Cp 1: Amor Duro
Te levantas de tu silla de trabajo y estiras tus brazos cansados. Otro día de trabajo repetitivo aplastante a llegado a su fin, es hora de volver a casa.
Sales de tu oficina y te diriges por el pasillo hacia los ascensores. Al estar en el piso 27, nunca se te a ocurrido bajar las escaleras. Presiona el botón de llamada, ingresa al elevador vacío y espera mientras desciende lentamente. Si bien el turno de hoy fue bastante agotador, todavía lo llamarías un buen día si tan solo pudieras evitar a...
El ascensor reduce su impulso cuando llega al piso 23. Una sensación de temor comienza a apoderarse de ti cuando las puertas se abren.
Al otro lado de las puertas está la Loba antro que temías: Lupina.
Ahora te encontrabas compartiendo el ascensor a solas con ella. No es que odiaras a estos animales antropomorficos, una especie de humanoides parecidos a animales del planeta tierra. Habías conocido a muchos de ellos antes y te habías llevado bien con algunos de ellos. Simplemente te disgustaba Lupina.
Desde el día que empezaste a trabajar aquí tuviste que lidiar con ella. ¡Ni siquiera era parte del mismo proyecto que tú! Siempre parecías llamar su atención. Si estuvieras en la hora del almuerzo, ella aparecería y no se iría sin al menos hacer un comentario negativo sobre ti. Si necesitaras algo copiado, ella sería la que usaría la fotocopiadora o la que aparecería justo después de que hayas comenzado. Empezaste a creer que te odiaba porque eras humano, pero lo descartaste cuando presenciaste que ella actuaba de la misma manera con todos los que consideraba inferiores a ella, que parecen ser más de la mitad de las personas que trabajaban en este edificio. Cada palabra que ella te decía parecía tener un tono de superioridad burlona para ti. Cada mirada suya parecía socavar la confianza que tenías y habias acumulado por el dia. Su rostro tenía la eterna mirada de desaprobación por todo lo que eras. Incluso su postura tenía una cualidad de 'ser superior'. Y lo odiaste.
Ya podías ver sus ojos azules clavados en tu alma mientras entraba al ascensor. Juzgandote- Cómo odiaste eso.
Las puertas del ascensor se cierran y comienzas tu silencioso descenso con la criatura de la desaprobación encarnada. El mismo aire a du alrededor parecía sentirse diferente para ti. Como si la misma Lupina estuviera emitiendo algún tipo de aura de juicio en el aire, cuestionando cada pequeño movimiento que hacías o estabas a punto de hacer. ¡Tu respiración, tu postura y la misma forma en que sudas! Todo siendo monitoreado por alguna fuerza invisible en el aire. Posiblemente tomando notas de desaprobación por la entidad conocida como Lupina.
Al menos eso era lo que estaba pasando en tu mente. La propia Lupina ni siquiera estaba mirando en tu dirección. Mantuvo su mirada en el panel que mostraba el número del piso y golpeó su pata con impaciencia. Parecía que ella quería salir de esta situación tanto como tú. Respiras hondo y te calmas. Solo tenías que aguantar un poco más. Pronto llegarías a la planta baja, caminarías hasta tu auto, conducirías a casa y pondrías fin a este pésimo día hasta que...
Tanto usted como Lupina casi pierden el equilibrio cuando el ascensor se detiene repentinamente entre los pisos 12 y 11.
La Loba antro comienza a presionar el botón del piso principal repetidamente con el dedo. Después de más de una docena de presiones, finalmente hablas. "Puedes por favor dejar de hacer eso ¡Presionar el botón cincuenta veces más no hará que esto se mueva!"
La Loba antro volvió la cabeza hacia ti para darte una mirada severa y molesta antes de presionar el botón de llamada de emergencia. No se encendió. Finalmente rindiéndose, la Loba comenzó a buscar en su bolso. Después de un momento de búsqueda, se da por vencida y te voltea a ver. "¡No te quedes ahí parado! Tienes un teléfono, ¿no?"
Oh si, tienes uno de esos, no?
Te apresuras a localizar dónde habías colocado tu teléfono en tu traje. Lo sacas e intentas encenderlo. "Está muerto" La única vez que olvidaste recargarlo. Por supuesto que tenia que ser hoy.
Lupina pone los ojos en blanco. "Inútil."
"Oye, eres tan perfecta, ¿dónde está tu teléfono?"
