44
“Oí el rumor de que eres el bastardo de los Min.”
Lo miraba con admiración, sintiendo un respeto puro e inocente por la manera en la que se concentraba al ocuparse de su trabajo. Su melodiosa voz retumbaba por sus oídos mientras hablaba con un cliente por teléfono, a veces levantaba el tono, y Namjoon se derritió de amor en sus breves silencios cuando refunfuñaba o hacía movimientos raros con su cuerpo para descargar ligeramente aquel enojo que sentía su pareja y que él intentó persuadir con su aroma a fresas frescas.
Seokjin era muy fácil de frustrar y estresar.
Era un omega increíble, y era suyo. Su lobo se enloqueció desde el primer momento que lo conoció, aunque no fue sencillo ceder ante lo desconocido, a aquella experiencia de sentimientos desbordados, deseos de tenerlo a su lado en todo momento que poco a poco se salían de su control; Namjoon recordaba que en el orfanato sus cuidadores y maestros relataban historias antiguas e increíbles respecto a los destinados por la Madre Luna, y cómo ese lazo se transformaba en algo que difícilmente alfas, omegas, e incluso betas podían pasar por alto. Eran como leyendas que no cualquiera alcanzaba a experimentar en la vida.
Su mente todavía no podía procesar lo que ocurría con su omega. Su vida era un puto cuento de hadas en el que prefería quedarse el resto de su existencia en el mundo terrenal, si tan sólo fuera posible.
Tras un par de minutos más donde disfrutó de analizar y guardar en el archivo de los recuerdos en su mente las expresiones de Seokjin, el sonrojo en sus orejas y pómulos, y también aquellos ligeros saltos que daba de vez en cuando al estar en desacuerdo con su cliente o sencillamente porque parecía guardar con todas sus fuerzas los insultos que su boca estaba lista para soltar.
—Lo siento mucho —lo miró muy apenado, Namjoon le restó importancia con un gesto corto con sus hombros—. Odio trabajar en conjunto con mis compañeros alfas.
—Creí que era un cliente.
—Ojalá. Mis clientes son menos irrespetuosos, discriminadores y clasistas que los ineptos con los que trabajo —suspiró y abandonó su teléfono sobre el sofá de la sala de estar, avanzando unos pocos pasos hacia la mesa donde su novio descansaba parte de su cuerpo y que a la par le dedicaba su completa atención a cada uno de los movimientos que daba.
— ¿Quieres salir un momento para despejarte? Pareces abrumado y a mi lobo no le sienta bien que te encuentres así.
Se acercó a su pareja y lo abrazó por la cintura, posicionándose detrás para tener un mejor acceso al cuello blanquecino y libre de marcas. Su lobo se encargó de rodear de calma a Seokjin con sus fuertes feromonas y lo sintió destensar sus músculos y sus hombros a los pocos minutos, también notó cómo su subió y bajó de forma más lenta, imitándolo a él. Era una especie de ejercicio que intentaban con suma frecuencia, pues cada uno tenía un trabajo pesado y cansado con el cual lidiar todos los días.
—Deberías alejarte o Jiminnie saldrá de su habitación y nos descubrirá —susurró al darse la vuelta y besar su mejilla, rodeándolo con ambos brazos y mirándole con ojos risueños acompañado de una tímida sonrisa apenas perceptible en sus labios.
—No está aquí. Desde que tiene novio me ha abandonado por completo —dramatizó con cierta incomodidad en el pecho, pues estaba acostumbrado a la presencia de su hermano menor durante casi todo el día.
Lo extrañaba en aquellos días donde apenas podía verlo. A Namjoon le era complicado aceptar la idea de que había crecido, que ese pequeño niño al que siempre protegía ahora era todo un adulto a punto de graduarse de la universidad. Y durante las últimas semanas experimentó varios deja vù debido a las situaciones similares que estaba viviendo con el nuevo noviazgo de su hermano, como aquella primera vez que Jimin le confesó que estaba saliendo con la basura de Park Seojoon.
