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22

Oí el rumor de que tu padre es... ¡¿luchador libre?!

—Mamá y papá quieren vernos, Jinnie hyung.

Su hermano mayor se veía tan concentrado en lo suyo, en toda aquella montaña de papeles y archivos, cajas dispersas por toda su pequeña oficina y en la pantalla de su computadora portátil. Acciones que se repetían desde las últimas semanas, y no entendía por qué su hyung tomaba tantos casos a la vez en lugar de descansar como debería permitirse luego de otro año más cargado de trabajo.

Taehyung sospechaba que ni siquiera estaba escuchándolo, llevaba una expresión relajada pero ensimismado en lo suyo. Aunque era muy normal de ver desde que el pelicastaño se graduó de la universidad, su hermano menor tenía la leve sospecha de que el más alto estaba ocultando algo. Y era más un presentimiento, como si alguna energía o quién sabía qué, había transformado a Seokjin, volviéndolo aquella máquina que últimamente estuvo presenciando.

— ¿Dijiste algo, Tae? —Su hermano levantó la vista al percatarse de reojo en la figura que estaba observando sus movimientos a la espera de alguna reacción suya.

—Mamá y papá quieren vernos, hyung —repitió nuevamente, obteniendo un asentimiento ligero como respuesta—. Pronto se irán de crucero por su aniversario —explicó el menor y Seokjin asintió, tecleando sobre su computadora—. Necesitan verle el rostro a su hijo mayor, ¿podrías prestarme atención?

El omega mayor soltó un fuerte suspiro y cerró su computadora, abandonó sus papeles junto a su escritorio y corrió a abrazar a su hermano, a quien le agradó demasiado el contacto. Hacía muchísimo tiempo no tenían un momento para ambos, el trabajo de Seokjin ocupaba todo su día y Taehyung decidió de pronto colocar a la universidad en un pedestal.

Además, estaba obligado debido a su tesis final. Quería que todo fuera perfecto, se había tardado dos años entre investigaciones, estudios, estadísticas y entrevistas para hacerlo. Su último año lo utilizaba para reunirse con sus profesores de tesis y para los penúltimos exámenes de su carrera.

—Perdóname, perdóname, querido Taehyung —el omega de cabellos castaños apretujaba a su hermano con todas sus fuerzas, sonriéndole pero sin dejar de olvidar todo el estrés que le ocasionaba su trabajo.

Taehyung sintió su corazón comprimirse con solo oírle y analizar toda la carga de estrés y preocupación que llevaban los hombros de su hermano, y decidió quedarse entre sus brazos unos minutos más como si no tuviera al mismísimo Jeon Jungkook esperando a que abriera la puerta de su departamento y así pasar un rato juntos a escondidas de su hyung. Porque el pobre omega no tenía idea de cómo podría confesarle su repentino interés por un alfa que con su vestimenta, sus piercings, sus tatuajes y musculoso cuerpo, y con esas características presentes poder explicarles que su... ¿novio? (Ni siquiera había definido algo aún), no era para nada un matón o una persona peligrosa.

Bueno, más de una vez presenció al alfa perdiendo un poco la cabeza en los pocos partidos donde lo vio participar. Pero solo cuando sus pies pisaban una cancha de baloncesto, porque fuera de ella, Jungkook se convertía en un hombre cariñoso, caballero y con el corazón más puro que pudo haber conocido alguna vez después de su mejor amigo Jiminnie.

—Organizaré una salida para los cuatro, ¿de acuerdo? Ahora sólo necesito continuar con estos casos y-.

—No es bueno que trabajes tanto, hyung, es dañino para tu salud. Además te haz vuelto más gruñón, ni siquiera quieres ver a Namjoon hyung —Le comentó con los ánimos bajos. Era algo que Jimin y él habían notado de los dos mayores, y era lo más extraño del universo no verlos interactuar, cuando hacía meses atrás eran tan cercanos y hablaban del otro con frecuencia y mucha ilusión.

