Capítulo 4: "Mi compañero de clases, el chico de la sudadera azul"
Abrí mis ojos y miré a mi lado, estaba ella ahí, durmiendo, sentía su respiración agitada, como si en su subconsciente estuviese peleando. Juro que había pensado que todo era un sueño, que Celine no se había aparecido en casa con su pulóver manchado de su propia sangre, ¿quizás?. Estaba fugada, era mi mejor amiga, pero reconozco que tenía miedo de ella ¿y si mató a alguien para llegar hasta aquí? Es como tener a un extraño en tu hogar. No había podido pegar un ojo en toda la noche, mi alarma comenzó a sonar lo que provocó que diera un brinco. -Dios Annie, son las 7:00 am, tengo que tomar una ducha - pensé . En aquel momento sentí como Helena tocaba mi puerta para despertarme.
-Ya voy tía, estoy en el baño, grité mintiendo.
-Apúrate, que llegarás tarde a la universidad, comentó.
-Ya bajaré, dame diez minutos.
-Ok, perfecto Annie, tienes diez estúpidos minutos, para pensar que hacer con Celine- dije para mí misma. No podía abrir las cortinas, ya que Blake podía verla . Suavemente le toqué el pie tratando de despertarla, abrió sus ojos desesperada, tomó la tijera que se encontraba en mi mesita de noche, estaba asustada, era obvio, sabe dios qué cosas le habían hecho.
-Annie, disculpa, dijo cabizbaja.
-No te preocupes, ahora iré a la escuela, por lo tanto, debes quedarte aquí, mis tíos no te pueden ver Celine, son capaces de enviarte a Francia, le respondí mirándola fijamente.
-Annie no soy tonta, no saldré de estas cuatro paredes, pero cuando salgas de la universidad, necesito hablar contigo urgentemente.
-Está bien, yo también necesito que me expliques algunas cosas.
En ese momento la abracé fuertemente, me hacía falta su presencia, sus consejos, pero debía protegerla de todos.
Baje rápidamente las escaleras, el desayuno estaba preparado, comí desmesuradamente, tomé mi bolsa y al salir me topé con Jessica saliendo de casa de Blake, otra vez habían pasado la noche juntos, claramente, son novios, acaso soy tonta.
Odiaba los lunes, apestan a calcetín usado, el camino estaba distinto o al menos así lo apreciaba. Por dentro tenía un sentimiento de felicidad, pero a la vez de preocupación, estaba nerviosa, me coloqué mis audífonos y me olvidé mi vida por un minuto.
La puerta del auto se abrió, era mi tío, quién esta vez hacía un papel de mayordomo, carcajeé al ver su actitud, era como un padre para mí. Bajé y ahí estaban las rubias pijas, la influencer, el chico malote del vecindario y miles de personas. Sonó un timbre al cual todos respondieron entrando a clases, tenía pensado estudiar Medicina en la Universidad de París, pero ya estaba frente a mi nueva escuela, la Universidad de Bilbao, mis mejores años tenían que ser aquí.
Al entrar miré hacia atrás y vi a aquellos dos familiares míos que me habían cuidado por años, sonreían felices, mi tía casi lloraba, no estaba para dramas a estas horas de la mañana, así que entré sin mirar atras. Una nueva página de mi vida se escribiría, un nuevo camino, amistades, fraternidades, un completo y nuevo mundo.
Al entrar pude notar que mi salón estaba vacío, me ubiqué en el último asiento y de un momento a otro comenzaron a entrar miles de estudiantes, me sentí como un pajarraco desubicado, de repente una chica se situó en frente de mí con una forma desagradable.
-Levántate, estás en mi asiento, me dijo groseramente y con un alto nivel de prepotencia.
-Disculpa, no sabía que era tu mesa, lo siento, respondí cordialmente levantandome de la silla.
-¿Crees que me importa que no sabías? Me vale una mierda, comentó ella girando sus ojos y mascando chicle.
-Annie, me llamaba una chica de pelo rubio cenizo apareciéndose por detrás de mí.
Era Jessica, estaba en mi misma aula, la miré, pude notar que las dos no se llevaban bien, el ambiente estaba tenso.
-Sí, dime -respondí.
-Siéntate con nosotros del otro lado, esta es la mesa de Diana, argumentó Jess, tomó mi mano y me jaló de ahí. No quería que nadie me apañase en la escuela, pero sentí que me había salvado de una buena discusión. Me sitúe en la mesa posterior a la de Blake y Jess, como si fuese un conejillo asustadizo, no había empezado con buen pie el primer día -pensé. De repente al aula entró la profesora de Economía y Finanzas, la cual hizo que me levantase para presentarme, fue algo raro hablar delante de todos aquellos futuros médicos, cuando tomé asiento por tercera vez, entró un chico con camisa azul , cuando lo vi, el mundo se detuvo, los segundos parecían horas, mi corazón parecía un caballo galopando, el azul de sus ojos, dios, lo había visto antes, si, era él...el chico de sudadera azul, mi boca se quedó inmóvil y seca. Mis ojos se desviaron hacia él. Se ubicó a mi lado, tiró su mochila en forma de rebeldía, Jess me había dado un puesto que ya estaba utilizado, hice un intento por correrme más hacia mi lado hasta que notó mi incomodidad.
-No te preocupes, no molestas-dijo de forma suave, su voz era una mezcla entre dulce y fuerte. Me impresionaba, era alto, su cabello castaño, vestía de forma de elegante, unos jeans rasgados, una camisa azul aqua y un blazer de color gris. Su cara era tan perfecta, sus diminutas pecas hacían un ligue entre romántico y sexy.
-Perdona, soy Miguel- no dudó en presentarse antes de mí tocando su cabeza.
-Yo soy Annie-respondí.
-Entonces eres mi compañera de clase, supongo-manifestó dudoso.
-Sí, bueno Jess dijo que podía sentarme aquí,-dije señalándola a ella que se encontraba de espaldas hacia nosotros.
-Mi hermana, siempre trata de aparentar ser agradable- habló sin mirarme a los ojos.
-¡¿Es tu hermana?!- pregunté asombrada, no se parecían en lo más mínimo.
-Media hermana, por parte de madre, y sí, mi querida mamá era una puta, estuvo con dos hombres al mismo tiempo, producto de eso salimos Jess y yo. No vivimos juntos, vivo solo realmente. No entiendo porque razón te dejó sentarse en ese puesto- explicaba de forma discriminatoria hacia Jessica.
La forma en la que se había expresado no me pareció la más decente, pero ¿quién era yo para meterme en su vida?. Aunque no había entendido lo que quería decir con respecto al puesto, al parecer era un asiento vacío completamente. Cuanto daría por vivir sola, dentro de mí, estaba feliz, ya sabía quién era el chico de sudadera azul. El día había transcurrido perfectamente, me sentía un bicho raro la verdad. En la hora de almuerzo todos se ubicaban en el comedor con sus grupos de amigos ,y yo obviamente sola. No estaba Blake así que cogí un lugar alejado de todos, saqué mi lunch y comencé a comer, en la esquina derecha estaba Diana reunida con sus amigas, se burlaban de la ropa de los estudiantes. Siempre les he tenido rabia a ese tipo de chicas, prepotentes e insuperables, pero me daba igual.
-Hola ¿sentada sola? -preguntó.
-Bueno, soy nueva recuerdas-dije respondiendo a su absurda pregunta.
-¿En que parte de la ciudad vives?-Comentó interrogándome Miguel y a su vez, sacaba una lata de atún.
-En el vecindario donde vive Blake, el novio de tu hermana- respondí.
-Oh, el perfecto jugador de futbol, jaja, es un buen chico "supuestamente " me cae aparentemente bien, aunque soy más del tipo solitario, ese misterioso que va por la vida sin decir nada-explicó
-Comprendo.
-¿Qué haces esta noche?-me miró con cara curiosa.
Lo observé confuso, no me conocía y ya pretendía sacarme a pasear como si fuese un cachorro.
-Nada, ver unas películas en casa.
-Tengo algo más divertido que eso, créeme. Te llevo a jugar bolos en La Bolera de Dorothy, es un lugar pacífico, digo, a menos que te guste la fiesta.
-Jaja-carcajeé- bueno, me gustaría conocer lugares, nadie me ha llevado a ninguno.
-7:00 Pm, te esperaré aquí en la escuela, es hora de que conozcas Bilbao, sus centros nocturnos, los cines, sus playas.
Se notaba alguien cálido, tierno, como esos pulpitos reversibles que están de moda. Tomó su blazer del asiento dispuesto a retirarse. Un día un poco cansado pero tranquilo, había conocido a la persona que traía en mente estos últimos días, solo pensaba en llegar a casa, abrir mi cuarto y ver a Muffin, de seguro tenía hambre, la escuela había finalizado , todos salieron rápidamente y yo me quedé sentada esperando el auto de Peter.
