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60

"Tu madre te hizo leal y amable.

El amor adolescente te enseñó que hay algo bueno en las despedidas.

Cada mujer que conociste te trajo hasta aquí.

Quiero enseñarte cómo se siente el
para siempre."

All of the girls you loved before - Taylor Swift.

Oí el rumor de que mis ojos siempre están en ti.

Fue un largo recorrido.

Jimin estaba nervioso, Yoongi también lo estaba. No podían verse a la cara, pero el sentimiento se encontraba acentuado en ellos y lo experimentaban a flor de piel, después de todo, Jimin volvería a visitar a sus padres luego de varios meses sin hacerlo y Yoongi los conocería por primera vez y era importante para él que, aún dadas las circunstancias, ellos pudieran tener la tranquilidad de que su hijo menor siempre estaría a salvo.

A pesar de todo, Yoongi quería dar una buena impresión a los señores Park mientras brindaba su respeto. En tanto Jimin, con inquietud y una inadvertida emoción, estacionó su auto y desabrochó su cinturón de seguridad con las manos temblorosas. Al observar a su izquierda, Yoongi lo imitó con movimientos exactamente iguales y que delataban su exaltación.

Llegado el momento, ingresaron al templo tomados de la mano y fueron recibidos por un hermoso paisaje verdoso y delicado, ese toque de antigüedad que nunca faltaba en las arquitecturas ubicadas en diversas hectáreas de los bosques, un tanto ocultas de los ciudadanos para que no tuvieran que lidiar con pandilleros o personas con motivos ocultos que intentaran destruir aquellas edificaciones que databan de siglos atrás.

Avanzaron, Yoongi lo tenía de la mano para no perderse en ese lugar un tanto escalofriante. Apenas podía distinguir a algunas personas circulando a una distancia considerada de ellos, lo cual fue ligeramente tranquilizador aunque no tuviera coraje de admitirlo en voz alta.

Atravesaron otro edificio y Jimin le señaló con su mano izquierda un hanok bastante tradicional, antiguo, pero descuidado. Incluso estando a unos metros, Yoongi advirtió trazos de tela de araña en las esquinas del tejado de un color negro muy desgastado y también halló varias imperfecciones en la madera atribuídos por la falta de mantenimiento.

—Estás sudando. ¿Realmente estás listo? —Se detuvieron frente a las escaleras que llevaban a la puerta principal del hanok, Jimin lo volteó con habilidad para enfrentarlo y sostener ambas manos de su alfa—. ¿A qué le temes? ¿A que los espíritus de mis difuntos padres se eleven y te atormenten por toda la eternidad? —comenzó a reír y se cubrió la zona de sus labios con la mano derecha.

«, Park Jimin, .» Pensó.

— ¡Jimin, no te burles de mí! —Jimin colocó su mano sobre su vientre y estalló aún más en risas que disgustaron al alfa—. Qué desagradable eres. —siseó con una mirada casi fulminante y afianzó el agarre entre sus manos para guiarlo hacia dentro del hanok y más tarde lo soltó al verse frente a un enorme altar con las fotografías y nombres de los padres del omega-. Es hora.

Junto a Jimin realizaron tres reverencias completas hasta tocar el suelo con sus rodillas para mostrar respeto, mientras tanto se sintió un poco tonto por no haber pensado en comprar una ofrenda o unas bonitas flores para sus suegros, pero intentó que su primera presentación hacia ellos fuera lo más digna posible e iba a esforzarse por ello.

—Hola, padres —habló formalmente a la vez que saludaba con otra reverencia más corta—. Soy Min Yoongi, un placer —Observó con detalle todo lo que había sobre la mesa, incluídos sus nombres y los leyó en silencio. Jimin sonrió dulcemente y se aferró al brazo del alfa, inclinando su cabeza en aquella dirección—. Es una dicha saber que permaneceré junto a Jimin durante el resto de mis días. Señora, gracias por haber dado a luz a un hombre tan dulce como él —lamió sus labios, las manos le temblaban, y Jimin cerró sus ojos—. Aún no estamos seguros, pero me gustaría pedirles un favor: Protejan a su nieto, señores Park.

