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13

“Oí el rumor de que la presencia de Wandita te descolocó”.

Taehyung parpadeó unas cuantas veces, concentrándose en las caricias circulares proporcionadas por Jungkook en la palma de su mano. El ruido externo lo trajo a la realidad en el momento que el equipo de básquetbol captó la atención de todo el mundo cuando estallaron en risas, al parecer arrebatándose un teléfono y observando la pantalla con detenimiento antes de carcajear. Mientras tanto, el capitán sólo cubría sus oídos colocándose unos auriculares inalámbricos color negro y elevando al cien por ciento la música de Eminem que se reproducía justo en ese momento.

Había transcurrido un par de semanas de la gran fiesta de Halloween y aún la gente continuaba comentando sobre los hechos, en especial los basquetbolistas de la SNU, quienes habían tenido una excelente noche. Yoongi, sobre todos los demás. Sin embargo, el alfa puro no quiso comentar nada de ello, pues prefería guardarlo como un secreto; como si haber besado a Park Jimin, el pelirrosa de temperamento fatal, era algún tipo de prohibición visto desde sus ojos oscuros.

Tenía memorias un poco borrosas de lo sucedido y cada cierto tiempo le gustaba recordarlo y reír. Fue sorpresivo para él que varias botellas de alcohol fueran suficientes para que los dos se besaran sin sentir ni una pizca de desagrado por el otro.

Era sorprendente que recordar aquel beso le trajera de vuelta la misma sonrisa que decoró sus labios en el momento que Jimin se apartó bruscamente, le obsequió una mirada tímida y a la vez enfadada y se largó. Era sorprendente que al recordar aquel beso sólo le despertaba un profundo e incomprensible deseo que volver a repetirlo.

Yoongi era demasiado curioso y su lobo también, algo que no solía beneficiarles a los dos.

— ¡Allí estás, Hwang! —El grito de Eunhyuk, quien se hallaba a su lado, lo despabiló con rapidez.

Yoongi levantó la vista de su teléfono y alzó la ceja, sintiendo una repentina curiosidad cuando Hyunjin llegó a la mesa. Bloqueó el aparato y lo guardó en el interior de su mochila, prestándole suma atención a la próxima charla que surgiría entre el equipo al notar el semblante cabizbajo de su mejor amigo.

—Le fue mal. Entonces, gané la apuesta —Celebró Félix junto a JeongIn.

—Él aún no ha hablado, ¿podrías dejar de celebrar antes de tiempo? —Pidió Kihyun, bufando y sacándole una carcajada a Hoseok—. ¿Qué es tan gracioso?

—Absolutamente tú, mi amigo —Respondió con sencillez y Yoongi asintió de acuerdo.

Hyunjin acabó acercándose a esos acechadores alfas y liberó un suspiro, tomando asiento junto a JeongIn y mirando al frente, jugueteando con un papel tamaño A4 en sus manos.

— ¿Qué calificación obtuviste? —Preguntó JeongIn, cruzando sus brazos burlonamente—. Deja el drama y el misterio, esto es importante. Estamos jugando por dinero.

El alfa de cabellos largos negó, cabizbajo le tendió el papel a sus compañeros y estos lo tomaron con rapidez.

—No puedo creerlo —Musitó JeongIn, desconcertado.

— ¡Carajo, Hwang! —Masculló Kihyun y Félix al mismo tiempo.

—Realmente quiero disculparme... —Inició el susodicho alfa, elevando la cobertura de sus labios y observándoles, levantando el dedo medio de ambas manos y señalando a cada uno del equipo. Posterior, se levantó de su silla y bailó en su lugar—. ¡No me disculparé con nadie, bastardos! ¡Yo gané y todos desconfiaron de mí!

El rostro de felicidad en aquel alfa era algo demasiado admirable para Hoseok, puesto que ambos compartían la misma carrera e Hyunjin solía subestimarse a sí mismo en cada examen al que se presentaba.

— ¡Calificación perfecta! —Celebró Yoongi con una sonrisa que enseñaba sus dientes—. Eres un genio. Qué orgullo.