— ¿Está saliendo con alguien? ¿Lo conoces? —Jin se mostró emocionado de pronto—. Taehyung no me ha dicho nada, qué extraño.
—Por lo que sé, tu hermano aún no está enterado al respecto. Jimin está saliendo con un alfa llamado Yoongi. Ambos se conocieron en la universidad —relató con los labios abultados.
Quizás era alguien que exageraba la situación, pero lo aceptaba sin ningún tipo de culpa. Era sobreprotector y celoso, y no permitiría que su hermano le entregara su corazón a cualquier estúpdio que se cruzara por su camino. Desde Seojoon, incluso la vida de Namjoon había cambiado porque fue testigo de la destrucción de Jimin durante largos meses y seguía preguntándose cómo rayos pudo salir adelante.
—Yoongi... Mmh —La posición pensativa del omega le generó curiosidad al otro—. ¿Es Min Yoongi, el capitán del equipo de básquet? —cuestionó con las cejas fruncidas—. Creí que se odiaban. Jimin siempre ha dado a entender que le caía mal. Oh... De todas maneras, el odio al amor hay un solo paso, ¿cierto? ¡No puedo creerlo!
— ¿Lo conoces?
—Es popular, Namjoon. Ingresó a la universidad cuando yo estaba en mi último año de derecho —comentó.
— ¿Y cuál es el motivo de su popularidad? —indagó.
—Por la cadena de restaurantes populares de su familia. Tiene mucho dinero, sus amigos igual. En esa época comentaban que él ayudaba a sus padres con todo lo relacionado a la cadena de restaurantes. Mmh... ¿Jiminnie no te comentó que Yoongi está por graduarse de administrador de empresas? —ladeó el rostro y Namjoon negó, sintiéndose abrumado de repente—. Vives en un mundo diferente al resto, creo que por esa razón no es extraño para mí que no sepas sobre los Min. Ese apellido se ha vuelto muy popular durante los últimos años. Si sientes curiosidad, hay muchos artículos que destacan lo mejor de sus restaurantes. Están esparcidos por todas partes.
Fue entonces que su respiración se aceleró ligeramente y sus pensamientos se volvieron caóticos, así que no pudo tomar el control de la situación y abandonó la sala bajo la mirada confusa de su pareja, quien lo siguió hasta la cocina y se quedó junto él mientras desbloqueaba la pantalla de su teléfono con el apellido de aquella familia resonando por su mente.
Buscó el nombre "Min" y rápidamente se encontró con diferentes artículos y fotografías de sus restaurantes, de los supuestos padres de Yoongi, y del alfa posando con un traje de chef en la cocina.
Mientras más tiempo dedicaba a analizar las diferentes fotografías en los diversos artículos, más convencido se sentía de afirmar que el novio de su hermano menor era nada más y nada menos que... el jodido hijo de la pareja involucrada en el accidente de sus padres.
Sus ojos se apartaron de la pantalla aún iluminada y Jin lo abrazó casi de inmediato, ni siquiera supo cuándo comenzó a llorar sobre el hombro de su amado, pero lo estaba haciendo de una forma que estrujaba el corazón enamorado del omega. Sin entender lo que realmente sucedía, el mayor lo atrajo más hacia él, eliminando cualquier espacio existente entre los dos.
Sintió una bofetada de recuerdos malos sobre aquella noche.
Su mente lo ahogaba de secuencias donde sus padres aparecían aún sobre la camioneta volteada, los gritos y alaridos de su madre seguían presentes y por un momento creyó que estaba allí con sus tímpanos quebrados debido a ella. Podía ver a su padre, inmóvil y sin vida, con el cinturón puesto, los ojos cerrados, su cabeza bañada en un líquido carmín que le provocó náuseas.
