52
“Oí el rumor de que siempre hay lugar para la esperanza de una vida a tu lado sin importar la adversidad de mi pasado, porque comienzo a entender que hay que sentir más y recordar menos.”
Dos días después.
Lo vio salir sin compañía del edificio de artes que se encontraba muy cerca del campus de descanso. Él estaba sudoroso, su cabello desordenado dejando de cubrir la pequeña frente del omega. Mientras caminaba con pasos lentos, la expresión de su rostro se arrugaba como si algo estuviera causándole molestias. Yoongi sospechó de inmediato que se trataba de otro día de ensayo pesado que había dejado los músculos de Jimin tensos y que dolían hasta el infierno.
La mesa en la que era habitual ver a Jimin junto con sus amigos estaba vacía, pero el pelirrosa no tardó en ocuparla y utilizarla como lugar de descanso para su agotado cuerpo. Su torso se apoyó sobre ella y sus brazos funcionaron como almohada para su cabeza. Ni siquiera se quitó su bolso, la urgencia de tumbarse en algún sitio para sentir su anatomía relajada era mucho más fuerte.
El pelimenta seguía observándolo, detallando sus movimientos y sus expresiones. Sacudió sus pestañas y sonrió de forma inconsciente, sus amigos, cuyas risas y la conversación que tenían se detuvieron debido al señalamiento de Hyunjin, fueron testigos del comportamiento del alfa puro y su curiosidad fue tanta que siguieron la misma dirección que los ojos de Yoongi para descubrir el motivo de aquella gran sonrisa. Mientras eso ocurría, Jimin tembló sobre su asiento en el momento que una ola de viento fresco impactó en su espalda que sólo estaba cubierta por una enorme camiseta. Por lo que, sin dudarlo, depositó su bolso a su lado y no dudó en colocarse una sudadera que no le pertenecía en absoluto.
Yoongi abrió muy grande sus ojos para luego juntar sus cejas.
“¿Me robaste otra sudadera, Park Jimin?” Le cuestionó por medio de la conexión íntima que portaban, despertando los sentidos del menor.
No me acuses. Esto es mío. Su expresión cambió tras contestarle. Le dedicó una mirada sutil, pero firme.
“Yo soy tuyo. No te metas con mi sudadera.” Respondió esta vez.
Tienes razón. Te la quité mientras estuvimos en el hotel. ¿Puedo quedarmela? Es bonita. Sonrieron juntos, transmitiendo por el lazo sensaciones de tranquilidad y comodidad que recorrieron sus cuerpos y los inundaron de una emocionante felicidad tan pura que incluso los mejores amigos del alfa puro pudieron sentirlo al comenzar a olfatear las feromonas de Yoongi que se liberaron por los alrededores.
“No, devuélvemela.”
Ven y quítamela.
“Allá voy.” Amenazó e hizo el primer movimiento en falso para levantarse de su asiento.
Jimin se espantó.
¡No! ¡No te acerques! ¡Fushi!
—¿Y esa sonrisa? —Eunhyuk lo enfrentó e interrumpió su conversación con el omega.
— ¿Uh? —Yoongi parpadeó infinidad de veces para despabilarse de su burbuja de amor y notó que estaba siendo observado y analizado por tres psicópatas que él consideraba como sus mejores amigos.
Quizás no debió de ser tan evidente.
— ¡Eres un mentiroso! —exclamó Hyunjin—. ¡Estás con él! —Lo acusó con el dedo índice. De repente el ambiente comenzó a llenarse de alegría—. ¿Por eso desapareciste el fin de semana?
Yoongi quiso gruñir cuando los tres alfas comenzaron a molestarlo con más comentarios y por ello la gente comenzó a prestarles atención.
—Ha sido un fin de semana de locos, pero estoy con él, ¿de acuerdo?
— ¡Pero cuéntanos más, cabrón! —exigió Eunhyuk, golpeándole el brazo con insistencia—. A propósito, ¿por qué Jimin tiene nuestra sudadera de mejores amigos?
—Es cierto, acabo de notarlo —entrecerró los ojos Hoseok, mirando al omega pelirrosa.
