꒰ 𔘓 O2 ꒱
Suspiró cuando vió la hora, ayer no se había dado cuenta, pero estuvo avanzando una gran parte de la programación, y tan pronto como se levantó fue que acabó con lo que faltaba, ahora le había enviado lo hecho a sus beta tester.
Aquello le dió el tiempo suficiente para poder dedicarse a otras cosas en el departamento, como tal, trabaja en casa, por lo que es él quien suele hacer los deberes del hogar.
Soobin solía salir tarde del trabajo, y mayormente llegaba agotado, y por lo que pasó hace unos días, sentía mucha culpa, ya que ni siquiera se había dignado a prepararle la cena. En su defensa, estaba asustado por pensar que tal vez, su pareja decidió tirar por la borda todo lo que tuvieron y estuviera buscando otros rumbos.
Una manera bonita de llamarle a que le dijeron que Soobin le estaba engañando.
Sacudió su cabeza, tratando de quitarse de la cabeza esos pensamientos, ahora sabía que esa persona no era alguien de mayor importancia, puesto que no fue un engaño como tal, ellos no estaban juntos en ese momento y de todas formas, su pareja le confirmó no mantener contacto con esa persona.
No había nadie que pudiera amenazar su felicidad, sólo las malas lenguas, las cuales podía evitar que hagan un mal mayor si las ignoraba.
Limpió los muebles en los que reposaban las decoraciones y unas poquitas plantas que daban vida a su hogar, tratando de pensar en otra cosa que no fuera en lo ocurrido el día anterior.
Siguió con el piso, barrió en casi todos los lugares posibles y corrió algunos muebles para hacer una limpieza un poco más profunda. Preguntándose cuál aromatizado utilizar para el suelo.
Quería relajar la mente, pero le estaba siendo imposible, pensó que el de lavanda sería útil para eso, escuchó por parte de su madre que la lavanda es muy buena para relajar por su aroma, y le gustaría un poco tener la sensación de la armonía en su hogar.
Sonrió cuando el piso ya estaba limpio, seguramente a Soobin le relajará un poco más al volver a casa cuando vea que la casa estaba limpia.
Miró la hora en su reloj y entonces fue tranquilo a la cocina, era bastante temprano, pero, no quería que Soobin tuviera que comer algo simple, la idea es que pueda comer algo que le dé energías, de por sí pone en dudas que haya desayunado, puesto que se despertó más tarde que él.
No era fan de la cocina, pero desde que se ha mudado con Soobin, decidió que sería bueno hacerlo una costumbre y preparar él la comida de su pareja, el cual sabe hacerse sus cosas, pero lo mínimo que puede hacer por él es eso, se supone que debería comportarse como tal.
Partes de las cuales su decisión de trabajar en casa de la manera en la que lo hace, nacieron tras su regreso como pareja.
Tuvieron discusiones demasiado fuertes, no había intimidad y de un momento a otro se habían vuelto demasiado fríos uno con el otro, a tal punto de que buscaban excusas para no cenar juntos o incluso, buscando razones para no estar bajo el mismo techo. Son recuerdos para nada gratos, aquello comenzó porque Beomgyu sentía que Soobin no le estaba dando lo suficiente, pero terminó siendo que él no estaba haciendo las cosas de la manera correcta.
Así que, cuando las cosas se calmaron y decidieron hablar. Él prometió en silencio dedicarse a la vida de pareja y demostrarle a Soobin cuánto lo amaba.
Renunció a su trabajo como programador técnico en lo que era la misma editorial la cual Soobin seguía trabajando y decidió trabajar a domicilio. Comenzó a trabajar de manera particular, dedicándose a instalar antivirus, devolver dispositivos a su versión de fábrica, ayudar a personas a configurar sus smartwatches o incluso a hacerle actualizaciones a sus alexas. Saliendo muy pocas veces de su casa si no es para eso, para comprar víveres o ir a alguna cita casual con Soobin.
Pero considerando que aquello ya no le dejaba el dinero suficiente y la demanda cada vez iba disminuyendo, fue que decidió arriesgarse y adentrarse en el mundo de los videojuegos, un campo que para nada es seguro, menos cuando se trata de un desarrollador indie con un equipo de cuatro personas.
Ha estado trabajando en la primera versión oficial del juego, todos han apoyado el kickstarter que abrió para recaudar fondos, amaron la versión beta del juego y por supuesto, no quería fallar en lo que hacía.
Se la pasaba todos los días programando una pequeña parte del juego, era su pequeño espacio de confort, ya que cuando dejaba el ordenador, era para dedicarse a las tareas del hogar, hacer las comidas y por último, pasar una noche con altas probabilidades de tener relaciones con Soobin.
No lo negaba, en cierta parte le era satisfactorio ver la cara de Soobin al notar que sólo tenía que relajarse al llegar y ver que no había mucho que hacer más allá de ducharse, cenar y acostarse al lado de él. Puesto que, trabajar en una editorial, y encima como recepcionista, de alguna forma también es duro.