Y a su lado estaba Jimin, siendo apenas un bebé de un año y medio que tuvo que presenciar cómo el auto de sus padres se incendiaba y explotaba con ellos aún dentro. Namjoon lo escuchó lloriquear con vehemencia, también recordaba haberlo sostenido con toda la fuerza que sus pequeños y flacos brazos le permitieron en ese momento. Mientras tanto, también se había puesto a llorar de la misma forma que lo estaba haciendo con Jin siendo testigo.
Lo último que su mente trajo enfrente de sus ojos fue la imagen de una pareja joven e inconsciente dentro de un auto viejo y hecho trizas al haber pegado contra la camioneta de sus padres, y tras eso pararon en un poste de luz que se balanceaba y titilaba con frecuencia, haciendo la calle un poco menos luminosa que antes.
—E-es hijo de ellos.
—Necesito que me expliques lo que está ocurriendo. Namjoonie, estoy asustado —pidió desesperadamente el omega, separándose del menor para posar sus manos sobre aquellas mejillas bañadas en lágrimas que le rompieron el corazón tras lo vulnerable que su novio se había puesto en pocos minutos.
—El accidente. Los padres de Yoongi mataron a los míos. Y-yo lo vi, Jiminnie ta-también —sollozó, pero de un segundo a otro sus ojos se oscurecieron tanto que Jin quiso alejarse todo lo posible porque no le gustaba para nada el miedo que Namjoon le estaba haciendo sentir. —. Es el bastardo de los Min. Jimin no puede estar con él —Y como si eso no fuera poco, su voz de mando retumbó por todo el lugar, causándole un escalofrío aterrador a Jin—. No puede faltarle el respeto a nuestros padres de esa manera. No puede.
Los rostros tensos, sus bocas selladas; había tres personas con los brazos cruzados en posiciones rígidas, casi imitando a los militares.
Hacían el ridículo, para eso eran buenos, según la opinión silenciosa del omega.
Yoongi casi se vio en la necesidad de arrodillarse frente a sus mejores amigos para pedirles perdón por... un momento de calentura. Como si él tuviera la culpa de Jimin fuera lo que más deseaba en todos los sentidos. Pero si analizaba las cosas con calma, en realidad, lo ocurrido fue espontáneo. Ni Yoongi ni Jimnin lo tenían planeado. Sus acciones y las de su novio avanzaron tanto que todo se salió de su control, como últimamente les ocurría. Ninguno era culpable, a decir verdad.
— ¿Pueden olvidar del tema? —repitió hasta el hartazgo.
—Esta sala huele a tí —Hyunjin señaló al omega—. Apesta a Yoongi. La combinación es buena, pero no deja de ser intolerable.
—Concuerdo —Hoseok lo señaló e hizo un movimiento de cabeza de arriba hacia abajo. Yoongi gruñó y viró sus ojos, apoyándose con firmeza sobre el borde de la mesa de billar—. Ya no sé si quiero estar aquí.
—Ya lo he limpiado todo —les recordó Yoongi con cara de fastidio, lanzándole a su musculoso amigo el trozo de tela húmedo—. ¿Van a jugar o qué? Sólo hacen que pierda el tiempo.
—Qué cruel. ¿Tu novio ya tiene que irse? Yo espero que sí —Eunhyuk entrecerró sus ojos casi verdosos al direccionarlos a Jimin. Tuvo que arrugar la nariz ante la evidencia de sexo que rondaba en el aire, más la intensa mezcla de aromas intensos entre el omega y Yoongi, y este último estaba preparado para defender a su novio sin vacilar.
Jimin soltó una risa, tomando cierta cercanía con el alfa que le llevaba dos cabezas. O, bueno, eso podía aparentar con toda aquella musculatura formada y repartida por su cuerpo que para nada lo impresionaba. Siempre lo había visto presumiéndolos en los entrenamientos o cuando se reunía en la cafetería con la manada de idiotas, exceptuando a su alfa, que conformaban el equipo de baloncesto.
