69
“Oí el rumor de que es la hora del té con los F4.”
Había transcurrido otro mes desde el fatídico accidente, otro mes marcado por la incertidumbre y la preocupación constante, puesto que el alfa puro daba favorables señales de haberse recuperado de casi la mayoría de sus lesiones debido a su condición de alfa puro, pero su cerebro parecía escoger la inconsciencia. Por supuesto, todos continuaban el transcurso de sus vidas. Y ahora, después de idas y vueltas para acomodar sus horarios, había llegado el momento de que Nayeon conociera a sus tíos por primera vez. Hoseok esperó esto por años, aunque, ahora, estaba lamentándose desde que despertó esa mañana por los llamados de Hyunjin para enseñarle diferentes bolsas cargadas de obsequios para su hija y los motivos por los cuales los escogió. La atmósfera en la habitación de Yoongi en el hospital increíblemente estaba cargada de emoción y nerviosismo mientras los F4 bromeaban con respecto al descoloramiento que Yoongi sufrió por desatender su cabello.
— ¡Más respeto a la momia! ¡Déjenlo descansar! —reprendió Hyunjin y Hoseok viró los ojos.
— ¿Cuánto más? Sospecho que quiere vencer el récord mundial de la persona que más tiempo ha dormido en la historia de la humanidad —Eunhyuk entrecerró los ojos, observando detalladamente los rasgos de Yoongi mientras dormía.
— ¿Están preparados para esta nueva y emocionante aventura? —preguntó Hoseok, con una sonrisa nerviosa por alguna razón—. Nayeon me llamó temprano, muy emocionada, diciéndome que me apresurara.
—Por supuesto, ¿no nos conoces? Siempre estamos listos para lo que venga en esta emocionante vida —respondió Eunhyuk, con una mueca juguetona—. Oye, Hoseok-ssi, ¿te imaginas si Yongsun te ha estado mintiendo todo este tiempo sobre tu paternidad? —El aludido lo miró directamente para darle un golpe detrás del cuello.
—Oye, Eunhyuk-ssi, no cualquiera hereda esto —Su dedo índice señaló su pico en forma de un perfecto corazón, logrando sacar una risa a Eunhyuk.
— ¡Ya, dejemos eso de lado y vámonos de una vez! —exclamó Hyunjin, ajustando su chaqueta con un gesto elegante antes de acercarse a Yoongi, inclinarse y depositarle un beso en la frente—. Vendré mañana, Yoongi-ah.
—Me aseguraré de contarle este atrevimiento tuyo en cuanto despierte —advirtió Eunhyuk—. Y no solo a él, sino también a ese omega en cinta con las hormonas descontroladas.
Después de unos momentos más de despedida, salieron de la habitación y se dirigieron a sus respectivos autos, cada uno equipado con una sillita para niños. La tensión se sentía en el aire mientras se dirigían hacia la casa de Solar, puesto que había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que se atrevieron a enfrentarla, y se sentían quizá un poco más nerviosos de lo normal después de tener en cuenta todo lo relatado por Hoseok durante su reconciliación en el parque hacía un mes.
Al llegar, encontraron a Solar esperando en la acera con Nayeon, quien los observaba con sorpresa. Bajaron de los autos, animándose a sí mismos y se acercaron a saludar. Nayeon se mostraba un poco cautelosa al principio por las intimidantes presencias que eran igual de altas que su papá Hobi y que le veían con un aparente emoción, cariño, ternura y calidez, pero pronto se acercó a su papá con una sonrisa.
— ¡Hola, papá! —exclamó Nayeon, abrazándolo con entusiasmo.
Solar los miró con ceño fruncido y mueca desagradable por los diversos recuerdos junto a ellos durante la secundaria, especialmente con Eunhyuk y Hyunjin, quienes jamás en la jodida vida conseguirían cambiar su opinión negativa de ellos. A duras penas aceptaba que Hoseok y ella compartían a Nayeon para siempre.
