedos índices.
—Hola. —Asentí con pena.
—Espera, ¿eres un chico? ¡Eres más lindo que yo! —Se rió la chica de trenzas, sentándose junto a Nath—. Pareces un poco tímido. ¿Alguna vez has tenido novia?
—Es virgen. Déjalo. —La de coletas trató de silenciarla.
—No se rían. —Nath trató de calmarlas, sorbiendo del refresco.
¡¿Cómo demonios adivinan tan fácil?!
—Oh, ¿en serio? —La chica apartó el rostro de Nath que trataba de callarla. Se apoyó en la mesa hasta estar más cerca de mis ojos—. ¿Quieres esperar por la indicada?
—No estoy interesado en el sexo. Soy parte de la comunidad asexual. —Musité, tratando de posar la mirada en las papas de mi hamburguesa.
Las hamburguesas de Faded Song saben mucho mejor.
—Qué, ¿hablas en serio? ¿Eso existe? —Comenzó a carcajearse con su amiga, lanzando palmadas contra la mesa al no poder con sus risas—. Eres muy gracioso. ¿Cómo te masturbas?
Las mismas preguntas de siempre. Me sentí diminuta al recordar cuantos chicos se me acercaban curiosos por eso, luego comentaban que mi apariencia les resultaba muy atractiva pero era una emoción momentánea pues solo eran idiotas confundidos con su sexualidad.
—¿Siquiera lo haces? —Inquirió.
Iba a terminar cortando y lanzándole la hamburguesa en la cara, pero respiré una vez más y no respondí. Solo me reí y continué con mi hamburguesa.
Nah, tengo el papel de cobarde.
—Bueno, ya me cagaron —Nath se levantó de prisa con los nuggets en sus manos—. Vámonos Aike, a mi lugar favorito.
Pensé en decirle algo como: "Oye, sí yo no me molesto por esto tú no tienes razones para hacerlo". Pero me sentí bien de que alguien hablara por mí así que tomé mi hamburguesa cargada de mostaza y me retiré indignada.
Woaaa, se siente genial.
Mi fantasía duró unos segundos hasta percatarme de que Nath me llevaba del brazo emocionado por su supuesto lugar favorito. Su brusquedad me hacía chocar con las personas a mi alrededor.
Mi hamburguesa fue llevada por la multitud y cuando llegamos a una tienda departamental había desaparecido de mis manos. Desapareció mi sonrisa y la poca comida digerida en mí. Ni las papas estaban en mis brazos.
—Ven, acá. —Nath trató de arrastrarme, pero no pudo moverme ni unos centímetros.
Volteó ya verme, inspeccionando mi mirada de dolor.
—¿Qué...? —Se centró en mis brazos—. Niño bonito, ¿perdiste o te robaron la hamburguesa?
—Me robaron la vida. —Sollocé, tratando de no ponerme a llorar por una hamburguesa de doble carne.
Me dijo que lo acompañara rápido y que podía comer de sus nuggets. Nos adentramos en la tienda departamental, siguiendo de largo por el área de instrumentos hasta llegar a los sillones acomodados en diferentes salas.
Le pregunté varias veces a dónde íbamos hasta que me sentó en un largo sofá frente a una fotografía que retrataba la ciudad de Nueva York. Estuvimos ahí unos segundos hasta que me percaté de todo.
—¿Eh? ¿Hablas en serio? —Miré a todas partes para ver la sala recreada y los empleados que observaban con curiosidad.
—Seh, amo este lugar. No me dicen nada si como nuggets aquí y me gusta esa foto. —Giró toqueteando mi hombro.
Volteé rápido, atragantándome con el nugget que metió a mi boca. Pidió perdón de inmediato, dándome golpes en la espalda para que pudiera digerirlo bien. No nos conocíamos mucho pero ya había agarrado confianza como para ahogarme.
—Ja, perdón, Aike, perdón. —Continuó disculpándose—. No vuelvo a faltar a la universidad un lunes solo para ahogarte, JA.
—¡¿Faltaste?! —Me lo tragué, elevando la cabeza por la sorpresa.
—Ni modo. —Se encogió de hombros.
Me dio refresco y platicamos de la universidad a la que no entré, mirando la fotografía. Dijo que le gustaba ver las grandes ciudades, eran mundos donde sucedían cosas increíbles. A veces en un burdel, en un apartamento de demasiados pisos, o en un escenario. Hablaba de la música como algo que se encontraba en la fotografía, y me señaló las pequeñas notas musicales.
—¿Por qué dejaste tu banda en realidad?
—Supongo que las bandas son cool entre chicas cuando vas en la preparatoria. Después de eso, muchos fracasan y me va mejor comunicación. —Explicó—, para colmo en una banda me vendría mal porque me pongo ebrio después de las 10.
—Eres débil al alcohol, ¿verdad? —Tomé una de sus papas en el asiento de piel beige.
—Aike, vuelve a decir eso y ya no seremos amigos —me amenazó irritado, tratando de callarme la boca con la papa que quería comer—. ¡Ningún chico quiere que sepan que es débil al alcohol! ¡¿Cómo lo supiste?!
—¡Te he cargado borracho en Faded Song demasiadas veces cuando has tomado solo tres botellas! —Le grité, empujándolo hacia el otro lado. En cualquier momento nos correrán—. ¡Vomitas y haces cosas irreales!
—Me hieres. Síguelo haciendo —agachó la cabeza, aunque sonaba más serio de lo normal—. En realidad te debo mucho, niño bonito. Quiero que seamos amigos, porque solo puedo pagarte con mi amistad.
Traté de entender eso que dijo pero mi mente no procesaba.
¡¿Amigos?! ¡¿Ser amigos?!
¡¿Alguien quiere ser mi amigo?!
—SÍ. —Asentí desesperada, haciéndolo reír.
—Creo que he pagado mi deu...
Su teléfono comenzó a curvear. Los problemas se vislumbraban desde que el número registrado en pantalla mostraba el nombre de su madre y su expresión las claras ganas de ignorar la vibración.
Me miró dudoso, se rió con la mano en el celular, y me pidió un momento.
Estás siendo mezquina, Aike. Esto no te incumbe. No te lo tomes personal.
—Cuelga. Lamento ser grosero la semana pasada. —Elevé mis brazos en son de paz—, tengo problemas familiares y me sentí un tanto...
—¿Bueno? Sí, soy yo. No soy un sueño mamá. —Me irrumpió tomando la llamada.
Me dio un golpe de sorpresa verlo intentar entablar conversación con su madre. Me calló de inmediato para no interrumpirlos. Me sentí tranquila al verlo atento a lo que le decían.
—Sí, yo también te quiero... —Murmuró, mirándome fijamente a los ojos con gentileza y la mente en la llamada.
Creo que le tengo miedo a Nath Enka, a la música y a mí misma.
•••••••••••••••••••
TARDE PERO SEGURO.
LOVE U.
~MMIvens.
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