—Lo único que diré es que utilizamos el obsequio de Eunhyuk por el día de los amigos —sonrió avergonzado y el susodicho saltó de su asiento para celebrar sin timidez—. Vuelvo en un momento.
— ¡Pícaros! —se burlaron en conjunto entre tanto Yoongi se acercaba a su omega, cuya risa se hizo escuchar en el momento exacto que se percató de lo que ocurría con los amigotes de su novio y el susodicho—. ¡Capitán, capitán, capitán!
El pobre alfa puro colocó sus ojos en blanco a la vez que mordía su labio inferior y experimentaba una calentura anormal en sus pálidas mejillas. Al frente de él, Jimin lo contempló y alertó lo que podría hacer. Realmente no quería devolverle la sudadera al mayor; su diseño era agradable y cómodo para el omega, aunque el color gris era muy aburrido. Además, ¡era una sudadera de Everlast! Era perfecta para su entrenamiento de baile... O tal vez era una excusa porque no tenía ningún motivo para robársela sin que se viera mal.
— ¿Qué buscas por aquí, capitán? —atrajo su atención, posicionándose recto y sacando a la luz la entrañable coquetería que podía llegar a enamorar a su novio un poco más cada vez que la utilizaba.
—Intercambiemos sudaderas, pero devuélveme la Everlast.
— ¿Por qué haría algo como eso?
—Si, ¿por qué debería hacer eso? —La voz de Taehyung se unió al ambiente divertido de la pareja. Jungkook venía detrás suyo, concentrado en quién sabe qué en su teléfono.
—Hola, Taehyung-ah —saludó sonriente y este le respondió otorgándole una mirada aterradora, pero intentó no verse afectado por aquel que tenía pinta de ser un asesino silencioso como en las películas y dirigió su atención a Jimin—. Es simbólica, Wandita. Los chicos y yo compramos cuatro iguales e hicimos que en la manga alguien les bordara las iniciales de “F4”.
Taehyung rio y palmeó el hombro de su novio.
— ¿Qué tontería es esa? ¿Lo escuchaste, Jungkookie? —volvió a burlarse con ganas.
—No creo que sea tan malo —opinó, bloqueando su teléfono y observando a su alrededor—, tú y yo también mandamos a hacer sudaderas con... —vaciló hasta detener sus propias palabras por la amenazante mirada que su novio le estaba obsequiando— nuestras fotografías juntos.
— ¡Jeon Jungkook! —chilló el pelirrojo y Yoongi estalló en risas. Taehyung lo volteó a ver y lo señaló con su dedo índice—. ¡Tú!
—Soy inocente —dijo seguro y levantó sus manos hasta la altura de sus hombros.
— ¿Por qué no consultaste conmigo antes de cortejar a Jimin y ser su novio? —indagó furioso. Su mejor amigo divisó a los amigotes alfas de Yoongi y les indicó que se acercaran, luego se irguió de su asiento y buscó estar entre los brazos de su alfa—. ¿Qué hacen ustedes aquí, patanes?
—Taehyung, deja de estresarte por nada, ¿si, cariño? —Fue el turno de Jungkook de entrometerse y también se levantó de su asiento para tomar entre sus brazos al omega que parecía estar apunto de golpear a todo el mundo ese día—. Hola, chicos.
—Aprovechando que todos están aquí, queremos darles una noticia —comenzó a decir el pelirrosa, siendo visto por sus amigos y los de su pareja—. Yoongi y yo compartimos un lazo.
— ¡Woah! Qué envidia, Jimin-ssi —Jungkook expresó.
Incluso los demás los felicitaron emocionados. Eunhyuk fue quien más se mostró contento porque comenzó a sacudir por los hombros a su mejor amigo gruñón y sonreía en grande enseñando sus dientes.
Sin embargo, Taehyung guardó silencio. La noticia fue tan bonita e inesperada que causó una oleada de sentimientos que variaron entre alegría, felicidad y la satisfacción de poder estar al tanto de que Jimin se encontraba en el mejor momento de su vida junto a alguien que no lo miraba con otros ojos que no fueran esos que mostraban cuánto amor, admiración, afecto, deseo y paz. Aún así, no pudo expresarlo cuando escuchó a Jungkook exponer su opinión al respecto.
Taehyung tuvo la sensación de que, de alguna forma, el alfa quiso que supiera que también anhelaba lo mismo. Entonces, con ese pensamiento instalado, su sonrisa desapareció y borró cualquier contacto con Jungkook para huir de ese ambiente que consideró agradable y que ahora, para él, era sofocante.
Jungkook no demoró en seguirlo, disculpándose con sus amigos antes de ir tras su novio con un lobo alarmado que no paraba de molestar dentro suyo.
«Peligro, peligro, hay mucho peligro aquí», pensaba su mente mientras él intentaba desaparecer del radar de Jungkook.
Tenía que seguir huyendo.
«Escapa, Taehyung, ¡escapa!», le exigió su lobo. Su pecho subía y bajaba agitado en su desesperado intento de continuar perdiéndose entre los pasillos de una facultad que no conocía. De cierta forma su cuerpo comenzó a sentir alivio tras perder a Jungkook.
Tenía tantas ganas de gritar y echarse a llorar. Las voces de las personas retumbaban por los rincones de su mente, su cuerpo no era suyo con los minutos que transcurrían y que hacían crecer su inquietud, su pánico, su desesperada búsqueda de encerrarse en algún sitio, abrazarse a sí mismo con las palmadas en sus hombros que su hermano Seokjin le enseñó a imitar durante la peor época de Bogum.
¡Bogum! ¡Bogum viene por nosotros! Su lobo se presentó angustiado, desorientado y descontrolado al punto en el que Taehyung no era capaz de manejarlo.
Sus instintos lo condujeron a salir de aquella facultad y acelerar el paso lo más lejos posible de las personas. Observó a su alrededor para verificar que, en efecto, Jungkook ya no lo perseguía. Quizás había entendido que necesitaba espacio, quizás no, pero era un asunto sin importancia para Taehyung porque cuando estuviera en un lugar donde se sintiera seguro, se encargaría de explicarle la situación a su alfa antes de que ocurriera algún otro malentendido.
Por ahora, lo importante para Taehyung era salir de la universidad aún en horario de clases. Sabía que de algún modo u otro iba a recuperar lo dado ese día.
Buscó la puerta de salida y corrió hacia ella, sujetando la correa de su mochila como si su vida dependiera de ello. Pero de lo que no era consciente era de todas esas lágrimas que habían ensuciado sus mejillas con tanto empeño y que no paraban de salir.
A pesar de los inconvenientes que le colocó el guardián, Taehyung logró escapar de la universidad y se fue lo más lejos posible hasta que su cuerpo le exigió un descanso, por lo que, tomó asiento en la parada de buses que se hallaba ubicada a unas cuatro cuadras de ahí.
Cogió su teléfono del bolsillo y marcó el número de su hermano mayor, tecleando con brutalidad sobre la pobre pantalla mientras sus dedos no dejaban de temblar.
— “Hola, Taehyung-ah.”
—Hyung —murmuró con la mirada perdida—. H-hyung, no me importa lo que sea que estés haciendo, ven a buscarme.
— “¿Qué?” —Un sollozo lastimero se escapó de los labios del menor—. “Dios mío, ¿qué te ocurrió, pequeño?”
—S-sólo ven, por f-favor —rogó a la vez que paseaba su mano por su pierna y a los pocos segundos comenzó a hipar.
Oyó a su hermano exhalar y un par de ruidos detrás junto con la sacudida de las llaves.
— “Voy por ti. Envíame tu ubicación en este momento.”
Y así lo hizo.
Fueron los diez minutos más eternos de toda su vida, pero finalmente su hermano se encontraba allí para sostenerlo cuando estuvo apunto de debilitar todo su cuerpo en la vía pública. Taehyung ingresó al auto en los asientos de atrás con ayuda de su hyung, seguido éste se sentó a su lado y la puerta trasera se cerró.
