Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

꒰ ⌗ Segundo ! ꒱

La secadora no daba a más, Bangchan sabía que abusar del uso de aquel aparato le iba a dejar dos tipos de facturas, la de la luz y la de su esfuerzo. El cabello de su cachorra había crecido mucho y secarlo correctamente era un duelo diario y costoso, para la pequeña sin embargo no suponía mucha molestia, le encantaba tener el cabello largo.

—Vamos talde -Murmuró, moviendo los brazos articulados de su figurita de Monster high, escuchó al mayor farfullar antes de apagar el secador y dejarlo de lado, su cabecita fue girada y cerró sus ojitos dejando que el Alfa acomodara su cabello en una coleta no muy ajustada.

—Salimos en cinco minutos, prepara tu mochila -Tomando las mejillas coloradas de su pequeña, Bangchan dejó besitos pequeños en su naricita rojiza por la temperatura. Rápidamente la azabache se quejó arrugando su entrecejo y evitando los cariñitos.

De un salto bajó de las piernas del mayor junto a su preciada figurita, corriendo a su habitación a rellenar de juguetes y calcomanías su mochila, debía llevar también esa cámara instantánea que le regaló Bangchan en su cumpleaños número 5 para fotografiar el crecimiento de su pez dorado.

Mientras que el mayor le vio indignado, terminando de recoger todo el desorden que quedaba después de bañar a la pequeña del departamento, ya sea por el agua que se escapa de la bañera cuando empiezan a jugar a los barcos o a los tsunamis que simula el mayor.

Dejando todo medianamente presentable, salió directo a la habitación, calzándose y retocando su ropa para luego tomar su maleta junto a la de Yeji.

Hablando de la azabache de largos cabellos, ella misma salió de su cuarto con una expresión malhumorada y poco amigable, acostumbrado a la misma situación, Bangchan la ignoró completamente yendo en dirección contraria a la de su cachorra.

—¡No puedo dejal a Cuscus! -Vociferó cruzando sus bracitos e irguiéndose totalmente, una piedrita pequeñita en medio del pasillo, su papá bufó.

—Quédate entonces -Se alzó de hombros restándole importancia a la situación preocupante de la infante, sus ojitos acuosos por las lágrimas vieron al pez quieto en la enorme pecera- La vecina le dará de comer puntualmente, no podemos llevar a Cuscus a todas partes, Yeji... -Intentó convencer utilizando un tono meloso y amigable, sin embargo aquella cachorra era difícil de llevar por las buenas.

—Me quedale -Sentenció orgullosa de su decisión, si ella era la dueña de aquel animal pequeñito y aburrido, lo cuidaría pese a los problemas de transporte, sin saber que el verdadero Cuscus murió dos semanas después de traerle a casa por sobrealimentación y aquel pececillo dorado era su remplazo.

Bangchan vaciló en encontrar una alternativa acertada para el nuevo problema presentado, Yeji era una niña terca, llorona, asocial, berrinchuda, manipuladora y con poco gusto por el orden, así que cualquier solución que él le propusiese sería instantáneamente rechazada por la azabache.

Aveces se paraba a pensar cómo una cachorra tan recta como la suya pudo acabar así de malcriada, tal vez era por su forma de enseñarla o el poco tiempo que le dedicaba entre semana, era realmente una bola de malas enseñanzas la que conllevaba al comportamiento de la menor, también la mínima atención que Bangchan lograba sacar para ella.

Pero ahora sabía que debía sacarla de casa, ya sea llorando o pataleando, debía llegar al aeropuerto en veinte minutos y contaba con menos diez minutos por el transporte de su casa al mismo aeropuerto.

—Cuento cinco y te quiero calzada -Yeji sonrió- No es un chiste, es una orden -Las carcajadas fueron detonadas, los pasos de la cachorra se escucharon por el pasillo en dirección al salón, no era bueno poniendo orden y su hija  jugaba con esa debilidad- Bang Yeji, sino vienes aquí, Cuscus se dará un chapuzón en el inodoro.

Eso ya era llevar las cosas al límite y tocar ese preciado tesoro, pero las cosas no pintaban tan bien como el mayor esperaba que resultaran, el chillido de las puertas fue audible y reconoció ese característico sonido de su oficina al introducir la contraseña para entrar.

Perdió el color total de su rostro y quiso saber si aquel retumbante sonido eran sus verdaderas pulsaciones haciendo eco en su cabeza, ¿cómo aquella pequeña cansona sin frenos había dado con la contraseña de su oficina? ¿por qué le puso su fecha de cumpleaños por contraseña?

¿Por qué Yeji se saciaba de su poca suerte?

Cuestiones extraordinarias sin respuesta fija que se añadirían a su lista.

Sus pasos fueron más marcados de lo que imaginó o ideó, y su mirada endurecida junto aquel agrio aroma serían una prueba de lo molesto que llegó a ponerse en tan sólo veinte segundos de espera.

Subió las mangas de su jersey al cruzar la puerta de acero de su oficina, tensó su mandíbula al no localizar la melena negra de la menor pero fue pillado un segundo posterior por sus sollozos audibles bajo el escritorio caoba.

Yeji conocía las debilidades de su padre.

El corazoncito de Bangchan no vaciló en romperse al escucharle llorar y las malas vibras que sentía se disiparon como agua entre sus manos, acudiendo a la menor con tristeza y empatía.

Y cuando pensó que estaba sacándola de casa a las buenas después de decirle que Cuscus llegaría a Icheon después que ellos, un nuevo llanto se escuchó en el vestíbulo del edificio.

Al final Yeji fue atada con el cinturón de seguridad del taxi y amenazada por el mayor en todo el camino hasta llegar al aeropuerto.

Estaba rezando por tener un vuelo de 2 horas y media en paz y armonía con su pequeña, y unas vacaciones sin altibajos con el mismo.

Tal vez los vecinos del departamento de Icheon sufrieran un poco las navidades pasadas al ser Yeji una cachorra de cuatro años y unas energías desorbitantes, pero estaba decepcionado porque estas serían peores.

꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro