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Oí el rumor de que estamos cayendo desde el séptimo cielo, estrellándonos desde lo alto, pero completamente despiertos.

Un auto estacionó en una zona sombría de la calle de Seúl, rodeando la manzana completa del iluminado parque para niños que guardaba memorias de cuatro jóvenes que desarrollaron un afecto sinigual, tan íntimo como irremplazable; que fue testigo de momentos de alegría y tristeza en las diferentes etapas de sus vidas, sin embargo, ahora se convertiría en un espectador más la situación crucial que cuatro adultos universitarios a punto de graduarse atravesarían al otro lado de la manta de arbustos verdes que separaba los juegos para niños y la cancha de baloncesto que forjó una pasión que compartían hasta ese día.

Luego estacionó una motocicleta, y detrás le siguió una camioneta. Yoongi sostenía un bolso negro, sus muchachos captaron a los pocos segundos que se trataba del equipo de protecciones y balones que el alfa puro resguardaba en su casa para eventos como esos donde acordaban reunirse por las noches a practicar baloncesto. Al principio, ni siquiera Hoseok comprendió el motivo que lo llevó a traer consigo tanto equipaje, no obstante, después de un saludo frívolo y un silencio que creó un ambiente pesado entre ellos, Yoongi lanzó el bolso hacia el suelo y se posicionó a su lado para comenzar a brindar una explicación al respecto.

—Fui a casa y reflexioné que la mejor manera que tenemos para tratar este asunto importante es jugando un partido de baloncesto.

—Yoongi-ah, esto es crucial. No podemos hacer eso —Hoseok se opuso de inmediato.

—Tú fuiste el último en llegar aquí —Su mirada se dirigió hacia quien provocó tal escándalo—, eso significa que tu opinión no cuenta en absoluto, Jung Hoseok.

Yoongi, mientras tanto, tomó un balón de aquel enorme bolso deportivo y lo sostuvo por un par de segundos tras erguirse.

—En mi opinión, es una forma bastante creativa para resolver este conflicto de una vez por todas a nuestro propio estilo. —señaló Hyunjin, recibiendo de Eunhyuk una intensa mirada en su perfil. No se quedó atrás y le devolvió la misma mirada—. ¿Por qué me ves de esa manera? —cuestionó y recibió un vistazo sugerente—. ¿Por lo que dije? Sí, Eunhyuk-ssi, estoy de acuerdo con esta manera de confrontar las cosas. También hay que aceptar que al único que beneficiará es a ti, porque gastarás mucha energía y, por ende, podremos tener una conversación pacífica sin que tú quieras lanzarte a golpear a Hoseok y Yoongi hyung.

—Me siento traicionado por ti, pero está bien, es razonable porque lo intentaría —dijo para sorpresa de tres jóvenes que estaban prestando atención en su dirección, luego notaron una ligera sonrisa ladeada que se desvaneció prontamente al girar su cabeza hacia el frente, hallándose con los ojos de Hoseok y Yoongi—. Habrá equipos. El nombre de nuestro equipo es "Discúlpense, cabrones"; ustedes tienen asignado el equipo "Pinocho y su gemelo".

“Wandita, responde sí o no. Eunhyuk asignó el nombre de mi equipo con Hoseok como “Pinocho y su gemelo”. ¿Debo golpearlo o aceptar sin rechistar?” Consultó a través del lazo con su omega, aprovechando el tiempo que se creó entre ellos mientras Hoseok y él permanecían dudosos de identificarse con tal nombre. En otras circunstancias habría reído a más no poder, ahora sólo sentía un conflictivo bucle de emociones que no quiso identificar.

No puedes negar que es creativo. Le dijo, entonces Yoongi presintió que su pareja estaba reprimiendo su risa. Estamos cerrando el restaurante con Chaerin noona, ella me dijo que te concentres y te comportes. Respondió el omega apenas unos segundos después, pero agregó también: Lo más sensato que puedes hacer es destruir su rostro de niño bueno, así las mujeres dejarán de notarlo y jamás volverá a utilizar su pene. Necesita una lección, es asqueroso que piense que la universidad y, especialmente, el baño sea un motel de ingreso gratis. Me dio acidez de tan sólo recordar el día que escuché cómo follaba con alguien mientras yo estaba lavándome las manos.