—Los F4... —Posó las manos sobre sus caderas y exhaló—. ¿No hay nada que los separe, verdad? Su amistad es... indestructible —comentó Solar con ironía—. Se tomaron demasiado en serio su promesa de sangre.
Hoseok notó la tensión en el ambiente, percibiendo cómo el aire se volvía denso por las feromonas sueltas con cada segundo que pasaba. Antes de que pudiera intervenir para calmar la situación, observó cómo Eunhyuk y Hyunjin se adelantaban, como si estuvieran dispuestos a enfrentar a Solar y responder ante sus comentarios.
—Cuánto tiempo, Yongsun. Sigues siendo una total aguafiestas como en la secundaria, ¿eh? —bromeó Eunhyuk con una sonrisa sarcástica.
Hyunjin contuvo la risa mientras observaba los gestos de Yongsun y añadió:
—Aún mi energía rechaza tus malas vibras, querida Solar, y en verdad no me sorprende —Una sonrisa juguetona asomó en sus labios, mientras notaba la creciente impaciencia en la omega. Hoseok, por su parte, parecía estar disfrutando de la situación, como si lo devolviera a su adolescencia, cuando sus mejores amigos junto a Solar, solían discutir a diario como perros y gatos durante el almuerzo en el colegio al que todos asistían.
Solar tomó una profunda inhalación y, al acercarse a Nayeon, cubrió sus oídos antes de dirigirse a Hyunjin:
—Tú, como siempre, continúas muy enfocado en ser un estúpido arrogante y odioso. Vete a la mierda, Hwang Hyunjin.
Hoseok, consciente de la necesidad de calmar la situación al ser invadido por muchas feromonas desagradables por parte de la madre de su hija, intervino con un tono sereno:
—Solar, te ruego que cuides tu lenguaje —murmuró, su mirada desviándose hacia Nayeon como una advertencia silenciosa de que no estaba siendo un buen ejemplo.
—Lo sé, Hoseok. ¿Por qué crees que tapé sus oídos antes de responder? —Solar se dirigió a él con una mueca irónica.
Hoseok, conteniendo un suspiro, apartó a Nayeon de su madre y la llevó hacia sus amigos con una creciente emoción.
—Nayeon, bonita, ¿recuerdas cuando te hablé de algunas personas gritonas, excéntricas, aunque graciosas e importantes para papá?
Con una chispa de curiosidad en su mirada, Nayeon asintió con entusiasmo. Recordaba claramente las conversaciones con su padre mientras la llevaba de regreso a casa, mencionando a unos hombres que eran sus “tíos” y mostrándole fotografías.
—¡Por supuesto que sí! ¡Me dijiste que tengo un montón de tíos que aún no he conocido! —exclamó con emoción.
Con una sonrisa, Hoseok procedió a presentarlos, acentuando la mirada en cada uno:
—Sí, tienes muchos tíos —Asintió de acuerdo, riéndose un poco de la situación—. Nayeon-ah, ellos son el tío Eunhyuk y el tío Hyunjin.
Nayeon se acercó a ellos a la par que sostenía en brazos a su koala de peluche, examinándolos con cierto interés antes de hacer una observación inesperada que causó ternura a los adultos que la rodeaban.
—¿Por qué huelen a mi tío Yoongi?
Eunhyuk respondió con una risa suave y comprensiva, inclinándose un poco:
—Porque acabamos de visitar al tío Yoongi. Nayeon-ah —la llamó con ternura y ella parpadeó, esperando por lo que su nuevo tío tuviera para decir—, el tío Hyunjin y yo lamentamos mucho habernos perdido tanto tiempo contigo. Pero ahora tenemos toda una vida para ti, así que, dime, ¿con quién prefieres ir en el auto?
La intervención rápida de Solar no se hizo esperar:
— ¿Tienen sillas para niños? De cualquier manera, Nayeon no irá con ustedes, irá con su padre —declaró con firmeza.