La Loba antro se aparta de ti con un resoplido. "Lo olvidé, ¿esta bien? Tenía otras cosas en mente y olvidé traerlo"
Sonríes y estabas a punto de hacer un comentario cuando Lupina levanta la mano para señalarte. "Si te atreves a decir lo que tienes en mente en este momento, personalmente me encargaré de que te arrepientas por el resto de tu miserable vida". Dicho esto, se acercó al costado del ascensor y se sentó. "Quédate de tu lado y ambos superaremos esto relativamente sin dolor". Con lo espacioso que era el ascensores, no tenías ningún problema haciendo eso. Decides tomar tu propio asiento en el piso opuesto al de ella y comienzas el tortuoso juego de esperar.
🐺🐺~~(Corte)~~🐺🐺
Te secas el sudor de la frente y miras la hora en tu reloj. Todavía se leía al mismo tiempo las dos últimas veces que lo revisó. ¡Maldita sea, tu reloj está roto! ¡Ahora no hay manera de saber cuánto tiempo has estado esperando en este maldito ascensor! Y la cosa empezaba a calentarse. Te habías quitado la chaqueta y la corbata del traje y los habías colocado a tu lado en un intento de relajarte. También te quitaste los zapatos, para intentar darle algo de comodidad a tus pies.
Diriges tu mirada hacia Loba antro al otro lado, que parecía estar peor que tú. Su cola se movía cada vez que exhalaba. Jadeaba y sudaba con este calor, pero se negaba a quitarse la chaqueta. La única prenda que se había quitado eran sus pequeños zapatos de perro, lo que revelaba el hecho de que estos animales antropomorficos tenían patas en lugar de pies. Te preguntaste por qué diseñarían sus zapatos para que tuvieran la misma forma que los de los animales domesticos en la tierra. Lupina comenzó a cruzar los brazos alrededor de sus piernas cubiertas con pantimedias cuando notó que giraste el cuello para mirarla. Adivinaste que ella estaba empezando a pensar que eras una especie de pervertido y estabas tratando de echar un vistazo a escondidas por debajo de su falda. Como si.
"Oye", preguntas. "¿Tienes el tiempo?"
Lupina te mira molesto. "No." Te sientas y continúas esperando mientras la Loba intenta abanicarse. "¿Por qué hace tanto calor aquí?"
Rodaste los ojos. "Si tienes tanto calor, ¿por qué no solo te quitas esa chaqueta?"
Lupina te lanza otra mirada y se cruza de brazos.
Levantas los brazos en señal de derrota. "O no lo hagas. Lo que sea"
Lupina voltea la cabeza con disgusto. "A menos que finalmente hayas pensado en algo útil para decir por una vez, solo quédate de tu lado y quédate callado"
Sacudes la cabeza y murmuras "Qué perra"
"¿Qué fue eso?" Lupina te sisea mientras muestra sus colmillos, mirándote una vez más con su mirada aplastante.
"Nada"
"¡No fue 'nada'! ¡Me acabas de llamar puta, patán!
"¡No lo hice! Dije que eras una perra"
"¡Ajá! ¡Entonces si dijiste algo después de todo, pequeña rata mentirosa!"
"¡Bien! ¡Dije algo! ¿Estas feliz ahora?"
"¡Por supuesto que no estoy feliz! ¡Estoy atrapada en un ascensor caliente y me voy a morir de deshidratación!"
"Bueno, tampoco estoy muy feliz por eso, ¡pero no me escuchas quejarme tanto! Pareces perra enjaulada'".
El ojo de la Loba antropomorfa comenzó a temblar un poco después de ese comentario. Ella comenzó a ponerse de pie mientras fijaba su mirada enojada en ti. "¡Asqueroso mono! "
"¡Arpía insufrifle!" Le gritas mientras te levantas para mirarla a los ojos. Ya has tenido suficiente de sus quejas en este momento.
"¡Babuino asqueroso!"
"¡Perra vieja!"
"¡Orangután troglodita!"
"¡Banshee insifruble!"
"¡Simio Sinvergüenza!"
"¡Puta ruidosa!"
"¡Por el amor a dios, no puedo soportar un segundo de esto más!" Ella corre hacia las puertas cerradas y las abre para revelar la pared del otro lado. El Ascensor estaba demasiado abajo para llegar al piso de arriba, pero no lo suficiente como para poder abrirse y meterse en el piso de abajo. La Loba antropomorfa coloca su mano sobre su cabeza y suspira. "Me voy a volver loca por estas condiciones insoportables"
Tampoco te gusta el calor que hacía aquí, pero aún así, la reaccion de Lupina parecía demasiado exagerada. "Oh, por el amor de. ¡ El calor es malo, pero no es tan jodidamemte insoportable !"
"¡No, idiota! Estoy hablando del hecho de que yo-", Lupina se contuvo antes de decir algo de lo que pudiera haberse arrepentido. Pero ahora tenías demasiada curiosidad.
"¿Tú qué?" tu preguntaste.