-Hey, Annie ¿te llevo a casa? -al momento reconocí su voz, Blake, hice un gesto negativo con mi cabeza.
-Tranquilo, ya mi tío debe estar en camino, -le dije.
-Entiendo, hace frío y pronto comienza a oscurecer, si no te vienen a buscar, me llamas -aseguro montándose en su carro.
Cuando Blake entró a su auto, un chico de piel morena y drelos, salió de la escuela con urgencia, en mi mente lo conocía, no sé de dónde, pero lo había visto en algún lugar, fue algo de menor importancia ya que en el momento mi tía se hacía presente, la cual me hizo una señal para que me montase, el camino fue rápido, estaba tan entusiasmada, a cualquier chica le gustaría que le mostrarán la ciudad.
Llegamos a la casa y comí un sándwich, mientras hablaba con ella sobre como había sido la Universidad en mi primer día.
-Tía, hoy un chico me invitó a conocer Bilbao -dije con miedo.
-Vaya que bien, primer día y ya hay un chico interesado en ti- comentó con picardía.
-No está interesado, intente ser amable, es solo mi compañero de clases, no tengo amigos aquí, si ni siquiera sé nada de Celine - mentí.
-No quiero escuchar más su nombre en esta casa, queda claro Annie. Está bien, te dejaré salir con tu amigo.
-No entiendo porque...-bufé.
-Annie Moreau, sube a tu cuarto ahora, no quiero escuchar más nada de Celine, ni de Francia, te cuesta tanto olvidarte de esa vida.
-Claro que me cuesta, hablas como si no supieras lo difícil que es para mí relacionarme. Me has arrebatado lo único que tenía, mi vida, mi escuela, mi amiga y ahora te haces la enojada- protesté fuertemente.
-Cállate- dijo ella de forma imperativa.
-No me callo, te odio, me haces vivir como una puta enferma, cosa que no soy, estoy harta de ti, de tus restricciones, te odio Helena, quieres ser como mi madre, pero solo eres mi tía -sabía que me estaba excediendo, pero no me interesaba nada. Tío Peter venía llegando de su primer día de trabajo y en vez de recibir un -¿Hola Tío, cómo te fue tu primer día de trabajo? escuchó gritos.
-¿Me odias? me he encargado de ti durante años, te he criado, te he alimentado, te he cuidado cuando has tenido fiebre, no seas una niña malcriada. ¿Crees que quiero hacerte daño? lo hago por tu bien.
-¿Qué sucede aquí?. Los gritos se oyen en todo el vecindario -dijo mi tío al cerrar la puerta.
-Nada, una niña malcriada y un tío que le permite hacer cualquier cosa -gritaba ella paseándose por toda la sala.
-Annie, sube a tu habitación- indico él
Me quería comer el mundo, estaba rabiosa, tiré la puerta de un golpe, lo que hizo que Celine se asustara.
-Perdón, ya sabes como es mi tía-manifesté.
-Sí, una vieja amargada, realmente no sé cómo no me descubrió hoy, entró como siete veces al cuarto.
-Lo bueno es que no te descubrió, pero lo más importante ahora es que me cuentes ¿cómo supiste que estaba aquí Muffin?.
-Annie, tengo que contarte tanto -dijo dándose la espalda- en Francia me secuestraron y me trajeron a España en un maletero. ¿Leíste la carta que te deje con Colet?
-Sí, bueno no termine de leerla, cuando comencé llegaste tú anoche. Pero para que leerla, si tú me puedes decir.
-¿Recuerdas que me pediste que investigase tu pasado? -me preguntó.
-Claro, como olvidarlo, ¿encontraste algo?-me levanté nerviosa.
-Algo, tonterías...pero entre esas coas, descubrí que hay una cierta probabilidad que tus padres estén vivos.
Mi cara de asombro fue demasiada, no podía ser, recuerdo claramente el accidente y los médicos dar la noticia de que nadie de mi familia había sobrevivido.
-No puede ser, nadie sobrevivió -comenté ligeramente.
-Es imposible que recuerdes, tú estabas pequeña, tu mente pudo haber sido manipulada por tus tíos, sabes que Helena vive engañándote, jamás te habla claro, a ver explícame ¿por qué razón te sacó de Francia? ni siquiera responde a tus dudas. Ella miente y Peter le aguanta la mentira, no sé con qué fin amiga, pero algo esconden, algo de lo cual ellos tienen miedo. Piensa, y ¿si tu familia si sobrevivió, si tienes hermanos? no lo sé Annie, pero el día en que visite el hospital donde fallecieron tus padres supuestamente, la recepcionista me dijo que ese día no murió ningún paciente, todo es confuso, te lo iba a decir, pero te habías venido para España sin decirme.
