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“Oí el rumor de que estás ocultándole tu dolor a las personas que más te importan”.
Su curiosidad podía más que cualquier otra cosa, y como no lo había visto esa mañana junto a sus amigos en la cafetería, el mayor decidió husmear aquel perfil que él mismo se encargó de buscar, malgastando su tiempo porque ni siquiera se atrevió a fisgonear más allá de los pocos datos que ofrecía en su perfil de Twitter.
Yoongi sonrió, sin poder soportar más las inmensas ganas de dejar escapar una escandalosa risa de su garganta cuando se topó con la fotografía del nuevo color de cabello del omega arrogante con el que se había cruzado en la cafetería días atrás.
—Lo hiciste —Sin darse cuenta, Yoongi había hablado sin cuidar el tono de su voz y eso causó miradas bastantes curiosas en sus mejores amigos. Eunhyuk fue el primero en hablar.
— ¿Hacer qué?
Las mejillas del alfa puro se colorearon de un rojo muy leve e intentó pasarlo por desapercibido al actuar a la defensiva, y solo logró atraer más la atención de ambos jóvenes que lo observaban. Rápidamente, guardó su teléfono luego de haberlo bloqueado.
—Nada en especial. ¿Por qué deben cuestionar todo lo que digo?
— ¿Qué te ocurre hoy, Yoongi? —Hoseok levantó la vista de su propio teléfono y se giró a verlo.
—Nada. Será mejor que vayan a sus clases, chicos. Yo iré a ver a Hyunjin, acaba de entrar en celo y ya saben cómo es —Les dijo, sin esperar ninguna respuesta para desaparecer de la universidad.
—Un niño mimado por el capitán de esta universidad —respondió Eunhyuk una vez que junto a Hoseok dejaron de ver la huida del alfa puro, prometiéndose averigüar sobre el asunto que hiciera que Yoongi se comportara de manera extraña esa mañana.
—Eso es, Hyunjin, cada día estás más guapo —Alardeó el alfa, viéndose con orgullo sobre el espejo luego de un par de fotografías que se sacó allí mismo con la presencia de su madre en la habitación.
—Hyunjin, hijo, deberías adelgazar —aconsejó su progenitora, acercándose a la anatomía ajena con una falsa actuación de preocupación—. Estoy segura de que no van a contratarte en ninguna marca para modelar si continúas aumentando de peso, y si llegase a suceder, será tu culpa.
Allí estaba otra vez, un nuevo reclamo con algunas palabras cambiadas para que no se oyera tan repetitivo. Hyunjin no se molestó en verla a los ojos, unas pocas palabras habían amargado su día y sumándole a los efectos tan enormes que le traía su época de celo, lo dicho por su madre no ayudaba a que su humor se mantuviera estable.
—Habíamos acordado un descanso por mis estudios —Le recordó, deshaciéndose de su corbata para comenzar a doblarla.
— ¿Por qué insistes con la idea de ser fiscal en lugar de ser un modelo de buena talla, reconocido y con mucho dinero para despilfarrar a tu antojo?
Insistió su madre, intentando convencer a su hijo de cuál siempre ha sido la decisión correcta para tomar. Ella necesitaba que Hyunjin le cumpliera con aquel deber, porque modelar no era tan malo y agotador, y lo decía por experiencia propia. ¿Por qué rechazar algo donde eres realmente bueno por una tontería como las leyes que ni siquiera el país solía respetar en un par de ocasiones?
—Porque es lo que verdaderamente me apasiona, ¿no lo entiendes? Tú me metiste a este mundo del modelaje. Has sido malvada conmigo desde entonces, mamá.
— ¡Lo hago por tu futuro! ¡¿Eso es tan difícil de comprender para ti?! ¡El modelaje te dará dinero y no esa tontería que tanto te esfuerzas en estudiar! ¡No eres responsable para algo como el derecho, Hyunjin! ¿O acaso me dirás que dejarás de ser tan egocéntrico, maleducado y egoísta como tu padre te enseñó a ser?
«¡Cállate, cállate, cállate!», pensó Hyunjin mientras cubría sus oídos debido a los chillidos de aquella mujer que en lugar de amarlo, lo aborrecía. Sólo deseaba que se fuera, que desapareciera para así obtener la paz que tanto necesitaba en su vida desde el momento que su padre, mucho después del divorcio, decidiera largarse a Estados Unidos junto a Yeji, su hermana menor.
Él se quedó en ese infierno que lo torturaba constantemente, lo agotaba, lo hacía sufrir con cada maldita fibra de su cuerpo. Su mente ya no lo soportaba; tantos gritos, tantas veces que su madre le hizo saber lo avergonzada que estaba de que fuera su hijo, tantos momentos donde el aire se agotó por milisegundos que resultaron eternos y ocasionaron fuertes crisis de ansiedad que podían durar hasta un día completo.
Hyunjin lo intentaba, como podía, con las pocas fuerzas que estaban quedándole. Él intentaba sobrellevar la vida que eligió sólo por rehusarse a acompañar a su padre y hermana a Estados Unidos, porque en esos tiempos se sintió incapaz de abandonar a esos tres hombres que él llamaba sus mejores amigos y lugar seguro. Tal vez por comodidad, por capricho, por dependencia hacia ellos, Hyunjin aceptó quedarse en el país.
En ese momento, donde recibía repetitivos golpes en su brazo e incluso uno fue a parar sobre su pómulo por el descontrol y berrinche de su madre, Hyunjin estuvo a unos escasos segundos de hacer algo que le traería culpa una vez realizado. Por lo que, se armó de valor y detuvo los movimientos de su madre como solía hacer con frecuencia y la sacó de su habitación.
— ¡Hwang Hyunjin!
— ¡La-lárgate! —Formuló con la voz ahogada, y poco tiempo después cerró la puerta de su habitación.
Los gritos tardaron un tiempo en cesar, parecía que su madre no acabaría aquel espectáculo en su contra. Él se desplomó, quedando sentado sobre el suelo y su espalda apoyada sobre la puerta de madera decorada de fotografías suyas, otras junto a su hermana o sus mejores amigos. También se podía observar varios stickers, algunos más llamativos que otros.
Ahogó el nudo en su garganta y se irguió, sintiéndose asfixiado, encerrado entre sus propias prendas mientras su cabeza procesaba todo lo que su madre se esmeró por decirle con demasiada crueldad que llegaba a sorprenderlo. No pudo mantener la calma y se apresuró en deshacerse del saco negro con aquel detalle de piedras brillantes en uno de sus bolsillos cerca de su pecho, canalizando su rabia en esas simples acciones violentas.
Despeinó sus cabellos aún con las lágrimas deslizándose por sus mejillas rojas debido al llanto, Hyunjin paseaba alrededor de su habitación y miraba el suelo a la par que realizaba unos movimientos extraños con sus dedos.
Y allí se preguntó: ¿cómo era posible que su madre y él siempre acabaran de esa forma? ¿Por qué no lo dejaba en paz? ¿Por qué insistía sobre una profesión que no lo llenaba de vida como imaginarse siendo un fiscal? Si, si comparaba el modelaje y su carrera de derecho, una era muchísimo más bella que la otra. Pero le daba igual, puesto que no tenía pensado cambiar de opinión al respecto del tema, ni siquiera cuando sentía que el único apoyo que tenía era el de sus mejores amigos. Nadie más. ¿Y su padre? Hyunjin a veces se cuestionaba cuándo lo volvería a ver, él lo deseaba tanto en circunstancias como esas.
En un vago intento de distraerse y dejar de derramar más lágrimas de sus ojos levemente hinchados, se inclinó un poco para tomar su teléfono que reposaba sobre la cama y abrió el chat con sus mejores amigos. Leyó sobre una fiesta, sonriendo cuando la respuesta negativa de Yoongi se hizo notar en cada parte del chat debido a lo empecinado que estaba Eunhyuk por convencer al alfa puro.
Doc. Eunhyuk.
Yoongi, salgamos.
11:32 AM.
Yoongi-shi.
No quiero.
11:33 AM.
Doc. Eunhyuk.
No te pregunté.
11:33 AM.
Yoongi-shi.
¿En serio vas a obligarme?
11:33 AM.
Doc. Eunhyuk.
Sí.
11:34 AM.
Hope, my love.
No peleen.
11:34 AM.
Yoongi-shi.
Gracias, Hoseok. Arreglaste mi amistad con el engendro de esteroides.
11:37 AM.
Hyunjin carcajeó bajo, amaba con todas sus fuerzas el sarcasmo de su capitán.
Doc. Eunhyuk.
¡EY!
11:38 AM.
Hope, my love.
De nada, hyung.
11: 38 AM.
Yoongi-shi.
No me digas de esa forma, lo odio.
11:38 AM.
Hwang Hyunjin.
Estás más gruñón que tus días normales, ¿qué te pasa?
Hola, por cierto.
11:39 AM.
Yoongi-shi.
Se llama: "Estudiar dos carreras universitarias"
11:39 AM.
Hope, my love.
Nadie te obligó a hacerlo.
11:40 AM.
Yoongi-shi.
Les he dicho que detesto hablar sobre este tema.
11:40 AM.
Sorbió su nariz y bloqueó su teléfono, entre escasas risas por la terquedad de ambos alfas con respecto a las fiestas. En parte entendía a Yoongi, puesto que él también debía dedicarle tiempo a una "carrera" que odiaba, pero de la cual se sentía prácticamente atado por las exigencias de su madre. Y lo que más le parecía horrendo, era esa capacidad de comprensión tan dañina que acababa dándole la razón a su madre siempre que se trataba de su propio bienestar económico.
Hyunjin admitía con tranquilidad que el modelaje le ha dado más oportunidades en su vida de lo que podría hacerlo trabajar a tiempo completo como fiscal, pero había algo que continuamente dejaba a su carrera de derecho en ventaja y era la jodida vocación que en él existía cuando sus ojos se topaban con aquellos enormes libros gordos repletos de derecho penal, leyes y artículos, casos, y muchos otros temas relacionados a la carrera.
Modelar le levantaba su autoestima, lo llenaba de egocentrismo, sin embargo, lo hacía por obligación, porque no soportaba que su madre le obsequiara tantas miradas de decepción que le herían el orgullo. Le provocaba dolor cuando sus miradas se encontraban y notaba el desprecio, el prejuicio, la maldad que habitaba en el alma de ella.
Yoongi-shi.
Ya estoy en camino, mocoso.
11:47 AM.
Le avisó su mejor amigo y el pelinegro sonrió, levantándose del suelo para darse otro baño y colocarse un pijama.
Tener que visitar a Hyunjin en su época de celo se convirtió en una rutina diaria y común para el alfa puro, y las veces que no ha podido siempre le resultaban extrañas. A pesar de que se comportaba como un bebé mimado, a Yoongi le gustaba consentirlo y no creía necesario admitirlo frente a los demás porque ya imaginaba su cabeza las burlas que recibiría de Hoseok y Eunhyuk.
Había pensado en visitarlo al segundo día de su celo, cuando Hyunjin ya se hallara más calmado, pero los acontecimientos le hicieron tomar una decisión. Estaba irritado hasta la coronilla y estar unas buenas horas en compañía del único ser humano que lo dejaba tranquilo, era mucho mejor para Yoongi.
En el camino a la casa del alfa, se colocó a pensar en esas últimas semanas de su vida en las cuales todo parecía querer ir en su contra. Ni siquiera quería recordar el mal rendimiento que estaba teniendo en sus entrenamientos de básquetbol, situación que preocupaba a Yang, el entrenador.
La temporada de exámenes lo obligaba a mantener la cabeza fría y sumamente concentrada en sus libros, como sucedía en los partidos decisivos de básquetbol. Porque estudiar dos carreras no era fácil, una de ellas pesaba más sobre sus hombros y sólo la llevaba consigo porque resultaba más sencillo que tener a su padre faltándole el respeto y maltratándolo psicológicamente.
Perdía la cuenta de las veces que presenció cómo Chaerin, su hermana mayor, se enfrentaba a sus padres sólo para defender su carrera de ingeniería musical, lo que realmente apasionaba el corazón de Yoongi. Y su noona hacía lo que él pocas ocasiones se ha animado a hacer y la amaba por eso, y también quería poseer esa valentía que tanto la caracterizaba.
Con los años, las discusiones se volvieron un espectáculo de rutina en la familia Min. Era tan raro no verlos discutir, incluso llegaba a provocarle terror aquellos días silenciosos en su casa. Sin embargo, Yoongi aceptó que ese era el ambiente que lo rodearía por el resto de su vida, porque aunque se largara, sus padres continuarían detrás de su espalda para irritarlo. Después de todo, ellos eran así y nada los haría cambiar para bien a esas alturas de sus vidas.
—Cómprame helado.
Yoongi apenas había cruzado el umbral de la puerta cuando fue recibido por unos brazos delgados que desprendían calor y un fuerte aroma a Chanel.
—No lo haré.
Pronto, Hyunjin corrió a cubrirse con las mantas de su cama, dejando al descubierto solo sus ojos rasgados y coquetos después de suplicarle a su mejor amigo.
Yoongi negó una vez más.
—Debes mimarme, Yoongi-shi.
El susodicho soltó una risa. Lentamente fue acercándose a la cama del alfa y se recostó a su lado, su cuerpo cubriendo al ajeno.
—Deberías agradecer que estoy aquí y que me estoy comportando de forma cariñosa contigo. Tú mismo sabes que eso no es habitual en mí —murmuró y suspiró, cerrando sus ojos por un momento.
Aquel alfa puro era tan difícil de tratar que Hyunjin se sintió conmovido.
—Tienes razón, lo siento mucho. Abrázame más fuerte y dame un beso en la mejilla, creo que debo aprovecharme de tu cariño y luego presumírselo a los demás —habló esta vez, consciente de la respuesta que recibiría de su gruñón mejor amigo.
—Por supuesto que no. ¿Te volviste loco?
Hwang carcajeó y aprovechó a subirse sobre el regazo del mayor, enrollando las mantas sobre su cuerpo. Yoongi parpadeó y quedó inmóvil por las acciones cometidas por el más alto.
—Loco por ti —respondió, aleteando sus pestañeas de forma provocativa. Tiró besos al aire y finalmente cayó al suelo a causa del brutal empujón que recibió de los brazos de su salvaje mejor amigo—. ¡Auch! ¡Mierda, eso fue demasiado! Me dolió mucho —expresó en un alarido, sobando su trasero.
—Déjate de juegos tontos, Hwang. Veamos una película.
Entre refunfuños, el susodicho aceptó y regresó a los brazos de su mejor amigo, quién ya había comenzado a buscar en una aplicación alguna película del interés de ambos.
— ¿Has visto “El cadáver de la novia”? —Cuestionó con timidez, aferrándose un poco más al torso del alfa puro y este negó en respuesta—. ¿La vemos juntos, hyung?
—Nah, ve a verla tú solo. Voy a dormir —sentenció y cerró sus ojos, haciendo reír al menor.
«Lo que debería agradecer en este instante es que tú no te has dado cuenta de los golpes», pensó el alfa y volteó, quedando de espaldas para imitar la acción de su mejor amigo.
«¿Por qué permites que haga estas cosas?», cuestionó en su mente Yoongi, un par de horas después de haber dormido. Hyunjin aún permanecía en el mundo de los sueños cuando el mayor decidió revisar su pómulo, el maquillaje parecía rehusarse a cubrir el daño por más tiempo, y en consecuencia, fueron vistas por el alfa puro, quién más tarde tomó su teléfono y tecleó en su chat con Eunhyuk, bastante preocupado.
Min Yoongi.
Hyuk, tenemos un problema.
17:45 PM.
Eunhyuk.
Hola, Yoon.
¿Cómo estás? ¿Yo? Muy bien gracias por preocuparte por mí.
17:50 PM.
Min Yoongi.
Alfa estúpido, no tengo tiempo para usar el sarcasmo. Es urgente.
17:51 PM.
Eunhyuk.
Okay, okay. ¿Qué pasó?
17:51 PM.
Y Yoongi se mantuvo en línea mientras observaba al protagonista de su conversación con Eunhyuk. Más bien, debatió consigo mismo si hablar sobre lo que sus ojos habían notado era una correcta decisión.
—Mierda, ¿qué hago? —susurró y lamió sus labios, queriendo que en segundos sus ideas se aclararan de una vez.
Un capítulo lleno de problemas familiares.
ALEX 🧊
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