La Loba suspiró profundamente antes de continuar. " Estoy en celo "
"¿Disculpa?"
" Estoy en celo " .
"No entendí eso".
" ¡ESTOY EN CELO! "
"Bueno, que importa si estas celosa, ¡yo podria estarlo de un monton de personas, pero eso no afecta lo que esta pasando aquí y ahora!"
La Loba antropomorfa te miró con frialdad. "No, chimpancé con muerte cerebral; ¡Estoy en la 'temporada' para mi especie!"
Le toma un momento a su cerebro actualmente en ebullición registrar lo que Lupina te había dicho. "¿Qué?" fue todo lo que se te ocurrió como respuesta mientras retrocedía hacia el otro lado del ascensor. "¡Espera! No vas a-"
La Loba antropomorfa pone los ojos en blanco. "Oh por favor. El calor nos pone a las antros cachondas para otros antros . Así que no tienes nada de que preocuparte en ese aspecto. Ni siquiera creo que tengas lo que hace falta"
Una vez más, los engranajes giran lentamente en tu mente, posiblemente oxidados por todo el calor. "¿Qué quieres decir con eso?"
"Es exactamente como suena". La Loba antropomorfica respondió mientras comenzaba a arreglarse la chaqueta y la falda. Luego te enfrentó con su postura 'superior' y comenzó a explicarte como ella cosas veía las cosas. "Cuando una Antro está en celo, tiene necesidades que solo otro Antro puede satisfacer"
Empezaste a creer a dónde iba con esto y pusiste los ojos en blanco. "Así que estoy a salvo de ti porque soy 'pequeño' ¿Es eso lo que estás diciendo?"
La Loba antropomorfa levantó una ceja mientras mantenía su apariencia 'profesional'. Después de una pausa, ella continuó. "El tamaño no tiene nada que ver con eso". Notaste que su mirada comenzó a bajar. "Aunque si lo hiciera, entonces si lo que escuche en los chismes es cierto, los humanos se quedarían un poco cortos"
"¡Oye, deja de mirarme la entrepierna!"
"¡Deja de mirar mis pechos!"
"Yo no estaba..." Tus palabras te fallaron mientras Lupina continuaba su conferencia.
"Como te decía, cuando una Antro entra en celo tiene necesidades para satisfacer. Y su cuerpo aumenta sus sentidos durante este tiempo. Oído, tacto, gusto, todo aumentado. Eso también incluye," Lupina se estremece un poco cuando termina, " El olfato. ¿Tienes alguna idea de cómo huelen los humanos cuando tus sentidos están mejorados? ¡Todos ustedes huelen peor que un perro mojado! Pero ninguno de ellos ha sido tan malo como tú. ¡Hueles tan mal! ¡Siento náuseas solo de estar cerca de ti! ¿Te as bañado alguna vez en tu vida?
"¡Oye! ¡Mantengo mi higiene regularmente! No es mi culpa que haga tanto calor aquí", Limpias más sudor de tu frente. "Además, si sabías que esto iba a ser un problema, ¿por qué no te quedaste en casa?"
Por primera vez en tu vida viste en el rostro de Lupina una mirada diferente a la de la ira o la decepción. Ahora ella tenía la mirada de estar sorprendida por tu respuesta. "¿Quedarse en casa? Algunos de nosotros tenemos un trabajo importante, ¿sabes? ¡No puedo simplemente ser perezosa como tú y hacer un mal trabajo más tarde!
"¡Mi trabajo no está nada mal!"
"Oh, por favor... ", La Loba antropomorfa comenzó a poner los ojos en blanco ante su respuesta. "Eh visto tu trabajo. La mayor parte parece que lo completaste a toda prisa en el camino al trabajo. A menos, por supuesto, que digas que tu trabajo actual fue lo mejor que pudiste haber echo. ¡Si ese es el caso, eres una decepción más grande como empleado de lo que incluso yo pensé que podrias ser!
Apretaste el puño con ira. "Hablas mucho, pero se como es esto. Siempre criticando el trabajo de los demás para ocultar tus propios defectos. Siempre menospreciando a los demás para que te sientas mejor por el hecho de que no tienes un novio. Es decir: ¿Quien querría pasar su tiempo con una vieja perra malhumorada como tú?
Esto llamó su atención. Sus dientes parecían rechinar entre sí mientras sus ojos se abrían con ira. "¿Cómo acabas de llamarme?"
Le devolviste tu propia mirada furiosa. "Me escuchaste"
No estabas seguro de cuánto tiempo estuvieron los dos allí, mirándose enojados el uno al otro. Lupina tenía la experiencia a largo plazo de que la gente mirara al vacío que era su mirada enojada. Pero ya has tenido suficiente de eso. Le devolviste la mirada, enfocando toda tu ira en ella. Ambos viendo cuál sería el primero en estremecerse o mostrar cualquier tipo de debilidad en esta lucha deslumbrante. Después de algún tiempo, Lupina rompió el silencio.
