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Y cada vez que te beso, cariño, puedo oír el sonido de algo rompiéndose. Últimamente, estoy confundido, viendo mi juventud escaparse.
Tú eres como el sol, me despiertas, pero me agotas si tengo demasiado.
Creo que te necesito o me romperé.

¿Somos demasiado jóvenes para esto?
Siento como si no pudiera moverme.

—Softcore - The Neighbourhood.

Oí el rumor de que no tengo idea de cómo quitar tu agobio, Kim Taehyung.

Sportacus Jeon.

Jimin, lamento la hora, pero tienes que venir.

Taehyung está hospitalizado.

03:39 AM.

Sufrió un escalofrío por todo el cuerpo, sus vellos se erizaron y su angustia nació en la mitad de esa madrugada cuando finalizó su videollamada eterna con Yoongi, quien le había relatado lo sucedido detalle a detalle y Jimin no escondió su opinión y se encargó durante horas de reprender a su novio. Y de alguna manera experimentó un fuerte resentimiento por Hoseok, ni siquiera supo cómo reaccionar al enterarse que él había metido a su alfa en aquella mentira despiadada, sabiendo que eso le pesaría por años.

Pero también le dio todos los consejos que le surgieron en ese momento desde su lado más sincero y anheló con todas sus fuerzas que los F4 volvieran a ser uno solo, realmente deseaba que ese error pudiera enmendarse.

Y ahora... su Taehyungie estaba en problemas.

Problemas, problemas y más problemas. Francamente, los odiaba y estaba harto de ellos.

Dio un largo suspiro en un fallido intento de recuperar la compostura, cogió las llaves de su auto y salió despavorido con la ropa del día anterior.

Dejó que el ascensor lo llevara hacia el estacionamiento interno y buscó su auto, perdiendo el control de su racionalidad. Hacía tanto frío, pero no le importó que sus huesos se congelaran porque pensaba que no disponía de tiempo para volver a su departamento y coger su abrigo colgado en el ingreso de éste.

Tras haber estacionado el auto, desabrochó su cinturón de seguridad con la disposición de salir y correr con todas sus fuerzas hasta donde su mejor amigo se encontrara recuperándose. Sin embargo, Yoongi lo detuvo. Dejó de lastimar su palma izquierda por no medir su fuerza al apretar la manija interior de la puerta del auto.

“¿Qué te ocurre?”

Su mano estaba roja y temblaba. Su pecho subía y bajaba, el nivel de ansiedad aumentaba con cada segundo y no podía seguir allí.

Yoongi tendría que esperar.

— ¿Dónde está? —preguntó con desesperación, tomando por los hombros a Jungkook, que lo estaba esperando en la recepción y quien al verlo frunció las cejas y olfateó un aroma muy fuerte al petricor que se presentaba alrededor de Jimin. Pero dejó de prestarle atención ante sus pedidos desesperados para ser llevado hacia Taehyung de una vez por todas.

“¿Qué está pasando, Jimin?” Esta vez pareció escuchar su voz más elevada y exigente para que le respondiera e inmediatamente después su lazo se transformó en un hilo de preocupación que en parte venía de Yoongi y la otra era suya.

No es un buen momento, por favor. Te llamaré después.

Tragó saliva y se dejó guiar por el alfa.

Al correr la cortina e ingresar, se olvidó por completo del mundo entero sólo porque no podía parar de pensar en el estado en el que se encontraba Taehyung frente a él. Apenas musitó su nombre, intentando comprender qué fue lo que había pasado, pero en el fondo sabía que se trataba de otra recaída más... y le dolía, cuánto le dolía ser su mejor amigo y ser testigo de su propia destrucción.

Le dolía como si fuera propio.

Para Jimin era como regresar al inicio. Volver a empezar desde cero con un problema que llevaba años persiguiendo a ese omega de cabellos rojos, que en ese momento su color no hacían más que remarcar sus ojeras y su palidez.

Avanzó con pasos dudosos y temblorosos, intentando mantener la calma. Se sentó en la silla que estaba ubicada al lado de la camilla y no dudó en tomarle de la mano, acción que Taehyung sintió y abrió sus ojos de forma dificultosa porque a duras penas podía mover sus párpados que le pesaban como el infierno. Giró su cabeza en dirección a Jimin y notó que éste no iba a preguntarle nada al respecto, como si tuviera miedo a confirmar lo que sospechaba a través de su rostro y el acentuado brillo en sus ojos.

Taehyung tragó saliva y le quemó por dentro, aquella zona de su cuerpo por alguna razón le dolía y no recordaba haber abierto su boca por tanto tiempo desde que despertó en aquella sala de observación junto a Jungkook.

Pero hizo todo el esfuerzo posible para hablar.

