18
“Oí el rumor de que será nuestro último beso... tal vez.”
El chasquido de sus labios retumbaba en sus oídos. Era adictivo, una droga, igual a como recordaban el día de la fiesta de Halloween. Ninguno era capaz de detenerse cuando el impulso era más fuerte de ellos, cuando querían mucho más, cuando sus lenguas ya habían pasado a ser insuficientes. No las necesitaban. Ellos querían más, pero eran supuestos opuestos, enemigos desde el día uno en el que se conocieron, por lo tanto y gracias a sus testarudas y orgullosas personalidades, ni Yoongi ni Jimin iban a ceder más allá de aquellas acciones que estaban cometiendo.
Jimin deslizaba sus manos por la ancha espalda del capitán, puesto que desde que lo conoció ha sido curioso por aquellos músculos en su dorso que apenas se dejaban apreciar debido a la camiseta que Yoongi siempre llevaba a los entrenamientos.
—F4 —Jimin intentó hablarle con sus ojos cerrados, pero lo único que recibió fue un corto beso de aquellos labios delgados—. Yoongi —rezongó entre los abrazos del susodicho, y eso le causó una risita.
— ¿Qué? —rezongó de igual manera el alfa, separándose del menor y cruzando sus brazos.
—Abusas de mi generosidad. No más besos —ordenó y lo señaló con el dedo, luego levantó aún más su mirada y observó el anochecer y las estrellas siendo cubiertas por nubes oscuras. El viento era un poco más fuerte que hacía horas atrás—. Debemos irnos, creo que lloverá. Vamos a empaparnos y-y... —Su voz tembló—. Tenemos que irnos.
— ¿No disfrutas de la lluvia?
—No lo hago. F4, quiero irme de aquí —repitió muy desesperado, abrazándose a sí mismo.
Yoongi de inmediato sacó su teléfono y observó la inmensidad de mensajes de su hermana, del equipo de baloncesto, de sus mejores amigos. Un suspiro se escapó de sus labios, atrayendo la atención del omega, pero se apresuró a entrar al chat con Chaerin y leer sus textos.
Min Chaerin noona.
Yoongi.
Hermanito, ¿irás a la cancha de baloncesto con tus amigos? Olvidé que hoy me hablaste sobre eso.
Mi reunión ya acabó, pero me encontré casualmente con unos amigos de la secundaria y estoy aquí con ellos. Espero que Jimin y tú no estén enfadados, ya iré por ustedes.
Me imagino que no abandonaste a Jimin a su suerte para entrenar a estas horas de la noche con tus tontos compañeros de baloncesto, pero si es así, ten por seguro de que te raparé la cabeza.
Min Yoongi, respóndeme. Estoy llegando a la playa a buscarlos.
LANEDFAWLF ESPERA.
¿ESE ERES TÚ BESÁNDOTE CON WANDITA O LA VEJEZ ESTÁ DEJÁNDOME CIEGA?
OH MY GOD, ESTÁS COMIÉNDOLE LA BOCA.
ESO ES MOCOSO. MI CAMPEÓN, GUERRERO. FUERZAS.
Veo que la estás pasando de maravilla con Jimin, me iré y los dejaré solos. Cuídate, cariño ❤️
No llegues tarde, papá y mamá pueden enfadarse y no quiero discutir para defenderte.
Te amo, campeón.
19:21 PM.
Min Yoongi.
Pero qué...
CHAERIN, NO. VUELVE AQUÍ.
Olvídalo, llamaré a un taxi.
Y que quede claro que no pienso darte explicaciones sobre lo que viste.
19:22 PM.
Min Chaerin noona.
No te pedí que lo hagas.
Tu vida es tuya, campeón. No soy Hyunjin.
19:22 PM.
Min Yoongi.
🙄
19:22 PM.
—Llama a un taxi —Le dijo el alfa, mirándole un par de segundos—. Chaerin no puede recogernos. Vayamos a mi casa —Invitó con una sonrisa—, tengo una sala de juegos.
—Christian Grey dijo algo parecido y ya conoces lo que pasó después con la pobre Anastasia —comentó Jimin con el corazón acelerado y las mejillas sonrojadas—. Debería ir a casa, Namjoon hyung-.
—Vamos a casa, comes algo y yo me encargo de llevarte a casa sano y salvo.
— ¿Estaré a salvo? —preguntó mientras se abrazaba a sí mismo. El viento frío lo hacía temblar y estornudar cada cierta cantidad de tiempo, y además, le traía recuerdos horribles de su infancia.
De repente, el sonido de un trueno retumbó. Luego vino el viento otra vez. Fue tan fuerte que las olas se habían descontrolado, chocando entre sí, atormentando la cabeza del pobre omega. Arruinando la calma que alguna vez sintió por haberse besado con Yoongi.
Todo comenzaba a ser aterrador, el sonido de unos frenos se reprodujeron incontables veces en su cabeza y lo obligaron a apartarse del alfa con sus manos cubriendo sus oídos.
— ¿Jimin? —Pudo oír de lejos—. ¿A dónde vas?
El pelirrosa observó el cielo y entró en pánico porque ya no había ninguna estrella, tampoco estaba la preciosa luna llena que vio mientras dejaba de besar a Yoongi unos segundos, para poder tomar el aire que aquel hombre le robaba con sus besos, sus caricias sutiles y tímidas, con su forma de sonreír siempre que se animaban a verse a los ojos.
Sólo había nubes y rayos pasando entre ellas, y Jimin estaba en una jodida playa, el peor lugar de todos cuando una tormenta se acercaba.
Su respiración estaba alterada, se sintió mareado y no estaba siendo capaz de mantenerse de pie. Su pecho subió y bajó, los recuerdos le dieron una fuerte cachetada y sollozó. De pronto podía ver a sus padres sobre el suelo de aquella carretera, a su hermano Namjoon intentando sacarlo del auto con las pocas fuerzas que sus chiquitos brazos le permitían tener, haciendo todo lo posible para sobrevivir y alejarlo del auto que liberaba gasolina con la amenaza clara de explotar y destruir todo a su paso.
Optó por alejarse más del constante llamado de Yoongi y se sentó en la arena, utilizando una gran piedra como soporte para su espalda, sus manos fueron a parar juntas a cubrir los sollozos que de sus labios salían descontroladamente, y que también lo dejaban sin aire por unos segundos y Jimin debía tomar brutas bocanadas de aire para sentirse vivo, mientras tanto tocaba su pecho.
Por otro lado, Yoongi le envió su ubicación a su uber de confianza y los músculos de sus piernas le causaron un dolor agudo apenas soportable en el momento que decidió correr por la pesada arena en busca del menor, a quien no podía localizar por ningún sitio. Incluso con sus oídos agudizados y su alfa estando en constante alerta.
Gritó su nombre, pero Jimin no quería dar señales de vida. La tormenta se acercaba cada vez más, las olas chocando entre sí le provocaron un escalofrío en el cuerpo al alfa.
— ¡Jimin! —Gritó, acercándose a una zona de la playa que estaba poblada de rocas grandes. Casi sin fuerzas por haber corrido una buena extensión de la playa, un ruido encendió sus alarmas y encrespó a su lobo.
— ¡No te me acerques! —exigió con la voz quebrada y Yoongi levantó sus brazos para darle calma a Jimin de que acataría su orden. Aunque en cuanto lo vio, ganas no le faltaban para acercarse y brindarle protección.
—Jimin... Wandita, ¿qué ocurrió? —Le miró, tragando saliva—. Confía en mí, ¿puedes hacerlo?
—F4 —Sollozó, cubriéndose mucho más con sus brazos.
—Acabo de llamar a un taxi, vendrá muy pronto, salgamos de aquí —extendió su mano y dio un corto paso—. Estarás a salvo, vámonos —Dio otro paso, agradeciendo que era muy poca la distancia que lo separaba del omega—. Todo estará bien —musitó firme, lamiendo sus labios y dando dos pasos—, te lo aseguro —Avanzó un paso más, quedando lo bastante cerca de Jimin para que este lo mirara a los ojos y Yoongi pudiera tomar su mano—. No hay peligro, hey.
—Quiero ir a casa —Fue lo único que le dijo antes de dejarse contener en un abrazo por Yoongi—. Ya no quiero estar aquí —agregó con la voz ahogada, refugiándose más en el pecho del otro, quien después lo ayudó a erguirse y lo mantuvo cerca mientras caminaban en dirección a la calle.
El nudo aún estaba instalado en su garganta, sus lágrimas eran imparables y Yoongi se esmeraba en envolverlo con su aroma que llevaba en conjunto la calma, la paz que tanto Jimin deseaba en esos momentos.
Cuando llegaron al asfalto, un auto los estaba esperando. Una mujer de cabello muy corto los observó con una sonrisa y Jimin fue el primero en ingresar a la parte trasera, siendo seguido por el alfa puro y abrazado por él.
—Lamento la demora, Yoongi, a estas horas todo el mundo está saliendo de las discotecas hacia el karaoke —explicó más que avergonzada la joven.