"Eres un verdadero cabrón, ¿lo sabías?"
"Al menos soy un cabrón que puede encontrar una cita con éxito. Eso es un paso adelante de ti"
*Bofetada*
No viste el movimiento de la mano, pero seguro sentiste su escozor en tu mejilla izquierda. Tomaste una respiración profunda para evitar que tu creciente tentador se descontrolara más. Estabas enojado, pero no querías hacer algo de lo que puedas arrepentirte más adelante.
"Abofetéame otra vez, y yo-"
*Bofetada*
"¡Eso es todo!" Tuviste suficiente de toda esta situación. ¡De Lupina criticándote! ¡Del calor cada vez mayor en este ascensor! ¡De todo!
"¡Brincale, gorila feo!"
Ambos forcejearon e intentaron forzar al otro contra una pared. El Ascensor se llena con el ruido de las paredes metálicas que vibran después de que un cuerpo es forzado contra él, y los gruñidos de los dos combatientes en el interior.
Lupina luego rompió el agarre en un intento de patearte, pero su intento fue frustrado porque su falda lápiz de color morado se interpuso en el camino. Con la restricción de su ropa, te sentiste seguro de tu victoria en la pelea. Esa confianza comienza a desvanecerse cuando Lupina se quita rápidamente la prenda de vestir. No tuviste un momento para darte cuenta completamente de la situación en cuestión cuando la pata de Lupina se estrelló contra tu costado, causando que dejaras una gran abolladura en la pared de metal.
Te estiraste y agarraste los pasamanos redondos del elevador mientras intentabas levantarte de nuevo. Las paredes resonaron y vibraron por el impacto, y tu costado estaba ahora con mucho dolor. Mientras intentas recuperarte, tu mirada siguió su pierna hasta su muslo. Su ropa interior era una tanga negra. Sus piernas eran delgadas pero musculosas, la poderosa fuerza de sus patadas, te llevan a deducir que el oponente con el que estabas peleando era un luchador ganador de trofeos. Maldita sea, por supuesto que tuviste que tener la suerte de que Lupina pudiera infligir dolor físico tan bien como mental.
La Loba antropomorfa se quitó la chaqueta mientras esperaba que te pusieras de pie. "¿Tuviste suficiente?" Preguntó con una sonrisa de suficiencia en su hocico.
Tu determinación se renovó cuando viste esa sonrisa en su rostro. Esta pelea no había terminado. Si no tomabas tu posición aquí, Lupina destruiría el poco orgullo que te quedaba. No serías más que una comadreja llorona y cobarde, siempre escondiéndote de ella. ¡No ibas a soportar más que ella te empujara y se burlara de ti, sin importar el tipo de habilidad marcial que tuviera! Decidiste quitarte tu linda camisa, ya que las cosas estaban a punto de complicarse. Podías ver que la Loba antro levanto ambas cejas al ver tu pecho desnudo expuesto. Pensaste que estaba a punto de hacer un comentario sobre donde un idiota flojo como tu consiguio esos músculos o algo así, pero nunca le diste la oportunidad. Le diste una patada giratoria en la cara desprevenida de la Loba antropomorfa.
La Loba antropomorfa giro retrocediendo hacia el pasamanos y la pared detrás de ella por la fuerza de tu patada. Miró el costado de su hocico donde había recibido la fuerte patada y descubrió que un poco de sangre había goteado en su linda camisa blanca. Se la sacudio, así como las joyas que colgaban de su cuello. Su mirada de sorpresa había sido reemplazada por el mismo odio intensificado con el que comenzó la pelea.
La Loba antro intentó darte otra patada, pero esta vez estabas listo. Fue doloroso, pero lograste agarrar su pata derecha con ambos brazos. Lupina gruño y se vio obligada a tratar de mantener el equilibrio sobre una pierna. Le diste una sonrisa de suficiencia. "¿Qué vas a hacer ahora?"
Ella te devolvió una sonrisa de suficiencia. "Esto"
Viste a la Loba antro saltar sobre una pierna. Sentiste que la pierna sujetaba tu espalda. Con la ayuda de la gravedad, la Loba antro pudo obligarte a tirarte al suelo con ella.
Rodaste por el suelo con dolor, hasta que sentiste que las dos piernas de la Loba antro se envolvían alrededor de tu cuello como unas tijeras en la cabeza. Intentaste forzar las piernas para separarlas, pero la fuerza de sus piernas era mayor que la fuerza de tus brazos llenos de venas. Levantaste la mirada y viste a Lupina acostada con la cabeza apoyada en tu mano. La sonrisa en su hocico te decía que estaba disfrutando verte retorcerte. La visión comenzó a nublarse, renunciaste a tu intento de alejar sus piernas de tu cuello a favor de encontrar algo que pudieras hacer para obligarla a aflojar su agarre. Mueves las manos tratando de buscar algo que te ayude a cambiar esto. Si no encontrabas algo pronto, estabas seguro de que te desmayarías.
Finalmente, sintiendo que algo rozaba tu mano derecha, lo alcanzaste con todas tus fuerzas y le diste un buen tirón.
La Loba antro dejó escapar un grito de sorpresa y te quitó de su control.
Aprovechas para recuperar el aire mientras Lupina estaba al otro lado del ascensor, sosteniendo su cola en sus brazos. "¡Me tiraste de la cola!"
"¡Trataste de estrangularme hasta la muerte!" te las arreglaste para devolver la llamada.
"¡Eso no te da ningun derecho a tirar de mi cola!"
"¡Creo que me da derecho más que suficiente si vas a estrangularme hasta la puta muerte!"
La Loba antro te lanzó una mirada severa. "Si quieres pelear sucio, entonces está bien. Lucharemos sucio.
¿No cree que sujetarme con la fuerza de sus muslos fue una táctica sucia? Pensaste mientras te dabas la vuelta y te ponías de pie una vez más.
La Loba antro luego te tacleo contra la pared. Te dolía la espalda y aún te faltaba el aire. Intentaste obligarla a retroceder, pero ella terminó dándote la vuelta y forzando tu cara contra la pared. Podías escuchar una voz en el fondo de tu mente gimiendo y deseando que esta humillación terminara. Sentiste que Lupina te empujaba contra la pared una vez más antes de separarte. Intentaste girarte para lanzar un contraataque, pero encontraste una fuerza que te sujetaba por la cintura. Miras hacia abajo para ver que Lupina de alguna manera te desabrochó el cinturón del pantalón y lo ató a la barandilla. El nudo se negaba a aflojarse en tus manos cubiertas de sudor y te invadió una sensación de pánico cuando te diste cuenta de que no te soltarías lo suficientemente rápido.
"Una última buena patada debería terminar con esto". Podías escuchar a Lupina detrás de ti y tu mente se apresuró a encontrar opciones para tomar. Con el cinturón atado como estaba, no había forma de que pudieras defenderte por completo de sus ataques. Estabas atrapado donde estabas. A menos, por supuesto, que estuvieras dispuesto a dejar tus pantalones de alguna manera. Pero no necesitabas recurrir a eso, ¿verdad?
En una fracción de segundo hiciste tu elección. Rápidamente te desabrochaste los pantalones, te zambulliste a un lado, rodaste por el piso de acero y dejaste tus pantalones atrás, colgando atados a la barandilla. Escuchaste el fuerte golpe de la pata de Lupina haciendo contacto con la pared de metal, que hizo eco y vibró. Te agarraste del pasamanos más cercano y te levantaste para continuar esta lucha. La Loba antropomorfa se preparó para lanzar otro ataque.
Y luego te diste cuenta de que de repente bajó la guardia. Sus ojos se ensanchan y su hocico se quedó abierta. Estabas a punto de aprovechar esta oportunidad de apertura cuando una brisa repentina que se siente abajo te informó de lo que ella estaba mirando. Un escalofrío te recorrió el cuerpo cuando te atreviste a mirar hacia abajo para verificar el horrible pensamiento que había entrado en tu mente.
Parece que los pantalones no eran lo único que habías dejado atrás en ese giro.
Ahí estabas, solo con Lupina en un ascensor usando nada más que tus calcetines. Tener su mirada fija en tu pene ya era bastante malo, pero lo más alarmante para ti era que se había vuelto duro.
¡Ni siquiera recuerdas sentir que comenzó a endurecerse! ¿En que momento te excitaste? ¿Fue antes o despues de cuando te rodeó con las piernas? ¿Fue cuando empezaste a pelear con ella, o empezó antes de que comenzara la pelea? ¿Te excitó que ella te gritara y nunca te diste cuenta? ¿Fue una especie de reacción justa que tuviste ante todo el asunto o ... te atraia Lupina de alguna manera?
Sentiste que tu rostro se calentaba y se sonrojaba cuando te diste cuenta de que todo este tiempo; Lupina había estado peleando contigo usando nada más que su ropa interior. ¡Y tenía una figura bastante sexy! Sin embargo, no te sentiste tan sorprendido por la revelación de su atractivo. Era casi como si siempre supieras este hecho antes de este encuentro. ¡Pero esta era Lupina, y no podías sentirte atraído por ella! ¡ Odiabas a Lupina !