—E-está aquí —bisbiseó cansado y Jimin levantó la mirada, intentando descifrar sus palabras—. Está aquí.

— ¿Quién?

—Bogum —pronunció con cierta dificultad—. Ha... vuelto a la c-ciudad.

Su voz se escuchó entrecortada y dio paso al primer sollozo roto y lastimero para su desgastada garganta; y para Jimin, el tiempo pareció detenerse en cuanto escuchó aquel nombre que aceleró sus latidos e hizo que soltara a Taehyung para poder apretar los puños, clavando sus cortas uñas en sus palmas.

No puede ser. Sin querer pronunció a través del lazo y Yoongi, que estaba en la cocina moviéndose de un extremo a otro porque los pensamientos irracionales y su propio lobo no lo dejaban acostarse con tranquilidad, levantó la mirada y se concentró en el sentir de su omega para poder tener al menos una pista de lo que estaba ocurriendo.

“¿Qué dijiste?”

Sus ojos estaban rojos y sus párpados hinchados, aún así, las lágrimas le recorrieron el rostro sin cesar, rastros húmedos de una angustia profunda que le recorría el cuerpo y el alma, y las manos de Taehyung cubrieron su rostro para evitar emitir más ruidos porque no estaba solo y todos allí lo podían escuchar. Intentaba hacerlo en silencio, apretando los dientes, aunque el nudo en su garganta le provocaba un ligero escozor jodidamente insostenible, tormentoso e incómodo.

—TaeTae —se mordió el labio bruscamente, provocando que la sangre comenzara a salir. Utilizó la manga de su sudadera y se deshizo de sus lágrimas y sorbió su nariz, besando mucho después los dedos de su mejor amigo—, esto ya no es bueno para ti.

Taehyung tembló y asintió sin animarse a verle directamente a los ojos, además, la cabeza le pesaba tanto que no intentó moverse desde que despertó y aquella luz que lo alumbraba desde el techo estaba disgustando al omega.

—Quiero a Jin —pidió luego de unos minutos de silencio en los que se dedicó a desahogarse otra vez.

—Él no sabe que tú estás aquí —mencionó con calma, sentimiento que obtenía gracias a su alfa y que no sabía cuánto le duraría.

—Necesito a mi hyung. T-tráeme a mi hyung, Jimin —imploró esta vez, con una voz cargada de desesperación y dolor.

Jimin salió de la sala con el teléfono en sus manos y dando un portazo que asustó a las demás personas que se encontraban allí.

Las paredes no se movieron, aunque él sintió que sí había sido así; hasta rogó que ese temblor que juraba haber sentido por causa de su ira, llegara a la casa de Park Bogum y ocasionara que el cimiento se le cayera en la cabeza. Y cabe aclarar, Jimin “no” le deseaba ningún mal, sólo le urgía que ingresara por la sala de emergencias de ese hospital con fracturas que le provocaran gritos de dolor puro para endulzar sus oídos y asegurarse a sí mismo que la vida le estaba cobrando muy caro las equivocaciones del pasado a ese estúpido e infeliz alfa.

De repente, se imaginó a su novio con una expresión aterrorizada, con el dedo pulgar e índice masajeando su sien, a su lado, expresando que no estaba en sus planes haberse enamorado de un omega con pinta de asesino serial... de nada. Francamente, Jimin no era capaz de matar ni siquiera al mosquito que siempre rondaba alrededor de su cama cada época de verano.

Estaba enojado. O algo mucho peor que eso, si es que existía. Jungkook sólo lo observó por unos segundos y no le dirigió la palabra, su olfato desarrollado le advirtió que no se acercara al omega por ningún motivo. Y conocía a Jimin lo suficiente para asegurar que en ese ataque de furia que parecía estar experimentando, sería increíblemente capaz de hacerle daño no solo a él sino a cualquier persona que quisiera acercarse.

Sus dedos presionaron la pantalla de su teléfono para marcar un número que se sabía de memoria, Jungkook frunció ambas cejas y se arriesgó y lo interceptó para cuestionarlo sobre cómo se encontraba Taehyung, puesto que su boca se mantuvo sellada desde su despertar en esa madrugada donde sus piernas y su mandíbula sufrían ligeros temblores al creer que fue una excelente idea cubrir a su omega con el impermeable negro para que fuera del horario de visitas, sintiera al alfa cerca suyo.

—Jimin-.

—Apártate. Lo voy a matar —rugió fuera de sí, sus ojos estaban teñidos de sangre y se encontraba perdido en toda esa furia que sentía recorriendo por sus venas.

Jungkook no tardó en percibir por medio de las feromonas que rondaban por el aire que Jimin iba dispuesto a lastimar, y realmente tuvo miedo por ese omega y se arriesgó a envolver su muñeca y atraerlo hacia los asientos ubicados frente a la puerta.

