50
“Oí el rumor de que somos tal para cual.”
Y sin posponerlo ni un segundo más, Jimin inició el beso que Yoongi no demoró en responder, imitando el excelente ritmo que el otro llevaba a cabo. Hubo succión, mordidas, gruñidos del alfa, jadeos ahogados del omega que podía sentir el tacto de unas manos frías y ajenas que le recorrían la espalda de arriba abajo y que finalizaban brindándole apretones a sus caderas.
Hasta que, de manera imprevista, las manos dejaron de tocarlo para conducirse bajo sus mejillas traseras. Poco tiempo después una fuerza lo atrajo al cuerpo de Yoongi; lo cargó y Jimin enredó sus piernas en la cintura del alfa mientras el calor de ambos jóvenes iba aumentando incontrolable y descomunalmente.
Una vez tomó posición en sus cómodas piernas, Yoongi, sin desviar la mirada del ojimiel, movió sus manos hacia el zipper de la sudadera negra ajena y fue deslizando la prenda hacia abajo hasta que finalmente se la quitó y la lanzó hacia alguna parte de la espaciosa habitación. Repitió las acciones con la camiseta de manga larga, luego Jimin lo imitó, pero de una forma brusca hasta que se encontró con el torso marcado, sus ojos detallaron la pálida piel a la que planeaba quemar con sus besos hasta crear manchas rosáceas que se tomarían un tiempo en desaparecer. Deseaba marcarla e incluso morderla sin perder de vista ningún rincón.
Sus manos se deslizaron por el pecho del alfa, quien respiraba con pesadez mientras recuperaba el aliento que el omega se encargó de robarle segundos atrás. Él lo vio lamerse los labios y sonrió ladeado, inclinándose hacia adelante para atacar a besos el cuello de Jimin, cuya reacción primeramente fue jadear bajo y luego iniciar un movimiento suave de sus caderas aunque apenas pudiera hacerlo debido al temblor de sus piernas.
Echó su cabeza para atrás y abriendo ligeramente su boca cuando unos labios delgados se detuvieron y comenzaron a succionar en la cobertura del inicio de su cuello, la zona en la que pronto enseñaría con orgullo la marca de su alfa.
—Aquí portarás mi marca, Jiminnie, ¿puedes creerlo, mi amor? —anunció con la voz cambiada. Era grave, profunda, también sonaba juguetona y coqueta, como nunca antes tuvo la oportunidad de escucharla y deliró por ella.
Era su alfa. Estaba presente y se encargó de dejarle entendido que lo necesitaba, que lo complacería en más de una oportunidad esa noche, y eso lo colocó más ansioso.
—Alfa —pronunció despacio a medida que la excitación comenzó a subir gracias a las feromonas que lo rodearon a él y se acoplaron en la habitación.
Su cuerpo fue preparándose para ser tomado, ni siquiera pudo detener la oleada de lubricante que había comenzado a soltar en cantidades abundantes y que Yoongi notó al tenerlo aún sobre sus piernas.
El alfa procedió a recostar a su amado con tanto cuidado que conmovió al menor, le separó las piernas y metió entre ellas hasta llegar a su lugar favorito: los labios de Jimin, que se encontraban hinchados y maltratados por él y a cuyo lugar volvió a besar, mordisquear y succionar.
Su siguiente accionar fue recorrer el torso desnudo llenando cada rincón con sus labios y fue una terrible tortura para Jimin cuando Yoongi depositó sus últimas caricias sobre su plano vientre y el hueso de su cadera, provocándole un escalofrío. Fue desatando el nudo de su pantalón deportivo, agarrando los bordes con sus largos dedos para bajarlos con lentitud. Y una vez hecho, le alzó las piernas para continuar con otro camino de besos, repitiéndo su labor con la otra, tomándose todo el tiempo disponible.
Lo hizo retorcerse por sus caricias y mordidas en un par de ocasiones, y también se sintió tan caliente, tan deseado y expuesto a él, tan sensible y ansioso a medida que avanzaban los minutos. Su lubricante manchó el bóxer que traía puesto y el mayor le pidió permiso antes de poder quitárselo.
Finalmente lo tuvo desnudo debajo suyo, y era increíble. Su lobo dio un salto de emoción, felicidad, de ansias por los sucesos que se estaban llevando a cabo con tanto amor, apreciación, cuidado y delicadeza.
—Yoon-... —Intentó formular mientras le prestaba atención a sus acciones, pero un movimiento brusco lo desconcentró y pronto dejó de ver al alfa.
Lo había puesto boca abajo, de forma instintiva alzó su trasero, y Yoongi se posicionó en silencio y luego sus manos... Mierda, ellas tocaron su piel, paseándose por su cintura hasta depositarse en sus glúteos para apretarlos. Continuó amasando su trasero y tras un par de segundos sus largos pulgares abrieron paso sobre la línea que dividía cada mejilla trasera y las separó.
Las feromonas del omega que lo llamaban sin cesar se intensificaron hasta abarrotar los sentidos alertas del mayor.
—Estás tan mojado —murmuró apaciblemente y su rostro se acercó para depositar un beso en su mejilla trasera—. Jiminnie, mi amor... Mi omega.
— ¿Q-qué... harás? —Habló despacio sin dejar en evidencia la hipersensibilidad que tenía en ese momento.
De igual manera su voz tembló, así como su cuerpo lo hizo tras un escalofrío que lo sacudió en el tiempo que sintió una boca traviesa probando su trasero. La lengua de Yoongi se coló después, empujándose con vehemencia en la entrada húmeda que expulsaba lubricante en cantidades inmensas y que a la vez se contraía para él, hasta que logró introducirse por completo y Jimin apretó los dedos de sus pies, llevándose como pudo una de sus manos a la boca para cubrirla tras sentir aquel músculo húmedo moverse en su cálido interior. Una y otra vez lo penetró, disfrutando de los intentos que hacía el omega para bajar el tono de sus gemidos que atravesaban su garganta sin parar.
En un momento dado, lleno de placer y en busca de más, con ambas manos se sostuvo de las sábanas blancas para comenzar a impulsarse hacia atrás con necesidad, consiguiendo que Yoongi moviera su rostro y se empujara con violencia, arrebatándole otro ruido gemido.
— ¡Yoonie alfa! —chilló mientras Yoongi alejaba su rostro con el mentón goteante del lubricante que Jimin expulsaba para luego utilizar su dedo medio, atravesando profundamente su cavidad con una insoportable calma que hizo que lloriqueara, más aún cuando, sin aviso, sumó un dedo más y los curvo, iniciando con movimientos ligeros dentro suyo—. Ah... —jadeó, a Yoongi parecía fascinarle mantenerlo tan desesperado por más—. Alfa, por favor~
— ¿Por favor, qué? —preguntó, aumentando exponencialmente la penetración con sus dedos, añadiendo el último que hizo a Jimin liberar gemido ahogado por haber hundido su rostro en el colchón, y el alfa notó como aquél trasero prominente se movía hacia sus dedos para sentirlos con más profundidad en su próstata.
—Por favor... Necesito sentirme lleno por ti.
— ¿Y mis dedos no te bastan? —respondió tras quitar sus dedos mojados por la lubricación, apoyando cada pierna a un costado del cuerpo de su amado para luego inclinarse hacia él y besar su omóplato. Jimin experimentó una corriente eléctrica inmediata.
Yoongi rozó el bulto atrapado entre sus pantalones sobre el trasero de Jimin, y éste no se quedó atrás. No le respondió, decidió que era mejor evitarse un sonrojo más en su piel o explotaría, por lo que se volteó en el poco espacio que tenía al estar atrapado por las piernas musculosas de su pareja, y tras obsequiarle un ligero vistazo mientras intentaba regularizar sus respiraciones, lo atrajo hacia él con una mano puesta detrás de su nuca.
Iniciaron un fogoso, ruidoso, caliente y ansioso beso que les quitó el aliento sólo a los pocos segundos de comenzar, pero apenas dejaban un espacio para llenar sus pulmones de oxígeno y retomar lo que estaban haciendo.
Se morían bajo el toque ardiente que les producía tantear sus torsos desnudos. El pene del omega goteaba, buscando que se le fuera otorgado el orgasmo que tanto estaba anhelando.
Muy pronto se separaron, tomando bruscas bocanadas con los labios curvados hacia arriba, felices y conscientes de lo que estaban haciendo.
