Capitulo uno | Señal del abismo
❝ Una pequeña señal puede decidir tu futuro, una pequeña acción puede decidir tu momento de muerte. ❞
Él joven miraba un punto muerto de la habitación mientras en su mente había demasiados recuerdos que trataba de olvidar pero le era imposible ya que formaban parte de su vida aunque no quisiera, daría lo que fuera para tener amnesia y nunca más tener que recordar aquel ser horrible, hacia su mejor intento para ni siquiera pensarle pero la soledad y silencio absoluto de su cuarto siempre le traía aquellos recuerdos, por esa razón odiaba el silencio y el estar solo pero a veces era inevitable estar así, solo le quedaba aceptarlo y fingir que no le afectaba en lo absoluto aunque fuese todo lo contrario.
Recuerda el daño que le hacía a la gente que le rodeaba por más que quería evitarlo, en verdad que trataba de dar todo de si para que no sufrieran pero no lo podía controlar aunque tomara todos los medicamentos que le indicaban o le rezara a cualquier deidad divina. Cada que su mente buscaba dañarlo poniendo aquellos momentos del pasado venía a él aquella impotencia que sentía ya que nadie le creía, él podía jurar que era real ese ser con mascara de conejo, pero ahora que ya tiene 18 años puede decir que no era real, aunque eso no podía explicar el porque él ser con máscara de conejo le podía tocar las mejillas, el porque algunos niños (los que trataban de hablarle para ser exactos) podían verlo y salir corriendo como si hubieran visto algún demonio o la peor cosa del mundo, el porque podía romper cosas valiosas para su mamá, él era muy malo, siempre por su culpa lo castigaban, medicaban, por él no tenia amigos, no tuvo su infancia por culpa de él.
Pero eso quedo en el pasado por suerte, sin embargo la pregunta sigue ahí, si no era real ¿él mismo hacía todo eso? él fue malo entonces aunque no quisiera que fuera así, aprendió a tomar la culpa aunque antes decia y creía que él señor era el malo, cuándo cumplió 12 años dejo de aparecer de la noche a la mañana, como por arte de magia, pero no sabe el porqué se sintió solo después de eso si él lo detestaba con todas sus fuerzas, así que supuso que solo se había acostumbrado a su presencia.
— ¡Tae, ya levántate que se nos hace tarde! — El grito de su amada madre lo sacó de sus pensamientos.
Hoy se iba a graduar por fin de la preparatoria y en una semana iba a hacer el examen de nuevo ingreso para la universidad, estaba emocionado, dicen que la universidad te forma el carácter y él creía fuertemente en ello, que seria alguien más fuerte e inteligente.
Se levantó de su comoda cama y se miro por última vez al espejo acomodando un poco su flequillo, quería que todo fuera perfecto hoy, al terminar tomó su billetera y corrió hacia abajo con la emoción a flor de piel, al ya encontrarse en la sala pudo ver que su madre sostenía una caja en sus manos a la par que le miraba con una radiante sonrisa y un brillo en sus ojos, tenía aquella caja algunos agujeros arriba lo que hizo que en su mente solo llevará una opción del porqué de ello, tal vez por fin tendria esa mascota que tanto había deseado desde que era niño, antes no le permitian debido a su condición ya que temían que le hiciera algo al perrito, él juraba que no iba a ser así pero igual entendía la preocupación de su madre.
— Mamá... — Ínsito a que dijera algo su madre, algo que confirmará sus sospechas.
— Felicidades, bebé — La señora ya de unos 38 años de edad se acerco a él para entregarle por fin su pequeño regaló.
Taehyung sin dudarlo la tomo con extremo cuidado, se le notaba la gran felicidad en el brillo de sus ojos cual diamantes, fue a dejarla en la mesa más cercana para acto seguido abrirla rápidamente dejando ver a un hermoso ser pequeño dentro de el. Un precioso perrito de pelaje blanco y unos ojos oscuros pero radiantes, tenía en su cabecita un lindo moño color azul celeste, lo cargo con delicadeza como si se tratara de alguna muñeca de porcelana mientras sus ojos se cristalizaban debido a la felicidad del momento, era tan precioso que parecía irreal ¿estaba soñando? si era así no quería despertar.
— E-es tan hermoso — No sabía que decir para expresar la felicidad que sentía en esos momentos, su corazón no paraba de latir con gran velocidad. — ¡Gracias, mamá! — Gritó derrepente corriendo hacia su mamá para darle un beso sonoro en su mejilla
Estaba el castaño atrás del escenario esperando a que dijense su nombre para recibir aquel diploma con el cual había soñado tanto, mordía constantemente su labio inferior y de manera casi involuntaria movía sus pies ya sea para "acomodarse mejor" o nada mas haciendo círculos en el suelo, a veces se asomaba un poco para ver a su mamá con el pequeño algodón (así llamó a su bebé) en su regazo, ella al notarlo aquellas veces le sonreía de manera amable y en contada veces nada mas hacia muecas graciosas ante su hijo para que este se relajara un poco y dejase sus notorios nervios.
Pero algo lo hacía sentir extraño, estaba seguro que no eran los nervios ante tan importante suceso, era un sentimiento que no sabría como llamarlo de manera exacta, sentía que lo observaban o como si algo muy malo fuese a pasar pronto, eso hacía poner su piel erizada pero decidió ignorarlo o al menos eso trataba, tenía algo de suerte que todos dieran por hecho que solo estaba nervioso ya que podía justificar todo su actuar con eso, solo un ex alumno nervioso por recibir su tan merecido reconocimiento, como deseaba que fuese así en verdad.
Después de varios minutos que para él parecieron horas se escucho su nombre y casi de manera automática paso al escenario nervioso pero emocionado de igual manera o incluso más; tomó su reconocimiento en sus manos mirandolo fijamente por unos segundos, era mucho mejor de lo que había imaginado alguna vez, sentía gran paz al tener por fin aquel trozo de papel, como si ya no cargara con una roca en su espalda, se escucharon aquellos aplausos de gente desconocida y muy poca conocida que lograba captar rápido con la vista, aunque no hace falta decir los aplausos que más le importaban eran los de su amada madre, sin embargo algo interrumpió su tan especial momento logrando hacer que palideciera en un parpadeo y que su corazón se detuviera por unos segundos, por más raro que se escuchará habían unos aplausos que sonaban más que todos o al menos para él, eran fuertes y lentos. . .
Trató de ignorarlos y solo se dedicó a concentrarse en bajarse del escenario para dirigirse hacia su respectivo asiento pero no dejaba de sentirse algo inquietó ante esos tan extraños aplausos ¿estaba siendo paranoico? eso esperaba, solo se sentó y trato de justificar esa sensación con que era su mente jugandole una broma pesada debido a sus nervios, esa era la pura verdad ¿cierto?
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