Lo entiende, trabajar en lo que es la atención al cliente es bastante difícil, recibir llamadas todo el día, agendar citas, tener que recibir información que de alguna manera es inútil, soportar a los clientes que se van a desquitar con la primera persona que vean, soportar a su propio jefe… Es agotador.
Y no había nada más reconfortante que volver a casa, pasar un rato agradable con tu pareja, cenar con él y finalmente tener un momento íntimo antes de dormir. Eso, cree que es la puta gloria.
Al menos, hasta que la burbuja se rompe, por el más mínimo cambio, como lo es que Soobin no haya llegado ese día.
No hubo un mensaje para avisar, Beomgyu estaba preocupado al notar que las horas seguían pasando y que no le contestaba sus mensajes.
Llamó a su número repetidas veces, hasta que contestaron la llamada.
—Hola…
Esa no era la voz de su pareja. Tomó aire mientras intentaba no pensar en lo peor.
— ¿Quién eres?
—Uhm, la pareja de Soobin, ¿por?
Guardó silencio, completamente paralizado al haber oído aquello, su corazón estaba martillando con fuerza y su mente sólo estaba haciendo el momento más difícil y doloroso al reproducir las palabras de Changbin una y otra vez.
Su mente perdió el control, lo supo cuando se imaginaba cómo es que su pareja se estaba riendo de él desde quién sabe cuándo, las preguntas que nacieron en su cabeza el hace dias se hicieron presentes también, preguntándose qué debía hacer.
— ¡Caíste!
No dijo nada, más bien, no sabía qué decir, a quién debía dirigirse, entonces su corazón se apretó al escuchar las carcajadas de la persona, dándose cuenta también de que había comenzado a llorar en silencio.
La broma no fue graciosa.
— Uhm, ¿sigues ahí? Mira, Soobin se bebió hasta el agua de los floreros, estuvimos en una reunión después del trabajo y pues, una cosa lo llevó a beber y ahora necesito que alguien venga por él. Lo llevaría a tu casa pero ocurre que mi auto está descompuesto y…
Un sollozo escapó de sus labios, los cuales tapó de inmediato, no quería llamar la atención ajena, estaba molesto, herido y encima enfadado con Soobin y con quien sea que había hecho una cosa tan horrorosa como esa.
—Oh dios, ¿está todo bien?
—Dile a Soobin que —hizo una pausa, pensando bien sus palabras. Quería echarlo, lo que había pasado con esa estúpida reunión no era algo de su agrado, menos cuando se había atrevido a ignorarlo de esa manera — que voy en camino.
Pero no era capaz de echarlo. No cuando prometió darlo todo en el ruedo, por demostrarle a Soobin que lo amaba y que siempre estaría para él.
Y que es capaz de tolerar este tipo de situaciones, sólo porque cree que se dará cuenta de su error, y que le dará el mismo amor que le entrega.
Es su todo o nada.
Soobin abrió los ojos, la luz golpeaba su rostro y le provocaba una jaqueca horrible.
Frunció el ceño cuando volteó a ver la hora, aún era temprano antes de que tuviera que irse a trabajar, estaba algo desorientado, pero no lo suficiente como para no saber qué debía hacer ese día.
Volteó su mirada al otro lado, viendo que el otro lado de la cama estaba vacío, y eso no le sentó bien.
Se levantó y, aunque aquello le provocó un mareo horrible, pero no importaba. Salió del cuarto y se encaminó al cuarto donde estaba el set up de Beomgyu, aunque no le relajó ver la computadora con las múltiples pantallas, él quería ver al dueño.
Caminó hasta las otras partes del departamento, sin embargo, se detuvo al notar el aroma a café. Entonces, decidió ir a la cocina, encontrándose con que Beomgyu estaba ahí, preparando café y unas cosas más, más bien, lucía como un desayuno bastante abundante y nutritivo.
Los colores abundan en lo que él chico preparaba, armonioso y el aroma a café que era acompañado por cientos aromas, como las de frutas, yogurt y sobre todo, un dulce aroma a hotcakes.
—Gyu…
El más bajo se volteó al escuchar el apodo provenir de su pareja y le sonrió, acercándose para darle un pequeño abrazo.
—Soo, qué bueno que hayas despertado —comentó mientras acariciaba la morada de su mayor, quien parecía algo confundido por la actitud de Beomgyu —. Hice el desayuno, ve a prepararte en lo que yo pongo la mesa, ¿Sí? Preparé café, el que te gusta.
El pelinegro estaba confundido, pero de alguna manera asintió y se fue al cuarto del baño, al poco tiempo se pudo escuchar el agua en la ducha, y Beomgyu suspiró, antes de comenzar a servir el desayuno que con mucho esfuerzo había preparado.
Si le cabía, en lo necesario, no iba a referirse a lo ocurrido en la noche anterior, a pesar de que estaba molesto, no podía prohibirle o hacerlo sentir mal por cosas que podían pasar. Y que al haber pensado en ello mientras hacía su labor, en realidad estaba agradecido de haber recibido esa respuesta; le sirvió cuando fue a por Soobin.
Por supuesto, tampoco preguntaría por el pelinegro de facciones finas y su ensañamiento en mantener una mano en el pecho de su pareja cuando fue por él. Quería creer que sólo se trataba de su mente haciéndole pasar una mala jugada.
Soobin estaba demasiado ebrio como para estar consciente de que pasaron muchas cosas, entre ellas el hecho de que llegó a su hogar gracias a él, o que tuvo la oportunidad de conocer al chico del cual le habló, Choi Yeonjun.
Choi Yeonjun fue el autor de esa pesada broma, pero al notar que lo había hecho llorar le pidió disculpas y le aseguró que no era su intención hacer que se sintiera tan mal por ello.
Entonces, lo pensó en el trayecto a casa, un poco en la noche y reafirmó su decisión en la mañana. Dejó pasar aquello, ya que no era algo causado en du totalidad por Soobin. Aquella broma salió de los labios de alguien más, que no conocía, y que además, sólo fue una broma.
No es como si Soobin de la nada lo abandonaría y se iría a vivir con otra persona. No cuando él le podía dar todo el amor que necesitaba.
Debería confiar más en su pareja, y aprender a no dejarse llevar por las cosas que le decía el resto sobre su pareja, de todas formas ellos no saben lo bien que la pasan estando juntos.
Sirvió el café y cuando sirvió los hotcakes apareció su pareja, ya vestido y arreglado para comenzar con su día laboral.
Se le acercó y luego ambos comenzaron con el desayuno, fue un momento de un silencio bastante tranquilo, al menos hasta que Beomgyu comenzó a preguntarse cómo fue la reunión para Soobin.
Él lo pensaba, y rememoraba todas las veces en la que lo vió de esa manera, todas teniendo un gatillante parecido, y es que la celebración le parece aburrida.
No suele pasar, en realidad. Su pareja siempre se ha caracterizado en reuniones privadas como alguien bastante tranquilo y responsable con lo que beber solamente cuando no quiere estar ahí, bebe un poco más. Supuso que como era de trabajo, en realidad no le era muy entretenido estar ahí, así que optó por fingir estar en la onda y beber más de lo debido.
Aunque, pudo haberlo llamado y preguntarle si lo acompañaba.
—Así que… ¿Cómo te fue en la junta?
Soobin alzó la mirada de su plato a su pareja, sin entender la pregunta de su menor.
— ¿Junta?
—Uh, sí. La junta que tuviste anoche, con tus compañeros de trabajo.
Su mente comenzó a trabajar en todas las suposiciones que estaba haciendo el día anterior, reforzadas con la confusión y gestos de su pareja, de no entender nada.
—Ayer te llamé y no contestabas, luego me contestó el chico que me mencionaste la otra vez, Yeonjun —explicó —, y me dijo que estabas muy ebrio. Cuando llegué me contó que tuvieron una junta por algo que pasó, un best seller o algo por el estilo.
— ¿Viste a Yeonjun?
—Ustedes dos fueron los únicos que quedaban ahí.
Su corazón comenzó a martillar con fuerza, asustado de lo que podía decir su pareja. Entonces, Soobin alzó sus hombros, restando importancia.
—Fue aburrida. De lo contrario habría llegado sobrio, ¿no crees?
Dejó ir el aire que sin darse cuenta estuvo conteniendo, automáticamente comenzó a regañarse en la mente mientras le sonreía a su pareja, el cual no estaba al tanto de las cosas atroces que su mente estuvo llamándolo al creer que lo estaba engañando.
Debía trabajar en sus problemas, Soobin no era el culpable de eso.
—Lo creo —contestó mientras le sonreía.
—Por cierto, amor —sus mejillas enrojecieron al momento de escuchar ese apodo ser pronunciada con esa voz que le encantaba oír, sabiendo que se refería a él —, lamento no haberte avisado ayer. Seguramente estuviste muy preocupado…
— ¿Mhm? Está bien, lo importante es que estás aquí, conmigo y a salvo.
Se levantó de la mesa y pronto se le acercó para darle un par de pastillas en la mano a su amado junto a un vaso con agua.
—Son para el dolor de cabeza —le explicó mientras le sonreía —. Deberías tomar una ahora, las pantallas hacen que el dolor se agudice, ¿bien?
Soobin sonrió y asintió, tomando una de las pastillas, seguida de unos sorbos de agua y cuando se levantó, se acercó para posar un beso en la mejilla de su menor mientras lo abrazaba por la cintura.
— ¿Qué haría yo sin ti? —preguntó en un susurro antes de despedirse y finalmente asistir al trabajo.
Cuando la puerta se cerró, suspiró y dejó que la tensión abandonará su cuerpo, aunque este nunca lo abandonó.
Había un grave problema, el cual pudo demostrarse en ese momento. Un problema que él mismo se había generado al haber escuchado unas tontas palabras de quien consideró en su momento como su amigo.
Su confianza con Soobin se había roto. Y por más que quisiera, no logra ver otra cosa más que señales absurdas donde no las hay.
Estaba en aprietos.
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