—Quítatelo —ordenó el pelirrosa con los ojos puestos sobre el pantalón de su alfa.
—Quítamelos —repuso al levantarse y ponerse de pie, desafiándolo con sus ojos gatunos y con sus pobladas cejas negras alzadas—. ¿O no puedes?
«Oh, Min Yoongi, no sabes cuánto te detesto en este momento.» Pensó con los ojos entrecerrados, tomando acción inmediata.
Primero fueron sus pantalones y se encontró con los bóxer negros del mayor donde un falo de tamaño considerable se encontraba allí erguido y tan marcado que Jimin distinguió algunas de las venas que lo envolvían, y notó que éste había comenzado a humedecer un rincón de la tela con un poquito casi transparente, dejando al omega con la boca entreabierta y respirando pesadamente.
El menor lamió sus labios ante la tentación y conectó sus ojos con los de su novio, ambos se sonrieron y Jimin no dudó otro segundo en engullir el miembro en su boca. Con sus manos masturbó a Yoongi para así ayudarse con los centímetros que su boca apenas soportaba tener dentro y que su culo recibía a gusto la mayoría del tiempo.
Supo que estaba haciendo un trabajo excelente cuando su amado no supo ocultar sus gemidos después de haber mordido sus labios durante todo aquel rato y sus manos pálidas lo sostuvieron de los cabellos, acariciándolos primero, y luego, tirando de ellos con fuerza, procurando que el menor lo disfrutara.
Y claro que lo estaba haciendo.
Su lengua recorrió la extensión completa del falo, marcó con ella cada vena que sobresaltaba, recibiendo los delirantes gruñidos, jadeos y profundos gemidos de Yoongi como una positiva respuesta de sus acciones.
Había una tensión tan exacta que los asfixiaba a los dos.
—Oh, Jiminnie~ —gimió tan pronto el omega comenzó a succionar la base de su falo y jugueteó en la punta con ayuda de su lengua.
Jimin le dio una imagen escandalosa y jodidamente caliente a su novio. Se cuestionó durante unos segundos qué buena obra realizó en alguna vida pasada para merecer en esta disfrutar de compartir su felicidad junto a una persona tan perfecta. No existía mejor palabra que definiera al hombre con el que mantenía una competencia de miradas.
Claramente había evidencia de las quejas de Yoongi respecto a ciertas actitudes y comportamientos del omega, las hubo desde el inicio de su relación, pero llegó a la conclusión que, como aquel dicho, Jimin era perfectamente imperfecto; y su imperfección lo hacía perfecto de cualquier manera.
Entonces allí lo tenía, con su lengua sobresaliendo, sus labios hinchados y rojos luego de las mordeduras causadas por el pelimenta, sus ojos dilatados y aquel cuerpo brillando con tanta naturalidad bajo las tenues luces gracias a su sudor corporal.
Seguido, el alfa se apartó del menor y, con el desespero encima, lo tumbó boca abajo en la gran cama que se ubicaba en el medio de la habitación. Jimin alzó sus atributos, meciéndose para su alfa mientras sus pezones disfrutaron el roce con las sábanas. Pronto, la pelvis del mayor chocó con el redondo trasero y se inclinó para darle una suave mordida al lóbulo ajeno, provocando en él infinidad de escalofríos recorriendo su espina dorsal.
—Hazlo de una vez —rogó, gimiendo con los toques de los dedos de Yoongi en su sensible entrada—. Santo Dios... Yoonie alfa~
Jimin lo oyó suspirar.
Yoongi definitivamente le haría caso; se agotó de los juegos previos.
Se acercó hacia su bolso y sacó un sobre de condones que Eunhyuk le obsequió un par de meses atrás para el día de los amigos, eso con la excusa de que un presentimiento le decía que los necesitaría pronto... Y vaya que no se equivocó.
— ¡Yoonie! —chilló mirándole.
—Sin condón no hay fiesta —señaló mientras retomaba su posición detrás de Jimin tras haberse colocado un preservativo con un lobo reclamándole que no quería “aquella cosa” estorbando—, ¿o quieres mis cachorros, omega? —murmuró en un tono profundo y alineó su miembro en la cavidad del menor, quien lo miró de reojo—. ¿Eso quieres, mi amor?
