FADED.
Años atrás mi padre me abandonó para luchar contra los mundanos, para fundir fuerzas con Poseidón y defender a la nueva Atlantis.
Hoy, a mis dieciocho años, recibo un libro de Charles Marthé. Un hombre que luchó y relató los hechos de la guerra más importante de la historia, mejor conocida como "La guerra de los océanos." Un hombre que lucho codo a codo, hombro a hombro con mi padre.
La dedicatoria de aquel libro decía:
Para Artemisa, joven hija de un gran guerrero. Tu padre te amaba y por eso es que cuando le pregunté sobre lo que dejó atrás, se lamentó por ti. Y te darás cuenta que te ha mentido pero sé que podrás perdonarlo. Lee el capitulo 15.
Capítulo 15: James Onisse. Palabras de un guerrero.
Me fui al amanecer, estaba saliendo de la casa cuando escuche a mi esposa gritar "¿Donde estas?", su grito desgarrador me partió el alma pero debía irme.
"Viajo hacia a mi utopia, una Atlantis renovada. Me desvanezco de tu vida, perdón hija mía."
Eso es lo único que pude dejarle a mi hija antes de irme, un pequeño papel con eso escrito.
Sé que les será muy difícil pero las cosas cambiaron, ahora me necesitan aquí.
Lamento haber deja a mi esposa sola a cargo de Artemisa, pero este es mi deber. Debo proteger este reino que aún mantiene con vida un periodo de la historia, de nuestra historia.
Los mundanos comenzaron a atacar con sus grandes armas hace un par de días, pero no fue hasta hace dos días que Poseidón reunió a las tropas .
Tal vez pronto estemos muertos, o tal vez no. Es difícil de saber, no podemos ver el futuro, solo podemos imaginarlo.
Y créeme cuando te digo que me imagino llevando a mi hija hacia el altar mientras mi esposa, Zita, sostiene a su pequeño hijo.
Lamento demasiado mi partida. Si pudiera cambiar las cosas, lo haría. ¿Sabes? Lo único que espero es que Artemisa no me olvide, pronto volveré a casa para estar con ella.
Ni los mundanos podrán impedirlo.
En el día numero cinco de la guerra habían muerto 2 soldados que estaban bajo el cargo de James. Cuando le pregunté que sentía al respecto, lágrimas salieron de sus ojos mientras me contestaba que sentía como si le hubieran sacado ambos brazos sin anestesia alguna.
Y James ni siquiera conocía a estos hombres, su conocimiento sobre ellos no iba más allá que sus nombres.
Creo fielmente que podemos vencer a los mundanos, el problema comenzará cuando el resto del mundo quiera destruir Atlantis. Cuando los Dioses bajen del Olimpo y llamen a sus fieles para defender un reino en cual no tienen ni un poco de autoridad.
Atlantis no es tierra de nadie, es tierra de Poseidón, es nuestra tierra y debemos defenderla.
Llegó el día número diecisiete, en total habíamos perdido 8 hombres. Nuestro grupo, WaterE, era el que menos gente había perdido. Sin embargo, me siento culpable. Ahora he dejado a 8 familias sufriendo porque han perdido a un ser querido.
Es el día número treinta y dos. Creo que los soldados comienzan a sentirse perdidos, como si ya no supieran por lo que estamos luchando. Por Atlantis luchamos.
Un día, en el medio de la noche, Onisse se me acercó. Se sentó a mi lado y ambos miramos hacia las estrellas. Y luego de un rato dijo la frase que hasta el día de hoy seguiría marcada en mi mente.
"Tal vez no lo entiendas, Charles. Pero yo luchó para que en el futuro mi hija viva en un mundo libre como en el que nosotros hemos estado viviendo. Sé que solo eres un joven de 20 años pero debes entender que esto no es un juego, la vida es una guerra constante y solo hay que poner un poco de dedicación para ganar. Así que si olvidas el motivo por el cual luchamos, recuerda que tus seres queridos serán los que vivan reprimidos en un asqueroso mundo porque los Mundanos ganaron dado que tu no quisiste poner ni un poco de tu esfuerzo para evitar eso."
Al final de la guerra, los mundanos no ganarían. Pero si perderíamos a nuestro guía, a nuestro héroe.
Es el día número ciento veintitrés. Estamos cerca del final, cerca de ganar. Pronto volveré a casa con Artemisa y Zita. No puedo creer que este sonriendo en medio de una guerra, pero saber que pronto veré a los amores de mi vida me pone extremadamente feliz.
Nos encontrábamos en el día ciento veintisiete. Estábamos defendiendo Atlantis en el primer puesto. Los Mundanos combinados con los Assassins comenzaron a atacarnos sin piedad alguna.
Una granada fue lanzada hacia mí. No sabía que hacer, estaba en shock. Pero James reaccionó. Él me empujó lejos y tomó mi lugar. James Onisse murió por salvarme la vida y nunca voy a dejar de estar agradecido con él.
Nunca creí que el mundo sería tan maravilloso, nunca aprecié tanto la vida como cuando estuve por perderla.
Y al finalizar todo, al ganar la guerra, al volver a casa, me sentí afortunado pero culpable. El hombre más valiente que alguien podría conocer había muerto por mí, no creía merecer esta vida. Sin embargo, fui y soy feliz.
A él no le importaba morir, a él solo le importaba salvar Atlantis para que su hija viva en un mundo maravilloso.
James Onisse. Salvador, guerrero, padre, esposo, héroe.
Este libro es por y para ti. Espero que desde el cielo lo leas y que sepas que tus soldados te extrañamos. Y aunque no las conozca, sé tu esposa y tu hija tienen un vacío en su corazón, en tu honor.
Y este es el final de la guerra y de un héroe.
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Dejé el libro a un lado, lágrimas caían violentamente desde mis ojos.
Mi padre fue un héroe. Estoy tan orgullosa de él.
Y no me importa que me haya mentido, no me importa que haya dicho que volvería cuando no lo hizo. Solo me importa que me amaba.
Escucho unos pasos acelerados viniendo hacia la sala junto con unas risas, seguramente eran James, mi hijo, y Arthur, mi esposo.
Al llegar, Arthur me mira con confusión pero James se queda paralizado y entonces pregunta:
-¿Mami? ¿Por qué el abuelo esta tocando tu hombro?
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