*Toc Toc*
-Annie, ábreme la puerta -decía la voz de mi tío.
Mi mente se nubló, no sabía dónde ocultar a Celine, nadie la podía ver, estaba dada a la fuga, la agarré del brazo y la metí dentro del armario. Oculté todas las pistas que habían en la habitación que darían a pensar que conmigo había alguien más, cuando estuve preparada abrí mi puerta con cara de enfado.
-¿Ya estás mejor?-preguntó.
-Tomaré un baño, voy a salir con un compañero de aula-le dije.
-No deberías discutir con tu tía, es una persona adulta a la cual debes respeto.
-¿Crees que me importa? Quiero largarme de esta casa ¿si salgo bien en la universidad, podrías rentarme un apartamento lejos de aquí? te lo suplico.
-Amor, te lo hemos dado todo, nuestra vida, te hemos cuidado como si fueses mi hija, como no pudo hacer mi hermano.
-Realmente tío, yo no pedí nada de esto, preferiría haber muerto junto a mis padres -noté con claridad como sus ojos se llenaron de agua, sin ninguna gota salir de el mismo, estaba siendo cruda y con la persona errónea.
-Báñate, espero que disfrutes con tu amigo- me dijo retirándose de la habitación.
Mientras mi mejor amiga tomaba un baño, abrí las cortinas, tenía tanto deseo de verlo pero no estaba ahí estaba, Blake despertaba en mi algo malicioso, me.provocaba realmente, era el primer chico que se acercaba a mi. Envidiaba a Jess, tenía un chico perfecto a su lado, alguien que jamás se acercaría a mí, la niña rara que trataba de entender su vida, deslice las cortinas para tapar la visión.
Eran alrededor de las 6:30 PM cuando salí de casa dispuesta a caminar hacia la escuela, muchas veces cuando respiras profundo tu mente vuela. Tres cuadras antes de llegar , tropecé con Miguel en el camino, venía a pie, no pude visualizar bien pero salía de un pequeño túnel que estaba a mitad de escuela, al verme su expresión cambio, quiso aparentar que todo estaba bien, pero mi intuición decía que algo escondía ahí, no se que era, pero lo averiguaría.
-Es cierto que las francesas tienen buen gusto para la moda -comentó riéndose. Su risa, sus pómulos, no sabía que los españoles eran tan hermosos, me sentía alagada al salir con alguien tan guapo.
Emprendimos camino al centro de Bilbao, una ciudad maravillosa, adoraba el idioma, las personas, no era tan parecido a Paris, pero sentía que era mil veces mejor.
Miguel me llevo a conocer el Bar de Sorginzulo, un pequeño local ubicado en la Plaza Nueva. Jamás me había divertido tanto en mi vida, ni siquiera con Celine, él es ese tipo de chico del cual si te enamoras, serías feliz a diario, de esos que te sorprenden cada día. Soy alguien que no muestra emociones a veces, pero era imposible no reírse con él. Cuando terminamos me invitó a jugar bolos, donde le gané varias veces. Me sentía protegida, mimada, al fin alguien que comprendía lo que necesitaba y ese era el mi compañero de clases, el chico de la sudadera azul, el que me estaba persiguiendo en el bosque, el que algo ocultaba en el túnel.
En un instante giré mi cabeza y ahí estaba... el niño de la playa, aquel que me había hablado en euskera. Miguel reconoció la expresión de mi rostro.
-¿Pasa algo?- indagó.
-Sí, bueno, no pasa nada- espeté.
-¿Por qué miras a Axel?.
-¿Axel? -interpelé curiosa.
-Sí, el niño, es el hermano de mi mejor amigo.
El mundo es tan pequeño, acaso en Bilbao todos se conocían, era una casualidad total. El niño venía acompañado de un chico y se dirigían justamente a donde estábamos. El joven era el que había visto hoy en la escuela -ya entiendo- por eso su rostro me era conocido, claro, él era el que estaba en la playa también.
-¿Qué tal amigo? -Inquirió el medio hermano de Jess abrazando al chico-. Esta es Annie, es mi compañera de aula; Annie , este es Noah mi mejor amigo.
-Hola -dijo Noah extendiendo su mano.
