Idk
Jungkook
Un bostezo, dos bostezos, tres bostezos y ya estaba pensando muy seriamente en dar media vuelta, caminar hasta la entrada y volver a mi hermosa cama, pero luego recordé que mis calificaciones debían ser lo más cercano a la perfección para lograr transferirme así que después de lavarme la cara por accidente en los bebederos me dirigí a mi primera clase del día.
El aula era un desastre cuando no había un profesor al frente y cada uno aprovechaba esos minutos de libertad en lo que creían conveniente, algunos terminaban las tareas, las chicas se maquillaban, el grupito de atrás jugaba con el balón de fútbol americano golpeando cabezas a su paso y yo... bueno, yo observaba como nadie hacía caso al líder de la clase, una pena que no pudiera ayudarle ahora que el mundo se hundía en caos pero el almuerzo extra que había cocinado Jin era más delicioso que la comida que servían en el restaurante, sip, una pena.
—¡Jeongguk!
¿Pero que mierda?
Me giré inmediatamente tratando de buscar aquella voz cuando sentí un impacto sobre mi rostro, abrí los ojos lentamente ante la mirada expectante de todos mis compañeros, miré mi uniforme y estaba manchado de un color rojo carmesí, estaba sangrando, otra vez.
—Le salió un chichón.
—Es su nariz imbécil... ¡Ya Jeongguk! ¿Esta...
—¡Par de idiotas!
Salí lo más rápido que pude de mi aula tratando de llegar a los baños, me estaba planteando la posibilidad de que hubiesen roto la nariz y si era el caso Jin me mataría y luego se preocuparía.
—Ah de verdad...
—Jeongguk, ¿necesitas algo? —miré a través del espejo y rodé los ojos al encontrarme a Mark al lado mío.
—Sí —sonrió ampliamente —puedes comenzar dándome un boleto de avión en primera clase a Nueva York, si no lo tienes entonces hazte a un lado, me estorbas.
Y como era evidente el rubio salió de los baños en silencio. Cuando la pequeña hemorragia se detuvo no me quedo más remedio que ir a cambiarme el uniforme por el de deportes y volver —tarde— a clases.
Jimin
Estos días me sentía igual que un zombi, comía poco, dormía poco y todo lo había resumido en ganar dinero y aprobar exámenes, mi apartamento era un desastre, yo era un desastre pero no me quejaba al recordar que muy pronto tendría a cierta personita conmigo, aunque mi madre sonó un poco triste con la noticia de que muy probablemente me quedaría aquí por un lapso más de tiempo la reanime porque vamos, algún día tendría que volver.
Al final del día me sentía totalmente agotado que ni siquiera me moleste en despojarme de mi uniforme de trabajo, tomé mi mochila y me abrigue bien al salir del establecimiento y caminé lo más rápido que mi cuerpo me lo permitía —o más bien me tambaleaba— mientras cruzaba por la última cuadra que me faltaba hasta mi apartamento.
A lo lejos reconocí esa peculiar motocicleta aparcada frente al edificio, así como esa chaqueta y anormal color de cabello.
—¿Yoon Gi-ah?
Éste dio media vuelta y me miró sorprendido, me costaba mantener mis ojos abiertos así como escucharle claramente, por lo que en un dos por tres me encontraba tendido en sus brazos babeando más de la mitad de su ser.
[...]
Desperté sin saber cuánto tiempo había dormido —o por cuanto estuve inconsciente— pero esa no era la pregunta importante, sino el cómo rayos había llegado hasta mi cama.
El hambre pronto se hizo imposible de ignorar, corrí directo a la cocina con la esperanza de que hubiera en alguna repisa por lo menos algunas latas de atún pero un delicioso olor proveniente del comedor me resultó extraño. Había una bolsa de papel sobre la mesa, dentro se encontraba una hamburguesa, papas fritas y un bowl de ramen. No recordaba haber ordenado comida aunque para ser honesto no recordaba muchas cosas del día entero pero no era de mi agrado seguir mortificándome con preguntas y tampoco iba a desperdiciar la deliciosa comida.
Jungkook
—Piénsalo, si te hubieran roto la nariz podrías haber pedido una cirugía plástica.
Taehyung había tirado las llaves de su auto accidentalmente en una alcantarilla y Jin estaba ocupado probablemente en quirófano por lo que nuestra última opción fue caminar después de clases.
—Te dejo solo un día y casi te tumban medio rostro, me siento culpable.
—¿Por qué? Cuando me dirigía al baño te vi hablando muy amenamente con Min Jae. —sonreí dándole un ligero empujón, Taehyung se avergonzó y bajo la cabeza. No me gustaba sentir que estaba atado a mí, digo, desde siempre prefirió juntarse conmigo que con chicos de su clase así que cuando no me buscaba para almorzar o durante la tarde para ir a patinar yo tampoco le buscaba, incluso lo animaba a que saliera con los tipos de su grupo en lugar de estar encerrado conmigo comiendo pizza y jugando Overwatch —Le gustas.
—No, no lo creo.
—¡Vamos! Te mira con cara de idiota. —ambos nos echamos a reír mientras me colocaba el uniforme del trabajo, él sólo negaba a todo lo que yo decía. —¿No te agrada?
—Me agrada pero no es mi tipo. —me revolvió el cabello y seguimos caminando directo a la entrada del restaurante —Bien llegaste, no me esperes para cenar Kook, llegaré tarde.
—¿A dónde vas? —estaba a punto de hacerle burla preguntando si iba a una cita con Min Jae hasta que recordé la fecha en la que nos encontrábamos —Tae... tienes que superarlo.
—Ya lo hice.
Me dio una de sus sonrisas fingidas que tanto detestaba y luego de darme un apretón en las mejillas se alejó del lugar, me coloqué el moño negro y entre en el restaurante, otra tarde entera llevar bandejas con comida y soportar a gente pidiendo mi número telefónico. Y hasta ahora que lo pensaba detenidamente creo que la razón por la cual no he sido despedido es porque mi lindo atractivo hace que los clientes siempre regresen.
—¡Llegué!
Eso o de verdad era eficiente en el trabajo.
[...]
~Dramático
~No estoy siendo dramático puede
que esté en mi lecho de muerte.
~Vamos Kook, no es hora de ser emo.
Yo te amo mucho, no estés triste.
~Sí haces aegyo quizá mi
humor mejore.
~Ni lo pienses.
~¿Por favor? Jimin oppa.
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