.... ¿No es así?
¿No odiaste siempre cómo se paseaba por el edificio con una actitud de superioridad hacia ti con esas piernas largas y curvas? ¿No odiaste la forma en que te miró con sus hermosos ojos dorados? ¿No odiaste la sensación de su cola rozándote cuando se abrió paso a la fuerza a través de los estrechos pasillos de la oficina? ¿No odiaste ese ceño fruncido de desaprobación en sus labios suaves? ¿No odiabas la forma en que te criticaba con esa voz ronca?
Tu torrente de confusas emociones y conjeturas fue interrumpido por un nuevo pensamiento aterrador. ¡Ella siempre te criticaba, y aquí estabas desnudo frente a ella! No era que te sintieras 'pequeño', pero estabas lejos de ser lo suficientemente 'grande' para sobrevivir contra la dura crítica de Lupina, especialmente durante este desarrollo que te había dejado indefenso tanto en un estado físico como mental. Una. Todo lo que tenía que hacer era hacer una risita, un comentario, una broma y serías aplastado. Intentaste reunir la fuerza que tenías para construir una especie de muro de metal para soportar las burlas que se avecinaban, pero en el fondo sientes que fue casi un intento inútil. Después de lo que pareció que la totalidad de ustedes dos se quedaron quietos en silencio, Lupina finalmente hizo un movimiento.
Lupina se desabrochó el sostén y lo dejó caer al suelo.
Tus ojos se agrandaron y tu mandíbula colgaba cuando comenzaste con los melones del pecho ahora liberados de Lupina. La misma Lupina no había cambiado su expresión en todo este tiempo. Movió su cuerpo ligeramente hacia la izquierda, luego hacia la derecha. Observó tu mirada seguir sus movimientos. Finalmente, cuando pareció satisfecha con los resultados, tocó sus propios senos y los apretó. Tus ojos se agrandan casi haciéndote creer que tus ojos se saldrían de tu cabeza. "¿Quieres estos cocos, chico mono?" preguntó la Loba antro, una gran sonrisa comenzando a dibujarse en su rostro. "Entonces ven a buscarlos"
Ahora, ¿cómo puedes rechazar una invitación como esa?
El Ascensor resonó una vez más con los sonidos de tu lucha. Pero la batalla transcurrió de manera muy diferente esta vez.
Presionaste a Lupina contra la pared, apretando sus pechos con las manos. Lupina luego contrarrestó el ataque empujándote contra la pared opuesta, bloqueando tu boca con la de ella. Sentiste su lengua mas larga invadir la totalidad de tu boca y comenzar a explorar. Sentiste su pierna derecha frotarse contra el costado de tu cintura y sus manos agarrando tu espalda. Comenzaste a repeler el ataque, primero haciendo que tu lengua se encontrara con fuerza con el intruso. Luego, con tus manos apretando firmemente su trasero, fuerza tu espalda contra la pared.
El golpe la hace gemir en tu boca. Sentiste el roce de su cola entre sus piernas. La sensación te vuelve loco. Agarras los extremos de las pantimedias de Lupina e intentas sacárselas. Lupina finalmente interrumpe el beso causando que ambos se queden sin aliento. Entonces Lupina se recuesta contra la pared sobre los pasamanos para colocar su pata en tu pecho. Con un poderoso empujón, eres forzado contra la pared opuesta nuevamente. Tus ojos se cierran y gruñes de dolor cuando tu cuerpo entra en contacto con la pared. Entonces vuelves a sentir la sensación de una pata colocada sobre tu pecho, lo que hace que abras los ojos.
Miras la pierna derecha de Lupina y ves las pantimedias y sus bragas colgadas en el extremo de la pierna, aparentemente liberadas de la izquierda. Ahora se podía ver el coño expuesta de la Loba antropomorfa, ya empapada de anticipación. Sentiste que la presión aumentaba en tu pecho cuando Lupina comenzó a agarrar el extremo de sus pantimedias y las tiró hacia ti, terminando en la rodilla. Extendiste la mano con una sonrisa en tu rostro y terminaste de quitarle la ropa de la pierna derecha. Con eso fuera del camino, agarras su pierna y la atraes hacia ti. Lupina deja escapar un grito ahogado de sorpresa cuando cae sobre ti. La tomas en tus brazos y dejas que su cuerpo te golpee contra los pasamanos y la pared.
Antes de que tenga la oportunidad de recuperar el equilibrio, deslizas tu mano por su espalda hasta que descansa ante su pasaje húmedo y tembloroso. Tomas tu dedo medio y lo insertas en sus profundidades, causando que la Loba antropomorfa gima y se estremezca. Sentiste un dolor agudo ya que su reacción a tu simulación había hecho que te dejara un rasguño en la espalda con las garras. Jugó un poco más con ella hasta que se hizo evidente que la Loba antro ya no podía ponerse de pie.
Insertaste otro dedo en ella, y dejó escapar otro gemido de placer. Te moviste con cuidado hacia un lado y dejaste que Lupina cayera suavemente hacia la pared bajo la influencia de tus momentos desde abajo. Sus ojos se pusieron en blanco y su lengua se abrazó mientras su rostro descansaba contra la pared. Sacaste tus dedos empapados y te moviste para ponerte detrás de ella. Coloque sus manos alrededor de su trasero y la levántaste hasta que su coño estava al nivel de su pene. La Loba antro comenzó a hablar sin siquiera mirar atrás.
"¡Sí! ¡Dámelo! ¡Dáme duro! ¡Pon tu gran polla pulsante de primate en mi caliente y jugoso coño!"
Deslizas tu eje en sus partes inferiores.
La Loba antro comienza a aullar de placer. Estás obligado a dejar escapar un gruñido cuando sus confines húmedos comienzan a apretarse y calentarse alrededor de tu eje ya caliente. ¿Quién diría que las chicas como Lupina eran tan estrechas? ¿O que estaban tan calientes por dentro? ¡Fue increíble! Una vez que llegaste tan lejos como pudiste, comenzaste a retroceder un poco antes de empujar hacia adentro una vez más. Comenzaste a aumentar la velocidad y la fuerza de tu embestida, y Lupina comenzó a gemir más fuerte y más profundo a medida que aplicabas más fuerza. Te encantaba lo desesperada que parecía ahora y sentías la necesidad de acariciar tu creciente ego.
"Tengo que admitir Lupina, siempre pensé en ti como una perra. Pero nunca pensé en ti como el tipo de perra sumisa"
Lupina pudo soltar una carcajada entre gemidos. "Idiota. Tu eres mi juguete en este papel"
Esto te hizo reír mientras continuabas penetrando en ella. "Así no es como se ven las cosas desde aquí".
Fue entonces cuando viste a Lupina presionarse contra la pared y te forzó contra el otro lado. Chocaste contra él y sentiste que Lupina chocaba contra ti y casi te levanta del suelo solo con su trasero. "¿Quién es la perra de quién ahora?" Ella preguntó con una sonrisa.
Sentiste a Lupina empujando sus caderas contra ti y dejaste escapar un gruñido. A la velocidad a la que iba, terminarías en unos momentos. Por mucho que quisieras correrte dentro de ella, querías correrte como el dominador. Pero la fuerza de Lupina te tenía atrapado contra la pared. Su nueva fuerza fue mayor que tus músculos doloridos. Estabas atrapado entre la pared de metal y los empujones implacables de las fuertes caderas de Lupina. Necesitabas algo para cambiar esto.
Y fue entonces cuando notaste que su cola se movía frente a ti. Te salvó una vez antes, ¿podría salvarte de nuevo? Lo agarraste con una mano y le diste un tirón.
El empuje de la Loba antro se detuvo cuando emitió un gemido de tono más alto. Sentiste que su fuerza la abandonaba y comenzaste a empujarla contra la pared opuesta. Sentiste como si el ceño de Lupina estuviera tratando de meter toda tu polla en ella y supusiste que ya debe estar acercándose a su propio orgasmo. Comenzaste a tirar de la fuerza que tenías para empujar aún más fuerte, con la esperanza de durar lo suficiente para hacer que se corriera.
Lupina volvió a colocar sus manos en la pared para dar otro empujón, pero esta vez estabas listo para eso. Tirando de su cola una vez más, dejó escapar otro gemido y la fuerza pareció agotarse en sus brazos.
Empiezas a sonreír con tu nueva victoria. "Encontré tu punto débil".
"¡Yo... no dejaré que... me conviertas... en tu perra! ¡Soy una Loba!"
"¿Oh sí?" Le diste otro tirón en la cola. "¿Qué vas a hacer al respecto?"
"¡Voy... a... hacer... ESTO !"
La Loba antro empuja sus caderas hacia atrás con la fuerza suficiente para que usted dé un paso atrás. De algún modo, había encontrado la fuerza suficiente para moverte incluso sin la fuerza añadida de sus brazos. Agarras firmemente su trasero mientras ella coloca sus manos en la pared para hacer palanca. Los dos se balancean hacia atrás y se esfuerzan entre forzar a Lupina contra la pared y moverte hacia la otra pared. El sudor goteando de sus rostros, ambos intentan darlo todo en un último empujón.
Y luego sentiste que tus pies se deslizaban debajo de ti.