—Disculpa, ¿estás echándome? —alzó una ceja. Tenía todo a su favor, por eso no se intimidó en ningún momento.
Eunhyuk inclinó su cuerpo hasta enfrentar su rostro con el ajeno, quitándole un poco de seguridad a Jimin, logrando que este retrocediera unos centímetros.
—Sí, enano. Ahora es nuestro momento a solas con mi capitán.
—Estoy cansado. Lo repetiré sólo una vez, chicos, Jimin se-.
—Pasan todo el día juntos, incluso algunos fines de semana. Déjenme disfrutar de mi limitado tiempo con mi gatito —demandó con la voz de su omega y se cruzó de brazos, estando apunto de hacer un berrinche si se oponían.
— ¿Con tu... qué? —Eunhyuk elevó ambas cejas, logrando a duras penas que sus carcajadas no salieran de su boca porque apostaba todo lo que tenía que, si se burlaba de su mejor amigo, se vería en serios problemas con él.
—No es necesario que-.
—Mi gatito —repitió orgulloso aún con su voz de omega, aferrándose a su avergonzado y sonrojado novio—. Llegaron de imprevisto y nos interrumpieron, pero a fin de cuentas mi gatito decide.
—Échalo —propuso Hyunjin.
—Concuerdo. A Hyunjin y a mi ya no nos agrada tu... —Eunhyuk arrugó la nariz y clavó su mirada sobre Jimin—. Fuera de aquí.
— ¿Que tal si todos cierran la boca? Les propongo algo, vayamos a un club —El alfa se vio rodeado de ojos curiosos—. Pasaré tiempo con ustedes y con Jiminnie, ambos lados ganan.
— ¡Pero Yoongi! —exclamaron en desacuerdo sus mejores amigos y su pareja.
—Estoy muy feliz de saber que la idea les agrada —festejó con una sonrisa—. Buscaré las llaves de mi auto y nos iremos, ¿qué les parece, novios míos? —Su tono de sarcasmo sacó de las casillas a Jimin y este fue tras él, mientras tanto los tres alfas condujeron hacia afuera para esperar a la pareja.
—Min Yoongi-.
—Espérame en el garaje —ordenó, interrumpiendo cualquier reclamo de su pareja mientras buscaba las llaves en la cocina.
Jimin gruñó, aún así decidió hacerle caso y adentrarse al garaje, topándose con Sofía, la motocicleta del pelimenta, pero además había un hombre mucho más alto que él a unos pocos metros revisando una camioneta deportiva de color blanco; las canas eran notables en su cabello negro y cargaba en su rostro con unas bolsas ligeramente violáceas que decoraban debajo de aquellos ojos que Yoongi también había heredado.
Era el padre de Yoongi.
Santo Dios.
Aunque intentó no llamar su atención y permanecer en la puerta de entrada al garaje, el señor Min carraspeó y llamó su atención, lo siguiente que hizo fue obsequiarle una sonrisa muy amigable que dejó estupefacto al omega.
—Tú debes ser Jimin —Le habló utilizando un tono de voz grave, pero que dejaba en evidencia su aparente agotamiento. Jimin supuso que había regresado de su trabajo, puesto que su vestimenta estaba un poco desordenada en ese momento—. Me llamo Min Jaemyung. Es encantador poder conocerte, tenía muchos deseos de que mi hijo te presentara ante la familia.
—Es un... Es un gusto, señor Min —sonrió hasta que sus ojos casi desaparecieron. Sintió nervios de pies a cabeza. En ningún momento imaginó que algo así ocurriría justo un día como ese, donde todavía se preguntaba si su voz y los gemidos provocados por el oral de Yoongi habían sido escuchados por toda la casa.
—Papá... —Una tercera voz se sumó a la conversación, siendo Yoongi el dueño de esta. Jimin volteó a verlo, sintiéndose confundido, asustado, nervioso, y con las manos sudadas—. Creí que te quedarías encerrado en el estudio con mamá.