—En realidad no quiero cambiar pañales por ahora —reflexionó con una sonrisa, agarrándose de las sábanas cuando Yoongi dio un movimiento en falso para penetrarlo—. Inténtalo en unos cinco años, ¿de acuerdo, idiota?
Yoongi torció sus labios y asintió.
Su Wandita estaba ahí, era así, y así se quedaría.
—Resulta excitante cuando me tratas de esa manera —habló por última vez antes de arremeter contra Jimin, cuya espalda se curvó rápidamente.
Lo penetró sin darle tiempo a centrarse en el dolor por la expansión de sus paredes anales porque su pareja había encontrado la ubicación de aquel punto que sólo lograba debilitar sus piernas, haciéndolo más sensible al tacto de las frías manos ajenas
— ¿Qué se siente sentirse tan lleno de tu alfa, mi amor?
Jimin lloriqueó, incapaz de poder hablar y se sintió vacío cuando Yoongi quitó casi toda la longitud de su pene, dejando la base dentro.
—Te hice una pregunta, Jimin —le recordó y embistió fuerte, dándole en su punto una y otra vez.
Al omega ni siquiera le importó el dolor del principio, sólo le prestaba toda su atención al sonido explícito y sucio de su culo tragándose el pene de su novio con ganas mientras este se enterraba con fiereza, tan fuera de sí que calentó sus sentidos y su cuerpo expulsó lubricante en mayores cantidades.
Jimin viró los ojos, delirando bajo las oleadas de penetraciones que sacudían su anatomía con tanta fuerza que no podía dejar de sostenerse de las sábanas.
— ¡Ah, ah, ah! —gimió de manera elevada, manteniendo la boca entreabierta—. ¡Alfa! ¡Oh, sí! Mierda, eres tan bueno~
Era el puto paraíso para Park Jimin. En su mente no existía lugar para pensar en nada más que en el pene de su sexy alfa. Nada más importaba si tenía a su novio haciéndolo llorar de placer por sus constantes y duras penetraciones, sumándole a los erráticos desplazamientos que la mano de él daba hacia su pene húmedo de pre-semen.
Podía jurar que estaba viendo una galaxia en sus ojos, su vista nublada por las lágrimas le dificultaron las cosas, pero estaba encantado de que fuera así. Porque amaba que Yoongi le provocara de esa forma. Él y nadie más le daba orgasmos duraderos, calientes y mojados, ya lo pudo experimentar una vez, y utilizaría su celo como excusa para probarlo cuantas veces deseara. Casi hasta hacerlo desmayar; Jimin no estaba en una situación de exagerar todo lo que el experto de Yoongi le causaba a su cuerpo y lo que él mismo hacía en el cuerpo ajeno.
El pelimenta y él encajaban tan bien que tendía a ser delicioso. Yoongi gruñía, se mordía el labio inferior y gemía profundamente, puesto que no existía nadie que moviera sus caderas de la misma forma que Park Jimin. Sus movimientos sincronizados lo estaban llevando a la perdición, al mismísimo orgasmo que podía sentir a la vuelta de la esquina, y no ayudaba para nada que su pene se viera asfixiado por las paredes anales del omega con tanta... precisión y fuerza, imposibilitando un poco sus movimientos circulares.
De un momento a otro, le tocó la cadera con sus dedos en señal de que se detuviera y él lo hizo. Pero cuando estuvo a escasos segundos de preguntarle al respecto, el omega se levantó de la cama, manchando el suelo con su lubricante, se colocó a su altura, lo tomó del cuello y lo besó con tanta necesidad y tanto deseo y fue conducido por él hacia la cama, donde lo empujó y se mantuvo a la expectativa de sus siguientes movimientos.
—Apoyate sobre el respaldar, idiota —ordenó con su pecho subiendo y bajando, balanceando sus caderas al acercarse y destacándose como sólo Park Jimin podía lograrlo.
Yoongi se apoyó sobre el respaldar de la cama, convirtiéndose en el único espectador de aquel ardiente cuerpo que gateaba hacia él con una desesperada calma que no mermó ni siquiera en el momento que sus piernas lo recibieron y sin perder el tiempo, sus manos calientes envolvieron su miembro erguido, con el glande rojo y goteante, para depositarlo en su hambriento agujero y caer sobre él.
—Joder... —masculló el omega, apretando los hombros ajenos y echando su cabeza hacia atrás al comenzar a subir y bajar, haciendo que la pelvis del mayor chocara contra su culo.
Tan grande y tan profundo. Tan agridulce y doloroso. Tan abrasador y digno de hacerlos delirar.
Ambos deliraban de placer, entregados al otro, al deseo que con el tiempo se fue acumulando en sus cuerpos hasta que finalmente fue explorado y liberado esa noche.
—Oh, me montas tan bien, Park~ —jadeó el alfa muy sonriente y eso hizo tan feliz a su omega, quien decidió aumentar la velocidad.
Jimin estaba lleno, el cuerpo le temblaba y sus piernas se encontraban muy débiles por la posición anterior, pero no le interesó e intensificó el chapoteó de pieles, asegurándose de tragarse todo el falo.
Y gimió elevadamente, chilló, lloriqueó y disfrutó del ardor que comenzó a sentir con el pasar del tiempo y de la mano grande que envolvió su virilidad y la masturbó. Sus paredes anales se ajustaban perfectamente al tamaño de su alfa, brindándole momentos de opresión al pene que ocasionaron que Yoongi virara los ojos y gimiera.
Su cuerpo subía y bajaba con bruscas sentadas que dejaron perplejo a Yoongi, cuyo único pensamiento fue que su Jiminnie estaba fuera de sí.
Se quedaría sin voz, de ello parecía estar seguro. Puesto que no detenía sus gemidos que casi pasaban a ser gritos que desgarraban su garganta, su boca permanecía abierta la mayor parte del tiempo y sus ojos se blanqueaban cuando el pene de Yoongi rozaba repetidas veces su próstata.
El alfa paseaba sus manos por el cuerpo que lo montaba y que gemía de manera escandalosa, y para callarlo, inclinó un poco más a Jimin para unir sus bocas, ambos haciendo lo que quisieron con los labios del otro.
Mientras Jimin se retorcía y sentía su orgasmo cada vez más cerca, el pelimenta inició dándole apretones a su trasero, luego su izquierda ocupó la parte superior de la marcada espalda y su brazo derecho fue recorriendo desde el centro hasta acentuarse en una de sus mejillas traseras, estrujándola con su mano.
No obstante, continuó recorriendo su cuerpo con ambas manos. Éstas rodeaban su cintura, haciéndola más pequeña, y más tarde un solo brazo se ocupaba de abrazar su cintura mientras que el otro cubría el resto de su espalda para con su mano libre tirar de sus cabellos bañados en sudor y lo impulsaba hacia el cuerpo del alfa.
Y no lo soportaba más, tuvo que mirar a Yoongi directo a los ojos para avisarle de forma silenciosa que estaba agotado y su clímax pedía desesperadamente ser liberado. Entonces, entendiendo el mensaje, su alfa lo hizo posicionarse bajo su cuerpo.
Abrió sus piernas para él y sus pelvis volvieron a encontrarse y su cuerpo vibró al momento que el alfa lo embistió una, dos, tres, tantas veces que perdió la cuenta mientras Jimin era un desastre que sollozaba y gritaba su nombre, sintiéndolo empujándose con una vehemencia alucinante a la vez que su brazo derecho se colaba por debajo de su cuerpo para atraparlo.
Sus vientres experimentaron una dulce sensación de lo que estaba por venir y Jimin, por acción de su lobo, echó la cabeza hacia atrás para enseñar su cuello y Yoongi gimió con sus colmillos preparados para marcarlo.
Primeramente besó la zona sensible y segundos más tarde clavó sus colmillos en la cobertura del inicio del cuello de Jimin; lo hizo con fuerza, sacándole un grito al omega, a quien el orgasmo lo azotó y se sostuvo de las sábanas e imploró que Yoongi continuara deshaciéndose de él con sus embestidas salvajes.
Entregado, siguió gimiendo, mientras tanto el pelimenta utilizaba su lengua para limpiar la poca sangre que salía de la marca y depositó un beso allí, padeciendo los efectos de algo que era nuevo tanto para Jimin como para él y se sonrieron cuando experimentaron emoción, satisfacción y amor... sobre todo fue un sentimiento de profundo amor y afecto que también era fácil de notar al verse a los ojos al continuar haciéndose el amor.