—No te preocupes, tenemos todo lo necesario para cuidarla —Eunhyuk respondió con seguridad—. Estamos perfectamente preparados para llevarla, ¿acaso lo dudas? —La omega viró los ojos.
Solar no dijo nada y saludó a Nayeon con una sonrisa forzada. Nayeon hizo un pequeño juego de elección y decidió irse con Hyunjin. Hoseok hizo un gesto de seguir adelante y la siguió de cerca.
Decidieron ir a un parque cercano, donde bromearon con Nayeon, jugaron y charlaron animadamente. Nayeon les contó emocionada sobre una nueva animación que Hoseok le permitía ver durante una hora todos los días de nombre Bluey, mientras disfrutaban de un momento de conexión y complicidad que surgió con total facilidad en medio de la oleada de problemas que los atravesaban.
Después, regresaron al departamento de Hoseok, donde experimentaron por primera vez la sensación de ser invitados a una fiesta de té con coronas de príncipes. Era evidente que Nayeon era el centro de atención y de distractor para todos, incluso para su padre, cuyo rostro mostraba signos de fatiga después de un día paseando por el parque.
Los tres se encontraban rodeados de juguetes esparcidos por el suelo, con una mesa baja lista para el “té”. Nayeon saltaba entre ellos, irradiando alegría incluso a altas horas de la noche, mientras sus tíos la observaban con ternura. Sin embargo, esa ternura pronto se transformó en burlas y risas cuando Eunhyuk bostezó.
—De gigoló a payaso por una niña de cinco años. Parece que una nueva mujer se une a tu selecta lista de “Mujeres que me hacen caer de rodillas”. —Hoseok aplaudió, riendo por su propio comentario.
—Eunhyuk-ssi, ¿qué té prefieres? ¿Manzanilla, boldo o “todas ellas me tienen bajo su dominio”? —preguntó Hyunjin, con una sonrisa traviesa mientras sostenía una tetera. De los tres, él parecía ser el más emocionado y disfrutaba más jugando con Nayeon.
Eunhyuk fingió una expresión de profundo pensamiento. ¿Se estaban burlando de él? Entonces, él también jugaría con ellos.
—Hum, creo que me inclinaría por el té verde o el té “deseo probar un sorbo dulce y alegre de la hermanita de mi mejor amigo” —recitó poéticamente, pero su comentario fue recibido con muecas de desagrado—. ¿Y tú, mi querido Hyunjin?
Hyunjin levantó una ceja con fingida seriedad, ocultando sus deseos de lanzarse contra Eunhyuk. No entendía cómo podía seguir actuando como si nada después de haberle confesado en el pasado que se había metido con la hermana menor de su mejor amigo. Como si no recordara que a los siete años, él mismo la había visto corretear en pañales por el enorme jardín de la familia Hwang cuando tenía solo tres años. ¡La había visto crecer junto a ellos, por todos los cielos!
—El té negro —contestó su pregunta, notando cómo Nayeon prestaba atención a la conversación—, es mi opción más obvia, por supuesto. Es el té de los guerreros —agregó, improvisando.
Nayeon rió, agarrando una de las tazas de juguete para sentarse frente a sus tíos y su padre.
— ¡Yo quiero té rosa con chispas de unicornio! —pidió en una exclamación.
Los tres adultos intercambiaron miradas divertidas antes de que Hoseok asintiera solemnemente.
—Entonces, té rosa con chispas de unicornio para la princesa Nayeon. Sírveme, príncipe Eunhyuk.
Eunhyuk se rió, sirviendo el “té” en la taza de Nayeon, Hoseok y Hyunjin.
— ¡Listo! ¡Disfruta del té, princesa Nayeon! —Sus gestos eran propios de un verdadero miembro de la realeza, si sus amigos se permitían ser francos.