—Todo mejorará —respondió el mayor, deshaciendo el abrazo y regresando nuevamente a su escritorio—. ¿Puedes salir, Taehyungie? No creo que quieras verme trabajar durante horas. Es fin de semana, podrías pasar tiempo con Yeontan. Él te extraña y a los paseos matutinos también.

—Lo sé, justamente estaba pensando en sacarlo por unas horas. Está estresado —mencionó y observó a su hermano hipnotizado por la montaña de archivos, por lo que decidió dejarlo en paz y salir de la oficina. Su reloj digital vibró centenares de veces por los mensajes insistentes de Jungkook y se apresuró en llegar hacia la puerta principal.

Revisó la pantalla puesta en su pared para verificar que el alfa aún estuviera allí y sonrió con timidez, quitándole el seguro y encontrándose por fin con el encantador chico. Ambos se regalaron una mirada enamorada y Taehyung le cedió el paso, dejándolo ingresar y colocarse unas pantuflas blancas.

En silencio subieron las escaleras muy emocionados, porque la sola presencia del otro les otorgaba una felicidad que eran incapaces de medir e imaginar.

En cuanto subieron el último escalón, Jungkook atrapó entre sus brazos al omega y beso su mejilla repetidas veces, logrando así que este soltara risas y que después aquellos labios que besó con dedicación en la fiesta de Halloween, ahora fueran a parar sobre los suyos en forma de piquitos interminables.

— ¿Cómo has estado, príncipe? —preguntó en medio de aquellos besos, avanzando con Taehyung en dirección a su habitación y abriendo la puerta por él con algo de dificultad—. No he podido verte en toda la semana, lo lamento.

—Bobo —lo insultó el omega en cuanto ingresaron a la habitación y se separaron—. Tampoco he tenido tiempo así que está bien, Jungkook, mi tesis está comiéndome vivo. No he dormido bien, ¿sabes?

Taehyung se apresuró en acomodarse sobre su cama, intentando no despertar a Yeontan o el pequeño animal lo podría odiar durante una semana entera. Se estresaba con tanta facilidad y cualquier tontería provocaba que se ofendiera, haciendo reír a su dueño. Por lo que, con cuidado lo tomó en brazos y logró que se posicionara sobre su pecho, lo sintió relajado y observó cómo sus ojos se cerraban al instante.

— ¿Por qué? —preguntó e imitó su acción, subiéndose por completo a la cama para cruzar sus piernas y mirarle mientras acariciaba el pelaje de Yeontan.

—Además de mi tesis, también está Jiminnie, ¿puedes creer que lo estoy encubriendo porque está, y esto es una suposición, saliendo con alguien?

— ¡Chisme! ¿Cómo que el mismísimo gruñón está saliendo a escondidas con alguien? —Se exaltó el alfa, aguantando la risa—. Se oye imposible. Odia a los alfas, Taehyung, tú me lo dijiste.

—No lo sé, pero cada día estoy más seguro de eso. Y estoy preocupado porque ambos nos protegemos mucho y yo no quiero que su corazón resulte herido. Es su primera relación después de unos cuantos años, Jungkookie —le confesó en un murmullo, concentrado en otorgarle mimos a su mascota.

—Ya veo. Pero no estamos aquí para que te llenes de preocupaciones... —lamió sus labios y suspiró—. Jimin es un adulto, y estas cosas suceden a nuestra edad. Supongo que deberemos esperar a que nos lo cuente por su propia cuenta.

Taehyung estuvo de acuerdo, como mejor amigo de Jimin, no podía intervenir en su vida personal y lo tenía más que claro.

El mayor giró sus ojos hacia la mirada que Jungkook le estaba dando y sonrió, sus mejillas estaban coloreadas de un rojo cálido y no se molestó en disimularlo.

Desde Halloween, ambos se habían vuelto unidos y se veían fuera de la universidad al menos dos veces a la semana. Entre su tesis, los estudios, examenes, el entrenamiento de baloncesto de Jungkook y sus propias actividades fuera de la universidad, los dos habían encontrado la manera de poder verse por unas horas. Les gustaba pasar tiempo juntos, algunas veces ni siquiera hablaban, solo permanecían abrazados, o acostados sobre la manta que descansaba sobre el pasto en el pequeño lago que visitaban con frecuencia.

— ¿Cuándo podré cortejarte con el permiso de Seokjin hyung?

—Cuando hables con él.

—Pero tú siempre dices que está ocupado —mencionó el alfa y Taehyung levantó su brazo para posicionarla sobre la pierna del menor—. Yo estoy listo para lo que sea, ¿y tú?

—Es más peligroso pedirle permiso a mi padre. Si lo consigues, serás un héroe.

—Quedará encantado conmigo si le hablo sobre lucha libre, boxeo y artes marciales. Tú no te preocupes demasiado por tus padres. Además, a quien más le temo es a Jin hyung —El cuerpo del menor tembló, producto de la corriente eléctrica que viajó por toda la extensión de su columna al imaginar cómo era perseguido por el hermano de Taehyung con un cuchillo de carnicería en sus manos—. Pero estoy listo. Asumiré los riesgos de presentarme como tu pretendiente —bromeó y Taehyung reaccionó pellizcando su pierna hasta hacerlo sobresaltar.

—Jin no es un monstruo, Jungkookie, sólo tienes que saber... tratar con él. Pero te tengo una propuesta —El omega se irguió, causando que Yeontan se corriera a un lado y soltara suspiros por la interrupción de su siesta.

—Dime.

—Pronto debo reunirme con Jin hyung y nuestros padres porque harán un crucero por su aniversario y quieren vernos antes de irse, ¿qué me dices de acompañarme? Matarás dos pájaros de un tiro —chasqueó sus dedos sonriente por la idea, aunque Jungkook lo estaba mirando con los ojos muy abiertos.

—O dos pájaros me matarán de un tiro.

La mañana siguiente el humor con el que se había acostado aumentó a niveles increíbles, y todo debido a los almohadazos que recibía de cierto estúpido alfa que tenía una sonrisa socarrona decorando sus tentadores labios.

Lo cierto era que Jimin quería e iba a continuar disfrutando de encontrarse entre aquellas calientes sábanas. No importaba cuántos golpes podría recibir del alfa puro, él no cedería tan fácil aun cuando su paciencia se fuera al caño por su culpa. Porque había tenido una noche complicada y le costó mucho tiempo poder aferrarse a los brazos de morfeo con fuerza.

— ¡Wandita, sé que estás despierto! —Otra almohada al rostro del omega, ocultando sus risas cuando este entreabrió sus ojos para observar unos milisegundos su mirada oscura.

—Déjame en paz o-.

— ¿Vas a amenazarme? —Lo interrumpió y Yoongi reaccionó mordiéndose el labio al oír perfectamente la voz ronca que anunciaba el recién despertar de Jimin—. Te informo que tu hermano irrumpió en mi hogar y está abajo. Creo que estás en problemas —dijo, como restándole importancia al asunto cuando Jimin saltó de la cama, se olvidó de su comodidad y empujó al alfa de su camino. Buscó y buscó su teléfono como loco ya que este no se encontraba ni siquiera bajo las almohadas—. ¿Robaste mi pijama de Kumamon? Hey, la abuela Min va a enfadarse mucho por esto.

— ¿Está aquí? —preguntó sin mirarle y buscó debajo de la cama.

—No, esa mujer se encuentra disfrutando de su interminable viaje a Las Vegas. Es su lugar preferido —Le comentó y abrió la puerta en cuanto oyó unos pasos acercándose.