El alfa mayor negó.
—Acabamos la reunión con los americanos hace un momento. Tu madre está descansando en la habitación y yo tenía pendiente realizar algunos ajustes a la camioneta —explicó con la mirada puesta sobre su hijo menor—. ¿Has visto a tu hermana, Yoongi? No ha respondido mis llamadas y necesito hablar con ella sobre el restaurante de Busan.
—Tenía cita con una pareja de clientes para la renovación completa de una casa. Supongo que pronto estará aquí. ¿Sucedió algo en Busan?
—Quiero que vaya a supervisar el lugar —comentó con sus hombros encogidos—. No es nada grave. Creo que Jimin y tú tienen cosas que hacer. Conduce con cuidado. Un gusto conocerte y bienvenido —Ambos realizaron una reverencia corta y el mayor desapareció de la vista de la pareja.
—Su amabilidad me aterra —confesó el pelimenta luego de encender el auto y sacarlo del garaje, realizando una seña a sus amigos con su mano izquierda. Al oír sus bocinas, todos comenzaron a alejarse de la casa.
Luego de un momento de silencio, el cual Jimin aprovechó para colocar una lista de canciones mientras se ocupaba de analizar la situación ocurrida hace minutos atrás, el omega liberó una carcajada que intranquilizó a Yoongi.
— ¿Qué te sucede?
—Pensé que me echaría como en las novelas —le dijo, cubriéndose el rostro con ambas manos—. Él quería que me presentaras, ¿por qué no lo hiciste?
—Porque eso tenía que ocurrir en otro momento. Ya lo sabe, créeme. Desde el primer momento lo supo. A veces quisiera poder comprenderlo un poco más.
— ¿Por qué? —Lo observó un par de segundos—. No parecen llevarse tan mal como me has comentado en otras ocasiones.
—Francamente no sé qué tipo de relación tenemos. Papá es alguien muy diferente cuando mamá no está cerca. Es un hombre un poco más... libre y encantador. Siempre he notado que su actitud se endurece cuando mi madre lo observa y está a su lado —exhaló y el auto se detuvo frente al semáforo y eso le otorgó tiempo para prestarle atención a su omega—. Wandita, por favor, quiero que me digas si él te hizo sentir incómodo mientras yo no estuve ahí.
Jimin negó al instante, cambió la canción que se encontraban escuchando y comenzó a cantar, acción que tenía embobado a su novio.
—Pronto quiero proponerte algo, es para la universidad.
—Dímelo ahora —sugirió.
—Estamos cerca del club. Hablaré contigo sobre ese tema más tarde, ahora sólo quiero divertirme.
Había transcurrido una hora y media y Jimin debía admitir que los mejores amigos de Yoongi conocían la verdadera diversión, sabían cómo pasar un buen momento incluso sin tragos de por medio (a petición absurda del pelimenta), lo cual era sumamente extraño. El soju era el mejor aliado para esos momentos y todos se lo estaban perdiendo.
Ante la falta de alcohol deslizándose en su garganta, el omega se levantó de su asiento en el momento exacto en el que su novio se perdió por los pasillos que conducían al baño de hombres del club. Carraspeó con fuerza con el objetivo de llamar la atención de los tres alfas y sonrió con travesura, apoyando las palmas de sus manos sobre el borde de la mesa para inclinarse.
— ¿Quién tiene que conducir? —indagó.
—Hoseok —La espalda del susodicho fue palmeada por Eunhyuk—. Fue una buena decisión dejar mi auto en tu departamento. Jiminnie —le habló en un tono más fuerte debido a que la música comenzaba a aturdirlos—, me agradas nuevamente.
—Eso es bueno. Iré por unos tragos.
—Quiero cerveza, Hyunjin no puede beber por sus medicamentos así que sólo tráele un jugo de naranja —Jimin rio.
— ¿Y qué deseas tú, Eunhyuk?
—Soju, por supuesto —Ambos chocaron sus manos y el omega se escabulló a la barra, cruzando sus dedos para que Yoongi tardara un poco más de tiempo en el baño de hombres.
Sin embargo, mientras aún esperaba que prepararan la cerveza, el pelirrosa posó sus ojos sobre un grupo de mujeres alcoholizadas que parecían escanear a los F4. Ellos no se quedaban atrás, él fue testigo de aquello y una sonrisa burlona decoró su rostro, aunque se percató de que Hyunjin era el menos interesado en ellas.
—Aquí tiene, señor —La joven lo despabiló del espectáculo que estaba presenciando e incluso parpadeó un par de veces antes de por fin llevarse los tragos.
Caminó hacia la mesa con sumo cuidado, los tragos de ese club eran exageradamente costosos y no encontraba ninguna razón para que fuera así. Las bebidas en Seúl, fuera el club que fuera, tenían un precio menor y más accesible para todos.
Por otra parte, Yoongi ni siquiera pudo ingresar al caótico baño de hombres. La fila era demasiada, tampoco tenía espacio. Las personas lo abrumaban, pero no podía echarse para atrás porque necesitaba distraerse y pasar un maravilloso y divertido momento con las personas que más le importaban. Además, su pareja estaba disfrutando a la par de sus amigos, y eso le derretía el corazón y dejaba atrás la preocupación que solía sentir al respecto de qué tipo de relación tendrían su Jiminnie y el resto de alfas.
Mientras regresaba a su mesa, una mujer siguió cada uno de sus pasos con una mirada hambrienta.
— ¡Has vuelto! —Hyunjin aplaudió.
—Sí, todo era un completo desorden y-.
—Hola —Una voz seductora atrajo su atención, logrando interrumpir la conversación con sus amigos.
—Hola.
—Siempre visito este lugar con mis amigas y nunca te he visto. ¿Es tu primera vez aquí? —Los pechos prominentes de la joven salieron a relucir bajo aquel vestido de seda azul con un escote en forma de corazón. Yoongi no se inmutó, apartó su vista hacia Eunhyuk, cuyo expresión era burlona, y Hoseok se encargó de continuar la conversación en su lugar.
—Disculpe, señorita, mi amigo tiene pareja —Fue lo más amable posible, fingiendo una sonrisa que marcó sus hoyuelos.
La mujer lo ignoró, Yoongi era su centro de atención y por supuesto que lucharía por conseguirlo.
Tocó el hombro del pelimenta e hizo contacto visual con él.
—Mmh... Yo no veo a nadie junto a ti, bonito.
Sin embargo, ella estaba equivocada.
—Primero tienes que voltear —demandó con los brazos cruzados. La joven le hizo caso, pero no se dejó vencer. Ambos omegas luchaban en silencio por vencer al otro con los atributos que poseían, sacando todo a relucir.
Y de un momento a otro, aquella omega lo escaneó de pies a cabeza, soltando una risita al finalizar con la simple tarea.
Lo estaba desafiando. Jimin no podía creer que algo así estuviera sucediendo.
— ¿No crees que mereces algo mucho mejor? —Le cuestionó al alfa, coqueteándole sin vergüenza alguna, colocando todo su esfuerzo para ser observada.
Aunque Yoongi quiso abrir su boca, nuevamente alguien más lo hizo por él. Claramente infló su pecho de orgullo. Jimin se estaba encargando de la situación con mucha calma.
—Él tiene más de lo que pidió en toda su vida. —Le respondió mientras contenía las ganas de lanzarse sobre ella y provocar una escena poco agradable para los clientes de aquel costoso club—. Ve y ofrécete a alguien más.
—Pero me gusta él —contestó.
Jimin resopló.
—Y a él le gusto yo, perra loca.
— ¡Tú-...! ¡¿Cómo me llamaste?! —La mujer empujó al menor, avanzando hacia él de nueva cuenta para repetir la acción.
No obstante, Jimin no reaccionó ante ello, puesto que su novio interrumpió cualquier tipo de respuesta de su parte.
—Jiminnie, fue suficiente. Cariño, ven aquí —Lo llamó con tanta dulzura mientras palmeaba sus piernas, la chica frente a él enrojeció de la furia y acabó alejándose de la mesa con su dignidad perdida.
El pelirrosa disfrutó de aquella situación, y para provocarla aún más, acató la orden de su amado y sus brazos se deslizaron por sus hombros para entrelazarse detrás del cuello del alfa y finalizó con un beso que les robó el aliento y fue sucio, y ocasionó un par de burlas de los tres alfas sentados frente a Yoongi y él.
— ¿Por qué no dijiste nada al respecto? Esa perra loca estuvo apunto de lanzarse a besarte —reclamó el omega con un puchero en los labios.
—No me dejaron —rio—. Ella no iba a hacer eso. Jamás se lo permitiría.
—Creo que a veces eres demasiado tonto e inocente para este mundo lleno de perras locas y huecas como ella —atacó el omega, aferrándose todo lo que pudo a Yoongi para impregnarlo de su aroma.
—Tal vez tengas razón, pero preferí ser testigo de lo sexy que te veías defendiendo nuestra relación —comentó sobre su oreja, estando a escasos segundos de morderla.
—Defiendo lo que considero que es mío —Lo corrigió—. Lo siento, eres mío, Yoongi. Todo mío —Le robó un beso casto.
—Lo soy, por siempre —respondió entre risas, apretando la cintura del pelirrosa con ambas manos.
—Qué asquerosamente cursis —Hyunjin se burló—. Detengan las muestras de amor y beban. Gracias por el trago, Jiminnnie. Aunque no debiste hacerle caso a Hoba, ya no estoy tomando medicamentos.
— No fue nada. Confío en Hoseok, sé que está cuidándote. Deja que lo haga, Hyunjin —sugirió con amabilidad, bebiendo un largo trago de cerveza.
Era la primera vez que Jimin se divertía fuera de su grupo de amigos habituales, a fin de cuentas les otorgó una oportunidad a los tres alfas así como había hecho con Yoongi hace un par de meses atrás.
Suplicaba que la diversión fuera eterna en ese momento, sin embargo, todo se destruyó para él una vez que decidió atender el insistente chat con su hermano mayor y leyó algo que alteró sus sentidos y provocó que observara a Yoongi con la esperanza de que este supiera lo que le estaba pasando y le otorgara una solución.
Se le dificultaba ver debido a las lágrimas; se le dificultaba tranquilizarse y pensar con calma.
Namjoonie hyung.
Cancela la cena.
No quiero tener ningún tipo de relación con el hijo bastardo de la pareja que mató a nuestros padres.
Jimin, contéstame.
Aléjate de Yoongi. Él es un Min, todavía no puedo creerlo.
10:43 PM.
Park Jimin.
Hyung, ¿de qué hablas? Por Dios santo.
No voy a alejarme de Yoongi sólo porque me lo pidas.
Además, ¿acaso importa que sea su hijo? El accidente de nuestros padres ocurrió hace mucho tiempo.
10:45 PM.
Namjoonie hyung.
No es un pedido, te lo estoy exigiendo.
¿En serio eres capaz de faltarle el respeto a la memoria de nuestros padres?
Los Min tuvieron la culpa de lo ocurrido. Ellos arruinaron nuestras vidas para siempre, ¿no te das cuenta?
Aléjate de Yoongi o me voy a sentir traicionado por ti.
No quiero que le hables, no quiero que lo frecuentes, ni tampoco quiero que continúes esa relación tan absurda que tienen.
Olvídate de él. No me importa cómo, ¿de acuerdo?
10:47 PM.
Perdonen la demora.
Entre veterinarios (mi perrita enfermó), mi cabeza estuvo hecha un desastre.
¡Qué tengan una buena semana!
ALEX 🤍
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro