1. El audio de Elizabeth Monthew
BANG! BANG!
John se despertó de golpe con un respingo en la cama, muy sobresaltado y asustado. Juraba que había oído los disparos en la vida real, solo a unos metros de él...Disparos...Oh, no. Otra vez Sherlock con su aburrimiento. El hombre rubio soltó un fuerte suspiro de alivio, poniendose una mano en su pecho, aún sintiendo su corazón ir a toda velocidad contra sus costillas. Un sentimiento de rabia y aún alteración le recorrió el cuerpo, haciendolo gruñir y fruncir el entrecejo, para después ir al borde de la cama para levantarse cuando, reparó que no tenía ninguna prenda de ropa. Un leve rubor apareció en sus mejillas y se giró en redondo para ver el otro lado de la cama. Había lugares en donde la cama estaba más hundida, signo oficial que alguien había dormido más con él. El sonrojo aumentó muchísimo más y se tapó la cara de la vergüenza, dando altos quejidos mientras se levantó y al menos se puso de nuevo su ropa, que estaba en el suelo. Se puso de último su camiseta gris manga corta que usaba de pijama y salió del cuarto, oyendo más y más disparos a lo lejos que le sobresaltaron nuevamente. Fue rápido, atravesando el pasillo del apartamento y entró a la sala principal, viendo a Sherlock Holmes, con su bata azul oscuro, una camiseta negra y...Dios, los boxers rojos de John puestos, que hizo a éste sonrojarse como un tomate, mientras el pelinegro disparaba a la carita sonriente de la pared con su pistola. Siempre hacía eso cada vez que se aburría. John lo miró enojado, muy sonrojado y más que avergonzado.
-- Sherlock Holmes!
El mencionado dejó de disparar y volteó su cabeza hacia su pareja, sentado como siempre en su sillón, cruzado de piernas.
-- Hey, al fin despiertas John...Estoy aburrido!
-- De eso ya me di cuenta. -- Repuso el doctor, apretando los dientes de forma enojada y avergonzada. No sabía si estaba más molesto que Sherlock lo hubiera despertado con semejantes disparos, o que Sherlock estuviera usando su ropa interior, y sin ninguna intención de ocultarla, así que inició por lo último. -- Se puede saber porqué estás usando mis boxers?
-- Huh? No es eso lo que hacen las parejas, usar la ropa del otro?
-- Primero que todo, tú fuiste y me robaste casi todos mis boxers y los reemplazaste por tuyos! Y segundo, solo nos hemos besado tres veces y eso...
-- Ah. Así que cuando es suficiente? Cuando va a importar de verdad? -- Le interrumpió bruscamente al hombre rubio, con una expresión seria y algo apagada. John se enteró de inmediato de su mal comentario y bajó los hombros en señal de arrepentimiento.
-- Yo...Lo siento, Sherlock. No quise decirlo de esa forma.
-- Ajá, si. -- Dijo el pelinegro apartando la mirada y disparando unas veces más para formar una R a lado de la carita sonriente, los disparos sobresaltaron de todas formas a John, que se acercó a él y se colocó detrás del sillón, posando sus manos sobre sus hombros.
-- Perdoname. No quise hacerte sentir mal, solo...Me sorprendió que estuvieras usando mi ropa interior.
Sherlock solo se limitó a emitir un leve gruñido de la molestia fingida, psra seguir viendo a John hacerse cada vez más sumiso por él. Pero se estremeció cuando el contrario le empezó a hacer un suave masaje en los hombros, que lo hizo relajarse en cuestión de minutos. El detective no pudo evitar esbozar una leve sonrisa de la comodidad que sentía en esos momentos, y relajó la cabeza para atrás para ver a su pareja.
-- Buenos días~
John rió levemente entre dientes, se inclinó y besó cortamente sus labios como saludo matutino.
-- Todavía ningún caso interesante para el gran Sherlock Holmes?
-- Jeje, no. Y desde cuando me apodas "el gran"?
-- Es lo que eres, Sherlock. Un grande.
John volvió a besar al pelinegro rizado para separarse e ir a la cocina a hacer el desayuno, mientras sentía los ojos de él posados sobre su persona.
-- Estás molesto realmente por los disparos, estabas durmiendo, a que si?
-- Pues si, eres un dolor de cabeza, Sherlock Holmes!
-- Oh, vamos, John. -- Repuso el detective con un suspiro pesado, volviendo a disparar hacia la carita sonriente, un disparo con cada mano.