Tus hermosas manitas que extraño besar. Halagó su alfa, liberando un suspiro sonoro que llamó la atención de los demás. No fue difícil acertar que estaba conversando en silencio con su pareja, por lo que permitieron que acabaran en lo que ellos escogían cada sector que le pertenecería a su contrincante. Seguidamente, añadió: “Tomaré el consejo de noona y te veré mañana, ¿de acuerdo? Háblale a nuestro cachorro antes de irte a la cama.”

Yo aún no acabo de procesar esta noticia completamente, pero a ti se te ha resultado sencillo, al parecer. Mencionó, y casi sin pensar, Yoongi se lo imaginó con los labios abultados formando un puchero. Luego, Jimin dijo: Fighting, alfa.

Gracias. ¡Oh, espera! Hace un tiempo leí que es común colocar un apodo al bebé durante su gestación. No me tomó demasiado llegar a la conclusión de que deberíamos apodar a nuestro cachorro como “Poof”, el hijo de Cosmo y Wanda. Tú eres mi Wandita, yo soy tu Cosmo, y juntos tendremos a Poof.” Le comentó cargado de ansiedad y alegría combinadas de maneras que Yoongi jamás podría haber imaginado, terminando por inundar el enorme espacio de su conexión íntima con euforia, afecto, satisfacción, amor, y tantos más que Jimin se sintió envuelto en una manta cálida y protectora a pesar de no encontrarse con su alfa en ese momento.

Tiene sentido, no me opondré por más ridículo y cursi que haya sonado.

Tras la extensa conversación, se posicionó el círculo situado en medio de la cancha para poder escoger quién comenzaría a hablar. Se enfrentó con Eunhyuk en el centro, tomando la posición estratégica que tanto ha acostumbrado durante años para atrapar el balón a la par que Hyunjin fue el encargado de lanzar la pelota hacia arriba, aunque notó la trampa impuesta para beneficiarse y obtener el resultado que quería: arrojarla poco menos de noventa grados, en dirección hacia su musculoso mejor amigo, cuyas piernas parecían preparadas para saltar.

—Debemos respetar nuestros turnos, por eso... —lamió sus labios— . Quien tenga el balón en su poder, será libre de hablar hasta que el equipo contrario se lo arrebate. ¡A jugar! —Finalmente Hyunjin alzó la voz, mandando el balón muy lejos de sus amigos con cierto beneficio hacia el lado de su equipo.

Yoongi no logró capturar la pelota, pero tuvo una rapidez impresionante para comenzar a correr hacia ella e intentar quitársela a Eunhyuk. Se encontró con amagues, con rebotes fuera de regla, con indicaciones concisas, como si ambos hubieran esperado por aquel momento durante toda su vida.

Intentó muchas maneras de obtener un resultado diferente en los primeros minutos de aquel partido improvisado, pero le daba la impresión de que era inutil jugar contra un hombre que conocía su forma de moverse en la cancha desde que tenía aproximadamente diez años, edad en la que decidieron inscribirse a su primer club de baloncesto escolar.

Hoseok se colocó a su lado, encargándose de arrinconar a Eunhyuk lo más que pudo, pero un giro de éste produjo que trastabillara y perdiera la oportunidad de conseguir quitarle el balón de las manos.

— ¡Ven, Hoba! —Eunhyuk incitó, sonriendo hacia su contrincante—. ¡Arrebátame el balón y dáselo a tu amigo Yoongi así demuestras una vez más que sólo depositas tu confianza en él! —expresó y el susodicho gruñó e inmediatamente corrió hacia él, poniendo en práctica tácticas que nunca creyó utilizar en contra de sus amigos—. ¡Maldito cabrón, tengo todo el puto derecho a enfadarme por eso! —añadió encabronado, deshaciendo su sonrisa para girar su rostro hacia Hyunjin, lanzándole el balón en cuanto Yoongi comenzó a acercarse—. ¡Hwang, aquí!

Su compañero la atrapó con suma facilidad y corrió como si su vida dependiera de ello, intentando ganar un poco más de tiempo al aproximarse hacia la canasta contraria para encestar de un salto que su entrenador aplaudiría, de no ser porque aún no estaba al tanto de los conflictos que rodeaban al cuarteto de sus mejores jugadores.

Levantó la cabeza, posicionando sus brazos para sostener la pelota y otra vez avanzar, pero siendo perseguido por dos muchachos con mirada de cazador.

