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"Oí el rumor de que evitas el tema".

— ¡Listo! Te agregué al grupo que tenemos con Jimin, Namjoon y Jin hyung. —informó el omega pelirrojo, sonriendo en dirección a Jungkook.


“Los malqueridos”, leyó en su mente y frunció el ceño, preguntándose quién fue la persona que le colocó un nombre tan tonto al grupo.

—Gracias, Taehyung. Pero respóndeme algo, ¿por qué están sus hermanos?

—No lo sé. —Se encogió de hombros y le restó importancia al asunto.

Y no hubo más conversación luego de eso, ambos se dedicaron a esperar a Jimin y se adentraron a sus propios mundos, sintiéndose un poco incómodos al estar en compañía del otro. Después de todo, ellos dos no compartían una situación muy bonita en su pasado, y Jimin, que los observaba algunas veces mientras se escondía detrás de una columna, se arrepentía de haber aceptado que Jungkook regresara con ellos. Ninguno se había visto por muchos años, y la confianza entre ellos apenas estaba formándose a paso de tortuga.

El omega se mantuvo por unos minutos más, esperanzado de que hubiera algún acercamiento pequeño entre su mejor amigo y el alfa, porque notaba a Taehyung nervioso y el movimiento constante de sus manos lo delataban.

Entre bufidos, caminó hasta sentarse frente al omega pelirrojo, extendiendo su brazo sobre la mesa e invitando que el otro la tomara, y con caricias lentas sobre la gran palma fue logró calmar el pequeño temblor de su mejor amigo. Con una mirada suave y llena de preocupación, Jimin lo observó.

Taehyung notó la mirada ajena y decidió verlo también, formulando con sus labios un "Estoy bien" silencioso, y dichas acciones fueron vistas por un alfa de cabellos color azabache. Les estuvo prestando cierta atención desde que Jimin se había levantado de la mesa para esconderse cerca de sus amigos, acción que mantuvo curioso al alfa puro.

Las voces del equipo de básquetbol habían pasado a segundo plano cuando decidió dejar de oírlos para observar con bastante atención al chico que pronto podría convertirse en un compañero más en el equipo, según Hoseok, y al pelirrojo que lo acompañaba.

Ansiaba probar él mismo las habilidades de ese alfa que se mostró muy asustado frente a sus mejores amigos.

Sólo faltaban quince minutos para dar inicio al entrenamiento de ese día y todos se hallaban en medio de la cafetería; algunos estaban burlándose de ellos mismos, otros se insultaban, a veces iniciaban conversaciones dignas de presentárselas a Platón hasta que un chiste absurdo lo arruinaba.

— ¿Qué dices que debo hacer, capitán?

Yoongi no respondió.

—Él quiere decirte —Kihyun, uno de sus compañeros de equipo, carraspeó para continuar bromeando e imitó erróneamente la voz del alfa puro—: “Lo que debes hacer es levantar tu sucio trasero de esa silla e irte al gimnasio, Félix”.

Fue entonces que decidió de ver al frente y les gruñó a aquellos idiotas que decían ser sus compañeros.

—Voy a patearte el trasero, Yoo Kihyun. —suspiró.

—Inténtalo, chiquitín. —Lo retó.

—Oh —sonrió burlón el pelinegro, y todos comenzaron a reír, menos quien lo provocó.

—Uno... —JeongIn, el más joven del equipo, comenzó un conteo. Yoongi se levantó de su asiento de un salto, llamando la atención de las personas a su alrededor y eso incluyó al pelirrosa—. Dos... —continuó el delta y Kihyun se mostraba juguetón frente a su capitán, cuando por dentro quería sellar su boca con cinta adhesiva—. Tres.

Una vez finalizado el corto conteo, JeongIn bajó la vista porque no quería presenciar como Kihyun perdía la vida en manos del capitán de su equipo de básquetbol, le sería muy repugnante verlo.

— ¡Ten piedad, Yoongi! —Kihyun rodeó la mesa, consiguiendo alejarse del alfa que mantenía sus puños cerrados—. ¡Fue una broma, capitán! ¡Soy muy joven que deformes mi rostro, por favor!

La escena era muy graciosa, y Jimin no pudo contener sus carcajadas. Ese chico que yacía detrás del cuerpo del tal Eunhyuk parecía estar a punto de orinar sus pantalones al notar las cejas fruncidas de Yoongi, quien no tenía intenciones verdaderas de perder los estribos y golpear a su compañero, pero una lección jamás le venía mal a nadie.

Y sin más, todos comenzaron a correr debido a la furia mal actuada del mayor, y corrieron en dirección al gimnasio, donde Yang reposaba tan pacificamente y que se vio arruinada por los muchachos que él tanto amaba, pero que a la vez quería hacer desaparecer en los momentos donde jugaban con su poca paciencia.

— ¿Y a media universidad le gustan esos locos? Yo en serio no logro entenderlo aún. —Jimin realizó una mueca.

—Yo tampoco. Pero ya tengo que irme, en unos minutos comienza el entrenamiento.

— ¡Fighting! —Taehyung levantó su puño y sonrió con levedad, masticando un poco más de lo que había en su plato. Cuando acabó, levantó su mirada para ver a Jimin.

— ¿Qué? —alzó una ceja el omega mayor.

—Yo entiendo que no te agraden los alfas por lo que te sucedió con Seo-.

—No quiero que lo nombres, Taehyung. —Le interrumpió.

—Pero-.

—Pero nada. Lo último que quiero es arruinar mi día sólo por oír su desagradable nombre. No quiero recordar a ese alfa abusivo, maltratador e ignorante. Así que no digas su nombre, por favor.

El corazón se le partió por notarlo al borde de explotar en lágrimas gruesas e imparables, motivo por el cual asintió y se disculpó repetidas veces con su mejor amigo. Todavía recordaba aquellas noches terribles que enfrentó hace algunos años; Jimin estaba como en ese momento, inquieto, de apariencia frágil y apretando su mandíbula cuando el nudo en su garganta se intensificaba para darle un sencillo aviso de que se desharía en lágrimas saladas.

—Lo siento. —dijo una vez más y Jimin le restó importancia.

—Cambiemos de tema, ¿en verdad crees que Jungkook sea aceptado por esos desagradables alfas?

Aunque confiaban en el talento de Jungkook y en que él lograría entrar en el equipo sin mayor esfuerzo, Jimin tenía sus dudas. No por lo que dijera el entrenador de baloncesto sino por los jóvenes molestos, caprichosos y fastidiosos alfas, porque no lucían para nada amables. Pero a pesar de ser consciente de que sus pensamientos estaban mal, que él no debería comportarse así, juzgaría a esos chicos todo lo que se le fuera permitido.

—Nuestro amigo sabrá defenderse y ganar el respeto del equipo. Tú no te preocupes por eso, solo tenle fe a Jungkookie.

— ¿Jungkookie? —rio el mayor y recibió un pellizco en su brazo.

Jeon Jungkook era un alfa bastante competitivo. En su antigua universidad lo apodaban como el mejor por sus hábiles corridas y anotaciones frente a cualquiera que quisiera derribarlo a la fuerza. No existía ningún deporte en el que ese alfa no se desempeñara de forma admirable, trayendo envidiosas miradas.

Nadie podía ganarle, de eso estaba seguro. Él competiría hasta que todos sus huesos fueran destrozados si eso significaba ganarle a su contrincante, porque así de competitivo era en todos los aspectos de su vida.

Sin embargo, debía aceptar que las cosas eran diferentes en la universidad de Corea. El terreno era difícil de ganar y él, como el nuevo, lo comprendió desde el preciso instante que los F4 lo recibieron con una actitud muy burlona por presentarse nervioso ante ellos. Y no era una actitud que aceptara, Jungkook tenía mucho por demostrarle a aquellos alfas arrogantes.

Por lo que, cuando se dirigió al gimnasio, sus futuros compañeros (si, futuros, porque él estaba muy seguro de que lo aceptarían en el equipo) se hallaban sentados y a su espera, ninguno tenía indicios de haber comenzado a entrenar, cosa que le extrañó por unos segundos y que al convertirse en el centro de atención, dejó pasar.

El alfa depositó su bolso en una banca y se acercó a quien suponía era el entrenador, lo saludó con una reverencia corta y este imitó su acción con una sonrisa.

Su lobo se mantenía atento a los movimientos ajenos. Identificó los aromas que ya comenzaban a hacerse familiares para él, y suspiró. También había unos aromas nuevos, unos más fuertes que otros, e igual de irritantes para su nariz.

— ¡Yang, es él! —Hyunjin señaló con una sonrisa.

—Ya veo, Hyunjin —Sintió como el anciano analizaba cada centímetro de su cuerpo, como si fuera a juzgarlo—. ¿Cómo te llamas, muchacho?

—Jeon Jungkook. —respondió.

—Mis chicos dijeron que quieres estar en el equipo de baloncesto —Jungkook asintió—. Entonces, muéstrame lo que tienes. Si veo que eres bueno, vas a jugar junto a mis chicos un pequeño amistoso, ¿te parece bien? —La mandíbula del hombre hizo ruido, incomodando a Jungkook mientras asentía y recibía de sopetón el balón entre sus manos.

Escuchó unas risitas e intentó ignorarlas mientras hacía cada ejercicio que el entrenador le ordenaba, pasando casi hora y media de aquella forma.

Sus muslos dolían por los fuertes ejercicios, pero era soportable. El sudor no dejaba de caer sobre su frente, tenía sus cabellos mojados y pegados a su rostro, y la respiración agitada por haber hecho las actividades sin tomar un jodido respiro. No se quejaba, amaba el deporte y estaba acostumbrado a ese tipo de esfuerzos. Aunque, cuando el silbato sonó, su sonrisa se ensanchó y el alivio viajó por su ser.

—Muchacho, acércate un segundo. —El entrenador le pidió con amabilidad. Para ese momento, los demás ya se encontraban calentando con sus respectivos uniformes.

Divisó a los F4 entrenando a la par que los demás. Se le hacía imposible creer que aquellos cuatro chicos fueran tan arrogantes o los más populares como muchos aseguraban; según sus creencias, los imaginaba entrenando alejados de los demás o presumiendo ser los mejores. Sin embargo, allí estaban, riendo junto a sus demás compañeros y jugueteando entre ellos, a excepción de un pelinegro de contextura delgada. Yoongi parecía ser el asocial del equipo y Jungkook recordaba haberlo visto entre los F4.

—Entonces, ¿qué opinas? —Finalizó el hombre y, desgraciadamente, Jungkook no había escuchado nada en absoluto por haberse dejado llevar por sus propios pensamientos.

«La primera impresión se fue por el caño», pensó. «Recurriremos a la vieja confiable», se dijo a sí mismo mientras asentía a lo que sea que el entrenador le haya propuesto.

— ¡Chicos, haremos un partido amistoso! ¡Jeon, Hwang, Félix y JeongIn, por un lado; Eunhyuk, Min, Hoseok y Kihyun, por el otro!

Todos se acercaron al centro de la cancha, cada quien en los lados que les correspondían, mientras tanto analizaban a quien tenían enfrente.

El entrenador rebotó el balón y lo lanzó al aire, a la suerte de sus muchachos, como solía decirles seguido, y muy ansioso por la guerra que ellos crearían.

— ¡Eunhyuk! —gritó Kihyun cuando se asomó cerca de la zona de anotación, pero Hyunjin y Jungkook lo rodearon. Realizó un pase corto hacia su compañero y el alfa corrió a anotar sin inconvenientes.

Jungkook tenía una habilidad natural, de la cual Yoongi se había puesto un poco celoso y comenzó a exigirse por ello. Sus movimientos eran limpios, ligeros y llevaban algún tipo de estrategia siempre que alguno del otro equipo quería acorralarlo.

Entre pases cortos, faltas que no fueron tomadas por ser un partido como prueba a Jeon, ambos equipos iban empatados y el próximo punto sería el ganador. Hoseok corrió lo más que pudo, pero fue empujado por JeongIn a mitad de camino, haciéndolo caer fuertemente contra el suelo. El entrenador tocó su silbato al oír las quejas repetitivas del alfa, y todos corrieron hacia él para auxiliarlo.

— ¿Qué diablos acabas de hacer? Es un juego amistoso, idiota. ¡Mierda! —Hoseok se quejó, mirando al joven delta con rabia mientras sobaba su pierna.

Lentamente, Yoongi se acercó a JeongIn en medio del bullicio de sus compañeros y lo empujó, logrando de trastabillara y que llamara la atención del resto.

— ¡Ey! ¿Qué demonios te sucede, Min? —Kihyun se entrometió, recibiendo una mirada molesta por parte del otro.

—Apártate —ordenó, pero el joven no le hizo caso—. ¿Quieres ganarte un golpe tú también? Créeme, no tengo ningún jodido problema. —Comenzó a avanzar con ese conocido sentimiento de furia que viajaba por su torrente sanguíneo.

—Fue suficiente, Yoongi.

Hyunjin, quién veía todo en silencio, se acercó y tomó el brazo de su mejor amigo para llevarlo lejos y así evitar problemas innecesarios. Más tarde, se acercó a JeongIn y cruzó sus brazos.

—Lo que hiciste fue un juego muy sucio. Pudiste haberlo lesionado —Lo reprendió con la calma que no poseía en ese momento—. Piénsalo mejor la próxima vez, o de lo contrario, tendrás muchos problemas, ¿entendido? —Tensó su mandíbula y su compañero asintió.

Jungkook abrió sus ojos ante los actos tan atropellados que había presenciado y que apenas intentaba procesar. Vio a Hoseok levantarse un poco herido, pero, al parecer, estaba bien a simple vista.

—Tengo suficientes problemas y casi me sumas otro más, JeongIn. —Le reprochó el alfa.

—Está bien, lo lamento, Hoseok. —JeongIn habló con timidez, tratando de acercarse para verificar que su compañero se encontraba en buen estado luego de la estupidez cometida.

Como respuesta, Hoseok realizó una mueca y permitió que el delta lo ayudara a afirmarse y dirigirse a las bancas. Para ese entonces, Hyunjin había sido enviado por una abundante cantidad de hielo ya que hasta el momento su mejor amigo se negaba a visitar la enfermería por alguna extraña e incomprensible razón.

—Bueno... ¡Jungkook! —El entrenador se colocó enfrente del alfa, este aún se encontraba agitado por el duro partido y la situación en general. Jamás creyó ver algo como eso, por más exagerado que sonara.

—Dígame.

—Has trabajado duro, te felicito —sonrió—. Bienvenido al equipo.

Y tan pronto como aquella notifica se les fue notificada a todos, Eunhyuk recogió sus cosas, saliendo apresurado del gimnasio y con la vena en su frente resaltando a causa de la molestia que sentía en su pecho.

La vibración en su teléfono lo hizo detenerse un segundo en medio del pasillo, soltando un bufido como respuesta al mensaje que recibió del alfa puro.

Yoongi, mi capitán.

Me enteré que es base al igual que tú, y como te conozco más de lo que tus padres lo hacen, déjame decirte algo para que la próxima vez no me sienta avergonzado de tu actuar.

17:22 PM.

Lee Eunhyuk.

No quiero tus sermones el día de hoy, capitán.

17:23 PM.

Yoongi, mi capitán.

Jungkook se desempeña bien en cualquier posición, que él esté en el equipo es una gran ventaja para todos.

Nadie va a reemplazarte, Eunhyuk. Ten eso en claro, idiota, y mañana quiero que regreses siendo el idiota bromista que conozco de la infancia.

17:25 PM.

Lee Eunhyuk.

Ugh, de acuerdo. Pero te detesto.

17:26 PM.

Eunhyuk celoso de Jungkook es mi nueva pasión. Pero él tiene sus obvias razones. 

Nuevo capítulo, nueva portada 💛

ALEX  🧊

SIN CORREGIR. DISCULPEN CUALQUIER ERROR.

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