Jimin le echó un vistazo a su perfil, formando una mueca hacia el costado con sus manos posando sobre su vientre bajo. Sus dedos se movieron para acariciar la zona como si de un cristal frágil se tratase, y en el fondo también le hizo el mismo pedido a sus padres. Su lobo omega se removió contento y experimentó una emoción ferviente de alegría por todo el cuerpo, lo cual atrajo su atención por un par de segundos que bastaron para ponerlo inquieto.

—Ha sido un placer, de nuevo —Habló una vez más y mientras se inclinaba levemente hacia la ofrenda, añadió—: Adiós, padres —Se regresó hacia el omega y reforzó el agarre que tenía en su brazo, dispersándolo de su propio mundo sin antes advertir aquella mano acentuada sobre el vientre que Jimin parecía proteger—. Podemos irnos.

Luego de presentar su respeto hacia sus padres, prometiendo en silencio volver con más frecuencia. No tardaron en salir y caminar hacia el estacionamiento. Pero al encontrarse allí apunto de abrir la puerta, Jimin se quedó inmóvil, parpadeó y fijó su mirada sobre la ventana del auto, afirmándose de la manija exterior porque no quería tambalear y caer tan abruptamente.

—Mierda. —masculló en cuanto su alrededor volvió a la normalidad.

— ¿Qué ocurrió?

—Todo dio vueltas —se quejó—. Ya pasó, qué alivio.

— ¿Podrás conducir? —lo tomó de los hombros.

—Sí, yo... Claro que puedo —afirmó con una ligera inseguridad que a Yoongi no le gustó para nada y a través de su lazo se lo dio a conocer—. Tranquilízate, no me he alimentado bien hoy. ¿Pero sabes quién es el culpable de eso? Tú —gruñó y se sintió lo suficientemente recuperado para golpear a Yoongi en el brazo, logrando que se escapara un quejido de sus labios.

Otra vez, como en la madrugada de ese día, su humor había cambiado.

— ¿Y yo por qué? —repuso a la defensiva.

— ¡Me arrebataste mi ramyeon! —elevó la voz y entrecerró sus ojos, señalándole acusador—. Y cobraré venganza, te lo prometo.

—Tenía picante, no puedes comer picante o te dará acidez —se excusó con los brazos cruzados. Ahora él se había contagiado del malhumor de su omega—. ¿Vas a hacer un escándalo por ese ramyeon poco saludable?

—Te dije que cobraré venganza, Yoongi, así que tómatelo muy en serio —masculló enfadado.

—Insoportable —viró los ojos.

Ambos rodearon sus respectivos autos para adentrarse al asiento del piloto. Fue entonces que Jimin le respondió.

— ¡Tú eres insoportable!

— ¿Yo? ¡Qué dramático, aish!

— ¿“Dramático”? ¡Maldito-...! ¡Vete a la mierda! —rechistó Jimin desde su auto, pero con el vidrio bajo en la puerta del copiloto para que intencionalmente su pareja lo escuchara.

— ¡Tú vete a la mierda! —replicó con las cejas juntas y Jimin hizo rugir su auto, pero se fue poco después de que Yoongi saliera del estacionamiento apretando el acelerador a fondo.

Mocoso irrespetuoso.” Yoongi chasqueó la lengua.

Maldito alfa idiota.

Lo tenía todo preparado. Había pasado la última hora dándole un vistazo general a las correcciones que su profesor le había remarcado hacía una semana atrás; no había nada malo, al menos eso creía, y confió que esta vez obtendría un buen resultado. Ya no tenía la fuerza y la voluntad suficientes para volver a sentar su trasero frente al escritorio para pensar en detallar aún más aquel análisis.

Optó por cruzar sus dedos, y tras coger sus auriculares y conectarlos a su teléfono, salió de su habitación con los ojos puestos en la carpeta transparente donde archivaba su trabajo.

— ¡Taehyung-ah! —Lo saludó su hermano mayor, quien estaba preparándose el desayuno.

No respondió, aún así le dedicó una mirada corta mientras sus pasos se dirigían hacia la cocina con pocos ánimos de imitar a su hyung.

Jin le prestó atención a sus movimientos al escuchar el sonido que producían las pantuflas arrastrándose por el piso de cerámica. Taehyung no parecía inmutarse de nada de lo que sucedía, pues sólo se inclinó para buscar en el fondo del refrigerador una banana milk que Jimin le obsequió el día de ayer cuando llegó a su departamento de imprevisto para brindarle compañía y, dicho sea de paso, obligar al omega menor a abandonar su habitación por un par de horas.

—Taehyung, si aún necesitas descansar, puedes hacerlo. No es necesario que vayas a la universidad, podemos resolverlo de alguna u otra manera —Le dijo cuando observó la curvatura de sus labios hacia abajo. El mismo semblante que comenzaba a acostumbrar a ver diariamente.

Sin embargo, Taehyung negó y cerró el refrigerador tras no haber podido hallar su bebida.

Se giró, y muy a pesar de que su apetito era nulo esa mañana, el omega de cabellos rojos ocultos con un gorro de lana echó un vistazo a la bandeja de Jin, pasando por alto la presencia del mismo para luego lamer sus labios, y sin vergüenza ni temor a ser reprendido, esquivó al abogado y se acercó a la isla de la cocina. Untó mantequilla y mermelada a las dos tostadas de buen tamaño.

Jin cerró sus ojos y exhaló.

—Al menos prepárate un desayuno digno. No has comido bien en días. —aconsejó esta vez, provocando que Taehyung le dedicara una mirada con irritación en tanto que cogía la primera tostada y disfrutó de la combinación de sabores en su paladar, repitiendo el mismo proceso con la segunda tostada.

—Tengo prisa —mintió e intentó salir de la cocina, pero Jin justo después de una segunda exhalación profunda lo sostuvo de la muñeca para impedir que huyera—. Suéltame —pidió en medio de otra oleada de irritación y exasperación que acontecían en su ser, aún así, no obtuvo nada más que una mirada endurecida—. Suéltame.

—Tienes que hablar con la señorita Park —No estaba siendo autoritario, aún así Taehyung lo percibió como una orden clara e innegable—. Espérame unos minutos. Yo te llevaré a la universidad.

Aquellos minutos se transformaron en una eterna espera de cuarenta y cinco minutos; cuando estaban apunto de salir, su hermano mayor recordaba algún tonto archivo que había dejado en su oficina y se regresaba. Sin embargo, una vez en el auto, Taehyung dejó que sus auriculares lo trasladaran hacia otra realidad diferente, donde al menos él parecía ser un poco feliz sin que la vida le diera tantas bofetadas.

En el camino, comenzó a sentirse cansado. Era la primera vez, en días eternos y agotadores, que no salía de su habitación únicamente para buscar algún bocadillo y luego regresar a encerrarse en ella bajo la oscuridad que le otorgaba aquella cortina puesta en su ventana. Por lo tanto, también era la primera vez que el sol acariciaba su piel acaramelada y remarcaba con más profundidad sus ojeras que colores tenues como el verde y el violeta y quizás algún otro color más opaco que no había cubierto bien con el maquillaje que aplicó en su rostro esa mañana, que aún se distinguía mientras se observaba en espejo del auto.

De repente oyó un sonido, específicamente el de las puertas siendo desbloqueadas y exhaló profundamente antes de tomar la carpeta con sus correcciones listas y salió del auto. El viento impactó sobre su cuerpo y acomodó la sudadera de su novio que llevaba puesta junto con un enorme abrigo que lo protegía hasta la altura de sus tobillos de un color beige que contrastaba perfecto con el color blanco de la sudadera.

—Hyung-.

—Puedo esperar aquí -afirmó el mayor, sonriendo.

Taehyung realmente se planteó qué tan bueno sería caminar a solas por la ciudad sin tantos ánimos, aunque sin verse custodiado por su hermano. Pero tampoco quería menospreciar el esfuerzo de su hyung para mantenerlo de pie, y el de todos los demás al fin y al cabo.

—No —se plantó con seguridad—. Hyung, vete al buffet. Tengo que asistir a clases todo el día —farfulló, dejando muy poco convencido al omega mayor—. Nos vemos en la noche, ¿quieres que visitemos el restaurante en Gangnam de la familia de Yoongi hyung? —Sus ojos se iluminaron como si se tratase de estrellas surgiendo por primera vez en el cielo—. Jimin me ha hablado de ello toda esta semana y tengo que admitir que despertó mi curiosidad.

«Llegase a suceder o no, esta es la primera propuesta que he escuchado de su boca en mucho tiempo y por esa razón me siento aliviado y feliz.» Meditó Seokjin en su mente, respondiendo con un asentimiento de cabeza.

—Pasaré por tí. —avisó mientras encendía el auto—. Y hazme un favor: Come.

—Está bien, adiós. —Taehyung le dedicó el inicio de una sonrisa para luego marcharse y adentrarse al campus con pasos lentos.

Al hallarse en la zona de la cafetería, se abrazó a sí mismo y continuó avanzando. Recibió un par de miradas curiosas e intentó que aquello no lo afectara o, contrario a lo que quería ese día, su brumosa ansiedad se elevaría.

Jungkook estaba allí, precisamente desviando la atención de sus compañeros del equipo de baloncesto cuando su lobo sacudió su pelaje y le transmitía a él una sensación desconocida y sólo al elevar la mirada pudo entender el motivo. Y sonrió, aunque Taehyung estaba muy ensimismado en lo que el nuevo disco de James Arthur le transmitía a través de sus auriculares.

Fue entonces que se levantó de su asiento, provocando un ligero ruido que desvió la atención de sus compañeros e interrumpió su conversación. Las cejas de JeongIn se fruncieron y Kihyun ladeó el rostro en su dirección, no obstante, la oportunidad de preguntar qué le sucedía al alfa, éste sólo llenó el silencio repentino con una despedida apresurada y corta para después comenzar a esquivar a algunos estudiantes, sin perder de vista en ningún momento la figura de Taehyung.

— ¡Taehyung-ah! —Lo llamó con entusiasmo, afianzando el agarre en la correa de su bolso deportivo.

Taehyung volteó enseguida. No porque ya hubiera anticipado su presencia mientras caminaba hacia el corredor, no porque lo hubiera escuchado... Sólo lo supo, lo sintió por todo el cuerpo, como jamás había experimentado. Y fue muy extraño hasta casi abrumador, pero pudo sobrellevarlo.

Logró dedicarle una sonrisa apenas perceptible, pero Jungkook se estremeció ante aquél hecho porque, en esos últimos días donde convivió y acompañó al mayor, fue testigo de nada más que sus lágrimas, sus sollozos, de todas las pesadillas que lo castigaron en cada madrugada. Sólo mantenía la compostura y la fuerza por y para él, todavía con la espina en el pecho por no haber podido cobrar una por una las dolencias y traumas que Bogum dejó en Taehyung a causa del cinturón negro que su madre continuaba presumiendo al mundo aún cuando Jungkook llevaba años retirado de las artes marciales.

—Jungkookie —dijo y extendió sus brazos, envolviéndolos alrededor del torso de su pareja.

— ¿A dónde vas, mi flor? —quiso saber y depositó un beso en su mejilla.

—Tengo que entregar unas correcciones... otra vez. —Masculló virando los ojos y avanzaron juntos hacia el corredor.

—Te acompaño —sentenció, perdiendo la única clase que tenía programada ese día por decidir permanecer quieto en uno de los corredores de la facultad de ciencias sociales a espera de que Taehyung se desocupara.

Pero en cuanto éste cerró la puerta del salón de clases, mordiéndose el labio inferior luego liberar un profundo y ruidoso suspiro, Jungkook con curiosidad le consultó en tanto que observaba sus manos entrelazadas y se dejaba guiar por el omega otra vez hacia la cafetería:

— ¿Cómo te ha ido? —abrió sus ojos un poco más, aunque el omega estaba concentrado en su camino y en el delicioso aroma que comenzó a invadir sus fosas nasales al pisar la cafetería.

Juntos escogieron una mesa libre y Taehyung creyó que era buena idea utilizar las piernas de Jungkook como una almohada rellena de plumas para descansar su cabeza sobre ellas -ya habiéndose quitado su gorro de lana- en el momento que se sentaron en asientos individuales.

El alfa inspeccionó su aspecto, su perfil, su color de piel y lo pensativo que parecía estar, y tras un minuto y medio de silencio entre los dos, posicionó su mano izquierda en la cabellera roja y jugueteó con los mechones en tanto que volvía a formular una pregunta para el mayor.

— ¿Cómo te sientes hoy?

— ¿Ahora mismo? Aliviado, menos estresado, y feliz —contestó, disfrutando a gusto las caricias del alfa—. El profesor Kwon aprobó mis correcciones, así que podré acabar mi trabajo más pronto de lo esperado.

Jungkook asintió con una sonrisa.

—Suena bien. ¿Eso te convierte en un estudiante de alto nivel intelectual? —Lo miró y se encontró con una sonrisa diferente, más bien, arrogante formada en los labios de Taehyung.

—Ya lo soy, cariño.

—Qué orgulloso me siento de ti —confesó perdidamente cautivado por aquellos ojos claros—. ¿Estás ocupado después de clases?

—No tengo ninguna clase, en realidad. Le dije a Jin hyung que debía quedarme el resto de la tarde por ese motivo, pero no es así —cruzó ambos brazos—, por lo tanto... estoy libre.

—Mmh... espera un momento —pidió y sacó su teléfono de su bolso, comunicándose con Seokjin por medio de mensajes

Jeon Jungkook.

Hyungie.

10:37 AM.

Seokjin hyung.

Yo.

10:38 AM.

Jeon Jungkook.

Acabo de encontrarme con Taehyung.

Pasaremos el día juntos, no te preocupes por él.

Lo llevaré a tu departamento por la noche.

10:38 AM.

Seokjin hyung.

Pero él me dijo que tiene clases durante toda la tarde.

10:39 AM.

Jeon Jungkook.

¿Y tú le creíste?

En fin, eso ya no importa.

Nos vemos por la noche.

10:40 AM.

Seokjin hyung.

Mi hermano y yo tenemos planes, así que llévalo al restaurante de tu amigo Yoongi en Gangnam.

Te avisaré cuando yo esté en camino hacia allá.

Podemos comer juntos, quizás hasta invitar a Jimin a cenar.

10:40 AM.

Jeon Jungkook.

Está bien.

No te preocupes por Jimin-ssi, seguramente ya va a estar allá con Yoongi hyung.

O quizás no, tiene tantos cambios de humor últimamente que no puedo esperar nada de él. Yoongi me lo contó todo.

10:41 AM.

Seokjin hyung.

¿?

¿“Cambios de humor”? ¿A qué te refieres?

¿Ellos se pelearon?

10:42 AM.

Jeon Jungkook.

Sí, pero ya lo han resuelto.

Y no me refiero a nada, al menos por ahora no hay nada que afirmar.

Jejeje.

Nos vemos en Gangnam, hyungie jejeje.

10:42 AM.

Bloqueó su teléfono y regresó su mirada hacia el perfil de Taehyung.

—Levántate, tenemos cosas que hacer. —Demandó con una sonrisa genuina.

Pero Taehyung no le hizo caso, más sólo intentó manipularlo con un puchero tan... tierno y besable para Jungkook.

—No, no, no, no. Quiero irme a casa y descansar.

—Lo siento, no permitiré eso el día de hoy —repuso con más firmeza en la voz.

—No tengo energía —comenzó a rechistar.

—La generamos, no hay problema —encogió los hombros y se apartó con cuidado, sosteniendo su bolso para colocarse de pie—. Me gustaría mostrarte un lugar, o bueno, varios.

—Mi espíritu sereno apenas puede tolerar tu espíritu inquieto —siseó.

— ¿Tratas de decir que no soy capaz de quedarme quieto? —Taehyung asintió.

—Lo soy, orgullosamente. Ahora, necesito que te levantes para poder irnos —Lo apresuró al borde la risa por las expresiones de su novio.

— ¿Hay opciones? —Jungkook negó.

Tras un par de intercambios de miradas un tanto manipuladoras por parte del omega, se levantó de su asiento a regañadientes y lo siguió hacia afuera de la universidad, y continuó en silencio durante el transcurso de tiempo que Jungkook se dedicó a conducir hacia alguna parte del centro de la ciudad al que Taehyung no quiso prestarle atención. Sin embargo, entrelazaron sus manos e ingresaron al luminoso lugar.

En el momento que levantó la mirada y se sorprendió tras encontrarse por algún motivo desconocido en una joyería, lo primero que pudo notar fue lo espacioso que era. Nunca había visitado la sucursal de “Tiffany & Co. tan de cerca, pero recordaba haber pasado por ese sitio a admirar las diversas joyerías que se exhibían dentro de un cristal.

Afianzó su agarre en la mano de Jungkook y lo llamó en un susurro.

— ¿Qué hacemos aquí?

—Ven conmigo —contestó y lo arrastró hacia el mostrador, donde había diferentes cajas de terciopelo que ponían a la vista del público anillos, brazaletes y collares.

Taehyung avanzó con la mirada hacia las demás exposiciones hasta que...

Los encontró. Como si fuera el destino que entre tantos anillos, él quedara fascinado por una caja que exhibía dos anillos de pareja en el mostrador de la joyería de temporada otoño-invierno (ni siquiera tenía conocimiento de que eso podía ser aplicado más allá de las marcas que estaban de moda últimamente). Los observó más a fondo y no notó que Jungkook se encontraba a menos de un metro de su cuerpo, mirándolo a él, admirando su fortaleza, y deseando que la vida le permitiera ser suyo para siempre.

Una alianza llevaba grabada la palabra “Winter, y la restante la palabra “Bear, ambos teñidos de un plateado que destacaba maravillosamente bien bajo la luz blanca. Lamió sus labios y se dejó abrazar por su pareja mientras descansaba su mano sobre la ubicación de los anillos.

Y una sonrisa mucho más pronunciada decoró sus labios.

— ¿Te gustan? —preguntó en un murmullo.

—Sí, definitivamente me encantan.

Jungkook asiente. Elevó su vista, buscando a la señorita que había visto rondando cerca y llamó su atención.

—Los llevaremos —señaló hacia aquellos anillos y ella asiente, metiendo sus manos bajo el mostrador para poder sacar con cuidado la caja aterciopelada de las alianzas.

Entonces Taehyung reaccionó, se apartó y golpeó su pecho.

— ¡No! ¿Qué estás haciendo? —masculló preocupado y Jungkook soltó una risa suave—. ¡Señorita-...! —Intentó detener la compra, pero el alfa lo impidió cubriendo su boca con una mano.

—Silencio, mi flor.

Poco después, Jungkook tomó las tiras —hechas de una tela muy suave al tacto— de la bolsa, se despidió con amabilidad y su otra mano la utilizó para entrelazarla con la mano ajena y salieron juntos una vez más hacia el estacionamiento. Ingresaron al auto y Jungkook comenzó a conducir de inmediato tras haber depositado la bolsa con las alianzas en los asientos traseros.

— ¿Por qué lo hiciste? —cuestionó luego de un largo silencio.

—Porque puedo.

—Pero al menos podríamos haber compartido los gastos —replicó apenado.

—Permíteme complacerte esta vez, Taehyung-ah —Lo observó por pocos segundos y el omega sintió sus mejillas hervir y se hizo pequeño sobre su asiento.

«Ah... Mi chico, mi chico, mi chico.» «Estoy tan enamorado de ti

Si Taehyung tan sólo supiera que Jungkook había fingido todo este tiempo con respecto a desconocer esos anillos, y que estuvo tan desesperado esos últimos días de no poder verlo cómodo en ninguna parte porque Park Bogum lo atormentaba aún en sus sueños, que secretamente ordenó las alianzas que formaban la palabra “Winter Bear” como una metáfora de que, al igual que los osos hibernantes, el alfa tenía la esperanza de que Taehyung pudiera encontrar al dormir placentera y profundamente una manera de olvidar sus preocupaciones y todo aquello a lo que siempre le ha temido.

Con la organización de ese día especial donde lo llevaría a lugares que consideraba románticos y significativos, y también a pesar de tener días malos, Jungkook quería demostrar que haría y daría lo que fuera para que Taehyung siempre se sintiera amado, cuidado, consolado, feliz, hasta incluso deseado.

Porque si estaban juntos, la oscuridad retrocedía sin retorno.

Nada más que decir.

Jimin mientras se peleaba con Yoongi:

Yoongi mientras se peleaba con Jimin:

Son el dúo perfecto.

Qué tengan una bonita semana ❤️‍🩹

ALEX 🤍

Cualquier tipo de error ortográfico accidental será corregido a la brevedad.

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