—¡Fueron años de puras mentiras! —Elevó la voz, agitándose tras sus esfuerzos para mantener el balón en sus manos—. ¡Dos décadas donde yo creí que confiábamos ciegamente en el otro, pero estaba equivocado, Hoseok!

El alfa mencionado, que tenía sus brazos extendidos para atacar, se descolocó ligeramente y por un momento su mente se desconcentró al punto que perdió otra oportunidad para hablar cuando Hyunjin se fue hacia Eunhyuk.

—Explícame qué demonios se te pasó por la cabeza para llegar a la conclusión de que solo uno de nosotros debía conocer a tu hija. —agregó en última instancia antes de perder su turno; el balón terminó por ser quitado de sus manos a causa de un movimiento en falso que limitó a Hyunjin y la pelota dejó de rebotar, siendo arrebatada velozmente por Yoongi.

—Por favor, había razones de sobra para que no se los dijera.

Eunhyuk ablandó su expresión, descolocándose completamente. Los pocos segundos que tuvo para pensar, los usó para escarbar en todos sus recuerdos con aquellos tres hombres, curioso por entender qué demonios había sucedido para que Yoongi liberara esa afirmación aún sin fundamentos. Después, Hyunjin lo empujó y no tuvo más opción que continuar a pesar de estar desconcentrado.

Yoongi lanzó el balón hacia Hoseok, cuyo cuerpo se estiró para atraparla en el aire. Juntos llegaron a la conclusión de que aquel tiro era perfecto para jugar frente a dos jugadores profesionales de baloncesto que tenían una década de experiencia arrebatar el balón de su contrincante cuando accionaba con movimientos terrenales por toda la cancha, creyendo incorrectamente que así el juego sería más sencillo para ellos.

—No lo culpen a él, yo le ordené que guardara silencio —aclaró cuando lo enfrentaron a la par—. Me equivoqué y lo siento mucho.

— ¡¿Entonces qué fue lo que te impulsó a decírselo solo a él?! —se alteró a niveles que no logró controlar a tiempo. El juego dejó de importar para ellos en el momento exacto que una lágrima se deslizó por la mejilla de Eunhyuk—. ¡No lo entiendo! ¿Qué te hicimos para que...? —cuestionó a medias por la falta de aire con las manos aferradas al balón, clavando sus cortas uñas allí—. Pensé que... —Su pecho subió y bajó no agitado por sus corridas, sino por su propia lucha interna para no derramar más lágrimas—. ¡Mira lo que ocasionaste por ser un mentiroso!

Fue lo último que expresó a los gritos, desgarrando su voz y con una angustia que comenzó a desbordar sin que nadie lo pudiera ayudar. En el fondo, luchaba contra sí mismo para querer expresar que no podía alejarse de ellos, su manada, porque significaría una pérdida enorme y catastrófica. Para bien o para mal, lo más grande que ha tenido en su vida era la amistad de esos tres hombres y tenía las condiciones suficientes para luchar e intentar perdonar.

Eunhyuk señaló con el dedo índice a Hoseok justo después de haber tirado el balón que atropelló estruendosamente sobre las rejas que rodeaban la cancha. La rabia consumía su lado humano, su parte con razonamiento; pero su lobo experimentaba una desesperación y un dolor que presionaba su pecho. Porque así como lo experimentaba él, haciéndolo conocer a través de sus feromonas de aromas agridulces, el resto lo sentía de igual manera, con las uñas de sus propios lobos desgarrando el interior de cada uno, creando un sufrimiento incomparable.

—No me digas que lo entiendes porque realmente no sabes cómo se siente que tus amigos te traicionen de esta manera —continuó diciendo, atrayendo aún más la atención de sus amigos—. Hemos tenido suficiente, ¿no te parece? Sé honesto por una vez en tu vida. Dame las malditas razones —ordenó con la mirada oscurecida.

—Acaba con esto, Hoseok, basta de rodeos. —intervino el alfa puro en esa ocasión, logrando que un sonoro suspiro saliera de los labios contrarios.

—Seguirá siendo mi culpa sin importar la explicación —reflexionó y tiró sus cabellos hacia atrás y sorbió su nariz, sintiendo un revoltijo en el estómago debido a tantas emociones atravesando en su interior—, aún así, esto se terminó. Escuchen, yo... —remojó sus labios, extrañamente habían pasado muchos años desde lo ocurrido y de la última vez que habló de ello y no estaba cómodo—. Nunca volví a recuperar por completo mi confianza hacia ustedes desde que toda la escuela se burló y tuvo lástima de mí a los quince años.

— ¿De qué estás hablando? —preguntó impaciente—. ¿Por qué ellos te tendrían lástima o se burlarían? ¿Por qué, por qué, por qué? —repitió hasta el cansancio, estirando ligeramente los labios.

Yoongi bajó la mirada, necesitando llenar sus pulmones de aire. Hoseok, por otra parte, con una bruma de nerviosismo, pensó en que el aire parecía más denso, y los rostros expectantes de sus amigos reflejaban una mezcla de curiosidad y ansiedad.

—Mi diagnóstico de cáncer. Todo el mundo se enteró y sólo ustedes conocían mi situación, incluso les hice jurar que jamás hablarían de eso porque precisamente no quería que me observaran como un pobre enfermo y tuvieran pena por mí.

—El juramento sigue en pie. Yo nunca abrí la boca, Hoseok. —intervino con sus cejas fruncidas.

— ¿Ah no? —rechistó—. ¿Recuerdan a HyunAh? —Ellos asintieron, más confundidos que antes—. Gracias a ella, supe que ustedes causaron ese revuelo con mi diagnóstico por toda la escuela. Abrieron la boca y todos se enteraron. Supongo que recuerdan la mudanza a Estados Unidos por un año y medio; fue por ese motivo —Su voz se entrecortó al confesar y bajó su mirada para recuperar el aliento que sus irremediables ganas de soltarse a llorar le causaron para así poder continuar—, también porque mis mamás querían que sanara lo más rápido posible para dejar de pensar en lo que pasó —Hizo una pausa breve antes de seguir—: Ese es el núcleo de todos nuestros problemas, pero he de admitir que jamás se me pasó por la cabeza siquiera mencionarlo porque pensé que podía superarlo.

El alivio inundó su ser al liberar el secreto que había sido su carga solitaria. Sin embargo, a medida que las palabras abandonaban sus labios, una sombra de arrepentimiento se posó en sus ojos. De repente, las imágenes de ese pasado que aún era inaceptable para él, impactaron sobre sí como un enorme tifón en las islas.

—Pero luego Solar me llamó para decirme que estábamos esperando un bebé e inmediatamente no lo pensé dos veces y llamé a Yoongi —siguió revelando—. Tenía diecisiete, y en ese momento lo único que pensé fue que no necesitaba experimentar lo mismo, y no se los conté y lo lamento mucho. Ni siquiera es una razón muy válida —se adelantó a pensar, como queriendo evitar más ataques hacia su persona—, aún así, es lo que tengo para decir.

El tono de sinceridad en su voz era inconfundible, revelando la autenticidad de sus sentimientos. No tenía nada más que agregar, él contó la historia con todos los detalles que, hasta ese momento, habían permanecido en la penumbra de sus pensamientos y, aunque era complicado de admitir, también en los de Yoongi. Cada palabra parecía arrastrar consigo el eco de una verdad que, aunque liberadora, también dejaba un rastro de la culpa que, justificable o no, ha llevado consigo desde sus diecisiete años.

—Nosotros nunca abrimos la boca —sostuvo Eunhyuk en total desacuerdo.

—¡Lo hicieron! De alguna manera u otra, lo hicieron. Y no fue la única vez que algo así ocurrió. En la secundaria escucharon a Eunhyuk hablar sobre mi relación con Solar y la acosaron por el estúpido motivo de que era la pareja de un chico popular. No pudo soportarlo y fue otro de los motivos para que decidiera terminar nuestra relación.

—Quizás hablamos entre nosotros sobre eso y alguien lo escuchó y esparció por toda la escuela, pero jamás romperíamos ese juramento. Hyung, créenos. Escucha, sé que tenemos una gran boca y que yo adoro escuchar lo que no debo, aún así es totalmente imposible que fuéramos los culpables —Hyunjin intentó explicar, colocándose nervioso.

—Es mi culpa. A medida que fui madurando, lo pensé mejor —reflexionó de nueva cuenta, bajando su quijada para luego colocarse de rodillas como muestra de su sinceridad—. Le debo una disculpa por haber ignorado este problema, por no haber tenido el beneficio de la duda aún conociéndolos desde que tenían pañales; por haber ocasionado todo esto que pudo ser evitado si hubiera tenido una mejor comunicación de mis emociones en ese momento. Lo lamento muchísimo por todo esto.

El silencio persistió, impregnado de la intensidad de la revelación. El alfa posicionado de rodillas se enfrentó a la reacción de sus amigos, esperando encontrar en sus miradas la posibilidad de un perdón que sabía que debía ganarse. En ese momento de honestidad cruda, se enfrentaba a las consecuencias de revelar la verdad, aunque sumamente incómoda, había alterado irreversiblemente el equilibrio de su relación con aquellos que apreciaba.

Esperaba cualquier clase de reacción viniendo del primer hombre en realizar un movimiento, pero su cuerpo se tensó y su asombro fue palpable tras tenerlo enfrente y de rodillas como él. Consiguió que Eunhyuk le echara un rápido vistazo junto antes de mirar hacia el suelo.

—También quiero pedir perdón. Yo fui la peor mierda como amigo en la secundaria. Herimos nuestros sentimientos en tantas ocasiones que me siento muy mal por eso. Y es cierto que jamás he sabido disculparme por todo eso.

—Si lo que dije justifica o no la decisión que tomé en el pasado, ya no me importa. Sólo quiero que sepan cuánto lo siento, y esto también va especialmente para ti, Yoongi —Observó al alfa puro—. Te enredé en muchos problemas y angustias solo por conocer sobre la existencia de Nayeon y no he sido nada justo contigo, amigo. Lo lamento.

Eunhyuk sorbió su nariz, siendo testigo, al igual que Hoseok, de las acciones de Hyunjin y Yoongi, quienes imitaron sus posturas. Aunque Hyunjin estaba de cuclillas para que sus rodillas no tocaran el cemento gastado y sucio de esa cancha antigua.

—Éramos unos inmaduros en nuestra adolescencia. Quiero que me perdonen si alguna vez lastimé sus sentimientos durante la dura época de mis ataques de ira, con mis pensamientos sinceros pero irrespetuosos, o lo que fuera. Lo siento, chicos, y muchísimo.

—También voy a pedir que hagan el esfuerzo de perdonarme, principalmente tú, Hoseok. Creo que mi gusto por oír en secreto los problemas de personas ajenas y comentarlos fue muy lejos esta vez. Sé que todos tenemos una mentalidad diferente, un pensamiento y criterio racional, por eso quiero que continuemos comunicando nuestros malestares. Todos hemos estado en los buenos y malos momentos de todos, eso tiene que ser así para siempre.

Los cuatro sonrieron porque era cierto. Llevaban consigo un juramento que tenían fe de que jamás se rompería y lucharían, incluso a los noventa años, para que su amistad se sostuviera. Porque simplemente ni Yoongi, ni Eunhyuk, ni Hoseok y ni Hyunjin se imaginaban una vida más adelante sin sus amigos.

—Esta semana llegué a pensar en qué carajo haría sin ustedes y me rompió el corazón, es decir, se han vuelto tan importantes y vitales en mi vida desde el preciso momento en el que Eunhyuk me robó mi auto de madera preferido en este parque y Yoongi me vio llorar e intentó defenderme, y luego Hoseok se acercó hacia nosotros para detener la pelea tonta de niños de cinco años para después sentarnos y darnos una reflexión profunda a su corta edad.

Todos se observaron entre sí, luego voltearon en dirección al parque que fue testigo de su crecimiento y la formación de una amistad que ahora sentían más fuerte que nunca, y segundos después, volvieron a mirarse con una sonrisa y pupilas destellantes por sus recientes lágrimas. Era como si, de repente, podían verse a sí mismos allí en los toboganes, en los sube y baja o hamacas, escuchando el eco de sus voces y sus risas traviesas.

—Una gran parte de mi personalidad se esfumó cuando peleamos, fue algo espantoso. —sacudió la cabeza, siseando entre labios.

Entre risas se pusieron de pie, acercándose con los brazos extendidos y dispuestos a dar un gran y duradero abrazo de reconciliación.

— ¿Por qué no te has puesto de rodillas como nosotros? —Yoongi murmuró sobre el hombro de Hyunjin, quien, tras darse espacio, meditó su respuesta.