Mientras el doctor seguía preparando el desayuno y a veces sobresaltandose por los disparos del pelinegro, se oyó la puerta del apartamento tocar. Sherlock dejó de disparar y miró a la puerta, con semblante serio de repente. John pensó al instante en la señora Hudson, pero recordó también que ella venía por el té a las 8:45am, y eran apenas las 8:10. Así que siguiente opción que le dejó a ambos detectives: Mycroft o Lestrade con un caso 1) interesante que Sherlock podría aceptar. 2) Que genere interés absoluto de Sherlock y que lo rechaze para seguir disparando la pared.
En efecto, fue la segunda opción, esta vez con Lestrade y una carpeta de papeles, lo básico de información para un caso. Sherlock se cerró la bata y guardó el arma a lado del sillón, del lado que no se podía ver. Después volvió a mirar al inspector con su semblante indiferente como siempre, para cambiar a una sonrisa de puro interés.
-- A ver, Lestrade! Con qué caso nos vienes ahora?
-- Quizá, uno interesante para ti.
Contestó éste, acercandose a Sherlock y tendiendole la carpeta, John pudo descifrar que Lestrade se veía un poco más animado de lo normal, quién sabrá porqué. Pero él se sorprendió bastante de si mismo cuando se concluyó aquello con solo....Deducir del aspecto del inspector. Una leve sonrisa incrédula con un suspiro se asomó en sus labios, ya pensaba que se estaba contagiando con la enfermedad de la deducción que transmitía peligrosamente Sherlock. La verdad, le agradecía bastante por varias cosas que cambiaron su vida. Además que eran una recién pareja de 3 meses, se llevaban estupendamente. Y cada vez que John le halagaba de su trabajo al pelinegro, éste se sonrojaba del placer se las palabras, como la primera vez que lo hizo en su muy famoso caso "Estudio en Escarlata". Quitandose esos pensamientos de la cabeza, y devolviendose a la realidad, John vio como la expresión de Sherlock se fruncía un poco y al pasar la siguiente página, alzaba las cejas de la pura impresión, algo inusual en él. Al doctor le bulló la curiosidad de qué era, si aquello sorprendía al mismo Sherlock Holmes, debía de ser extraordinario.
-- Que es, Sherlock? -- Preguntó John, empezando a acercarse a ellos, pero Sherlock le detuvo con las siguientes palabras.
-- Ni te atrevas a dar un paso más, Watson.
-- Que? Porqué no?
-- Seguramente con esta escena del crimen te de un trauma cerebral que tardará como meses de rehabilitación.
-- Ja ja. Disculpame? Yo fui un soldado que peleó en la guerra en Afganistán! Si crees que voy a traumarme con una mísera foto, te equivocas. Ahora dejame ver.
-- Obviamente no lo dije en serio, John. Es una sorpresa! -- Dijo sonriendole y se levanta del sofá, para cerrar la carpeta y quedarsela bajo su axila. John lo miró extrañado y confundido, frunciendo el ceño y suspira pesado, cruzandose de brazos y apartando la mirada. Sherlock siguió con su nueva actitud animada. -- Bueno, Gray, nosotros entramos!
-- Es....Ay, para qué me molesto con alguien como tú. -- Dijo molesto el inspector, pero aquello no cambió en absoluto la actitud de Holmes. -- Si, ustedes entran...Cuando al menos tú tengas pantalones y coman el desayuno. Te quedas con la carpeta, ya sabes donde encontrarnos.
El "depósito" donde Lestrade y los demás le estaban esperando, literalmente no fue nada más ni menos que un garaje gigante, en medio de la nada. John pensaba que se trataba de algo más grande y más complejo, aquello lo decepcionó un poco, pero Sherlock se mantenía animado e interesado como siempre que se unía a un caso fuera de lo común. Llegaron temprano, el detective pelinegro casi corriendo y arrastrando de la mano al hombre rubio, que trataba de seguirle el paso. Entraron de un portazo y Sherlock le soltó de la mano para correr a la escena del crimen, y vaya escena! John al acercarse bien, casi se desmaya de la impresión y el increíble asco que sintió en su estómago al ver. La víctima era una mujer pelinegra y piel muy pálida, pero eso era lo de menos, pensaba el doctor. Lo verdaderamente asqueroso e impresionante fue que ella estaba colgada a la pared con clavos en sus manos y codos, además de los pies y rodillas abiertas. La sangre estaba coagulada, con todo su torso abierto en dos, dejando ver sus órganos internos desparramados en el suelo y aún sujetos a su cuerpo. Un enorme charco de sangre la rodeaba, no podría haber parte alguna de su cuerpo que no estuviera manchado de sangre. Incluso a Lestrade tenía que apartar la cabeza para no ver y vomitar del asco. Pero Sherlock la miraba impresionado y con una curiosidad insaciable, hasta se acercó un poco más para ver más de cerca, John supuso que no le molestaría el olor, ya que trabajaba con cadáveres y los golpeaba más encima. Pero esto creía que ya se fue a otro nivel. Sherlock se acercó lo suficiente para ver la piel abierta de la mujer del torso y poniendose un guante de latex lo cojió levemente y tironeó un poco. Todos estaban increíblemente asqueados excepto él, que parecía estar disfrutando...Eso incomodó mucho a John y Lestrade, obviamente a los demás. Sherlock se arrodilló a lado del cuerpo y miró sus organos, que empezaban a descomponerse, pero vio quemaduras escenciales para el caso en ellos. Se volvió a levantar y vio en sus brazos más quemaduras, apartó el pelo negro y vio otra en su mejilla, para después retroceder esbozando una sonrisa. Se detuvo en seco cuando sintió pisar algo duro, algo que sobresalía del suelo y apartó su pie de ahí, agachandose y viendo más de cerca, para alzar las cejas impresionado y con una mano extraer un casete de grabación de audio, con la cinta puesta y todo, extrajo el casete y vio la cinta donde supuestamente tendría el nombre, pero en blanco. Lo volvió a colocar en el reproductor con el que venía y lo vio con detalle, con las miradas impresionadas de sus compañeros sobre él. Se giró en redondo para mirarlos sonriendo, pero a la vez seriamente.