Conforme el aroma familiar al que estaba acostumbrado le fue de mucha ayuda para sentirse mejor en el transcurso de los minutos. Aunque el único inconveniente es que estaba tan cómodo y seguro allí que no podía parar su llanto y eso había estado alterando a Seokjin, haciendo que se preocupara mucho más.
— ¿Necesitas que me comunique con Jungkook? —consultó en un leve susurro mientras Taehyung descansaba su cabeza sobre el hombre de su hermano, experimentando la forma tan cruel en la que su corazón se partía por diversas razones; la primera por ser tan débil y dejarse llevar por el miedo de su lobo; la segunda, y la que más lo atormentaba y consumía, era por haber huido no solamente de la universidad sino también de su pareja aun cuando, en la distancia, pudo percibir su preocupación e inquietudes.
—Me escapé de él. No puedo enfrentarlo ahora mismo, necesito tiempo, Jin hyung —sorbió su nariz; y como no tenía un pañuelo al alcance, utilizó la manga de su suéter de un beige sutil como los cascarones de las nueces que le gustaba romper cuando visitaba a sus abuelos.
— ¿Qué? —fue lo primero que su boca formuló tras su perplejidad ante los dichos de su hermano menor—. ¿Quieres contarme, Taehyung-ah?
—Nunca voy a sentirme lo suficientemente listo para compartir un lazo con Jungkook. No puedo hacerlo. Voy a entrar en pánico y enloqueceré, y eso será más fuerte que cualquier sentimiento de felicidad. Estos últimos años me mentí a mí mismo creyendo que todo estaría bien si bloqueaba los recuerdos traumáticos que tengo junto a Bogum y me concentraba en disfrutar de lo hermosa que ha sido mi vida desde que Jungkook es parte de ella.
Jin asintió, continuando con las caricias en la melena pelirroja de su hermano, compadeciéndose y experimentando una sensación angustiante en el pecho porque conocer que Taehyung todavía luchaba con ese traumático momento que Bogum le dejó grabado en la consciencia para darle más sufrimiento porque haberlo engañado y mentido por meses no le bastó y ahora, todavía a cuatro años de lo ocurrido, el omega era incapaz de vivir un par de segundos en paz sin que lo atormentara el recuerdo, la sensación de ardor que estremecía la zona que ese alfa marcó y que no significó un “para siempre tuyo”.
«Tú y yo seremos un amor para toda la vida, ya lo verás, Taehyung.»
Qué gran mentira. Qué gran estúpida y maldita mentira.
Y el dolor más grande que ha sufrido en su vida por ello.
Él tenía en claro que Bogum no era el alfa que la Madre Luna había destinado para su vida, que tal vez algún día podría cruzarse a esa persona. Sin embargo, los dos estaban enamorados, no escucharon ni leyeron las señales porque se querían y amaban tanto que Taehyung se volvió un ciego y Bogum su peor pesadilla.
Con veintiún años y una marca fresca en su cuello, Taehyung comenzó un infierno que acabó seis meses después.
Entre idas y vueltas, entre sospechas y confirmaciones donde Bogum lo engañaba, sufrió, lloró, golpeó y destrozó sus cosas, y al final lo dejó ir, circunstancialmente.
Disgustado, temblando de miedo tras perseguir a su pesadilla, un frío día de nevada, descubrió a Bogum marcando a una omega... y Taehyung lo oía todo detrás de la puerta de la habitación de hotel. Oyó los gemidos que alguna vez tuvo el placer de disfrutarlos; estuvo ahí el segundo preciso en el que Park Bogum creaba un lazo permanente con esa mujer y a su vez destrozaba, trituraba y pisoteaba el suyo con Taehyung.
Nunca más volvió a verlo. Desapareció por completo. Se encerró en su habitación sin tener con su lobo, sólo estuvo de acuerdo en que Jimin entrara en su infierno por unos minutos para estar únicamente en un silencio aterrador y poco reconfortante.
Durante meses lloró y gritó tanto a causa del acribillante dolor y ardor en el comienzo de su cuello que Seokjin no pudo dormir bien por meses.
Bogum lo había asesinado en vida. Taehyung parecía no querer ayudarse a sí mismo para poder sobrevivir y Seokjin tampoco encontraba la manera de ayudarlo.
Taehyung se convirtió en un fantasma. Apenas comía, apenas hablaba, y cuando lo hacía solamente era una o dos palabras porque a duras penas lograba modular.
Y cada temporada, cuando engañosamente su vida comenzaba a ir por buen camino, Taehyung recordaba, sentía, volvía a sufrir como un condenado y eso lo regresaba al inicio otra vez. Desperdició dos años de su vida de esa manera hasta que la última vez que se permitió entrar en duelo con su lobo, acabó hospitalizado por desnutrición y deshidratación, con ello le rompió el corazón a Jimin, a sus padres y a su Jin hyung, quien más lo apoyaba en esas circunstancias y luchaba junto a él. Y sus padres se lo llevaron a Jeju por un tiempo y continuó con sus estudios desde allí hasta que un día estuvo listo para regresar a la ciudad.
Pasado un año más, y otro, y Taehyung ya no hablaba del tema; pero eso no quería decir que no existieran oportunidades donde decirle "adiós" a ese recuerdo fuera la tarea más difícil de su vida.
—Jimin ya comparte un lazo con alguien. Cuando nos comentó la noticia, Jungkook dijo... —Dejó la frase incompleta porque un nuevo nudo molestaba en su garganta y otra ola de lágrimas saladas se aproximaba en sus ojos—. Lo conozco y estoy seguro de que no fue intencional, pero él dijo: «Qué envidia, Jimin-ssi» —mordió su labio inferior, reprimiendo un sollozo—. Lo sentí tan profundamente porque, aunque no quiera decírmelo debido a que me está cortejando, sé que él anhela que algún día yo porte su marca.
»Jungkookie se enorgullece tanto de mi, Jinnie hyung; y también de que seamos destinados, siempre me lo deja en claro y tengo tanto miedo de perderlo por no ser valiente, por no atreverme a verdaderamente enfrentar este problema, por un lobo que sin importar cuántas demostraciones de amor le de su luna prefiera seguir aislado en mi interior porque no está seguro y quizás nunca lo estará.
Porque puede que la marca de Bogum haya sanado hasta desaparecer completamente, pero las cicatrices de su alma no.
—Lo entiendo —Jin carraspeó y, a pesar de no poder verlo, los ojos de Taehyung destellaron—. Tu pasado es tuyo, Taehyung, y puedes seguir tras él cuánto tiempo te apetezca y nada cambiará, pero no puedes olvidar que ahora tienes una responsabilidad muy grande, una hermosa relación que estás construyendo junto a alguien. Tienes la responsabilidad de hablar sobre esto con Jungkook, y ambos sabemos que él nunca te va a apresurar. Tómate tu tiempo, estarás bien, Taehyung-ah.
Taehyung se escondió más sobre los brazos de su hyung en el momento que las lágrimas comenzaron a bajar.
—No es justo, ¿entiendes? Yo estoy aquí sufriendo por algo que él provocó, y él... camina por las calles de esta ciudad sabiéndolo.
Se quedaron en un silencio reconfortante. Jin sólo lo escuchaba hipar tan bajo que estuvo a punto de regañarlo por reprimir sus emociones de esa manera, sin embargo, se obligó a inhalar y exhalar y le transmitió serenidad a través de su aroma en medio de aquel desastre de emociones que abundaban en el interior del auto.
Y cuando Taehyung estuvo preparado, se pasó hacia el asiento de copiloto y se permitió dejar de pensar y observar cada detalle de esa parte de la ciudad que sabía de memoria, mientras tanto Seokjin se dedicó a conducir y mantuvo su boca cerrada.
Tenía planeado comunicarse con Jungkook, pero lo haría esperar en su sala hasta que Taehyung fuera capaz de soltar su historia sin omitir nada. No admitiría que pasara de ese día.
Al llegar al departamento, su hermano condujo desesperadamente a su habitación y se quedó en ese lugar, pensando, martirizándose a sí mismo, insultándose... Cayendo otra vez en ese pozo profundo que le costaba llamar “depresión”.
Depresión.