—No te preocupes, está bien, es tu trabajo —Le restó importancia, encogiéndose de hombros y dedicándole una suave sonrisa. Y ella comenzó a conducir.
El tráfico estaba un poco demorado, puesto que era viernes y todo el mundo salía de fiesta y a los karaokes, o a lugares poco decentes donde podían caer en el éxtasis de la droga más barata pero poderosa o tener encuentros casuales con varias personas o únicamente una.
Jimin notó la mirada que la joven le había dedicado por el espejo retrovisor mientras esperaba que Yoongi le hiciera una transferencia para pagar el viaje. Fue un momento incómodo; aunque no había hallado ninguna mala intención en sus ojos, para poder reclamarle al respecto.
Cuando el alfa le enseñó el recibo digital, ambos bajaron y Jimin soltó un suspiro. Ojalá pudiera asombrarse más por el tamaño de la casa del capitán, pero el posible ataque de ansiedad que le había traído el temporal y los recuerdos del accidente de sus padres, hicieron que su humor bajara varios niveles. Yoongi se había puesto a indagar al respecto, y era algo que el pelirrosa le agradeció silenciosamente. Aunque tampoco hubiera tenido intenciones de responder cualquier pregunta que esos labios finos y suaves soltaran, porque al mayor no le incumbía y no tenían la confianza necesaria para hablar sobre ello.
— ¿Por qué estamos en tu casa? —cuestionó, deteniéndose en medio de la entrada. El omega giró su cuerpo para poder ver a Yoongi y este se encogió de hombros, posicionándose a su lado—. No es necesario que hagas nada. Estoy bien, F4.
—Hago esto porque quiero.
Y con esa vaga respuesta, ambos ingresaron a la casa. Primeramente Jimin se encontró con un corto pasillo donde dejó sus zapatillas y se colocó unas pantuflas, luego sus ojos vislumbraron con el decorado de la sala de estar. Era sofisticado, pero muy sencillo, había una televisión enorme en el centro y unos sillones de chenille que ocupaba un buen espacio, y frente a eso reposaba una mesa de vidrio y por debajo una alfombra que daba la impresión de ser muy suave.
Continuó avanzando, descubriendo más detalles como la enorme cocina que estaba conectada a la sala y el comedor. Le echó un corto vistazo porque el llamado de Yoongi lo distrajo por completo, este lo estaba viendo desde las escaleras.
— ¿Piensas quedarte ahí? —Jimin negó—. Entonces sube.
Arrugó su nariz y le siguió el paso, encontrando al final de las escaleras un enorme y extenso pasillo, un extremo tenía colgados cuadros familiares y el otro conducía a las habitaciones. Lo supo cuando Yoongi caminó hacia esa dirección y se adentró a la segunda puerta, haciéndole señales con su dedo para que se acercara. Pero Jimin dudó, ¿y si algo ocurría? ¿Y si el alfa tenía un ataque de ira de esos que Chaerin le había relatado y lo lastimaba?
«Humano idiota, él no te dio motivos para que desconfíes de esa manera. Nos está protegiendo, ¡abre los ojos!», su lobo omega le reprendió con ganas y Jimin se frustró porque aquél tenía razón, porque lo único que hacía Yoongi era cuidarlo de cierta manera que asustaba en algún punto al menor.
No obstante, y sin permitir que una duda le carcomiera la mente hasta el punto de causarle miedo, Jimin irrumpió en la habitación del alfa y disfrutó inconscientemente del aroma a café y cítricos que siempre portaba el mayor. No dudó en llenar sus pulmones de estos y curvar con mucha levedad sus labios hacia arriba.
Yoongi lo recibió sentado en la cama, al parecer estaba ajustando las cuerdas de una guitarra negra. Él lucía muy concentrado en la tarea y Jimin cerró la puerta, encontrando un puff donde acomodarse en silencio y disfrutar de las cortas melodías que el otro creaba para probar la afinación del instrumento, el mismo que después de un quince minutos no pudo evitar tomarle una fotografía junto a su dueño y subirla a una de sus redes sociales.
Escaneó todos sus movimientos. Vio la manera en la que se acomodaba sobre la cama, como sus facciones se marcaban hasta presentarle un perfil muy filoso junto a esas cejas pobladas y fruncidas, y luego estaban otra vez sus labios... Jimin tenía una fascinación por probarlos, y quería pensar que solo se había creado una tensión sexual muy fuerte entre ellos. Pero su omega sabía otra cosa.