Amor, amor, tanto amor que Jimin y Yoongi creyeron que explotarían por su exceso.
La frente de Yoongi sudaba y humedecía sus cabellos color menta ligeramente desgastado por el tiempo, también esa estupenda vista junto al undercut que tanto se esmeraba por mantener, endulzaban el estómago del menor. Las olas de electricidad viajaron por su espalda y pelvis al sentir el cálido líquido seminal de Yoongi que anunciaba su culminación.
Inmediatamente después el nudo se formó en lo más profundo de su interior, pero Jimin lo recibió de forma maravillosa, entonces le rogó al alfa en un susurro para que se hundiera en él sin parar, y Yoongi, ido por el lazo y por su clímax, le hizo caso y no se detuvo.
—Ugh~ —gruñó sobre sus labios, moviéndose de forma discontinua y errática, totalmente cansado por el intenso momento vivido.
La sobreestimulación invadió a la pareja, gemían fuerte en tanto repetían su posición anterior y Jimin se arremetía a sí mismo sobre el regazo de Yoongi, disfrutando de sentir a sus paredes expandirse por el nudo que de cierto modo también le produjo dolor, un dolor insoportablemente placentero. Y con el pasar de los minutos, el cansancio se acumuló de pronto en él, Yoongi tocaba su próstata sin detenerse y Jimin sonreía ante ello, luciendo como un masoquista y lunático frente al otro.
Colocó sus manos entre la cobertura de su mentón e inicio del cuello del mayor, ejerciendo fuerza y quitándole la respiración por leves momentos cuando sus labios impactaban contra los suyos. Los azotes no se hicieron esperar, la fricción los estaba matando a los dos de a poco. El trasero de Jimin ardía como el infierno, pero no permitió que Yoongi se alejara.
— Más, más~ —chillido—. ¡Alfa, Yoonie alfa! —soltó, estando en las nubes.
—Ah, Jiminnie~... Mi amor, mi omega, mi ángel... —susurró tras darle más azotes—. Tan mío. Mío, mío, jodidamente mío —recitó, abrazando su cintura y atacando su cuello con sus labios, y su cuerpo con las manos.
—Tan tuyo, Yoonie —jadeó, meciéndose con habilidad—. Quítatelo —le dijo de repente, deteniéndose y llamando la atención de su amado—. Quítatelo —repitió y sus manos cubrieron las mejillas pálidas—. Voy a aceptar las posibles consecuencias de esto, pero quítatelo.
—Jimin-.
—Necesito sentirlo todo y eso está estorbando lo que anhelamos de ti, alfa —respondió sin dejarle decir nada.
— ¿Estás seguro? —exhaló con pesadez, repartiendo besos pequeños por su mandíbula.
—Lo estoy. Dámelo todo —demandó. Yoongi se deshizo del preservativo, depositándolo en la mesa de noche.
Una vez hecho, Jimin se autopenetró y retomó sus embestidas, subiendo y bajando con desesperación.
Con una sonrisa maliciosa, el mayor llevó su dedo pulgar a la uretra del pene de su novio con la intención de no dejar que se corriera, y para frustrar aún más a Jimin, decidió llevar sus labios a sus pezones café. Lamió y jugó a su gusto. Le causó un dolor deleitoso con sus mordidas suaves y pellizcos e hizo que suplicara estando al borde de culminar con sus piernas adormecidas.
— ¡No hagas eso, por favor, alfa! Quiero terminar~ —sollozó y lloró por la sobreestimulación, observándole luego con destello en sus ojos que atrapó a Yoongi y dejó de obstruir la salida del semen.
Con los pocos saltos que sus entumecidas piernas le permitieron, obtuvo, creyó él, el más maravilloso y potente orgasmo de su vida.
—Jimin... —gimió gutural tras formarse su nudo al momento que su cuerpo convulsionó bajo el de Jimin al recibir el orgasmo y expulsar tiras largas y abundantes de semen dentro del pelirrosa.