Caíste hacia atrás y te golpeaste la cabeza contra la pared de metal. Podías sentir que tu polla dejaba el cálido abrazo del coño de Lupina, solo para volver a reunirte rápidamente cuando ella cayó hacia atrás sobre ti.
La fuerza añadida de la gravedad finalmente te llevó al límite. Sentiste que tu semilla comenzaba a brotar dentro de ella y no había nada que pudieras hacer para contenerte. Tus caderas comenzaron a empujar por sí solas, empujando cuerda tras cuerda de tu carga, y te encontraste gritando el nombre de Lupina aturdido. Escuchaste a Lupina gritar tu nombre y sentiste sus fluidos calientes derramarse sobre tu entrepierna. Todo el ascensor parecía balancearse de un lado a otro por sus orgasmos combinados. Las paredes de metal se hicieron eco de los sonidos de gemidos y el fuerte sonido de bofetadas de tus caderas empujando.
Cuando los últimos chorros de tu semilla entraron en ella, sentiste que una ola de agotamiento te invadía, mitigando el dolor y los dolores hasta que ya no los pudiste sentir. Ni siquiera podías sentir a Lupina acostada contra ti, aunque sabías que ella estaba allí. Los sonidos resonantes de la pasión habían terminado, reemplazados por los sonidos silenciosos de dos almas que intentaban recuperar el aliento.
"Eh, Lupina ...", te las arreglas para decir mientras recuperas el aliento, "eso fue-"
"Kim", corrigió la Loba antro. "Mi primer nombre es Kim. Creo que dada la situación, usar mi primer nombre sería más apropiado"
"Kim".
La escuchaste responder tu nombre.
Los dos simplemente se sentaron en un silencio lleno de felicidad por un rato. Cerraste los ojos y escuchaste los sonidos de satisfaccion de Kim Lupina.
Es decir, hasta que un nuevo ruido llamó tu atención. Abrió un ojo e inclinó la cabeza para ver que las puertas que la Lupina había forzado a abrir comenzaban a cerrarse de nuevo. Se podía escuchar el eco de los engranajes girando desde arriba.
"Eh, creo que el ascensor se está moviendo de nuevo". Dices en tu estado de sueño.
"Qué lindo" Lupina respondió soñadoramente.
Hubo una pausa antes de que te obligaran a bajar de tu vuelo de éxtasis cuando la Loba antro de repente saltó lejos de ti y accidentalmente te golpeó con el codo.
" ¿Qué? exclamó en voz alta.
Los dolores y molestias de todos los eventos comenzaron a regresar a ti, pero la sensación de Kim agarrándote por los hombros y obligándote a levantarte captó tu atención. "¡No te quedes ahí sentado!" Ella exclamo. "¡A menos que quieras que te despidan por exposición indecente, vístete antes de que lleguemos al piso principal!"
Te apresuras a recoger tu ropa esparcida mientras Kim agarra la de ella.
La luz del ascensor decía "6F" cuando ayudaste a Kim a estabilizarse mientras intentaba subirse las pantimedias.
"5F" mientras ustedes dos se abotonaban rápidamente sus camisas blancas.
"4F" cuando finalmente liberaste tus pantalones del pasamanos.
"3F" mientras te subías los pantalones y te abrochabas el cinturón mientras la Loba antro se ponía la falda.
"2F" mientras los dos se ponen el abrigo y los zapatos.
Y cuando tu descenso comenzó a ralentizarse, viste a Kim arreglarse la ropa y el cabello. Decidiste hacer lo mismo con tu traje y cabello.
Las puertas comenzaron a abrirse revelando el piso principal y dos trabajadores cerca. Lupina dio un paso afuera y golpeó al trabajador más cercano que encontró en la cara.
"¡Eso es por dejarme cocinar dentro de esa trampa mortal de metal durante tanto tiempo!" gritó mientras caminaba enojada hacia las salidas. Aprovechaste esta oportunidad para dirigirte hacia tu auto con todos los ojos enfocados en Lupina.
Llegaste al estacionamiento interior, caminaste hasta tu auto, pusiste la llave, la giraste, y luego encendiste el aire acondicionado. Te tomaste un momento para disfrutar del aire fresco que soplaba en tu cara antes de dejar que los eventos se asimilaran.
Ahora te das cuenta de que te sientes atraído por Lupina. No solo eso, sino que acabas de tener sexo con dicha Loba antro. Y no era cualquier tipo de sexo. Era sexo rudo, doloroso y placentero . Al menos para ti, eso fue. No tenías idea de si Lupina se sentía un poco de la misma manera que tú.
Comienzas tu viaje a casa pensando en descansar de tu calvario y contemplar lo que esta circunstancia significó para ti...
(Fin 2)
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