-- Un casete de grabación, no es impresionante? Pero a la vez me impresiona que no hayan descubierto esto. Estaba a plena vista!
-- Pero ni tú pudiste encontrarla a plena vista...
-- Pues porque estaba concentrado en el cadáver. -- Le interrumpió bruscamente a la detective de Sally, mirandola con el ceño fruncido, pero después se tranquilizó. -- Esta es una gran pista, si me dejarían escucharla, podría revelarnos a donde realmente se llevó a cabo el asesinato.
-- Como? -- Preguntó confundido John, cruzado de brazos y mirandolo.
-- Es claro que esto fue un montaje del asesino, de verdad creen que alguien haría algo así porque sí? Es obvio que la mató primero y después vino aquí a montar el espectáculo. Pero al parecer no oyó cuando el casete se cayó del bolsillo del abrigo de...
-- Elizabeth Monthew.
-- Elizabeth Monthew, bien Gray. O estaba muy absorto en sus pensamientos y acciones o simplemente dejó qur cayera, ya que no sospecharia de esto como una pista. También, antes de matarla usó ácido corrosivo para quemar sus órganos internos y la piel para abrírsela más fácilmente. Entonces, me voy a llevar esto para ver que saco de él.
-- Sherlock! -- Exclamó John, que estaba cerca del cuerpo inerte de Elizabeth, y en su mano un papel pequeño que decía algo que el detective no podía leer desde ahí, así que se acercó a su pareja y revisaron la nota juntos. Decía solamente una oración escrita en tinta negra, los bordes de la hoja estaban quemados, pero Sherlock dedujo que no se trataba de fuego. La nota decía lo siguiente:
"No vayas ahí"
Sherlock no pudo evitar esbozar una gran sonrisa de la alegría, con los ojos brillandole de excitación y dio un saltito incluso de la emoción.
-- Oh, esto es maravilloso! Me encantan los casos así! Siento que cada vez que estoy en estos casos es Navidad! Me llevo estas dos cosas, caballeros y señorita. Buenas tardes!
Y se retiró de la escena del crimen, saliendo del depósito, con cuatro miradas impresionadas sobre él. John soltó otro suspiro pesado y despidiendose de los demás y dandoles una pequeña disculpa, salió también de ahí para seguir a Sherlock Holmes en su nueva y loca búsqueda.
《☆》 《☆》 《☆》 《☆》
Azufre...Hidrógeno, todo aquello encontraba del trozo quemado de la hoja de la nota, se la pasaba días y días solo en el laboratorio químico, estudiando la hoja y la tinta con la que se escribió, además de oír el casete una y otra vez, escuchando atentamente cada sonido. No era un audio con voces ni nada de eso, era una canción, Sherlock dedujo en poco tiempo que se trataba de una canción de "terror" de un videojuego, a juzgar por la tonalidad y la calidad "pixeleada" de la canción. Primero iba una melodía de cuna, que le recordó por el ritmo a unas escaleras, alguien bajando unas escaleras. Otra parte le recordó a relojes, muchos relojes juntos, sonando como uno gigante. Lo demás describía un paisaje...Algo oscuro, con varias máquinas y muy amplio. Buscó en internet varias veces, pero la mayoría habían sido erróneas. Para concentrarse más cuando estaba con el audio, se compró un par de audífonos, odiaba usarlos, pero para este caso era importante. O se la pasaba en casa en el sofá, pensando en silencio y oyendo la canción, o se la pasaba en el laboratorio, a veces de tanta frustración golpeaba los cadáveres con tanta rabia que les hacía leves heridas que sangraban. Tecleaba bastante en el portátil del apartamento, investigando y buscando, ya incluso le dolía el trasero de estar tanto tiempo sentado.
-- Sherlock...
El mencionado giró su cabeza de su portátil en el apartamento, hacia su pareja que llamaba su nombre, de una manera tan preocupada y apagada...John lo miraba de la misma forma, y se acercó a él.
-- Porfavor, tómate un descanso, asi sea pequeño, no te estás perdiendo de nada.
-- Me estaría perdiendo horas valiosas que pude haber aprovechado para resolver el misterio, y...
-- Estás todo desnutrido! Apenas comes, no duermes, ni te has cambiado de ropa para salir al laboratorio, te la pasas pegado a ese computador buscando una canción....No te das cuenta de lo que pasa alrededor tuyo...
Sherlock al oír todo eso, se llevó una mano a su caja torácica y se tocó ahí, sintiendo de forma impresionante sus costillas realmente notorias, sus ojeras de no dormir y casi todo el tiempo sus labios resecos. Volvió a ver a John, un poco más apenado que antes, pero éste siguió hablando.
-- Sherlock, tienes un novio que te ama, amigos y un hermano que te adoran y se preocupan por tí...Porqué el único que no puede ver aquello, eres tú? Porfavor, duerme, come un poco...Cuídate. Si no lo haces por ti, al menos hazlo por mi, que sabes que te amo más que a nada. Puedes ser el mejor detective consultor del mundo, el experto en tus áreas, pero también eres humano, lo consideres o no. -- Dijo finalmente para inclinarse y besar su mejilla tristemente, para separarse e ir a su cuarto. -- Y también, báñate. Apestas.
Sherlock se quedó un buen rato en silencio, y se mira la mano, para después suspirar pesado, tenía razón en eso. Al ver a John irse, le dijo algo que lo hizo detenerse. -- Al menos...Puedes hacerlo conmigo? --
John no pudo evitar sonrojarse levemente, aunque duró varios minutos en silencio y se volteó lento para mirarlo de reojo, sonriendo de forma traviesa. Sherlock le devolvió la sonrisa. Era obvia la respuesta del doctor.
《☆》 《☆》 《☆》 《☆》
Más ácido sulfúrico. Al parecer quien mató a Elizabeth Monthew le encantaba el ácido. Holmes siguió viendo a través del microscopio la quemadura de la hoja de la nota. "No vayas ahí", a donde? Esa pregunta en especial taladraba la mente de Sherlock, mientras que de paso oía de nuevo la canción del casete. Estaba solo en el laboratorio, obvio, era la 1 de la mañana. No habia nadie en esa sección, pero el hospital seguía abierto, estos siempre están abiertos las 24 horas del día. Sus dedos tambolireaban el ritmo de la canción sobre la mesa mientras trabajaba. Para ser honestos, la canción le recordaba demasiado....A una fábrica. Una fábrica...Una idea empezó a formularse en su cerebro, y una sonrisa se comenzaba a asomar en sus labios. La teoría sonaba bastante razonable, si estaba en lo correcto con la composición de la quemadura, y las del cuerpo de la mujer, fueran de ácido, y la canción es con relación a una fábrica, entonces ese seria el lugar perfecto. Sinceramente, muy pocas veces había resuelto casos en una fábrica, esto sería bastante interesante.
Después de unos minutos, se separó de golpe del microscopio con un fuerte golpe en la mesa y lanzó un grito de victoria. Era definitivamente el mismo ácido de las quemaduras del cuerpo de Monthew, y encima solo por curiosidad decidió ver detrás de la hoja, y ahí había un escrito en código morse, que logró descifrar en minutos y decía una marca: Vawcrid. Para ser sincero, no conocía esa marca, pero para eso existía el internet. Por ahora, ya había avanzado bastante con el caso. Ahora, al paso dos. Cojió su celular y marcó a su pareja, llevandose el aparato a la oreja. Esperó unos segundos, cuando sonrió más al oír a John contestarle, con voz de zombi recién despertado en la madrugada.
-- John! John, lo encontré!
-- Hmmm....Que...Que encontraste, Sherlock?
-- Logré descifrar a donde vamos ahora, es obvio que estas pistas nos llevan a un lugar, ahí es donde está nuestro asesino serial. Ju ju, me siento en Navidad~
-- Tu...Tu siempre te sientes en Navidad, Holmes...
-- Ju ju ju~ Mi querido John Watson, en 7 horas te vuelves a levantar con todos los ánimos del mundo. Nos vamos a una fábrica de ácido.
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