—Gracias —Dijo con mucha timidez de pronto. Hyunjin ni siquiera recordaba cuándo fue la última vez que la palabra 'Orgullo' estuvo en una misma oración con su nombre o dirigida a él—, hyung.

Yoongi supo que le era sincero, puesto que sólo en aquellos momentos realmente serios Hyunjin le daba un trato diferente, lo llamaba de otra forma. 'Hyung' significaba muchas cosas en la relación entre el cuarteto de alfas.

Momentos después, el equipo se esparció a sus respectivas clases o deberes ajenos a la universidad antes del entrenamiento de aquella tarde. Un presentimiento horrendo los había atormentado desde esa mañana y ninguno tenía deseos sinceros de encontrarse con Yang en el gimnasio, a sabiendas de que su entrenador los castigaría una vez más por haber roto las reglas.

—Jeon —La voz de Eunhyuk rompió la burbuja entre Jungkook y el omega pelirrojo, ambos siendo observados por el alfa con una pizca de burla y una risa contenida—. Debemos ir a prácticas, despídete.

—Qué molesto —Musitó Taehyung, casi gruñendo.

— ¿Perdón? ¿Dijiste algo? —Eunhyuk le sonrió, inclinándose un poco para enfrentarlo, pero de inmediato Jungkook lo tomó del cuello de la camisa por detrás y lo arrastró con él en dirección a las puertas de la cafetería. La sencilla acción causó una carcajada en Jimin.

— ¿Qué es tan gracioso?

—Él te aprecia mucho y sospecho que el equipo de baloncesto ya lo sabe. No te harán daño, creo que intentan desafiarlo un poco.

Abultó su labio, el omega de cabellos rosas se levantó y sus brazos fuertes envolvieron un poco el cuerpo de Taehyung. En respuesta al acto, ambos sonrieron y se despidieron para dirigirse a sus clases. Aunque Jimin decidió quedarse un momento y llamar a su hermano mayor, quien se hallaba fuera de la ciudad asistiendo a conferencias de neurociencias.

Su Jin hyung había insistido por Namjoon desde hacía varios días atrás y el menor ya no tenía idea de qué excusas poner al respecto del paradero del otro, aunque no tuviera idea del motivo exacto que llevó al alfa a ocultarse del hermano mayor de Taehyung, tampoco sentía deseos de averiguar y se limitaba a seguir las indicaciones del mayor.

— "Jiminnie" —Oyó por el alta voz.

—Namjoonie hyung, hay problemas. Jin ya no cree mis excusas y seguirá insistiendo por ti —explicó, colocando su mano libre en el bolsillo de su pantalón, sintiéndose extraño de repente—. ¿Qué harás?

No hubo respuesta, solo un suspiro que parecía anunciar una tormenta imparable. Entonces la curiosidad lo invadió un poco.

—"Dile que estoy asistiendo a conferencias médicas y que aún no tienes idea de cuándo volveré" —Farfulló, de pronto oyéndose murmullos inentendibles.

—Pero si sé cuándo volverás, hyung. Estoy cansado de mentirle a Jin. ¿Sucedió algo grave entre ustedes?

—"Depende. ¿Besarlo puede considerarse algo grave?" —Y Namjoon se lamentó instantáneamente de su boca suelta, tanto que maldijo fuerte y colgó, sin darle tiempo a Jimin de que creara un cuestionario para él.

— ¿Qué?

El omega suspiró y se giró sobre sus talones, captando a Min Yoongi, el F4, capitán del equipo de baloncesto en la SNU, alfa insoportable, el hablador, el presumido y nuevamente insoportable, y... su cosmo en la fiesta de Halloween. Estaba prestándole atención a cada uno de sus movimientos mientas degustaba una banana. En cuanto el alfa puro fue capaz de reaccionar, ya era tarde porque Jimin lo había descubierto y decidió dedicarle una mirada molesta.

El menor bloqueó su teléfono y lo guardó en su bolsillo, rodando los ojos y sosteniendo fuertes las correas de su mochila. Le obsequió una última mirada, pero ya no estaba a unas cuantas mesas suyas sino que el alfa pareció haber desaparecido del lugar, lo cual Jimin agradeció porque no estaba de buen humor luego de su pequeña charla con Namjoon, volviendo a afirmar por enésima vez en esas últimas semanas que algo ocurría entre su hermano mayor y Jin hyung.

Desconocía por completo el motivo, pero esperaba que su mejor amigo pudiera ayudarle con el asunto, y así dejaría de pensar que en el futuro su nariz se volvería como la del personaje 'Pinocho' de Disney, el cual acostumbraba a insultar de niño.

— ¡Jimin-ah! —Taemin, un chico beta que conoció en sus clases de danza, lo llamó y despabiló de sus pensamientos a la misma vez—. Apresúrate o llegaremos tarde.

—Pero sólo tendremos una hora, Taemin-ssi —Rezongó Jimin y al beta no le quedó opción que acercarse, tomarlo del brazo y arrastrarlo hacia la facultad de artes.

—Ya sabes lo que dicen, pequeño. Cada minuto cuenta.

El gimnasio era un infierno. El dolor en sus piernas aumentaba con cada movimiento que se exigían a sí mismos a realizar y todo el equipo pensaba que ese entrenamiento los dejaría semanas postrados en las camas de sus habitaciones.

Quién entraba por pura curiosidad al gimnasio, se llevaba una desagradable experiencia para su olfato. Todo el lugar se encontraba inundado de los diferentes aromas de los jóvenes del equipo y una mezcla del sudor en sus fuertes cuerpos.

Ese día el entrenador les había dado el regaño de sus vidas junto a una extensa charla sobre lo dañino que resultaba ser el alcohol para sus saludables cuerpos de atletas. Todos ya eran conscientes de aquello, aún más Jungkook y Eunhyuk al ser estudiantes de medicina.

Pero lo único que se oía de ellos eran quejidos producto del cansancio, y lo curioso era que en ningún instante intentaron detenerse. Muy en el fondo y por pura experiencia junto a Yang, todos tenían en claro las reglas del entrenador. Si no cumplían con la rutina de ejercicio como era debido, se les impondría un castigo doloroso para sus piernas, brazos, espaldas... Kihyun se cuestionaba cuánto odio les tenía su entrenador para hacerlos sufrir de aquella manera.

— ¡No quiero oír ninguna queja! ¡Ustedes se ganaron esto, insectos! ¡Sólo dos vueltas más y olvidaré que descuidaron su salud para embriagarse en esa horrenda fiesta!

Yoongi le miró de mala forma mientras trotaba y pasaba a su lado.

— ¡Tú deberías haber sido ejemplo de estos niños, capitán! —Ante el comentario, Yoongi resopló.

— ¡Nueve! ¡Sólo queríamos divertirnos! —Sonrió Jungkook ante el grito de Kihyun, ambos iban a la par. Sudorosos, agitados y cansados.

Dieron hasta la última gota de energía que creyeron existía en sus cuerpos, para luego tirarse al suelo jadeantes y con sus corazones latiendo fuertemente contra sus pechos. Estaban sedientos.

— ¿Por qué se detuvieron? Joder, ¡arriba, tenemos cosas que hacer!

— ¡Entrenador Yang, por favor! —Félix rezongó.

—Cierra la boca o nos pondrá las cosas peores —advirtió Hoseok en un susurro.

Sus cuerpos estaban desgastados. Tardaron varios días en recuperarse por completo para asistir a los entrenamientos, y por consecuencia, Yang empeoró el castigo que ya había tenido planeado para sus muchachos. Las semanas pasaron, pero el beta continuaba preguntándose a sí mismo: ¿por qué Eunhyuk le envió una fotografía mientras bebía con el equipo en la fiesta de Halloween a consciencia de las severas consecuencias que recibiría de Yang? ¿Hasta qué punto el alcohol había dominado el cuerpo del equipo de baloncesto?

Por pura compasión, Yang decidió dejar descansar a sus muchachos tan solo diez minutos que fueron más que suficientes para todos. Y Jungkook fue el primero en levantarse, sus piernas quizás temblaban un poco por el esfuerzo, pero prefirió fingir bienestar porque su orgullo podía más. Posteriormente, esperó con suma paciencia por la aparición de cierto omega con cabellos rojos que siempre llamaban la atención de su alrededor.

Tan pronto su campo visual captó al pelirrojo, se dedicó a seguir sus movimientos con el propósito de que Taehyung se diera cuenta y le devolviera la mirada. En el momento que esos ojos marrón claro lo escanearon, Jungkook confirmó una vez más que, día tras día, todo él acababa más que encantado por el omega de sonrisa cuadrada.

Sin embargo, aunque le hubiera gustado contemplarlo unos segundos más, el llamado de Yang y la presencia de Jimin lo hicieron regresar a la cancha. Extrañado con la situación, el alfa frunció su ceño.

¿Qué hacía Jimin-ssi allí si detestaba estar en el gimnasio viendo al equipo de básquetbol porque, según él, perdía su valioso tiempo?

—No quiero estar aquí.

—Pero prometiste acompañarme y no dejarme solo, Jiminnie —Le recordó el pelirrojo, echándole un vistazo a su malhumorado mejor amigo.

—Es eso mismo lo que no me impulsa a largarme de aquí —Masculló—. ¿Qué hay de divertido en esto?

—Cállate, enano gruñón. Venimos a apoyar a Jungkook.

«¿Sólo a apoyarlo o tengo que presenciar en persona como te derrites por el señor Jeon?», se cuestionó el omega dentro suyo, mirando el perfil de Taehyung y confirmando una vez más los sentimientos tan profundos y reales que estaba teniendo por el menor. Pensar en ello lo hizo sonreír, después de todo, lo que presenciaba de su mejor amigo era tan dulce y bonito.

—Practicaremos lanzamientos —Informó Yang, provocando que los jugadores rezongaran a escondidas suyas y tomaran un balón.

Así se dio inicio al entrenamiento con sus músculos tensos y dolientes, pero tampoco había lugar para quejas. Jungkook, ese alfa que llevaba pocas semanas junto al equipo, lo había aprendido demasiado rápido.

Mientras ellos se hallaban concentrados en perfeccionar aún más sus movimientos en los lanzamientos, Yang y Taehyung observaron a Jungkook fallando su lanzamiento. Tal fallo hizo que se enfadara consigo mismo, comenzando a exigirse y preocupando al pelirrojo.

Jimin se mantenía con su teléfono en mano, colocándose al día con las noticias del país en sus redes sociales y, además, enterándose de algunos chismes de la farándula. Como amante de ese tipo de noticias, estaba más que satisfecho de leer pruebas de infidelidades, posibles noviazgos y demás.

Su único objetivo era pasar desapercibido por el capitán del equipo, porque cada cierto tiempo, no podía evitar admirarle y recordar las secuencias de ese beso que hubiera deseado que el alcohol borrara de su mente. A su vez, necesitaba sentirse menos aturdido por los gritos de apoyo que Taehyung le dedicaba a Jungkook, acción que ocurría desde que asistieron al primer entrenamiento del alfa.

— ¡Muy bien, Jungkookie! —Aplaudió con exaltación el omega a su lado. Llevaba un buen rato de esa manera, y Jimin ya no lo soportaba un segundo más. Su teléfono no hacía milagros, ni tampoco las redes sociales, mucho menos sus audífonos debido a que estos comenzaron a deteriorarse con el tiempo y aún no había podido reemplazarlos.

— ¡Taehyung, debes controlarte! —Lo regañó, dejando su teléfono en el bolsillo pequeño de su bolso y metiendo con violencia los auriculares en su sudadera.

—Lo siento, señor gruñón.

— ¡De nuevo, Yoongi, debes saltar más alto! —Se escuchó a lo lejos, haciendo que ambos omegas hicieran silencio y Jimin se rindiera y se concentrara en la jugada del equipo.

—Apenas tengo la estatura promedio, Yang —Se quejó el alfa puro, haciendo que su entrenador blanqueara los ojos.

— ¿Consideras que un metro setenta y nueve es bajo? Silencio y hazlo, muchacho —El entrenador le obsequió su mirada especial, esa que te advertía muchas cosas. ¿Un castigo? Quizás, pero Yoongi no estaba dispuesto a someterse a otro duro entrenamiento.

Regresó al círculo de salto una vez más, suspiró y comenzó a correr, teniendo a algunos de sus compañeros como "enemigos" en su intento de llegar al canasto.

— ¡Jungkookie! —saludó de lejos el castaño, captando la atención de Jungkook, provocándole una risa cuando Jimin cubrió la boca del otro con ambas manos.

Sencillamente, Taehyung mejoraba sus días. Su lobo movía la cola, saltaba de un lado al otro y ladraba muy contento por el acercamiento que estaba creciendo entre ese omega y él.

— ¡Jung-...!

— ¡Taehyung, ya basta! —Lo interrumpió Jimin con un grito, levantándose y bajando algunas gradas para estar lejos de su mejor amigo.

Yoongi dejó de concentrarse en el juego en el instante que escuchó esa voz tan familiar para él. Le cedió un lugar a la curiosidad y dirigió su visión hacia las gradas. Fue ese momento donde su alfa saltó y movió su cola, él solo tragó saliva. El bullicio provocado por sus compañeros pasó a segundo plano.

Cansado de sentir una mirada pesada sobre él, Jimin también lo miró. Estaba tan poco sorprendido y esa era otra razón por la que silenció a Taehyung tantas veces; el omega se sentía tan avergonzado por el beso con líder de los F4, que quiso pasar por desapercibido cuando Taehyung lo llevó hasta el gimnasio en contra de su propia voluntad.

Las imágenes en sus cabezas no los dejaban concentrarse. A ninguno.

Los besos.

Sus lenguas.

Sus sonrisas.

Las huesudas manos de Yoongi sobre las caderas de Jimin y las manos del omega acariciando la nuca del más alto, enviándole una provocadora corriente eléctrica a lo largo de su espina dorsal.

Sin aire, ese fue el resultado de sus acciones. Sus calientes acciones.

Yoongi había bloqueado todo sonido de su mente.

Yang lo llamó dos veces y ninguna de ellas fue respondida. Aquello ameritó a que el beta lo trajera a la realidad con un movimiento continuo en sus hombros. Lo sacudió hasta que el alfa puro reaccionó y quitó su vista de Jimin, prestando atención a sus compañeros y entrenador.

«Wandita

— ¿Qué sucede?

— ¿A ti qué te sucedió, Yoongi? —Eunhyuk se acercó.

El alfa puro caminó unos pasos hacia su botella con agua y la bebió, utilizando un poco de su contenido para mojar su cabello. Jimin tenía su atenta mirada hacia él por alguna razón, parecía como si su cerebro se negara a sus pedidos de largarse de allí. No podía apartar la vista y mucho menos cuando el alfa puro también aparentaba estar en el mismo conflicto.

—Nada —respondió finalmente, dándole la espalda a las gradas—. Lo siento, continuemos, chicos.

— ¿Estás seguro o quieres retirarte? —Su entrenador habló, tomando el balón y tendiéndole el objeto a Hyunjin.

El pelinegro bufó.

—Estoy bien, te lo prometo.

Joder.

No, nada estaba bien.

En realidad quería agregar más, pero este es un capítulo de casi 3000 palabras y dije: “Uy no, es demasiado ahre”.

Ojalá les haya entretenido. Recuerden que pueden encontrarme en mi cuenta de Twitter como “seokskzuh”. Ahí está este au y su segunda temporada, que actualmente está en emisión.

ALEX 🧊

[SIN CORREGIR]

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