Capítulo once | ¿Soy especial?
❝ Una posibilidad de miles, una persona entre millones y me toca la peor parte, esto es desafortunado. ❞
— Se le apoda cómo diatia que sería la combinación de hechizo y fantasma en latín — Comentó Nayeon frente a su laptop tecleando algunas cosas que suponía eran archivos
Se le miraba muy seria y eso le hacía preocupar más sobre su caso, pero igual sentía cierto alivio al saber que no estaba loco, que todo lo que ha vivido y sigue viviendo es real, que todos esos años donde se la paso odiando a algo que no existía sí tenía una razón de ser, no la mejor pero le hacia feliz quitarse aquel peso de encima.
— ¿Diatia...? — Preguntó incitando a que siguiera.
— Se entiende que no sepas nada de él, siempre que aparece información de él en Internet misteriosamente desaparece a los minutos o horas después, debes buscar por lo más oscuro de internet para encontrar algo de él y aún así es poca la información que arroja sin incluir que puede ser falsa, yo y unos chicos creémos que ese ser tiene que ver en eso o ya seria gente de alto rango, no lo sabemos con certeza pero nos inclinamos más por lo primero.
— ¿Otros chicos? — Se acercó más a la chica para poder observar que hacia en su laptop.
— Sí, hay un pequeño grupo que se dedica a investigar de él para alertar a todos, no sabemos bien el porqué casi no se habla de él omitiendo que puede ser Diatia mismo quien quiere que se haga así — Dio un pequeño suspiro la chica abriendo un documento pdf.
— Así que hay más... — Murmura más para él mismo sintiendo nuevamente felicidad, más gente sabía de aquel ser que tanto odiaba, no estaba solo.
— Los datos básicos que sabemos de él es que es inmortal principalmente, tiene la habilidad de ingresar en la mente de sus víctimas, se creé que puede cambiar de forma debido a que una de sus víctimas dijo que se había hecho pasar por su madre una vez que fue a la escuela y solicitó que vaya a casa antes de lo debido, también tiene la habilidad de desaparecer y aparecer en otros sitios a su voluntad, eso lo deducimos porque viendo los datos notamos que aparece en diferentes lugares en el mismo día en un muy corto tiempo, aún no sabemos muy bien sobre su visibilidad ya que antes pensábamos que nada mas podían verlo sus víctimas pero eso quedó descartado cuando los niños y pocos adultos pudieron verlo, en eso me incluyó ya que lo vi en el almuerzo mirandote comer.
Él contrarió sólo pudo asentir tratando de procesar la información que le brindaba, era demasiado que procesar, ¿eso le acosaba? ¿por qué a él? ¿cuantas víctimas a tenido? ¿qué le hace a ellas? ¿¡por qué él!?
— ¿No saben más?
— Sí, los archivos que logramos obtener por fuera nos dio un aproximado de las víctimas registradas, son siete y contandote ahora son ocho, eres la víctima numero ocho, todas las víctimas terminaron siendo asesinos encerrados en un psiquiatra, todos mataron a sus amigos y familia, después desaparecieron por el lapso de ocho meses y se les encontró a todos ellos en un bosque a las doce de la noche con su mirada pérdida y color de ojos no de ellos, cabe destacar que todas sus víctimas tenían un color de ojos diferentes, no sabemos que les hace pero tenemos la teoría de que no son ellos, que les quitó el alma y por ende el cambió de los ojos o que es... no sé, otra persona quizá y tiene alguna habilidad para cambiar a la gente, no lo sabemos con seguridad, cuando se les encierra a nadie se le permitió hablar con ellos, hubo dos casos de ellos que luego de un año encerrados desaparecieron de la nada, todo es bastante extraño.
Tae estaba temblando, su rostro se encontraba completamente pálido y sus ojos se cristalizaron, ¿¡eso lo seguía!? ¡no quería que le quitará el alma! ¡no quería matar a su familia! ¡no quería matar a su amigo YoonGi! ¡no quería estar muerto de vida! toda esa felicidad que había sentido hace momentos se convirtió en horror, completo horror ¿eso era su destino? ¿ser un asesino? ¿que le quitara su alma?
— Lo curioso es que todas sus víctimas son de diferentes años y por mucha diferencia, cada una se separa de la otra por cincuenta años, tipo cuando desaparecieron tenían la edad aproximada de 25 años o menos, pasaron tales años y comenzó con su nueva víctima, la mayoría son de aquí pero dos casos de diferentes países, ninguno de ellos tenían un vínculo por lo que sabemos y son de diferentes épocas casi.
Ante lo que dijo seco rápidamente sus lágrimas, debía ser fuerte, él aún no lograba hacer que matara o lo que sea, él aún estaba cuerdo ¿verdad? tenía aún la posibilidad de cambiar su destino.
— También a los dieciocho es cuando se vuelven locos, pero tú... ya vas para los diecinueve y sigues intacto por lo que veo, eso es nuevo, pero no te asustes, yo y ellos seguiremos en busca de información para ayudarte a vencerlo o mínimo que no te lleve, Tae, tú eres especial y no nada más por lo que me has dicho, eres fuerte, eso lo noté desde antes de todo esto. — Se levantó de su asiento y caminó hacía el armario sacando de una caja de madera una pequeña libreta de color rojo.
— ¿Qué es eso? — Por algún motivo estaba más relajado tras lo que le dijo, eso confirmaba que con él las cosas podían ser diferentes.
— La historia de él, no es un cien por cierto seguro pero es lo mejor que tenemos, no podemos tenerla en nuestros aparatos electrónicos por que puede que se metan ahí y la borrén, si son capaces de borrar su rastro es mejor no arriesgarse — Se sentó con tranquilidad en la cama mirando aquella libreta.
¿Su historia le daría la respuesta para librarse de él? ¿o daría la respuesta de que es imposible vencerle? no lo sabia y tenía algo de miedo, sentía. . . su pecho cálido pero también había miedo, sentía. . . ¿tristeza? era tan raro todo, tenía miedo de leerlo pero tenía que hacerlo.
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