—No te metas en problemas —masculló y Jimin lo empujó, aunque Jungkook le doblaba en fuerza física y apenas se movió gracias a ello.

—Desfiguré su cara bonita una vez, puedo hacerlo de nuevo —escupió con desprecio—. No te metas en mis asuntos —le ordenó y avanzó, pero retrocedió y señaló al menor con su dedo índice cuando la imagen de su F4 le invadió la mente—. Por favor, no le digas nada de esto a Yoongi.

—No, lo siento mucho —lamió sus labios y comenzó a acercarse hacia el omega de cabellos rosas y lo alzó sobre su hombro, a sabiendas de que recibiría golpes fuertes en su espalda y berrinches del mayor para que lo bajara al suelo, y no se equivocó en suponerlo—. Mi capitán me matará si permito que hagas tal cosa —advirtió con pesar—, así que, Jimin, te ruego que te tranquilices —pidió mientras lo trasladaba hacia los asientos—. Y si no puedes, comunícate con Yoongi hyung, pero no vas a meterte en problemas.

—Escucha, Jeon-.

Siéntate, Jimin hyung. —masculló con su voz de mando, como único recurso para seguir tolerando al pelirrosa. Porque él también estaba soportando la realidad de que tenía las capacidades para mandar a Park Bogum a un hospital y, aún así, no podía tocarle un pelo a menos que quisiera meterse en líos y acabar en la cárcel por no medir su corpulencia.

Y lo hizo, en contra de su propio deseo. Luego, sacó su teléfono y apartó su cabellos hacia atrás.

— ¡Ugh! Está bien. Llama a Jin ahora mismo, Taehyung lo necesita —demandó, poniéndose de pie y apartándose de los ruidos de ese corredor, pero Jungkook alcanzó a visibilizar en esa pantalla el nombre de su capitán y una pequeña sonrisa nació en la comisura de su labio.

Jimin, advirtió Jungkook con cierta inquietud, condujo hacia la recepción y no supo más. Sin embargo, a pesar de haberse apartado a un sitio más silencioso, el omega no logró contactar a su pareja y optó por tomar aire y concentrarse para poder comunicarse con él en el lazo, siendo ésta la única manera de llamar su atención rápidamente.

Lo necesitaba allí mismo.

Yoonie alfa.

Jimin.” Lo llamó su pareja, cuyo cuerpo se levantó y se colocó de pie fuera del sofá donde había estado durante algunos minutos intentando distraerse por medio de los apuntes que estaba estudiando para su siguiente exámen en los próximos días.

Pudo percibir el alivio de Yoongi por el tono de su voz y eso relajó su propio cuerpo hasta el punto en el que sus ojos se inundaron de lágrimas.

Creo perdí la cuenta de las veces en las que me disculpé por esto, pero en verdad lamento que te hayas sentido preocupado por mi culpa. Me esforzaré para que no vuelva a suceder, te lo prometo.

No me hagas promesas en vano.” Le dijo, y Jimin imaginó a Yoongi sonriendo como si no le importara que fuera un estúpido, como si lidiar con los sentimientos de ambos fuera lo de menos, y lo conmovió más de lo que había pensado. “Necesito saber cómo te sientes, en todo momento, no me lo escondas para que no acuda a ti. Ahora, ¿qué fue lo que ocurrió?”

Todo ha sido un caos. Taehyung, mentalmente hablando, no se encuentra muy bien. De hecho, estamos en un hospital, el de la universidad, junto a Jungkook. Relató entre exhalaciones profundas, divisando, al levantar la mirada, a Eunhyuk caminando hacia un corredor con su bata blanca puesta y sonrió, dejando salir las primeras lágrimas que se sintieron saladas bajo el toque de sus labios: Tu tormento está aquí. Parece que tiene rondas muy temprano, qué fastidio.

“¿Eunhyuk? Ah, . La hace tres veces a la semana, pero nunca se ha quejado y se le da muy bien las urgencias pediátricas.”

Camina como si estuviera muy furioso. Le comentó y arrugó su nariz, apoyando su espalda sobre una de las columnas de la recepción. Quizás lo salude más tarde, ahora necesito regular mi temperatura porque salí de casa sin mi abrigo. ¿Qué han pensado hacer con Hoseok para conseguir el perdón de esos dos?

No lo hemos discutido. Sólo le dije que tenemos que esperar un poco de tiempo para que ellos se tranquilicen. Ahora mismo no es una buena opción, pero no lo sé, apenas son las cinco de la mañana, Wandita, mi cerebro no funciona a estas horas.”

Corrección. Tu cerebro no te funciona bien la mayoría del tiempo.

Pagarás por eso.” Le advirtió. “Si estás ahí, ¿por qué no solicitas un análisis de sangre? Han pasado varias semanas, Jimin.” El omega hizo una mueca y negó. Ahora llevaba implementado un nuevo miedo: Positivo. Tan sólo la palabra le causó un fuerte escalofrío por su espina dorsal.

No he tenido ningún síntoma, aún así, concuerdo en que han pasado varias semanas y debo hacerlo. Pero hay un pequeño problema: le tengo miedo a las agujas.

“¿Qué te parece si te acompaño en eso?”

Mejor ve a descansar y veámonos en un par de horas.

No, acabo de salir en mi auto a buscar un poco de ropa para un omega que olvida cubrirse del frío porque seguramente pensará que es Elsa de Frozen. Sólo dime el código de acceso, y no te preocupes por tu hermano, seré un ninja silencioso y no se va a enterar de esto.” Bromeó y el omega rodó los ojos, reprimiendo una risa.

Cuarenta y cinco, noventa y cuatro. Dictó y cambió su semblante, esta vez se sentía más tranquilo y agregó: Te veo en unos minutos. Iré a comprar un poco de comida para Jungkook y para mí, él ha estado aquí mucho más tiempo que yo. Te amo, F4.

Te amo, enano.”

Enano tu-... Se interrumpió a sí mismo, retractándose a tiempo. Liberó un nuevo suspiro y emprendió camino hacia afuera para dirigirse a una tienda de conveniencia que conocía que se encontraba cerca de allí.

Al volver a ingresar, pensando en las probabilidades que tenía de estar en esperando un cachorro y en cómo podría lidiar con ello cuando Yoongi y él eran jóvenes inexpertos en sus áreas profesionales y no se habían graduado aún, lo que dificultaría las cosas aún más, se dio de bruces con el futuro padre de un bebé que ni siquiera sabía si existía o no.

Todo el camino hacia la tienda de conveniencia sufrió un fuerte antojo de banana milk, aquella bebida que Jungkook también disfrutaba y fue por ese motivo que compró un par para ambos...

Sí, claramente estaba mintiendo sobre eso.

Sin embargo, deseaba probar uno después de habérselo prohibido a sí mismo para mantener su dieta durante la preparación de su baile en solitario.

La bolsa que contenía al menos siete envases de banana milk cayeron al suelo, aunque ninguno se dañó por el fuerte impacto. Sólo uno de ellos, sólo el que Jimin estuvo bebiendo en su camino de regreso al hospital. Y volteó, fijándose en la mancha blanca y el envase desparramado, y teniendo un fugaz deja vú, giró bruscamente para encarar a su novio. Yoongi se cubrió con sus brazos casi de inmediato.

— ¡Pequeña sabandija! Dime, ¿cuándo dejarás de cruzarte en mi camino cada vez que lleve comida deliciosa en mis manos? ¡Estropeaste mi envase de banana milk! —se quejó con ímpetu, llamando la atención de algunas personas—. ¡Y levántate que el suelo está congelado! —chilló mientras no le apartaba los ojos de encima y Yoongi se colocó de pie, extendiendo sus brazos en dirección al omega y éste siseó—. ¡Olvídalo!

Yoongi negó, bajando sus brazos para seguirlo hacia la sala de observación. Jungkook los recibió una vez más, luciendo inquieto, alterado y agotado, basándose en el aspecto de su rostro porque era un joven que tenía tanto vigor y resultaba casi imposible que se mantuviera quieto.

Ambos notaron a Jimin moviéndose en silencio, apartando su nuevo envase de banana milk y su respectivo ramyeon en un asiento que había disponible, y fue entonces que Jungkook sostuvo del brazo al capitán y lo apartó un par de metros, recordando lo que había olfateado en Jimin algunas horas atrás.

—Hyung, tengo una queja, o mejor, una pregunta.

— ¿Qué hice esta vez? —rezongó con hartazgo.

— ¿No has notado algo en Jimin? —Yoongi negó—. ¿Entonces por qué huele tanto a petricor*?

— ¿Uh? —juntó ambas cejas.

—Por favor, ¿no lo hueles? Apesta al petricor desde hace semanas —siseó y Yoongi lo miró con más intensidad, y el menor entendió que el alfa necesitaba que fuera más claro al respecto—. Qué ignorante —entrecerró sus ojos y le golpeó la frente—. Los omegas apestan al petricor cuando están en cinta, capitán. 

*Petricor es básicamente el aroma a tierra mojada en verano.

Para quien no tenga idea sobre la banana milk:

Meme para la ocasión:


Sportacus era el flaco atlético y culo inquieto de Lazy Town, por eso Jimin lo agendó así a Jungkook.


Qué tengan una excelente semana <3

ALEX 🤍

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