—Ya está el desayuno, niños —La voz de Chaerin se adueñó de los oídos de Jimin y este levantó la vista del suelo—. ¿Se te perdió algo, Jiminnie?

—Mi teléfono —dijo y peinó su cabellera rosa hacia atrás, viviendo el momento justo en el que Yoongi sonrió tan grande sin mostrar sus dientes que lo hizo sospechar. Chaerin también lo notó y sus manos fueron a parar a sus caderas.

— ¿No le dijiste que yo tomé su teléfono para cargar la batería? ¡Te envié a hacer solo una cosa, Min Yoongi! ¿Por qué debes ser tan malvado con tu invitado, eh?

La puerta se abrió por completo, dejando ver a la figura de Chaerin entrando a la habitación solo para brindarle un par de golpes a su hermano menor. Cuánto odiaba que hiciera bromas como esas, y estaba claro que algo sucedía entre su engendro del diablo y el bonito omega de cabellos rosas, pero ella tenía pensado averiguarlo tan pronto se le presentara la oportunidad.

Su visión no le había fallado esa tarde en la playa. ¡Ellos dos estaban besándose! Aunque... parecían lobos hambrientos devorándose uno al otro. Y la tensión que existía entre esas miradas que ambos se otorgaban con tanto empeño, le confirmaban aún más sus suposiciones. Sólo esperaba poder preguntárselo a su hermano a solas, sin Jimin ni sus padres, a quienes se vio obligada a ver. Pero debía agradecer que se habían encerrado en la oficina que los dos compartían, por lo que duraría un buen rato sin verles el rostro.

—Pídele disculpas.

—No, Chaerin noona.

—Déjalo, noona. Es una bestia y así va a quedarse —sentenció entre gruñidos bajos, rebajando a Yoongi cuando Chaerin se esfumó de la habitación. Y con eso aprovechó a acercarse al oído del alfa y susurrar—: Intenta hacerte el bromista una vez más y voy a cortarte las pelotas, F4, ¿me oíste bien?

—Preferiría unos besos, pero-... —Bromeó una vez más, acabando con la paciencia de Jimin en solo segundos. Este reaccionó pellizcando su brazo sin piedad—. Auch, auch, auch. Yo... si, fuerte y claro, Wan-wandita —asintió nervioso y le entregó el aparato.

Y lo dejó solo, salió de la habitación lo más rápido que sus piernas le permitieron y esperó pacientemente a que Jimin acabara de vestirse. Ya no quería que el menor husmeara de más su hogar y se encontrara con la desagradable sorpresa de conocer a sus padres por accidente. Eso le traería problemas a Yoongi, a quien no le había gustado para nada la noticia que le dieron esa mañana sobre una "repentina" cita con SeungWan, la hija del mejor amigo de su madre.

¿Por qué sus padres se empeñaban tanto en conseguirle una pareja que Yoongi no deseaba en absoluto? Era vergonzoso y absurdo que intentaran obligarlo a emparejarse. Él no podía aceptarlo y pelearía por su posición al respecto, como ya lo había hecho dos horas atrás al tener un encuentro fortuito con ellos, mientras los veía trabajar como locos con varios papeles sobre la mesa y el desayuno a medio acabar. No tenía idea de cómo fue que Wandita no oyó nada, aunque esperaba que si en realidad lo había hecho, él decidiera no cuestionar sobre ello.

—Muévete, F4, tengo mucha hambre —El menor lo empujó, dirigiéndose a la escalera con pereza.

—Eres insoportable y un mandón, ¿lo sabías? —Yoongi chasqueó la lengua, Jimin lo ignoró como un campeón y eso molestó tanto al alfa que bufó y bajó las escaleras para apresurarse en buscar la bandeja con su desayuno servido y así sentarse solo en el comedor.

Las acciones no pasaron desapercibidas por ninguno de los omegas, pero no le tomaron la importancia suficiente. Ambos morían de hambre, y querían devorar la comida a toda costa para llenar sus estómagos.

En silencio, Jimin se dispuso a degustar el sencillo pastel de fresas y merengue que Chaerin anteriormente le comentó que había hecho. Descubrió que la mayor tampoco era fanática de la cocina, pero todo su desayuno estaba más que delicioso, y no lograba entender cómo a alguien no pudiera fascinarle lo culinario cuando era muy buena desempeñándose en ese ámbito.

—Noona, ¿puedo preguntarte algo? —Jimin se distrajo con la solitaria imagen a la que se prestaba Yoongi en medio del comedor mientras desayunaba en silencio—. Yoongi me contó que tú te encargaste de él y su educación, ¿eso es cierto? —La omega asintió—. Entonces, ¿por qué él no se parece al menos un gramo a tí? Todos somos diferentes, lo sé; pero mi hermano mayor también tuvo que educarme a mí y tengo muchos hábitos, pensamientos, y algunas características suyas. La gente dice que me parezco a él. Y Yoongi tiene un cierto trato hacia mi que me hace cuestionarme muchas cosas. Siento que me odia a veces.

—Mientras no seas su espejismo, yo creo que tu hermano hizo correctamente las cosas. Así sucede con mi engendro, él siempre ha sido independiente de todos y eso es bueno porque ha sabido formarse como un hombre muy bueno. Lo eduqué como pude, nuestros padres son algo distantes con nosotros. Pero nadie es perfecto, ¿o si? —Ambos se observaron ante la pregunta ajena, pero no fue por mucho tiempo ya que la mujer se apartó y fue en búsqueda de una jarra con jugo de naranja, y después continuó diciendo—. Yoongi no te odia, de eso puedes estar muy seguro. Un día de estos lo vas a entender, te lo prometo.

Los ojos de Chaerin destellaban junto a esa sonrisa tan bonita que poseía, Jimin no evitó observar esa imagen durante unos cuantos minutos porque le resultaba demasiado tierna, cálida, y hasta pudo analizar un poco más y notar el orgullo que Yoongi provocaba en su hermana mayor.

El alfa apareció por la cocina con su bandeja vacía y una sonrisa tan molesta para el omega menor, quien le devolvió una sonrisa demasiado falsa y acabó su jugo de naranja de un solo trago, sorprendiendo a ambos hermanos, aunque Chaerin estaba disfrutando de la situación más que cualquiera.

—Quiero que me hagas un favor —El alfa se direccionó hacia el menor.

— ¿De qué se trata? No le hago favores a cualquiera —Lo miró a los ojos, respirando nervioso por los ojos curiosos de Yoongi que se movían a todas partes con demasiado disimulo.

—Hace unos días compré tinturas para teñir mi cabello y quiero que lo hagas tú, aprovechando que estás aquí y como una manera de que pagues el favor que estoy haciéndote al dejarte dormir en mi humilde hogar.

—Creí que eso ya lo habíamos arreglado anoche, idiota —Jimin ladeó el rostro, tensando la mandíbula porque una risa casi se escapaba de sus labios por el rostro que había puesto el alfa ante su contestación.

Sin embargo, Jimin acabó cerrando su boca cuando el Yoongi comenzó a correr detrás de él por toda la casa debido a aquel "insulto" que tanto el alfa se hallaba reclamándole.

— ¡Ven aquí, maldición! —rugió el alfa, persiguiendo sin descanso a Jimin.

— ¡Déjame, déjame! —exigió en medio de la desesperación—. ¡No fue para tanto!

En la cocina, Chaerin grababa toda la situación mientras estallaba en risas.

Ellos tiene un lugar especial en mi corazón 🥺

Es un capítulo sin corregir, por lo tanto pido disculpas si hay algún error. Luego me haré cargo.

Qué tengan una bonita semana y que los Grammys se vayan a la mierda 💙

ALEX 🧊

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