—Porque traigo puesto un pantalón Chanel de la colección de verano de 1989, el cual fue difícil conseguir y no deseo arruinarlo, cariño —comentó como si fuera lo más obvio para todos, causando miradas cansadas por tan demostrativo egocentrismo—. Los amo, pero también amo mi costosa ropa.

Un nuevo silencio se acentuó entre ellos, puesto que voltearon una vez más hacia el parque. Aunque la tensión creció sobre Yoongi y no aguantó más para revelar una noticia que anhelaba decir desde que sostuvo entre las manos las pruebas de su omega, pruebas de que había un bebé que, a pesar de haber sido creado de forma accidental, el alfa puro anhelaba poder conocer y le pedía a la Madre Luna que los meses pasaran lo más rápido posible.

—Wandita y yo estamos esperando un bebé. —Confesó con su entusiasmo por las nubes, mirándolos a todos con las expectativas altas.

—No bromees —Hoseok lo empujó, frunciendo las cejas.

Yoongi parpadeó e iba a responder, pero Eunhyuk le ganó de antemano.

—Usualmente actuaría como él, pero lo supe de antes que todos ustedes —Soltó una risa y continuó explicando—: Resulta que estaba finalizando mi rotación en urgencias cuando Yoongi llegó inconsciente. Ese tal Taehyung, el novio pelirrojo de Jungkook, me comentó que se desmayó justo después de que supiera la noticia —rio aún más, contagiando a sus amigos, menos al protagonista de su relato, cuyos ojos expresivos lo fulminaron al hacer contacto visual con los suyos. Poco le interesó y se burló—. Qué débil eres, capitán. ¿Cómo reaccionarías si te enteraras en alguna ecografía que esperas dos bebés? ¡Caerás en coma! —Se burló, a lo cual, Yoongi entrecerró sus ojos sin emitir ni un sonido.

—Ya~ Eso quiere decir que tendremos un nuevo sobrino al cual consentir y más peso de mis cuernos para soportar —Hyunjin lamentó esto último con una falsa actuación que provocó abucheos de sus amigos, quienes también viraron sus ojos.

—Es hora de que veas la realidad, Hwang —respondió Hoseok en su dirección.

—Pero yo quería tener cachorritos con Yoongi hyung —bromeó con un puchero, aferrándose a los brazos del susodicho.

—Deberías de estar agradecido —Eunhyuk intervino, señalando a Yoongi antes de seguir—: Si el omega de este hombre te hubiera escuchado, estarías en problemas, o hubiera sido peor si Jeongin también te oía.

—Mis disculpas, pero debo aclarar que no me someto a las mismas influencias que ustedes. JeongIn no es alguien que me dicte qué hacer, como a Yoongi hyung que lo ha dominado un omega de tinte rosa. —Se defendió y Yoongi lo empujó en un intento de que respetara su espacio—. ¡Oye!

Ignorando a Hyunjin y aquellos berrinches a los que estaban acostumbrados, los cuatro se dirigieron hacia los asientos del parque para relajar sus fatigadas piernas después de correr y gritarse entre sí. Permanecieron allí un buen tiempo, entre felicitaciones, consejos paternos de Hoseok, ideas de obsequios de Eunhyuk y estilo de vestimenta que Hyunjin compraría para su futuro sobrino; todas aquellas cosas que calentaron las mejillas de Yoongi, haciéndolo sentir en su hogar otra vez y, además, alegre por la aceptación de sus muchachos.

—Yoongi, ¿has pensado en algo respecto a las carreras profesionales de ambos? Es decir, es una realidad que será difícil conseguir una propuesta de trabajo al salir de la universidad, pero la dificultad será mucho peor para Jimin.

—La discriminación hacia los omegas es una preocupación constante. Por ello, hemos decidido graduarnos. Yo asumiré la gestión de los negocios familiares, mientras Jimin, posiblemente meses después del nacimiento de nuestro bebé, se esforzará para avanzar en su carrera y ganarse su lugar. Durante ese tiempo trabajaré duro para generar un capital significativo para no tener que preocuparnos, al menos, por los próximos dos años. En el momento adecuado, me dedicaré a encontrar mi camino en la producción musical.

—Creo que estoy conmovido. Eres un hombre que resuelve —Halagó Hyunjin entre asentimientos de cabeza con una sonrisa ladina.

Yoongi rio ante su comentario, entendiendo tal referencia, aunque siempre creyó que era una decisión por simple lógica.

—Qué increíble, mi amigo. Todos somos conscientes de la promesa que hiciste contigo mismo sobre el negocio de tu familia —recordó Eunhyuk, cuyos ojos se posaron sobre Yoongi mientras sonreía.

—Lo sé. Al principio, Jimin lo interpretó como un sacrificio por mi parte, pero no lo veo así. Mi objetivo es garantizar un futuro económico sólido para ambos y para nuestro pequeño, para que no tenga que preocuparse más adelante. Es una oportunidad excelente —Encogió sus hombros, echando su cabeza hacia atrás durante un largo suspiro.

—Si lo ves de esa manera, entonces... Está bien —intervino Hoseok con los ojos cerrados, sintiéndose demasiado agotado de pronto—. Me alegro por ti, y también estoy orgulloso.

Tras dos horas divagando entre recuerdos de su infancia, como lo que atravesó Hoseok al enterarse de su diagnóstico y también su fuerza y fe para superar los obstáculos que sus propios pensamientos le imponían sin razón alguna, uno a uno, se dispersaron en direcciones diferentes, llevándose consigo los recuerdos de la noche, sintiéndose ligeramente ridículos por haber resuelto sus problemas a gritos que les sacaba el aire en sus pulmones y puntajes de baloncesto mal cobrados. Sin embargo, el lazo que compartían seguía intacto, como un hilo invisible que conectaba sus corazones y que era incapaz de romperse.

F4, ¿dónde estás? Oyó a su omega decir a la par que se subía a su motocicleta.

En un parque con los chicos. ¿Por qué?” Respondió ligeramente aturdido por una ola de angustia que se acentuó en su pecho que lo incomodó más de la cuenta; exhaló y acarició la zona con ganas repentinas de soltarse a llorar sin comprender con exactitud la razón.

Nada... E-es sólo que tuve una pesadilla. No t-tiene importancia, no me hagas caso. Vaciló Jimin con su voz un poco entrecortada, causando mucha preocupación en su alfa, cuyos sentidos se activaron y su lobo erizó su lomo, dicha acción lo confundió todavía más, puesto que usualmente no reaccionaría de esa manera a menos que... ¿Era acaso que su lobo podía ver más allá de su propio panorama y presentía algo? Yoongi lo sabría, por todos los cielos.

Oh, eso explica lo que acabo de sentir. Escucha, ya estoy libre para ti, iré enseguida. Te amo.” Le dijo, encendiendo la motocicleta para comenzar a acelerar segundos más tarde con dirección al departamento de Jimin.

Estoy muy nervioso, no te demores, ¿si? Te amo

Fue un 2023 espectacular e increíble en muchos aspectos de mi vida. Fue un año de muchas cosas bonitas y otras no tanto, donde aprendí a conocerme a mi misma en diversos temas, aprendí a tratarme mejor, a cuidarme, a permitirme sentir, a lidiar con muchas cosas, y demás, gracias a mi psicologa y su enorme paciencia y a mucho crecimiento personal. Tengo tanto que agradecer, principalmente a ustedes que leen y están pendientes de esta historia desde su comienzo (tanto en Twitter como cuando decidí publicarla acá); cada comentario me llenó de alegrías, de orgullo de mi misma por lograr tanto en ustedes en cada capítulo publicado. Así que les agradezco por seguir acá, algún día la historia de Wandita y Cosmo va a finalizar y extrañaré tanta interacción. Yo siempre trato de contestar y dejar marcado que leo sus comentarios, es mi manera de decir “Gracias por comentar”.

Sin más, te deseo con mi mayor sinceridad a vos, mi lector o lectora, que seas un poco más feliz este año y que crezcas en todas las áreas que te hayas propuesto este 2024.
Me gustaría citar a Gustavo Cerati en la siguiente frase que dice mucho en tan poco:

Poder decir ‘adiós’ es crecer.”

Y también a Callejeros en su tema llamado “Prohibido”:

No escucho y sigo.”

Dos frases que tienen mucho sentido para mí.

¡Feliz año nuevo!

ALEX 🤍

P.D: Una representación de Cosmo y Wandita, aunque Cosmo salió con cabello negro AJAJAJAJ:

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