59
“Oí el rumor de que la comida picante no es buena para ti.”
Pocas cosas le hacían menos gracia que el hecho de que Jungkook detectara el posible estado en cinta de Jimin en lugar de Yoongi, quien era su jodido alfa y le correspondía a él, pero por alguna razón que aún intentaba hallar su olfato no estaba funcionando como debía. Su lobo se encrespó por tal acto irrespetuoso e invasivo, su aura cambió demasiado de un momento a otro y los nudillos en sus manos palidecieron por la fuerza implementada al apretar sus puños.
“Los omegas apestan al petricor cuando están en cinta." "¿No lo hueles?”
«Asesínalo, humano. ¡Asesínalo!»
Ah... no tenía tiempo para esto.
Sacudió su cabeza ante tal pensamiento proveniente de su lobo en el estado más protector y cínico que comenzaba a conocerle.
Joder.
«Petricor.» Repasó en su conciencia, retrocediendo unos pasos, activando su olfato desarrollado para hacer el mayor esfuerzo posible por descubrir aquella fragancia que tanto Jungkook insistía en afirmar que Jimin poseía. Aún así, no obtuvo el resultado que quería y su lobo gruñó por dentro.
«Petricor. Petricor. ¿Por qué no puedo oler en ti el aroma a petricor?».
No podía rendirse tan fácilmente. Avanzó hacia su pareja con Jungkook siguiéndole detrás, lleno de curiosidad por lo que fuera a hacer e incluso reprimiendo una risa por la diversión que le producía ser testigo de aquella faceta de su capitán.
“¿No has notado algo raro en Jimin?” Repitió la pregunta en su cabeza, observándolo en su estado natural, o sea, llevándose una buena porción de ramyeon calórico y poco saludable a su boca, como cada vez que rompía su dieta. Era poco sano, ya se lo había dicho, pero su omega solía ser muy testarudo al respecto.
Exhaló y negó, lo hizo tantas veces que pensó que podría marearse en medio de ese corredor. Pero no le preocupaba, Jungkook estaba ahí con él y no lo dejaría caer... ¿cierto?
«No huelo nada. No hay nada. Sólo... sólo... ¿Peonías?»
—Jungkook-ssi, ¿alguna otra fragancia es común en los omegas cuando están en cinta? —indagó con la mirada clavada en las acciones de Jimin, cruzando los brazos sobre su pecho.
Jungkook lo pensó un momento antes de poder responderle.
—Lavanda, lirios, magnolia y mmh... peonías —citó casi de memoria.
«¡Peonías! Oh, no. Tendremos... ¡Tendremos un bebé!», apretó sus labios, reprimiendo una sonrisa, ocultando que en cualquier momento las piernas se le aflojarían y caería debido a la impresión de semejante noticia. Aún así, a pesar de su propio pronóstico, su cuerpo comenzó a cargarse de una energía casi incontrolable y de pronto tuvo deseos de dar saltos en su lugar.
Ok. Era hora de aceptarlo. De los dos, Yoongi siempre fue el más ansioso y emocionado por ser padre, aunque no estaba en sus planes serlo a sus casi veinticuatro años con una juventud por delante. Pero, ¡qué va! Ya nadie le quitaría de la cabeza la imagen de su Wandita con un vientre abultado, o su mano puesta allí para lograr sentir las patadas de su cachorro.
Sólo le quedaba rogar que no heredara el mal carácter de su padre omega o estaría condenado.
—Huelo peonías —murmuró en su satoori de Daegu que se desacostumbró a utilizar durante los últimos años—. Mierda, mierda, mierda. Jungkook, huelo peonías. —El menor abrió enormemente sus ojos y apoyó sus manos sobre los hombros de su pálido hyung y lo miró, luego a Jimin para olfatear la fragancia al petricor una vez más y regresó su atención hacia el alfa puro.
— ¡Y yo al petricor! —reafirmó y celebró entusiasmado por ello al entender lo que eso significaba. Fue palmeando los músculos del pecho de Yoongi, dando saltos pequeños y repetitivos como si el suelo lo estuviera quemando. Era su primer minuto de alegría después de todo.
Había muchas cosas que lo aterrorizaban si se lo colocaba a pensar seriamente. En primer lugar, cómo sus vidas cambiarían de un minuto a otro si los resultados de sangre de Jimin confirmaran lo que para Jungkook y para él en esos momentos era acaso una obviedad. Sin embargo, se sentía feliz, lleno de incertidumbre y...