Esos labios se probaron cada rincón de los suyos allá en la playa, ahora se encontraban rectos mientras la mirada de Yoongi estaba puesta en sus propios dedos acariciando las cuerdas de la guitarra con una parsimonia impresionante, creando cortos sonidos bastantes satisfactorios para el oído ajeno.
Una vez que el mayor se conformó con la afinación, se abrió paso a una melodía que resonó por cada extremo de la —para nada pequeña— habitación. Sin embargo, el aura que transmitía lo bastante triste para romper el corazón de Jimin y causar que este liberara un par de lágrimas. ¿Estaba disfrutando de lo que Yoongi tocaba? Por supuesto, pero al costo de sentirse identificado con unas estúpidas notas que le provocaba un familiar nudo en la garganta difícil de deshacer.
Sin que lo pudiera premeditar, sus feromonas delataron su angustia, su enojo, su nostalgia y su pesadumbre. No obstante, aunque lo intentara con todas sus fuerzas, Yoongi no podía no dejar de pensar en los sucesos ocurridos en la playa con Jimin. El beso había pasado a un segundo plano, era insignificante al lado de la preocupación que tanto él como su lobo sintieron en el momento que encontraron al pelirrosa deshecho, mojado en lágrimas, asustado por alguna razón que no conocía.
Dejó de concentrarse en ambientar su habitación con música, dejó la guitarra recostada a su lado, apoyó sus antebrazos sobre sus piernas y se inclinó para dedicarse a analizar las facciones y expresiones del omega.
— ¿Qué ves? —preguntó el omega con altanería absoluta, descansando sus manos sobre su abdomen.
—Veo el enorme grano que tienes en la frente —respondió sonriente.
—Cuido muy bien mi rostro y tengo una excelente genética familiar, eso significa que nunca viviré la desgracia de tener un solo grano en mi rostro —Jimin le explicó y se levantó del puff, para luego acomodarse sobre la cama de Yoongi, apoyando su espalda sobre el respaldo—. Sigue tocando la guitarra, como el buen perro que eres.
—Quiero preguntarte algo.
—No, mejor cierra la boca y vuelve a tocar, eso... me tranquiliza —Y Yoongi sonrió por el comentario. Sostuvo y colocó la guitarra encima de su regazo y se dedicó unos minutos a ajustar hasta la perfección las cuerdas, ayudándose con una aplicación en su teléfono—. ¿Qué estás esperando? Toca, F4.
— ¿No puedes esperar?
— ¿No te puedes callar? —replicó, perdiendo la paciencia—. Deja de intentar discutir conmigo. No cuestiones todo lo que digo, ¿de acuerdo o así será como vamos a llevarnos de ahora en adelante? A base de peleas sin sentido —El silencio se había acentuado entre ellos, parecía eterno, incluso después de cinco minutos sin que Yoongi no le respondiera al estar oyendo el sonido que las cuerdas emitían—. ¿No vas a responderme? Qué maleducado.
—Dijiste que cerrara la boca y eso hice.
— ¡Ugh, ya no te soporto! Me voy —sentenció enfurecido por la socarronería del alfa, que todo lo veía y tomaba como diversión.
Jimin se levantó de la cama e hizo un amague de largarse de la habitación, como si esperara alguna acción de Yoongi en esos momentos.
—Estás en tu derecho —Le restó importancia sin mirarle—. Puedo llamar a Jeongyeon, la joven del uber que nos trajo aquí. Ella es de mi absoluta confianza.
— ¿O sea que no vas a detenerme? —preguntó tímido y soltó el pomo de la puerta, girando sobre sus talones para poder encarar a Yoongi.
—Es tu decisión si prefieres irte y terminar empapado allá afuera —El alfa observó la ventana y un relámpago azotó junto a la abundante lluvia. Jimin siguió su mirada, volvió a girar y se espantó, tragando saliva continuamente—. O puedes quedarte en la habitación contigua a la mía, darle aviso a tu hermano de que estás bien y yo te prepararé la cena.
—No puedo creer que diré esto, pero estoy de acuerdo. Me quedaré, F4.
—Buena elección, porque me gustaría una explicación de lo que ocurrió en la playa.
Son tan escandalosos y dramáticos que me dan risa. Los amamos.
Las actualizaciones que están en el au sobre lo sucedido van a ser un poco largas y algunas las estoy ordenando de otra forma, pero están.
¿OKEY?
Poco a poco iremos conociendo sobre el famoso accidente de los papás de Jimin. El episodio de la playa explicó un poco las cosas, pero vamos a tener a Wandita un poco desconfiado de contar su historia a Cosmo.
Hasta la próxima actualización, gracias por leer <3
ALEX 🧊
[SIN CORREGIR]
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