Mientras Nayeon sorbía su té imaginario con entusiasmo, Hyunjin continuó bromeando:
— ¿Sabes qué, Nayeon-ah? Si bebes suficiente té de unicornio, ¡te convertirás en una princesa real!
Nayeon, con los ojos brillantes de emoción, exclamó:
— ¿De verdad, tío Hyunjin? —El alfa asintió—. ¡Entonces necesito más té de unicornio!
Los tres amigos estallaron en risas, disfrutando de la tarde llena de imaginación y risas con la preciosa Nayeon.
25 de diciembre, Noche buena.
La habitación del hospital estaba iluminada por luces intermitentes y adornos navideños que intentaban traer algo de alegría a aquel ambiente cargado de angustia y tristeza. Jimin, sentado junto a la ventana, observaba el paisaje nocturno mientras la nieve caía suavemente afuera. El resplandor de las luces de la ciudad se reflejaba en sus ojos llenos de lágrimas mientras recordaba que era la primera navidad que su alfa y él pasaban juntos, y cómo todo era diferente a como alguna vez logró imaginar.
El sonido de su teléfono interrumpió sus pensamientos, y al revisar los mensajes, vio los saludos navideños de Taehyung, Jungkook y Chaerin. Su corazón se apretó al leer los mensajes llenos de amor y preocupación, recordándole lo lejos que estaban de casa en ese momento. Chaerin incluso le ofreció pasar la Navidad junto a los señores Min, celebrando que era la primera vez en muchísimo tiempo que se sentía cómoda y alegre teniendo la compañía de sus padres por esas fechas, pero Jimin rechazó la oferta con un nudo en la garganta. No podía, o más bien, no quería permitirse alejarse de Yoongi, no cuando su alfa podría despertar y no encontrar a nadie a su lado.
Jimin se levantó de su asiento y se acercó a la cama donde yacía Yoongi, aún dormido bajo los efectos de los medicamentos. Observó con tristeza las vendas y las férulas que cubrían su cuerpo, recordándole una y otra vez el accidente que los había dejado en esa situación. Con manos temblorosas, tomó la mano de su amado y la sostuvo entre las suyas, sentándose en el asiento disponible a un lado de la camilla.
—Feliz Navidad, F4 —susurró Jimin con voz temblorosa, tratando de contener el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse—. Despierta, ¿sí? La obstetra no me esperará tanto tiempo, y quiero que conozcamos a nuestro bebé juntos. Yo no... no quiero hacer esto solo —Su voz se entrecortó y se obligó a sí mismo a controlarse. Tenía que continuar enviándole a través del lazo todas las fuerzas posibles a su alfa—. Despierta o haré un berrinche de esos que no te gustan.
Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas en tanto que seguía aferrado a la mano de su alfa, deseando con todo su ser que su amado despertara y pudieran compartir ese momento juntos. A pesar de lo que le pasaba a él sentimental y emocionalmente, Jimin no se permitía perder ni un solo día de visitas a la habitación de Yoongi, pasando horas a su lado impregnándose de sus feromonas, compartiendo historias de su infancia y recuerdos que se llevó durante su intercambio en el extranjero en un intento desesperado por traerlo de vuelta a la conciencia.
Esa noche de Navidad totalmente diferente a las anteriores que ha vivido, aunque le pesara no poder estar con sus mejores amigos o con su hermano mayor, realizó un esfuerzo enorme por entretenerse y, como nunca consideró que estuviera de más, de estudiar de forma activa el guión para su defensa, cayendo dormido a las pocas horas de haber comenzado sin que su mano dejara de aferrarse a la mano de su alfa.