Y ahora que razonaba su situación, quizás no debería mantener su ilusión a niveles estratosféricos, ni siquiera conocía la opinión real y seria de Jimin.
—Jimin hyung debe hacerse análisis —aconsejó el menor—. Los estudiantes de la SNU no pagamos gastos hospitalarios u otra intervención aquí. Es totalmente gratis, lo cual me parece justo si hablamos de la exagerada cantidad de dinero que reciben de todos nosotros mensualmente.
—Por un instante pensé que creías que no tenía dinero para cubrir los análisis sanguíneos de mi omega, Jeon —lo miró de mala gana, marcando distancia entre ellos.
— ¿Por qué me habla con su voz de mando? —soltó una risa que el alfa no compartió, no había reacción alguna—. ¿Está desafiándome? —quiso saber y Yoongi endureció su mirada. La situación en verdad era graciosa—. Ok, está desafiándome. Yo también puedo hacerlo, pero prefiero que su trasero se mantenga intacto. Usted tiene su omega, yo el mío —se inclinó ligeramente, utilizando el mismo tono con su voz de mando, aunque su propio lobo le advirtiera que enfrentarse a un alfa de jerarquía mayor podría traerle consecuencias—. Deje de lado ese lobo territorial que lleva dentro, ¿bien?
E iba a agregar un «No quiere buscar problemas conmigo, se lo aseguro», pero reflexionó que eso sólo hubiera empeorado las cosas.
Alfa, ¿qué hacen Jungkook y tú? Huele a pelea de toros. La voz de su pareja se escuchó a través del lazo y su atención cayó sobre él nuevamente y sonrió hacia su dirección.
“Nada, Wandita.” Contestó y fue testigo de cómo Jimin encogía sus hombros, restándole importancia al asunto porque el sabor picante en su tarro de ramyeon estaba sumamente delicioso como para no disfrutarlo en cada mordisco.
En un costado de la comisura de los labios de Jimin, había una mancha pequeña de salsa roja. Era picante.
Entonces, Yoongi reaccionó. De algún sitio web había leído que la comida picante era perjudicial para los omegas en estado. ¡Carajo!
—Espera... Espera... —murmuró en dirección al pelirrosa, que pronto comenzó a llevarse otro gran bocado de fideos picantes y se apresuró a correr hacia él con desesperación—. ¡Jimin, no! —se detuvo en seco, arrebatándole el banana milk de las manos y el ramyeon, provocando un susto enorme a su novio.
— ¡Ay! —chilló y juntó las cejas casi inmediatamente después—. ¿Qué carajo te sucede? Maldito loco, ¡devuélveme eso! —exigió mientras se lanzaba hacia su alfa con todo el deseo de luchar por aquella bebida en lugar de sacar un nuevo envase de la bolsa que aún descansaba sobre la silla, y cómo no, quería recuperar el ramyeon que se le fue arrebatado con brutalidad y sin razón—. ¡Yoongi, devuélvemelo, maldita sea!
—No, no puedo. Lo siento, esto... —se alteró, cerró los ojos e intentó controlarse, y más tarde exhaló—. Jimin, necesito que vayamos a que te realicen un análisis de sangre.
— ¿Qué? ¿Para qué? ¿Por qué, por qué, por qué? —elevó la voz con sus labios se estiraron hasta formar un pico de pato y estiró sus brazos para intentar por segunda vez recuperar su improvisada cena—. ¡Devuélveme eso! —suplicó y sus ojos comenzaron a picar y no tardaron en llenarse de lágrimas—. Tengo hambre. ¿Por qué me haces esto?
«Qué adorable.» Pensó casi derretido de amor por verlo de aquella manera y, aunque no le devolvió su rayeom, con su dedo pulgar quitó la mancha de salsa de la comisura de sus labios y obtuvo un sonrojo como respuesta.
—Porque tengo que cuidarte a ti y a él —explicó con Jungkook a un par de pasos de ellos estallando en risas. Jimin ladeó el rostro sin poder comprender nada—. Y con “él” me refiero a nuestro cachorro.
— ¿Te volviste loco? —se apartó—. No tendremos un bebé, Yoongi.
—Wandita, huelo peonías y petricor en ti —Jimin reaccionó con una expresión aterrizada. Namjoon lo educó toda su vida para que supiera lo que esas fragancias significaban—, Jungkook dijo que eso es característico de los omegas encintados —comentó su alfa al entrar en un estado serio de desesperación muy preocupante para su pareja—. Nosotros... Tú y yo... —murmuró a medida que se acercaba con una sonrisa apenas naciendo de la comisura de sus labios.
—No —retrocedió unos pasos con una expresión un tanto desconcertada—. No te ilusiones antes de tiempo o me romperá el corazón si los resultados no son los que esperamos.
—Esperamos... —repitió—. ¿Eso significa que quieres esto? Hemos bromeado tanto al respecto que por un momento no tenía idea de qué pensar. Apoyaré lo que decidas tú, no me gustaría que te sintieras presionado en nada, absolutamente.
Jimin relamió sus labios, comprendiendo a lo que se refería exactamente. No podía imaginarse en un quirófano para la intervención de un... aborto. Ni en sus peores pesadillas.
—Francamente hubiera esperado hasta estar establecidos económicamente, pienso que no será sencillo conseguir un puesto de trabajo por mi jerarquía —suspiró con fuerza, lamentándose un poco por la discriminación que siempre ha habido en su jerarquía, como si por ser omegas eso los hacía inferiores a los demás—, pero tampoco es algo que me desagrade —soltó una risa pequeña y muy dulce para los oídos de su alfa.
—Oh, Wandita... —susurró sonriente—. Tómate el tiempo que sea necesario. Yo voy a hablar con mis padres para encargarme de la administración de los restaurantes de mi familia.
—Pero a ti no te gusta... Yoongi, ¿qué sucederá con tu carrera? No te sacrifiques de esa manera, por favor.
—Puede esperar —le dijo en un tono sereno—. Y no lo veas como un sacrificio, crearé un capital importante para nuestro futuro. Aunque me disguste, he estado involucrado en este negocio desde joven y seguiré en él hasta que tú puedas crecer profesionalmente —añadió Yoongi, transmitiendo a su omega tanta dulzura con sus miradas y por el lazo que Jimin pensó por un segundo en lo maravilloso que era compartir algo tan íntimo y magnífico con el chico que tenía frente a él—. En mis tiempos libres quizás me dedique a buscar dónde asentarme como ingeniero musical.
Jimin no tenía palabras, lo miró con ojos abarrotados de lágrimas que estaban testaduras a salir y recorrer sus mejillas. La seguridad y la tranquilidad con la que Yoongi transmitía sus palabras era algo muy conmovedor y causaba un efecto muy impactante en su omega. Aún así no dejaba de sentirse ligeramente tenso, preocupado, acongojado y curioso por lo que fuera a pasar en las próximas semanas.
Contrariamente a su pedido hacia Yoongi, Jimin también comenzaba a lanzarse a su propio lago lleno de ilusiones sobre la posible próxima venida de un bebé a su vida. Pensó en cómo podrían ser las reacciones de sus amigos, especialmente de su Taehyungie con todos aquellos problemas que le atravesaban el alma. Lo único que podía afirmar hasta el momento era que su hermano mayor asesinaría a su pobre alfa, y sería muy divertido de presenciar, no podía negarlo.
— ¡Quiero pasar! —De pronto se escuchó aquel escandaloso grito en medio de ese corredor y eso no fue bueno, algunos enfermeros ya yacían cerca de Seokjin para evitar que avanzara un paso más—. ¡Háganse a un lado!
—Señor, por favor-.
—Soy familiar directo del paciente Kim Taehyung, les exijo inmediatamente que me dejen pasar a verlo. Sólo serán unos minutos.
Observó a su alrededor, no había rastros de Jungkook.
—Quédate aquí, Yoonie —el alfa asintió.
Jimin apresuró sus pasos hasta llegar a su hyung, apartando con sus propias manos al personal que intentaba bloquear su camino hacia la habitación de su hermano menor. Sólo al tenerlo cerca pudo distinguir las feromonas que Seokjin desprendía con tanto fervor como única manera de anunciar que se sentía abrumado y amargado por la situación tan repentina.
— ¡Jimin! Por la Madre Luna, Jimin, diles que soy el familiar de Taehyung —masculló impaciente y Jimin finalmente logró apaciguar las aguas problemáticas antes de que tal escándalo despertara y alterara a Taehyung.
Las enfermeras se hicieron a un lado y Jin les agradeció en un murmullo para luego tomarse unos segundos antes de finalmente tomar la manilla de la puerta e ingresar, topándose con un adormilado Taehyung. Su hermano giró su cabeza, llegó a detallar sus ojos claros aguados y cubierto de lágrimas.
—H-hyung... —murmuró y abrió sus ojos aún más, dándole paso a aquellas gotas saladas para que comenzaran a deslizarse sobre sus pómulos.
—Taehyung-ah... —murmuró también, con las manos temblando mientras se sentaba y buscaba sostener la refinada mano de su hermano menor—. ¿Qué sucedió? Creí que-... Olvídalo. Me siento aliviado de ver que no te ha pasado nada grave. Jimin me llamó y... casi pierdo la cabeza.
—Nuestros padres no pueden enterarse de esto. Perdí el control, ellos dicen que estaré bien, sólo he sufrido un colapso mental. Creo que fue un ataque de pánico, no lo sé... —encogió sus hombros mientras farfullaba, mostrándose un tanto indiferente frente a su hermano mayor—. Ya quiero irme de aquí —apartó la mirada.
—Nos iremos cuando los médicos crean que es conveniente, mientras tanto, sigue descansando, ¿o tienes hambre? —No obtuvo respuesta. Taehyung estaba tan serio y fuera del mundo real que Jin continuaba sin comprender cómo lo escuchó hacía segundos atrás—. ¿Quieres que compre tu bebida y comida favorita? Hay una tienda aquí cerca y-.
—No quiero, me voy a casa.
—Kim-... —apretó sus labios, liberando un suspiro a la vez que se obligaba a sí mismo a tranquilizarse—. ¿Cuál fue el motivo? Me gustaría saberlo, quiero ayudarte.
No respondió. Eso impacientó aún más a su hermano mayor, pero al momento de intentar decir algo al respecto, Taehyung le ganó de antemano:
— ¿Crees que algún día esto se terminará?
— ¿De qué hablas?
—De todo esto. Estaba divirtiéndome en un parque con mi novio y... Bogum estaba ahí —A Seokjin le heló la sangre escuchar ese nombre otra vez y seguidamente imaginó diferentes escenarios de lo que podría haber ocurrido y ninguno era bueno—. De repente y-yo —sorbió su nariz y reunió fuerzas para continuar, Jin tragó saliva— entré en pánico, mi cuerpo no respondía y no sabía cómo decírselo a Jungkook antes de que B-Bogum me notara. De repente yo volvía a esa noche, yo... Hyung, yo... —Su labio tembló y la voz se le entrecortó, otra vez la desesperación creció y lo torturó junto con los latidos acelerados de su corazón.
«Otra vez no. No, no, no, por favor, no.» Su pecho empezó a subir y bajar más rápido cada vez y Jin se colocó de pie, utilizando sus manos para tomarle el rostro a Taehyung y entonces le dijo:
—Detente. Mírame a mí, sólo a mí —ordenó en medio de las sacudidas que Taehyung intentaba dar con las pocas fuerzas que tenía y desperdiciaba en vano—. Taehyung-ah, mírame. Concéntrate en tu hyung. Puedes luchar contra esto, ¿si? —Más lágrimas brotaron de los orbes del menor y Jin dirigió su mano derecha para acariciar en movimientos circulares aquel pecho que se movía aceleradamente sin romper su contacto visual con el omega—. Aprenderás a luchar con esto usando las herramientas correctas, te lo prometo. Ya has cargado demasiado.
—Qu-quiero irme a... c-casa —susurró y de un movimiento se posicionó de costado, abrazándose a sí mismo.
—Está bien.
Sin decir nada más, Seokjin dejó de insistir y se retiró de la habitación para encargarse por sí mismo de la petición de su hermano, aún cuando Jungkook había intentado convencerlo de esperar un par de horas con una obvia oposición respecto de dejar ir a Taehyung tan fácil. Jimin, por otro lado, lo seguía a todas partes, armándose de paciencia para poder tranquilizar al alfa menor para que su insistencia no produjera que su hyung perdiera los estribos e iniciaran una discusión sin sentido donde ambas partes podrían arrepentirse de sus propias palabras.
Eran apenas las siete treinta de una mañana muy temprana y, por lo visto, ajetreada con diferentes casos que acababan en las salas comunes. Yoongi había permanecido alerta de su omega durante la madrugada, y sólo salió a las afueras del hospital para deshacerse del recipiente de ramyeon maloliente y aprovechó la oportunidad para comprar un café amargo porque el sueño le ganaba por momentos, además, Eunhyuk seguía de guardia y muy cerca de la zona donde Taehyung se hallaba, ocupándose de los pacientes que ingresaban con heridas leves o inconscientes por el alcohol.
Francamente no deseaba que lo encontrara allí.
Y luego de media hora, todos acompañaron a Taehyung hacia el estacionamiento. El alfa menor no había emitido ni un solo sonido, únicamente se dedicó a seguir las indicaciones de su pareja y lo ayudó a subirse a su auto tras haber acordado con Jin que éste los seguiría por detrás en el camino al departamento de los Kim.
Antes de ingresar al asiento del piloto, Jungkook se apartó tras escuchar la vibración de su teléfono. Supo que se trataba de su madre y esperó un par de segundos antes de deslizar su dedo sobre la pantalla y responder.
Su madre lo atacó con diversas preguntas en un tono satoori de Busan que daba cuenta de que no estaba de buen humor, por lo que, decidió explicarles de manera resumida los problemas que le acontecían, cómo fue que cuidó a su omega durante toda la noche para después comunicarle que pasaría un par de días ofreciéndole su compañía con la esperanza de que eso pudiera ayudar a su recuperación. También salteó la parte donde tenía pensado o, mucho peor, decidido a ir en búsqueda del paradero de Park Bogum.
Se demoró un par de minutos, Jimin aprovechó aquel momento para brindarle un abrazo que Taehyung sintió muy reconfortante para él. Más tarde, se despidieron con la promesa de que se verían todos los días, o eso intentarían, y, además, Jimin le aseguró que lo acompañaría en cada una de las citas terapéuticas que Taehyung tendría en los próximos meses.
Taehyung necesitaba el apoyo incondicional de todos para que, de una vez por todas, sus pesadillas con Park Bogum como protagonista se terminaran.
—He tomado una decisión, Yoongi —anunció el pelirrosa después de haberse acercado al alfa para observar cómo todos se retiraban del hospital—. No voy a hacerme pruebas ni ecografías. No quiero retomar este tema, al menos, hasta que Taehyung se sienta un poco mejor —Su pareja frunció las cejas, pero asintió.
—Me gustaría saber por qué.
—Él está sufriendo, no quiero decírselo a todos y pasar a ser el protagonista —confesó de manera repentina, sintiéndose agobiado—. Siempre hablamos sobre hacer esto tan importante acompañado del otro, y si resulto en cinta —Sus miradas hicieron una conexión muy íntima, parecía que podían notar a sus lobos a través de sus iris—, deseo ver su sonrisa de felicidad antes que la tuya y la de los demás. No te ofendas, es sólo que yo-.
—No me ofende, es una buena idea —interrumpió. Sólo percibir las fragancias no era suficiente, lo mejor para ellos era esperar unas cuantas semanas más—. Taehyung está pasando por mucho, y francamente a mí me gustaría recomponer la relación con mis amigos para que ellos se sientan felices cuando les dé la noticia.
—Gracias por entenderlo.
Yoongi le obsequió una sonrisa y sostuvo la bolsa con varios banana milk en su mano derecha para entrelazar su izquierda con la mano del omega.
—Necesito dormir —se quejó.
—Tú siempre duermes, en cualquier sitio eres como un oso invernando —lo atacó con sus ojos entrecerrados y Yoongi rio—. ¿Cómo fue que lo descubriste?
—No fui yo, fue Jungkook. Dijo que apestas al petricor y yo sólo olía peonías en ti.
—Las peonías son mis flores favoritas —le comentó, avanzando junto a él hacia su auto—. Y quizás no lo sabías, pero esas son las flores que yo dejo en el altar de mis padres las veces que voy a visitarlos.
—Debo ir a presentarme o tus padres me atormentarán por las noches por haber encintado a su hijo menor.
—Aish, qué tonto eres —lo empujó sin fuerza y se detuvieron frente al auto de Jimin—. Podemos ir en este momento.
—Suena genial —repuso.
—Sígueme, no pierdas de vista mi auto —advirtió con los ojos entrecerrados, quitándole el seguro a las puertas para poder ingresar. Yoongi sostuvo su puerta y más tarde se apoyó sobre el auto, como si estuviera acorralando al omega.
—Seré tu paparazzi personal, mi amor.
Jejeje.
Yoongi próximamente cuando esté encerrado en una oficina de la empresa de su familia a la cual se juró jamás estar:
Unas fragancias no dicen nada.
Acabo de terminar mi cursada, así que oficialmente dispongo de más tiempo para pasar por acá.
Qué tengan una hermosa semana, coman rico.
Taehyung tiene un largo proceso de sanación y Jungkook va a ser fundamental para él.
Adelanto: la terapia con la que Taehyung va a trabajar es “cognitiva-conductual”.
Estuve revisando y todavía hay F4 para rato, pronto voy a introducir un nuevo personaje y estoy emocionada.
ALEX 🤍
Algún error accidental que se me haya escapado, será corregido más tarde.
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