Él era partidario de que una enfermedad no definía a nadie, no lo restringía de ser libre. Pero sentado en medio de su cama comenzó a pensar: «¿Cómo era posible que un término como ese podía hacer que se sintiera tan limitado, tan poco merecedor de cosas comunes como el amor?»
Tiempo después de que Jin se ocupara de poner al tanto a Jungkook, cuya voz sonó ligeramente atenuada al tener conocimiento de que su omega estaba bien, físicamente hablando.
Con la promesa de encontrarse en un par de minutos con Seokjin, ambos finalizaron la llamada y el mayor se posicionó frente a la puerta de la habitación de Taehyung que sólo se encontraba arrimada, captando su atención con tres golpes suaves y delicados sobre la madera blanca.
— ¿Qué necesitas, Jin hyung? —Su voz le pareció tosca, pero omitió tal detalle.
— ¿Puedo pasar?
—Ven aquí —invitó y dejó un espacio en su cama para que Jin pudiera sentarse a su lado tras haber cerrado la puerta de la habitación, cogiendo la misma posición que su hermano menor. Taehyung tenía las piernas flexionadas y abrazaba una almohada que traía impregnado el aroma de Jungkook.
Ambos se quedaron allí en un silencio donde sólo sus respiraciones podían escucharse. Pasaron unos quince minutos con las cabezas ladeadas y tocándose sus cabelleras.
—Debo-.
No hubo tiempo para completar su frase cuando unos toques desesperados se escucharon detrás de la puerta y el autor de que aquella presencia estuviera allí, sonrió con levedad pero escondiendo el confort que experimentaba en ese momento. Observó a su hermano levantando la vista y notó el segundo exacto en el que ojos derramaron lágrimas silenciosas que se escurrían de forma escandalosa por sus mejillas teñidas de rosa.
Era su alfa.
Jungkook estaba ahí. No era una suposición, su lobo alzó la mirada cuando identificó los aromas característicos de Jeon y casi inmediatamente su cola se elevó y movió de un lado al otro, emocionado por tenerlo presente en aquel lugar.
Sin decir nada, Jin se levantó de la cama y abrió la puerta, dejando entrar a un inquieto y desesperado chico que parecía estar temblando, pero supo que se trataba de ansiedad y no por el clima tan frío que atacaba en la ciudad.
— ¡Taehyung-ah! ¡Mi flor, ya estoy aquí! —Jungkook ni siquiera se fijó en Seokjin, puesto que su corazón, sus ojos, su lobo y su cuerpo estaban completamente perdidos en Taehyung.
Comprobó que la corazonada que tenía se hizo realidad cuando se percató con sus propios ojos que su luna no estaba bien. Él lloraba sin aparente consuelo. Tal consuelo que él se dedicó a ofrecerle con un fuerte abrazo en el cual Taehyung sollozó, apoyando su cabeza en el fuerte pecho. Derrotado, triste, pero reconfortado por el hombre que tanto necesitó tener a su lado todo ese tiempo a pesar de que había huido de él horas antes.
—Estaré en la cocina. —avisó el mayor, dejando a la pareja a solas en la habitación con la esperanza que Jungkook fuera la solución, aquella esperanza que le urgía para Taehyung.
Permanecieron en esa posición por un buen tiempo. A medida que pasaban los minutos, la fragancia que poseía Jungkook causó efectos en Taehyung, calmando sus nervios y dormitando un poco sus sentidos hasta dejarlo tan relajado que entrecerró sus ojos.
Ése era el momento perfecto, no había nada más que decidir. Tenía que hacerlo de una vez por todas, con eso dejaría abierta una puerta de su vida que requería de mucha paciencia y valor para cerrarla otra vez. Con eso indirectamente le quería aclarar a su pareja que estaba dispuesto a confiar, que iba a mostrarle su corazón y su alma llena de cicatrices con el fin de que le gustaría que lo cuidara porque Taehyung también lo cuidaría y uniría las piezas que Jungkook tuviera sueltas por ahí esperanzadas que de que alguien llegara y las reuniera.