Jimin se meció y presionó sobre sus piernas al sentirse llenado como quería, y fue cayendo sobre el pecho de su alfa, cerrando sus ojos y respirando de forma parsimoniosa en un intento de recuperar las energías que le robó la culminación de aquel agudo éxtasis que había vivido.
Pasados unos minutos, el semen comenzó a bajar y a salir de su estirada cavidad que seguía contrayéndose. Todavía podía sentirlo todo, aún cuando el pene de su amado que lo tenía anudado a él obstruyera el camino.
Posteriormente, logró sostenerle la mirada al alfa y sus lobos se vieron a través de sus ojos cansados, advirtiendo la fortaleza del lazo creado con tanto fervor. Era tan dulce como extraño poder percibir lo que el otro experimentaba en ese momento que sólo reinaba el silencio.
Un silencio que fue interrumpido por su alfa.
—Wandita —le susurró cerca de sus labios y el menor le sonrió a medias—. ¿Lo sientes? Y-yo... Esto es... No tengo palabras —dijo, contagiándose de la risa ajena.
Ahora estaban agotados, casi sin fuerzas. Pero más que satisfechos. Yoongi pensó que quizás ese era el mejor momento para recomponerse con ayuda de las frutas que nunca terminó de cortar en trozos.
Jimin, a pesar de lo sucedido, lucía perfecto. Sonreía de oreja a oreja, quizá deseoso de una última ronda antes de tomarse una siesta.
—Soy tan feliz —confesó conmovido al recibir mimosos besos en su rostro—. Tampoco tengo palabras, esto es... nuevo, pero es de las cosas más satisfactorias y hermosas que estoy viviendo, Yoonie —atrapó sus mejillas sonrojadas entre sus manos, recibiendo un beso en la punta de su nariz—. Mmh... Tengo mucha hambre —anunció un tanto adormecido.
— ¿Qué se te antoja? Debo recuperar mis energías. Traje las frutas picadas que estaba preparándote en mi casa.
El estómago de Jimin rugió y fue motivo de burla para el alfa.
—Quiero las frutas picadas, debo cuidar mi alimentación por estos días —Yoongi frunció el ceño y el pelirrosa añadió—: Y antes de ser regañado por ti, lo hago por un propósito —lamió sus labios—. Hay un evento de baile este viernes, mi traje está listo y no puedo aumentar de peso. Tendré un solo, por cierto y... —pausó y sintió timidez por ser visto con tanta atención por los oscuros e hipnotizantes ojos de su amado—. Olvidé hablar sobre ello contigo, lo siento. Tenía planeado invitarte.
— ¿"Tenías"? ¿Ya no? —rio con suavidad.
—Tengo —corrigió—. ¿Irás a verme? Sé que esos días debes presentarte a tus entrenamientos y no puedes-.
—Iré, no te preocupes por eso —lo interrumpió—. Ahora me ocuparé de las frutas. ¿Vas a necesitar la ropa que traje, mi vida?
Jimin negó.
—No puedo hacer un nido en este momento, me duele todo el cuerpo —murmuró perezoso y se levantó del regazo de su pareja—. Gracias, por cierto. El trasero me arderá como el infierno durante todo un mes.
—No exageres —contestó el alfa con una expresión divertida mientras se levantaba, buscaba sus bóxers y se los colocaba.
— ¿Exagerar? Yoongi, no fuiste cuidadoso —le recordó, sobándose el trasero.
—No me pediste que lo fuera —repuso.
—Cierto, pero tampoco me quejaré porque fue increíble —admitió con los brazos cruzados y la espalda apoyada en el respaldar de la cama. mirándole sugerente—. Eres una combinación de romanticismo y fetichismo puro —lo molestó.
— ¿Por qué me molestas cuando tú me tomaste del cuello mientras te movías tan-...? —se calló tras recibir un almohadazo.
— ¡C-cállate!
—Hay un refrán muy famoso que dice: "No hagas lo que no te gusta que te hagan". Eso aplica perfectamente para ti en estos momentos.
—Te odio —escupió y le lanzó otra almohada, pero luego se arrepintió—. No es verdad, yo te amo, no te odio.
—También te amo, Wandita.
No era lo que tenía planeado al inicio, pero la situación se salió de control 🤺
LA MARCA! 😭❤️🩹
Qué tengan una buena semana <3
ALEX 🤍
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro