33
“Oí el rumor de que fue una noche y una vida difícil para los dos.”
«No veas, Jiminnie. Hyung está aquí, no los mires.»
Pero él quería verlos, quería correr hacia ellos y rescatarlos del incendio que se había provocado en el auto del que Namjoon, como un niño valiente de siete años, lo salvó utilizando las únicas fuerzas que el choque le había dejado. Totalmente herido, pudo sacar a su hermano menor y salvarle la vida, aunque en un principio el pequeño parecía rehusarse a dejar su asiento y a sus fallecidos padres.
Su respiración se aceleró y su hermano no estaba dispuesto a liberarlo de entre sus brazos. Le impresionaba recordarlo con tanto detalle, puesto que apenas tenía razonamiento a esa edad. Pero lo más extraño de todo era que él se encontraba allí, podía ser testigo a cierta distancia de todo los hechos, aún así se quedó jodidamente quieto cuando el auto explotó, tal como aquella vez mientras dejaba salir de su boca un alarido desgarrador y gritaba con todas sus fuerzas llamando a sus padres.
No obstante, ya era tarde. Lo había perdido todo en cuestión de segundos y eso le dejó una herida que nunca cerró por completo, los puntos cada año se desprendían y le provocaba un dolor desgarrador en el corazón que se volvía insoportable de sobrellevar. Lo dejaba de rodillas sobre el suelo, y siempre creyó que no existía nadie que lo ayudara a liberarse de la agonía que las pesadillas e imágenes de ese día le dejaban al acercarse la fecha de los sucesos, del día en el que dos cachorros perdieron a sus padres sin ninguna explicación.
—Papá, mamá... —Se removió en medio de aquellos susurros, aferrándose a sus almohadas—. No, no, no... —sollozó entre sueños quiso avanzar y su cuerpo no respondió. Hizo el intento una vez más y falló, y le resultó tan raro ver otro auto más apareciendo a unos cuantos metros del intenso incendio—. ¡No! —Se exaltó y por fin su pesadilla dio por finalizada, sus ojos estaban abiertos y de ellos sólo salían unas ligeras gotas saladas que manchaba sus mejillas y su camiseta beige nueva.
Colocó su mano justo en la zona de su agitado corazón y se sentó sobre su cama y comenzó a contar sus profundas respiraciones, consiguiendo que su cuerpo se relajara y todo volviera a la normalidad. Pero luego de calma, llegó la desesperación, la insoportable necesidad de que alguien lo abrazara, le ofreciera consuelo y no lo pensó mucho en el momento que se cambió de ropa, se colocó su calzado y tomó las llaves de su auto que estaban puestas sobre la mesa del comedor, para luego salir del departamento y correr al ascensor.
Normalmente acostumbraba a buscar a Namjoon en su habitación para pedirle que se quedara con él por un par de horas hasta que consiguiera caer entre los brazos de morfeo otra vez, pero las guardias médicas de su hermano se lo imposibilitaba esa madrugada.
Mientras la desesperación crecía en el interior de su cuerpo, llegó hacia su auto y partió hacia la casa de cierto chico con el cabello color verde menta, y a quien le costaba creer aún que era su jodido novio. Sólo llevaban una semana con su etiqueta oficial de pareja y Jimin no sabía cuánto tiempo podría tardar en comprender que su predestinado era el tonto de piel pálida al que acostumbraba a insultar en cada ocasión que se le presentaba para hacerlo.
Las calles de Seúl se encontraban empapadas de la fuerte tormenta que había azotado la ciudad. Entre más avanzaba y se percataba que se acercaba a la casa de Yoongi, la desesperación creció. Aunque aceleró lo justo para no ser multado y a su vez para no demorarse, el omega sentía que el mundo iba muy lento para su propio gusto.
Pasadas las tres treinta de la madrugada, Jimin estacionó frente a la casa del pelimenta y buscó intensamente sin éxito su paraguas. Liberó una maldición en el momento que la lluvia fue empeorando y los truenos subieron de nivel, haciéndolo entrar en pánico y su desesperación lo llevó a desabrochar su cinturón de seguridad y a salir del auto mientras marcaba el número del alfa.
Esperó sintiéndose muy impaciente al oír los tonos, pero afortunadamente fue atendido.
—“Wandita” —murmuró el mayor con el tono de voz adormilado que el omega ya conocía. No sonrió al escucharlo, más bien reaccionó aliviado de estar allí.
—Baja, estoy aquí —susurró, mordiéndose el labio con la ansiedad viajando a diferentes partes de su cuerpo. Estaba lloviendo muy fuerte, no podía ser capaz de lidiar con el trauma que eso siempre le había causado desde el accidente fatal de sus padres.
Los ruidos extraños alarmaron al alfa, quien después se levantó rápidamente mientras aún sostenía el teléfono sobre su oreja.
— “Jimin, ¿qué te ocurrió?” —cuestionó y siguió las órdenes del omega.
—Solo baja, por favor. Trae un paraguas, estoy empapado —indicó y la llamada finalizó. En la espera, el menor se abrazó a sí mismo y presionó su cuerpo lo más que pudo para tratar de hallar alivio.
Y en pocos segundos se encontraba buscando la llave de la puerta principal tratando de no hacer demasiado escándalo o sus padres podrían colgarlo del techo si pudieran. Al conseguir su cometido, preparó las pantuflas en la entrada y abrió la puerta junto al paraguas, divisó a Jimin cerca de su auto y corrió hacia él e ignoró el intenso dolor de su tobillo lesionado. Sin embargo, no imaginó que Jimin lo abrazara sin más y sollozara sobre su hombro como un niño pequeño.
Como pronosticó, Yoongi acabó completamente empapado y no le importó mucho cuando sintió la necesidad de aferro que tenía Jimin con él. No podía imaginar alguna escena que le hubiera ocurrido a su pareja, pero de inmediato su cerebro le ayudó a refrescar su memoria y con oír la lluvia impactando junto a los ruidosos truenos, pudo comprender al fin qué era lo que le podía estar ocurriendo al pelirrosa.
Su lobo estaba alterado a niveles que Yoongi no era capaz de controlar, lo único que necesitaba era calmar a Jimin con sus feromonas y llevarlo a su habitación para estar más cómodos. Le era difícil estar rodeado de la amargura y tristeza que el otro desprendía a través de su aroma, pero intentaba dejarse llevar por aquel tercer aroma, uno de canela que se mezclaba muy bien con la vainilla, que había descubierto durante su visita al hospital.
Su mano derecha sostuvo el paraguas y su brazo izquierdo envolvió la cintura esbelta de su pareja, atrayéndolo todo lo posible a su cuerpo.
Jimin, por su parte, estaba negado a abandonar el cuerpo del alfa porque su lobo así lo ordenaba. Su novio se encargaba de envolverlo en feromonas que conseguían que olvidara su tormento y su miedo por un par de minutos, y también logró que sus lágrimas desaparecieran, concentrándose en la calidez que Yoongi lo hacía experimentar entre sus brazos a pesar de estar totalmente empapados en un clima que congelaría a cualquiera.
Si se tenían el uno al otro, todo podía mejorar y estarían bien.
—Vamos adentro o sino te enfermarás. Podrías darte una ducha caliente —sugirió el mayor y Jimin asintió.
Una vez dentro de la habitación del alfa, este preparó todo para que el pelirrosa pudiera darse un buen baño relajante. Y más tarde, su pareja se encontraba frente a él secándose el cabello con una gran toalla, Yoongi pudo notar un semblante más relajado y eso mejoró el humor de su lobo, quien había luchado con él tras haberse preocupado por el estado en el que ambos habían hallado al omega.
Tan pronto Jimin abandonó la toalla en su baño, el alfa y él se acomodaron sobre la cama. El menor posicionó su cabeza sobre el pecho del otro y se aferraron para eliminar la pequeña línea de espacio que sobraba entre ellos. Por su parte, el mayor fue el encargado de cubrirlos a ambos y de encender la calefacción ya que haberse empapado bajo la lluvia les había traído serias consecuencias a sus cuerpos, que ahora estaban congelados de pies a cabeza.
—Perdón por haberte despertado y por haber venido aquí tan tarde —murmuró el pelirrosa, bostezando después.
—No le tomes importancia, puedes acudir a mi a cualquier horario. Siempre estoy disponible para ti, Wandita, pero si estás aquí es por algo, ¿quieres contarme? —preguntó y deslizó su mano para acariciar parsimoniosamente las caderas y la espalda baja del menor, realizando círculos contínuos por la zona.
—Es el aniversario del accidente de mis padres y tuve una pesadilla que me puso muy nervioso. Me sucede cada año, pero siempre es horrible —explicó a medias, pues un nudo se instaló de nueva cuenta en su garganta, impidiéndole expresarse con facilidad—. S-son secuencias del accidente. Yo estaba lejos y aún así podía ver perfectamente a Namjoon impidiendo que fuera por mis padres.
—Lo siento mucho —susurró el alfa.
—Yo también, y gracias por atenderme a estas horas —respondió en un bostezo—. Eres tan relajante y suavecito, ¿lo sabías, F4? Es increíble que una escoria como tú sea mi novio.
— ¿Escoria? ¿En serio seguirás tratándome de esa manera aún cuando la situación ya ha cambiado? —Yoongi le cuestionó, deshaciéndose de la cómoda posición para meterse entre las piernas del pelirrosa y posicionar sus manos a cada lado de su cabeza.
—Sí, pero yo te quiero —afirmó Jimin entre risas bajas.
— ¿Mucho, Wandita? —preguntó con una sonrisa que declaraba silenciosamente cuán enamorado estaba del omega.
—Sí, mucho... —Hizo una pausa y Yoongi rodó los ojos porque sabía lo que seguía después de aquello—. Rata asquerosa —Finalizó diciendo Jimin, recibiendo un par de besos en el rostro por parte de su pareja.
Al detenerse del ataque de besos, el alfa se detuvo un momento para apreciar la maravillosa perspectiva que tenía de su omega bajo la tenue luz que le otorgaba la lámpara y parte de su ventana.
— ¿Qué miras, eh?
—Qué bonito eres, en serio —Halagó el alfa, sintiendo un revoltijo de emociones sensacionales en su pecho.
—Deja de decir cosas que ya sé y abrázame, Yoongi. Tengo que descansar para que continúes diciéndome cumplidos mañana —respondió con un severo sonrojo en sus mofletes.
—De acuerdo, bonito.
Entonces, para Jimin fue demasiado difícil contener la felicidad que el otro le otorgaba y respondió tomándolo, luego lo tumbó sobre la cama y tras besar cortamente sus belfos, ambos se posicionaron en cucharita y se dispusieron a descansar por un par de horas antes de comenzar otro día en la universidad.
Taehyung se hallaba sentado sobre su cama y con su teléfono en mano para poder revisar los correos y mensajes, con ello trató de mantenerse entretenido en lo que Jungkook se demoraba en pasar por su departamento para ir juntos a su cita al parque.
Entre tantos chats, decidió buscar el de su mejor amigo y cuestionarlo con severidad por la última charla que habían tenido antes de que este le diera un único aviso en aquella semana sobre que se concentraría en un par de cosas y no lo vería por un par de días. El menor no le creyó del todo, para él no era nada nuevo que Jimin hiciera algo así cuando se encontraba cerca de la fecha de aniversario del fatal accidente de sus padres. Usualmente él se encargaba de mimarlo durante siete días completos y no lo dejaba un momento solo.
Kim Taehyung.
JAMÁS ME DIJISTE SI LO HICISTE O NO.
17:09 PM.
Park soulmate Jiminnie <3
Taehyung, estoy en clases.
17:09 PM.
Kim Taehyung.
Pero aún así decidiste agarrar tu teléfono.
No me odies, acabo de recordar nuestra última charla y me despertó la curiosidad.
Sólo dime un afirmativo o un negativo y ya.
17:10 PM.
Park soulmate Jiminnie <3
Tae...
17:10 PM.
Kim Taehyung.
Por favor, ya no puedo concentrarme en otra cosa.
17:10 PM.
Park soulmate Jiminnie <3
Estás exagerando, como siempre, tonto.
¿Quieres venir al departamento hoy? Podré darte los detalles en persona.
17:11 PM.
Kim Taehyung.
Ojalá pudiera.
Jungkook y yo quedamos en vernos hoy.
17:11 PM.
Park soulmate Jiminnie <3
Deja de abandonarme por Jungkook, ese patán no vale la pena.
17:12 PM.
Kim Taehyung.
Ahora el que exagera eres tú.
17:12 PM.
Park soulmate Jiminnie <3
No te contaré nada hasta vernos en persona.
Adiós, la profesora está mirándome muy feo.
17:13 PM.
Kim Taehyung.
PERO-.
PARK JIMIN.
OJALÁ TE QUITE EL TELÉFONO.
17:13 PM.
Tras aquella interesante charla, el pelirrojo salió de su habitación y se sentó sobre el sofá de la sala de estar a la espera del alfa pelinegro. Al mismo tiempo, Seokjin escuchaba a la perfección los ruidos provocados por su hermano menor mientras revisaba varios papeles que se hallaban desparramados por la gran mesa del comedor. El cansancio le estaba ganando porque llevaba horas tratando de archivar cada caso para luego luego llevarlos a su oficina en el buffet donde trabajaba.
Estaba apunto de comenzar a archivar en otra de sus carpetas cuando oyó unas risas escandalosas, no hizo falta ser adivino para saber a quienes pertenecían. Esa tarde, Taehyung le había comentado que Jungkook vendría al departamento. A Seokjin nunca le resultó extraña la visita del pelinegro abarrotado de tatuajes. Nunca había tenido una buena impresión de personas con el aspecto de Jungkook, sin embargo, el nuevo amigo de su hermano tenía una mirada muy agradable a pesar de haber cruzado pocas palabras a lo largo de esas últimas semanas.
No obstante, con lo poco que llegó a ver, pudo descifrar que su hermano y aquel alfa tenían una conexión especial. Él sabía mucho de ellas puesto que lo mismo sentía al estar junto al hermano mayor de Jimin, su adorable Namjoon. Aunque él parecía más interesado en la medicina y Seokjin tenía miedo de dar un solo paso hacia él, y aquello terminó siendo la causa de las constantes peleas que habían tenido durante los últimos dos meses.
Dispuesto a saludar al alfa, Jin se alejó del desorden que se había generado en su comedor. Pero cuando cruzó la puerta hacia la sala de estar, Jungkook era el único que se encontraba parado allí y lucía perdido en medio del lugar, siendo motivo de las risas castas que el mayor se hallaba liberando entretanto caminaba en su dirección.
—Ah... Jungkook —suspiró y el mencionado se exaltó de la sorpresa—. Comienzo a sospechar que mi hermano te interesa, ¿no es así? —Seokjin fue directamente al grano, tal como acostumbraba. Al susodicho le tomó desprevenido el comentario, y estaba de más decir que los nervios que le viajaban por el cuerpo lo exponían de una manera que no era común para el alfa.
—Jin hyung, h-hola —Lo saludó con una reverencia desastrosa por los nervios y sonrió apenado, bajando la mirada unos momentos porque tratar de mantener contacto con los ojos del omega mayor lo hacía sentir un poco amenazado—. ¿Cree que... somos muy obvios?
En sus adentros, el pelinegro le rogaba a todos los dioses que conocía para que Taehyung se apresurara y saliera de su habitación. ¿Cuánto podrías tardar en encontrar una batería portátil?
—¿Quieres venir al comedor un momento? —Le preguntó en su lugar, comportándose lo más intimidante que podía para que Jungkook supiera que si el corazón de su hermano menor resultara herido por su culpa, él ya tenía a alguien quien podría respaldarlo—. Necesito hablar contigo sobre Taehyung.
—Pero-.
—Es necesario que tengamos esta charla, al menos para mi tranquilidad —Insistió y a Jungkook no le quedó otra opción que asentir y ser guiado al comedor principal.
—Disculpa el desorden. Estoy archivando los casos que tengo pendientes antes de llevarlos a mi oficina —explicó con un tono de voz un poco menos rígido que hacía minutos atrás.
—No importa, hyung. ¿De qué quería hablarme?
Hubo una sonrisa demasiado aterradora como respuesta, pero Jungkook se esforzó en detener el temblor nervioso en sus manos.
—Seré directo contigo antes de que Taehyung salga de su habitación... Jungkook, ¿tú tienes muy claro tus intenciones con Taehyung? —Cuestionó el omega con un poco de miedo. Por acontecimientos del pasado, Jin se vio en la obligación de cuidar con espadas filosas y armas el corazón de su hermano menor, puesto que luego de el lazo roto con Bogum, creyó que lo perdería para siempre y eso casi lo destruye. No obstante, al ver a Jungkook tan seguro al asentir con la cabeza con una mirada muy tímida por culpa de aquellos ojos iguales a los del dibujo de Bambi, Jin sintió mucha seguridad y estuvo dispuesto a creerle—. Bien. Entonces, te escucho. Sé que ya conociste a mis padres.
—Sí, fue un momento muy importante para mí. No se lo digas aún, pero descubrí que Taehyung es mi predestinado. ¡Es mi luna, Seokjin hyung! —Exclamó contento y el mayor se enterneció—. He estado demostrándole mi interés abiertamente, no quiero que piense algo negativo de mí. Soy un buen alfa y quiero asegurarte que cuidaré de Taehyung. Entiendo lo valioso que eres en su vida y tu opinión es mucho más importante que la de tus padres, él me lo ha dicho. Por eso va a significar mucho para mí si tú estás de acuerdo con que Taehyung y yo salgamos.
La habitación quedó en un silencio penumbroso y aterrador que hacía crecer la ansiedad de Jungkook. El corazón de Seokjin se ablandó al escuchar las palabras del joven alfa frente a él, incluso reconoció lo caballeroso que se estaba comportando y quería creer que su personalidad era así.
— ¿Jungkookie? —El susodicho tragó saliva. Su lobo movió la cola feliz de escuchar la voz de Taehyung junto a unos pasos muy bien marcados, algo que era característico del omega para llamar su atención o la de Jimin.
Sin más y ante el silencio extremadamente peligroso entre Jungkook y su hermano mayor, el toque insistente de la puerta comenzó a sonar. Taehyung no podía permitir que Jin le hiciera algo al alfa lo estaba cortejando. Podía entender sus razones de comportarse como el protector para que nadie lo hiriera, pero si se pasaba de la raya, el pelirrojo se enojará muy enserio con el mayor.
—¡Seokjin, suéltalo! —El omega pidió desesperadamente al no obtener respuestas. Sin embargo, dentro del comedor, Jin se hallaba negando entre risas castas frente a su futuro cuñado—. ¡No le hagas nada, maldito loco!
— ¡Sólo estamos charlando! ¡Deja de gritar! —ordenó y recibió un insulto bastante ofensivo y suspiró mirando en dirección al alfa menor—. Dile que estás bien o luego querrá matarme. A veces tiende a exagerar mis actitudes.
—¡Estoy bien, Taehyung!
— ¡Jungkook, Jungkook!
—Jungkook, antes de salir... —pausó, tirando de la sudadera negra para detenerlo cuando notó sus intenciones de irse—. Júrame que serás un buen alfa para mi hermano, él parecerá un poco torpe y enojón, pero es un buen chico y un maravilloso omega. No va a admitirlo, pero ha sido difícil para él volver a entregar su corazón.
—Lo juro, Jin hyung.
Saludos 🥰
ALEX 🧊
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