Esa misma noche, a altas horas de la madrugada, Namjoon y Seokjin, en el departamento luego de brindar bajo un muérdago, prepararon un bolso para el omega pelirrosa, como todas las noches. Namjoon condujo hasta el hospital junto a Seokjin y le llevaron un cambio de ropa abrigada y algunos alimentos. Y en el momento que ingresaron a la habitación, el alfa de piel acaramelada se abstuvo de realizar algún comentario ante la imagen que los recibió a los dos, una que sólo le causaba enfado, preocupación e incertidumbre por querer saber de una vez por todas cuándo ese alfa conectado a cables podría volver a despertar para acabar con el infierno que Jimin estaba atravesando en silencio.
Mientras que Seokjin se encargó de sacar del bolso unas mantas gruesas, Namjoon cogió en brazos a su hermano menor en su sueño profundo para depositar su cuerpo con sumo cuidado sobre el sofá-cama y su omega se acercó a cubrir a Jimin con las manta con rapidez cuando lo vieron acurrucarse, sufriendo un poco de frío y descansando las manos protectoramente sobre su vientre, colocándose de costado con ambas cejas fruncidas. También notaron, como en otras ocasiones, que llevaba puesta una sudadera amarilla de la que no era dueño, aunque ninguno se atrevió a quitársela o aconsejarle que utilizara su propia ropa. Entendían que era la única manera en la que Jimin podía encontrar un poco de paz y descanso, aferrado a una sudadera de Yoongi o trayéndola puesta.
—Esta situación es insostenible, hemos llegado a un límite —confesó Namjoon con la voz áspera—. Habría preferido llevarlo a Busan por unas semanas o siquiera unos días para que se distrajera, pero cada vez que lo sugería, él se negaba rotundamente.
Jin, aferrado al fornido brazo de su pareja, lo miró con preocupación. Ambos observaban a Yoongi, perturbados por los sonidos del monitor que parecían llenar la habitación.
—Entiendo que te preocupe, pero, ¿cómo podrías siquiera sugerir algo así dadas las circunstancias? Se trata de su alfa —cuestionó el omega, buscando consuelo en el contacto con Namjoon.
Namjoon suspiró profundamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Lo sé y lo comprendo, pero es un omega encintado y toda esta situación me llena de terror. Está cuidándose, acata las indicaciones de su obstetra, él lo intenta todos los días. Sus amigos van y vienen del departamento, trayendo ropa de bebé, ofreciéndole compañía, pero, Jinnie, Jimin apenas muestra emoción. Guarda todos los regalos en el armario de su habitación, apenas habla de este tema y de su cachorro. Está sufriendo, y eso no puede ser bueno para el pequeño Poof —rechistó—. Necesito que Yoongi abra los ojos de una maldita vez.
—Supongo que aún es cuestión de tiempo... —intentó consolar el omega, mirando fijamente a Yoongi—. O es cuestión de voluntad.
Jimin se sentó con cuidado en el borde de la cama del hospital, mirando con ternura a Yoongi mientras este yacía allí, aún inconsciente, el colgante de los búhos brilló aún más cuando el color oro fue acariciado por la luz de la habitación. Con manos temblorosas, se levantó la parte superior de su vestimenta para revelar el pequeño bulto que se formaba en su vientre, donde su pequeño Poof crecía de manera saludable. Tomando la mano fría de Yoongi, la colocó con suavidad sobre la zona baja de su abdomen, sufriendo un escalofrío inmediato por todo el cuerpo, y deseando con todo su corazón que pudiera sentir la vida que crecía dentro de él.
—Yoongi-ah —comenzó Jimin con voz suave pero llena de emoción—, nuestro cachorro ha crecido, no es mucho, pero está haciéndose notar —liberó una pequeña risa acompañada de un rubor en sus mejillas—. Tengo antojos, demasiados, y Namjoon hyung junto a los demás se ocupan de cumplir con ellos. Tus amigos también, deberías estar orgulloso.
