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40

Oí el rumor de que la naturaleza y lo primitivo los están llamando a perderse en el otro.

Una sonrisa decoró sus labios tras ser abrazado por Taehyung y rodeado de su exquisito aroma a calabazas haciendo una combinación totalmente si igual con el aroma a café.

—Te ves más sonriente, Jimin-ssi. ¿Por qué le mezquinas al mundo una sonrisa tan encantadora? —halagó el alfa pelinegro mientras se encargaba de besar los nudillos de su pareja.

—Me gusta tu sonrisa encantadora de hoy, Minnie —comentó el omega pelirrojo con una sincera mirada tan cálida y dulce.

Los comentarios lograron hacerlo sonrojar y decidió jugarle una broma a sus amigos al deshacerse de aquella sonrisa que que tanto halagaban; la esfumó por completo y una expresión neutral y fría tomó lugar en su rostro perfilado. El repentino cambio de aura enfadó a Taehyung, quien acabó golpeando el brazo cargado de tatuajes de su pareja y oyó sus quejas.

— ¡No debimos abrir la boca!

— ¡Pero no había necesidad de golpearme, osito! —rezongó y nombró inconscientemente el apodo de su pareja, logrando avergonzar a Taehyung hasta las orejas que decidió cubrirse con sus manos delgadas y refinadas, acción que hizo suspirar a Jimin.

—Golpealo más fuerte la próxima vez, Taehyung —sugirió el más bajo de aquel trío y nació un silencio profundo para disfrutar con calma sus respectivos desayunos.

Jimin debió haber permanecido durante media hora con sus ojos clavados en su bandeja y teléfono, puesto que llevaba tiempo sintiendo incomodidad tras captar a los F4 escaneando cada uno de sus minúsculos movimientos a dos mesas lejos de la suya. Le extrañó muchísimo que su alfa aún no estuviera con ellos, siendo que le había comentado sobre su regreso la noche anterior.

Al terminar por completo su batido de fresas, se dispuso a despegar su vista de la bandeja vacía y miró hacia el frente para llevarse la sorpresa de ser testigo de su mejor amigo y el novio de éste actuando tan cariñosos uno con el otro, por lo cual reaccionó arrugando su nariz ante semejante escena. A pesar de las demostraciones demasiado pasadas de la línea en público, Jimin estaba feliz por ellos porque el reciente noviazgo anunciaba el final de una etapa que su mejor amigo sufrió y lamentó y donde se culpó por lo ocurrido. A Jimin le fascinaba que Taehyung tuviera a alguien como Jungkook a su lado, puesto que parecía llevarlo a un mundo distinto que exploraba lentamente cada día.

Cuando hablaron sobre cómo surgió la propuesta del alfa, Jimin fingió haberse sorprendido con la noticia dada. No tenía idea de cómo había salido tan jodidamente bien, pero era un alivio. ¿Qué más podía hacer cuando el enamoramiento por el otro era tan evidente, incluso para quienes apenas los conocían?

«Los alfas son basura. Ellos jamás van a respetarnos y valorarnos como nos lo merecemos. A la mierda Bogum, a la mierda el jodido de Seojoon», recordó haber pensado cinco segundos después de haberse enterado de las atrocidades que Bogum había cometido mientras él oía a Taehyung romperse por medio del altavoz de su teléfono. No durmió correctamente desde ese día, él había quedado con el puto trauma en la cabeza y el enfurecimiento que le causó entender que aquel alfa no le había abierto la puerta de su departamento porque sabía que Jimin estaba fuera de sí mismo y no era capaz de contener la rabia, y eso significaba que venía dispuesto a utilizarla y descargarla para destrozarle el cuello por atreverse a dañar a su mejor amigo.

Tenía grabados los llantos de Taehyung en la mente. Sus gritos. Sus sollozos. Sus lágrimas. Su dolor... Todo. Fue así que por los acontecimientos que el alfa pelinegro aún desconocía, Jimin lo sometió a un interrogatorio de horas hasta sentirse muy seguro de que podía confiar plenamente en él.

Pero había momentos en su vida donde él mismo tenía preguntas como: ¿Por qué le hizo eso? ¿Por qué lastimar a un omega con algo tan sagrado como la marca? Maldición. Desde ese día, Jimin se abstuvo de tener a algún alfa cerca. Los despreciaba, a su lobo le producía una oleada de náuseas tenerlos siquiera a unos pasos lejanos a él.

Pero su desprecio y odio serían reemplazados por admiración y amor hacia un alfa de cabellos mentas y que destacaba en su universidad por ser el talentoso capitán del equipo de básquet. Con la llegada de Yoongi, sus pensamientos hacia los alfas cambiaron considerablemente, pero aún seguía sin agradarle demasiado la jerarquía de su novio.

Incluso si Jimin pasaba un día entero con Yoongi, tan sólo le bastaba estar presente en su entrenamiento y observar y escuchar al equipo que lo acompañaba y representaba junto a él a la universidad. Eran muy narcisistas, y apostaba que algunos de ellos fueron criados a base de pensamientos demasiado clásicos y sexistas.

Sin embargo, él comentaba con frecuencia que «no todos los alfas son malos», solo un par y a estos, según su novio, se los tragaba la tierra u otros de su jerarquía se encargaban de darles una única lección.

Sonrió. Definitivamente su F4 estaba un poco mal de la cabeza con aquellos pensamientos violentos, pero Jimin se abstuvo de quejarse porque le impresionaba con facilidad que fueran tan parecidos en ese aspecto.

Su teléfono vibró sobre su camino y ahuyentó sus pensamientos. Al leer el nombre del pelimenta en la zona de notificaciones, mordió su labio y abrió el chat.

Cosmo F4 🐍

¿No vas a saludar?

10:24 AM.

Park Jimin.

No.

10:24 AM.

Cosmo F4 🐍

Siempre tan amoroso.

Mírame, bonito.

10:24 AM.

Vio al frente, obedeciendo en pocos segundos la orden de su amado y se topó de inmediato con sus ojos coquetos, y Jimin no se quedó atrás e imitó aquella mirada. ¿Quería avergonzarlo y dejarlo en evidencia frente a sus mejores amigos? Él también podía hacerlo.

Mordió su labio parsimoniosamente y pasó su lengua por ambos belfos, humectándolos y tentando al autocontrol de Yoongi con sus pequeñas acciones. Sabían que debían detenerse, pero sencillamente la atracción mutua los hacía desafiarse en cualquier pronóstico, sin importar quién o quiénes estuvieran siendo los testigos de aquel momento íntimo entre el alfa y el omega que se encontraban resguardados en las profundidades de sus seres.

El hilo de sus interacciones se rompió completamente cuando su teléfono vibró sobre la palma de su mano y volvió a buscar la mirada de Yoongi tras haber leído su invitación.

Cosmo F4 🐍

Veámonos en el lugar de siempre.

10:27 AM.

Park Jimin.

Ok.

10:27 AM.

Cosmo F4 🐍

Te ves hermoso con mi sudadera amarilla.

10:28 AM.

Llevó una de sus mangas hacia su nariz y olfateó con profundidad el aroma de Yoongi y el suyo impregnados y combinados sobre la prenda, para luego leer un millón de veces el mensaje de su idiota, y se dio palmadas en las mejillas al notar a la pareja siendo espectadores de su repentina sonrisa acompañada de un brillo dulce y cegador en sus ojos claros.

—¿Por qué estoy sonriendo? No quiero sonreír. ¿Por qué sonrío? ¡No! ¡A ese bastardo no! —farfulló entre murmullos muy claros para la pareja empalagosa que tenía frente a él.

— ¿A quién le sonríes así, Minnie? —cuestionó el pelirrojo, sentándose a su lado cuando Jungkook le avisó que debía irse a su entrenamiento.

— ¿Qué? A-a nadie —balbuceó.

—Deje de mentir, nadie le cree —dijo Jungkook antes de acomodarse la mochila sobre su hombro y caminar unos cuantos pasos hacia la mesa donde los F4 reposaban en calma. Posteriormente buscó un asiento y lo colocó a un lado de Yoongi, su capitán gruñón. Aunque, viéndolo en ese momento, le resultó curioso que su mirada la mantuviera fija sobre la figura esbelta de Jimin.

¿Qué rayos estaba pasando?

—Hola, Jungkookie —Hoseok palmeó su espalda y el otro saludo de la misma manera, regresando al mundo real otra vez.

—Quería saber cómo estaba Hyunjin, y los busqué para ir al entrenamiento.

—Mejorando favorablemente, pero necesita seguir descansando un par de días más. Tú tomarás su lugar hasta entonces, ¿Yoongi ya habló contigo?

Jeon negó y volteó hacia su costado. Yoongi estaba encerrado en su propio mundo imaginario y totalmente concentrado en buscar la mirada de Jimin a toda costa, mientras una retorcida sonrisa se mostraba orgullosa sobre su rostro y eso fue motivo de preocupación para el alfa menor. El mayor desprendía feromonas con una mezcla de emociones imposibles de analizar para Jungkook.

—Creo que ya lo discutimos, pero puedo conseguirte una cita con él —le dijo en un tenue murmullo que resultó tan inaudible para Eunhyuk y Hoseok. Sabía que su comentario traería a Yoongi de vuelta con facilidad y sonrió al conseguir una reacción suya.

La expresión de su capitán le dio una respuesta clara de que estaba cruzando una línea que no debería. Pero se arriesgó. Con el tiempo había conseguido que el alfa puro le tuviera un cariño especial y confió en ello para seguir bromeando con el tema, sabiendo perfectamente que aquel hyung le permitiría lo que fuera sólo porque era Jeon Jungkook.

—Veo mucho potencial en un futuro. Serían una muy buena pareja —agregó y obtuvo una risa casta, pero muy escalofriante para los tres alfas allí presentes.

Yoongi no lo miró en ningún momento, sólo le respondió:

—Me gustaría estar en la época de Joseon y ser el maldito rey.

Jungkook calló y dudó del porqué de ese repentino comentario.

— ¿Para qué, exactamente?

Temió a la respuesta, más no se dejó intimidar cuando sus miradas se cruzaron y un fuerte escalofrío le sacudió el cuerpo.

—Para mandarte a decapitar y exhibir tu cabeza con orgullo al pueblo.

—Está bien... Tú no... —pausó para tomar aire y verlo a los ojos—. No es necesario utilizar la violencia.

— ¿Violencia? Aún no terminé contigo. Ven, Jeon —demandó con presura y observó a sus mejores amigos—. No lleguen tarde o se las verán conmigo.

—Él se está comportando muy raro, Hoseok, ¿no lo crees? —Eunhyuk giró a ver a su compañero.

—Él ya es raro por naturaleza, Eunhyuk —afirmó el otro, quedando bajo la mirada de Yoongi por un instante tras ser oído sin esfuerzo alguno.

Yoongi se mantuvo un poco alejado de sus amigos y sostuvo una charla privada, seria, y jodidamente difícil con Jeon. Tuvo que tolerar sus preguntas junto a su entrometimiento en su reciente relación con el pelirrosa, pero nadie podía imaginar la liberación que sentía por su cuerpo al confesar el mayor y más bonito de sus secretos. Además, la reacción del menor fue tan agradable que se emocionó y dio rienda suelta a relatarle más detalles de su noviazgo.

Jimin observó la escena y se preocupó por el alfa menor, aún sin siquiera tener idea del asunto que los mantenía allí alejados charlando en murmullos.

—Taehyung-ah, debo irme —informó y guardó sus cosas de manera desesperada para ir tras su novio.

— ¿Tanta prisa?

—Tengo mucha prisa. Te quiero, adiós —besó la frente de su mejor amigo y partió del lugar.

Se internó por los pasillos, chocó con algunos estudiantes y pidió disculpas apresuradas. No quería perder de vista al mayor, pero sus largas piernas le daban la ventaja de caminar rápido, característica que Jimin no tenía y pagó las consecuencias después de una eternidad siguiendo a su novio, al cual encontró en el lugar más recóndito de la universidad.

De inmediato supo que no era el sitio habitual donde se reunían a escondidas de los demás. Jimin lo desconocía, un aura rara rodeaba la gran sala que estaba cubierta por sábanas blancas, incluso en las ventanas estaban protegidas con mantas claras y eso imposibilitaba la entrada de la luz del sol.

— ¿Dónde carajo estás, Yoongi? —preguntó al aire, perdiendo la paciencia al no encontrar a su pareja por ningún rincón.

— ¡Por aquí! —se anunció el alfa y Jimin siguió su voz, observando cada rincón hasta encontrarlo por la gran mano pálida que lo saludaba y que causó que estallara en risas.

Al tenerse frente a frente, Jimin no perdió el tiempo y se lanzó con desesperación sobre los labios de su novio, utilizando sus manos para acariciar el pecho musculoso y fuerte para luego repetir la acción al entrelazar sus manos en la nuca de Yoongi.

Hubo jadeos contenidos, gruñidos que se escaparon de la boca del mayor ante el maltrato que sus labios recibían por las intensas mordidas del omega, y hubo mucha, pero mucha necesidad de mantenerse en contacto de cualquier forma.

A medida que el tiempo transcurría y las campanadas les avisaban a los dos que su obligación era separarse e irse a sus clases, una fuerte oleada de calor les impidió cualquier acción que estuviera fuera de la arrasadora y aplastante excitación que comenzaron a sentir cuando todo fue saliéndose de control.

Jimin no fue consciente en el momento que Yoongi lo cargó entre sus brazos y caminó con él hacia un escritorio vacío, el único que no estaba cubierto por alguna sábana blanca. Y su cuerpo fue depositado con el mayor cuidado sobre el mueble. La falta de oxígeno los obligó a separarse, pero un hilo de saliva los mantenía unidos y el alfa lo observó detalladamente con los pensamientos más insanos que pudo haber tenido en años. Pensamientos que involucraban a Jimin gimiendo su nombre durante toda la noche mientras lo montaba deliciosamente.

Todo era a causa de su celo, él mismo lo sabía. Incluso Jimin lo supo al notar la profunda necesidad que comenzó a nacer desde lo más recóndito de su cuerpo para entregarse al alfa puro. Su vientre bajo se contraía dulcemente ante las feromonas dominantes y exquisitas que comenzaban a adueñarse del aire que respiraba. Su mente y su cuerpo estaban listos para hacer lo que fuera, y se vio al borde de lubricar y de vivir la situación más vergonzosa frente a su pareja y se cohibió, entrando finalmente en razón de la situación entre ambos.

—Estoy en problemas —jadeó el alfa, incentivando a su omega a actuar de formas poco inocentes—. Los supresores... Yo no sé qué me sucedió. Lo lamento, Jimin, yo realmente no-.

—Cállate un segundo —ordenó el omega, mientras tanto le arrebató la mochila al mayor y buscó los supresores. Al tener la tableta entre sus manos, retiró uno de ellos y obligó a Yoongi a tomarlo. Por fortuna, al ser tan diminutos, él pudo tomarlos sin esfuerzo alguno.

—Jimin, yo...

—Para tu información, no me importaba hacerlo aquí mismo. Al carajo el tiempo tan corto que llevamos juntos, eres mi alfa y yo soy tu omega; somos destinados, Yoongi —acarició sus mejillas—. Todavía estaba en mis cinco sentidos cuando decidí por mi cuenta que quería ser tomado por tí —farfulló con un sonrojo intenso. Las feromonas y la mirada que se le eran otorgadas por el pelimenta le daban el claro mensaje de que se sentía demasiado por actual de manera irresponsable debido a su calor, lo cual para Jimin era una tontería y sólo podía verle con ojos cargados de ternura y dulzura—. Alfa mío, deberías ir a casa antes de que cualquier estúpida o estúpido se aproveche de tu estado para tener algo contigo.

Mi omega, sabes que jamás lo permitiría —le dijo en un susurro al borde sus labios lastimados e hinchados por los recientes acontecimientos—. No podré entrenar en este estado. Podría quedarme en la enfermería, el supresor tardará en hacer efecto.

Unos segundos más tarde, el mayor desbloqueó su teléfono ante la insistente vibración del mismo.

Jeongguk.

Ya está hecho.

10:48 AM.

Min Yoongi.

Gracias, Jeon. Te lo debo, pero no le digas nada a Taehyung.

10:48 AM.

Jeongguk.

Claro que me debes una.

Suerte campeón.

Ah... Mi lindo capitán, ¿quién lo diría?

Va a costarte muy caro, te lo digo en serio.

No sabes lo difícil que fue convencer a mi osito de que dejara de perseguir a Jimin y de que creyera que todo está bien con él.

10:49 AM.

Min Yoongi.

Si, lo sé. Parece ser demasiado curioso, no me gusta.

10:49 AM.

Jeongguk.

Todavía no entiendo por qué se esfuerzan en ocultarse.

Creo que Taehyung ni tus amigos merecen esto.

10:50 AM.

Min Yoongi.

Eso no es asunto tuyo, pero creéme que resulta divertido esconderse del resto.

10:50 AM.

Jeongguk.

Jódete, Min. ¿Quién te obliga a ser popular?

10:51 AM.

Min Yoongi.

Ese no es un factor que le dé problemas a nuestra relación.

De todas maneras, y vuelvo a repetirlo, no te incumbe.

Ve y besa a tu omega. No te preocupes por el mío.

10:51 AM.

Jeongguk.

Me las pagarás.

10:52 AM.

Min Yoongi.

Concéntrate en lo tuyo, Jeon.

Son órdenes estrictas del capitán.

10:52 AM.

Jeongguk.

Usas tu poder cuando te conviene, eso es totalmente injusto.

10:53 AM.

Min Yoongi.

Qué fastidioso eres.

10:53 AM.

Yoongi —Lo llamó en un tono meloso provocado por su lobo omega.

— ¿Qué sucede? —Lo observó, quedando tan embelesado por las feromonas de Jimin adueñándose de su ser. Abandonó su teléfono y se concentró en las caricias sobre sus mejillas que le eran otorgadas por el menor.

— ¿Podrías dejar de restregarte antes de que pierda el control? Tengo cierto gusto por el exhibicionismo —La información recibida causó que Yoongi riera de manera casta, enloqueciendo todos y cada uno de sus sentidos.

Pero no dejó de restregarse contra él.

—Creéme, no tengo ni un puto problema con ello, omega —afirmó en un gruñido, luego abrió aún más las piernas del menor, aprovechándose de su flexibilidad. Lo besó una vez más, robándole el aliento en cuestión de segundos.

Tengo que entrenar de nuevo mi escritura para este tipo de cosas.

Disfruten ❤️‍🩹

ALEX 🧊

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