—Mereces que sea sincero —intentó comenzar la conversación totalmente inseguro y asustado—. Tú nunca me has ocultado cosas, en cambio yo sí lo he hecho. Pero, como dije antes, mereces mi honestidad y trato de hacer el esfuerzo para contarte una parte de mi historia que sigue afectando y lucho contra esto todos los días.
—Escúchame, no tienes que-.
—Debo hacerlo —suspiró y perdió contacto con el cuerpo de Jungkook para sentarse en la cama, teniéndolo frente a él mirándolo confundido—. Tengo un lazo roto —le confesó a su pareja y jugó con los bordes de sus uñas—. Ese alfa me dejó por alguien más y con esa persona formaron un lazo, que claramente destruyó el mío. Se llamaba Bogum —Por primera vez en varios meses logró pronunciar aquel nombre—. Sucedió hace un par de años, y ese es mi secreto mejor guardado. Eso es lo que me repugna de mí, y eso lo que le impide a mi lobo confiar plenamente en el tuyo.
»Conozco el tipo de persona que eres, también sé con seguridad que jamás me romperías de esa forma. Pero mi lobo y los traumas que ese evento le causaron no piensan de la misma manera. Por eso fue que huí cuando le dijiste a Jimin que le tenías envidia porque compartía un lazo con Yoongi. Pensé de inmediato que anhelabas que eso muy pronto nos sucediera a nosotros y... entré en pánico.
Jungkook se quedó en un eterno silencio que le provocaba pavor absoluto a su pareja, dejándolo con miles de pensamientos rondando en su mente. La negatividad a veces lo atormentaba de la peor forma posible y por ese motivo comenzó a hablar en un intento de solucionar quién sabe qué.
—Yo entenderé si piensas que eso es-.
—Soy tu alfa, Taehyung. —afirmó con su voz de mando y lo miró—. No me importa nada más que saber que nos pertenecemos para toda la vida con o sin un lazo —El omega no podía creer que esas palabras iban dirigidas a él. De cierta manera le parecía real—. Me da tranquilidad poder conocer esta parte de tu vida, lo que ha provocado que te sientas de esa manera. Algún día espero poder recomponer eso. Ten por seguro que serás eterno para mí y mi alfa, porque una marca es lo de menos y hacerla no cambiará nada, tampoco no probará que realmente te amo, al contrario, mis acciones lo harán durante el resto de nuestra vida juntos —La piel fría del alfa rozó las palmas de sus manos y las apretó—. Quiero disculparme por ese comentario, ahora que sé lo que causó en ti.
—Creí que ibas a enfadarte —murmuró con cierta vergüenza sin verlo a los ojos y se acurrucó entre los brazos de Jungkook.
—Estoy enfadado con Bogum, no contigo. No puedes imaginar el autocontrol que estoy realizando para no buscarlo y molerlo a golpes, aunque eso no sea natural en mi. Y francamente me duele —su voz se quebró y volvió más baja cuando comenzó a llorar, aferrándose al cuerpo de Taehyung, besando sus cabellos—. Debiste sufrir tanto tiempo tú solo... —Su labio tembló—. Mi Taehyungie; mi omega, te amo con el alma. Nunca más estarás solo, ¿entendido? —El omega asintió, conmovido hasta las lágrimas.
»Cada día contigo es inolvidable y especial —Le besó los cabellos otra vez tras su declaración—. ¿Sabes? Las primeras veces que te vi en la secundaria y llamaste mi atención, pensé que estarías más allá de mi imaginación, pero actualmente pienso de nuevo en eso y en serio estás mucho más allá de mi imaginación.
Taehyung rio suavemente luego de tantas lágrimas.
—Eres un afortunado, ¿no es así?
—Lo soy, tenlo por seguro que lo soy —sonrió, deleitándose de cómo el ambiente se transformaba en algo hogareño, perfecto y revitalizador.
(Nota: No fueron 6 años, sólo 4).
Jungkook es la expectativa.
Representación de lo que Taehyung llevaba puesto. Me disculpo por la mala calidad, es la app.
El buzo/sudadera que comparten los F4 JAJAJAJAJ:
Gracias por seguir acá. Lxs adoro <3
ALEX 🤍
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