-Creo que ya nos conocemos- le comenté- Su hermano me vió en la playa, dijo algo en euskera, usted estaba ahí.
Frunció el ceño en señal de duda. Axel me miró y pidió disculpas por lo que había sucedido aquel dia.
-No te preocupes pequeño, no pasa nada -dije-
Mi teléfono móvil sonó, por un minuto pensé que eran mis tíos, pero no, era un mensaje que decía:
No eres una santa, se lo que hiciste, si quieres recordar lo que sucedió esa mañana, ve al estadio abandonado, rumbo a la carretera de Francia.
Apreté fuertemente mi teléfono, al punto de triturar la pantalla, me giré hacia ellos y comencé a recoger mis cosas de la mesa.
-Oye ¿sucedió alguna cosa?-me preguntó Miguel confundido.
-No, simplemente debo irme, mis tíos estaban localizándome, tengo que irme urgente.
-Miguel si quieres llévala a su casa, mañana nos vemos en la escuela- comentó Noah .
-¡No! -exclamé rápidamente- tomaré un taxi, en serio no te preocupes, pueden quedarse, -argumenté-.
Me enganché mi bolso y les di un beso en la mejilla de ambos, en el momento en el que me agaché a despedirme de Axel, él susurro en mi oído: [No vayas]
Lo miré fijamente a sus ojos y pude ver que no estaba jugando, hablaba en serio, sus ojos no se movían de lugar, este niño me espantaba. Salí de ese lugar corriendo, detuve un taxi y en vez de dirigirme hacia mi destino, fui a casa de Blake, necesitaba su ayuda, él era mi única salvación o así lo sentía. Toqué su puerta como una puta loca asustada¿ por qué me perseguían? ¿por qué me enviaban mensajes?.
-Buenas noches Blake, disculpa mi interrupción, pero necesito ayuda con urgencia- dije tan rápido que dude que me entendiese.
-Entra-habló invitándome a pasar-. Su casa era más pequeña que la mía, pero tenía la misma forma, era un poco más cálida y confortable, estaba puesta la chimenea, lo que le daba un toque elegante.
-Disculpa presentarme así en tu casa -excusé- pero me están llamando y enviando mensajes raros a mi móvil y este número no lo tiene nadie...quisiera saber si ahora mismo me pudieses llevar con...
-Para eso querías que buscara a alguien que supiera de rastrear llamadas - comentó interrumpiéndome.
-Sí, no aguanto más, en serio, desde que llegué, me están enviando mensajes que no entiendo.
-Deja ver el número de teléfono, a lo mejor lo conozco - me respondió seriamente.
No quería mostrarle los mensajes, pero era necesario. Los leyó como si fuesen una broma de adolescentes tontos, cuando observó el número algo en su cara cambio, su expresión.
-¿Conoces este número Blake? -le interrogué levantandome y aproximandome a su asiento.
-Sí, es del hijo del director de la Universidad- dijo confuso pero seguro.
-¿Cuándo puedo ir a verlo? necesito que me explique porque me envía estos mensajes raros- hablé con urgencia.
-¿Estás segura que ese número no lo tiene nadie? -volvía de nuevo con la misma pregunta.
-Que no te dije, mañana iré a ver a ese chico y le preguntaré porque me acosa.
-Annie, siéntate- dijo serio colocándose las manos en la cabeza.
-¿Qué pasa? - pregunté al verlo nervioso.
-Conozco al chico- fueron las tres únicas palabras que contestó.
-Perfecto, dime su nombre, no te involucrare en esto.
-El hermano de mi novia, ese número es de Miguel, tu compañero de clases.
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Hola mis pulpitos incomprendidos, aquí les traigo el misterio del chico de la sudadera azul, ya los personajes principales están en acción. Ya nada puede parar esta historia. Espero que les guste y que me sigan apoyando de la forma en que lo hacen, me siento bastante feliz por eso.
Si quieres saber más sobre el pasado Annie y su nueva vida en Bilbao.
Una historia de amor comienza ya, una historia de celos y deslealtades también, pero principalmente, la verdadera historia de misterio acaba de empezar.
Miguel juega un súper papel importante en la historia, así que no saquen todavía sus conclusiones, esta historia puede variar y ni siquiera puedes darte cuenta.
¿Que esconderá Miguel en ese túnel?
¿Annie lo enfrentará en el próximo capítulo o simplemente comenzará a investigar a este chico y su terrible historia?
los dejo....Pronto sale el próximo cap ...atentos
Fille Anonyme 💙
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