Trece semanas exactas habían transcurrido, y el paso del tiempo parecía ir más rápido de lo que Jimin hubiera deseado. Aunque no estaba disfrutando plenamente de todo el proceso, cada mañana se paraba frente al espejo y dedicaba quince minutos a mimar y conversar con su pequeño Poof. Quería asegurarse de que, de alguna manera extraña, no se sintiera solo mientras crecía dentro de él como un gusanito que lo incitaba a devorar cualquier alimento que se le cruzara enfrente.
— ¿Sabes? He estado intentando ponerme al día con mis deberes en la universidad y con la defensa de mi tesis. Se acerca la fecha y quiero sacar mi título de una vez. Sé que tengo varias oportunidades para dar la defensa, pero quiero hacerlo todo de una sola vez. Quizás estoy enloqueciendo, pero ya me conoces a la perfección.
Suspiró, sintiendo la ansiedad apretar su pecho mientras continuaba hablando.
—He reducido el consumo de mis dulces favoritos porque ahora me causan ansiedad —Prosiguió a comentar, atravesado por una mueca de disgusto en el rostro—. Ha sido un poco difícil porque creo que entiendes cuánto me gustan, en especial los batidos, pero sé que es lo mejor para mí.
Jimin se mordió el labio inferior, luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer. El sonido incesante de los monitores lo estaba aturdiendo.
—Formé una especie de manada extraña con los F4 y con Taehyung y Jungkook, y me sobreprotegen más de lo que me gustaría. Ellos han sido increíbles todo este tiempo y me siento agradecido, pero... —Su voz se quebró un poco, sintiendo un nudo en la garganta—. ¡O-oh! Namjoon, Chaerin, Jin también han sido pilares importantes para mí. Pero... —Tragó saliva, luchando por mantener la compostura una vez más—. Pero te extraño, Yoongi. Quiero que despiertes lo más pronto posible.
Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla mientras continuaba hablando.
—He intentado disuadir a la obstetra para que no realice los ultrasonidos y ecografías correspondientes aún. Quiero que ese momento sea de nosotros dos, Yoongi. Quiero que estés despierto para ver a nuestro bebé por primera vez, no me cansaré de repetírtelo.
Se aclaró la garganta, y entonces, centrándose en el vacío que atravesaba su lazo y el cual le costaba horrores acostumbrarse y pasarlo por desapercibido. No había nada, tampoco tenía las palabras justas para describir lo poco que lograba percibir en ese canal de conexión entre su alfa y él, Jimin dijo:
Tú y yo, nadie más. Yoonie, te amo, alfa mío, pero tu omega se está rindiendo. Nuestro lazo está débil y eso, al parecer, es contagioso. Quizás sea algún efecto de mi estado, no lo sé. Te necesito aquí, así como necesito que me abraces, que tú me contengas, que me impregnes de café y cítricos, que me molestes con preguntas y comentarios tontos para sacarme de mis casillas... Necesito que vuelvas y que me llames Wandita por el resto de nuestras vidas. Echo de menos ser “Wandita”, y echo de menos llamarte “Cosmo”.
Con un suspiro tembloroso, Jimin apretó suavemente la mano de Yoongi, deseando con todo su ser que pudiera sentir su amor y sus anhelos, acompañado de todo aquello que a su alfa pudiera serle de ayuda para despertar de la inconsciencia.
Agárrense las panties.
¿Les gustaron los separadores? Los hice en Canva (REINA) un día que estaba muy aburrida en mis vacaciones.
Tuve que dividir el capítulo en dos porque eran un total de casi 8000 palabras, DEMASIADO.
Gracias por seguir tan pendientes de esta historia, aunque lo repita todo el tiempo, aprecio el amor que le dan, es motivador para mí.
Levante la mano a quién no le hace ninguna gracia que Jimin ya esté su primer trimestre y haya decidido evadir todo lo posible una ecografía:
No tienen idea de cuánto extraño que Wandita y su alfa interactúen, incluso se convirtió en una necesidad que Cosmo le hable al bebé de ambos como todo buen papá alfa.
Espero que lo disfruten mucho.
ALEX.
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