Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

➵┆Cᴀᴘ. 40┆ᴄᴏɴғɪ́ᴏ ᴇɴ ᴛɪ́.

K. Nahyun

     09:15 PM.

     Salí de la habitación de Jung Kook con pasos apresurados, dejando atrás la tensión acumulada. Mi destino era claro: la oficina de mi padre, un lugar donde sabía que estaría profundamente sumergido en sus asuntos. Al llegar, golpeé la puerta repetidamente, mi impaciencia reflejada en cada toque. No pasó mucho tiempo antes de que su voz me indicara que podía entrar.

     Mientras esperaba esa respuesta, las piezas comenzaron a encajar en mi mente. Como un rompecabezas que finalmente revelaba su imagen, me di cuenta de que toda mi vida había estado envuelta en mentiras cuidadosamente tejidas. Todo había sido meticulosamente planificado, y el peso de esa revelación me dejó sin aliento. La idea de que mi vida estuviera en peligro, amenazada por un viejo psicópata, era un golpe tan inesperado como aterrador, pero empezaba a dar sentido al caos que me rodeaba.

     —¿Hija, qué pasa? —abrió la puerta mi mamá con cierta sonrisa de tranquilidad en su rostro.

     —Lo sé todo, ¿Está papá adentro? —ella me miró atónita, se alejó del marco de la puerta, dejándome espacio para pasar a tal habitación.

     —Hola, princesa —saludó mi padre con gran tranquilidad, como si pudieran tapar el sol con un solo dedo.

     —Lo sé todo —su cara cambió drásticamente a una un poco más seria.

     Entrelazó sus dedos con calma, un gesto que parecía meditado, mientras unía las palmas de sus manos por encima del escritorio. Se inclinó ligeramente hacia adelante, apoyándose en sus codos, y me dedicó una mirada intensa, cargada de atención. En ese instante, toda su concentración parecía dirigida hacia mí, como si el mundo fuera solo un telón de fondo para la conversación que estaba a punto de comenzar. Cada detalle de su postura transmitía autoridad y determinación, creando un ambiente en el que las palabras se sentían como piezas clave de un juego mucho más grande.

     —¿Qué es lo que crees saber? ¿Que Jung Kook es hijo de un millonario? ¿Que tiene una hermana? ¿Que está rodeado de dinero? —su tono se tornó incisivo, mientras una sonrisa lenta y calculada aparecía en su rostro—. Porque te vi, intentaste dejar la carpeta como si no la hubieras tocado, pero soy demasiado detallista, y lo sabes —la sonrisa al final de su frase parecía más una señal de desafío, como si su presencia en ese momento fuera un recordatorio de que no era fácil pasar algo por alto frente a ella, incluso si interrumpía algo aparentemente importante.

     Negué con la cabeza.

     —No —respondí, alzando una ceja con incredulidad— ¿Y cuándo pensabas decirme que Mr. Jeon tenía planeado raptarme en cualquier momento? —una risa irónica escapó de mis labios—. ¿De verdad crees que soy tonta? ¿Que no notaría algo tan obvio? ¿De verdad pensaste que me tragaría la historia de que ese cambio tan drástico era pura coincidencia? —mis palabras salieron cargadas de sarcasmo, buscando arrancar una verdad que parecía enterrada bajo capas de secretos.

     Namjoon tragó en seco y se levantó de inmediato.

     —¿Quién te lo dijo? —preguntó, intentando adoptar una postura intimidante.

     —El hombre que me hizo sentir mujer —respondí sin pensar, girando los ojos y dándole la espalda. Mis impulsos me traicionaron, y supe al instante que esas palabras lo habían arruinado todo.

     —¡Nahyun! —la voz de mi madre resonó como un trueno, cargada de reproche— ¡¿QUÉ FORMA ES ESA DE HABLARLE A TU PADRE?! —su tono, irritante e irremediablemente alterado, llenó cada rincón de la habitación.

     —La forma que se merece —contesté con un tono desafiante, levantando la barbilla— ¿Por qué siempre tienen que cambiar mi realidad? Los chicos no se alejaban de mí, ¡ustedes los alejaban! —no medí mis palabras, y quizá pensar antes de hablar nunca había sido mi fuerte—. Lo noté durante un tiempo, pero decidí ignorarlo. Pensaba que tenían una razón, un propósito… pero ahora veo que solo quieren mantenerme en una caja de cristal irrompible —suspiré con pesadez, dejando que el eco de mis palabras llenara el silencio.

     Lo único que escuchaba era la pesada respiración de mis padres, como si ellos también estuvieran lidiando con el peso de la verdad que acababa de exponer.

     El silencio llenó la habitación, denso e inquebrantable, hasta que fue abruptamente roto por un sonido nítido: la palma de la mano de mi madre chocando contra mi mejilla con una fuerza que no dejaba lugar a dudas. El golpe ardió, no solo en mi piel, sino también en lo más profundo de mi ser, como una mezcla de sorpresa y dolor que me dejaba paralizada. La atmósfera, ya cargada de tensión, parecía ahora estar al borde del colapso, mientras el eco del impacto reverberaba en el espacio, marcando un antes y un después en ese instante.

     —¡JAMÁS SE TE OCURRA LEVANTARNOS LA VOZ!

     Instintivamente llevé mi mano a la mejilla que ardía con intensidad, el calor del golpe era imposible de ignorar. Nunca, en toda mi vida, nadie me había tocado de esa manera; ni siquiera el más leve golpe había llegado a mí. Y ahora, el hecho de que fuera en el rostro lo hacía aún más humillante, como si fuera un ataque directo a mi propia dignidad. La mezcla de sorpresa, rabia y dolor se acumulaba en mi interior, creando un torbellino de emociones que no podía controlar.

     —Claro, ahora la víctima son ustedes —sonreí falsamente.

     Se hacían las víctimas, como si todo lo ocurrido fuera una carga que no les pertenecía, pero ¿acaso no entendían que ya tenía suficiente para lidiar? Mientras me acercaba a la puerta, mis pasos eran lentos pero decididos. Antes de cruzar ese umbral y dejarlos atrás, me giré ligeramente, dejando que mis palabras flotaran en el aire como un eco que resonaría mucho después de mi partida.

     —Espero que algún día entiendan —dije con firmeza, aunque mi voz llevaba consigo el peso de mi dolor—, que no pueden controlar mi realidad para siempre. Mi verdad no les pertenece.

     Giré nuevamente hacia la puerta, y esta vez, la atravesé, dejando atrás la tensión acumulada en esa habitación. Cada paso que daba sentía que marcaba una distancia irreparable, pero necesaria.

     —¡Nahyun, espera! —gritó mi padre, pero no quería escucharlo, no por ahora, sólo quería ignorarlo.

     Caminé hacia mi habitación y abrí la puerta con cierta desgana. El interior estaba oscuro y, para mi sorpresa, ligeramente desordenado, algo inusual considerando que Nana siempre se encargaba de mantenerlo impecable. Solté un suspiro y rodé los ojos, cerrando la puerta de un golpe que resonó por toda la casa, reflejo de mi frustración acumulada. Avancé hacia el interruptor de la luz y, al encenderla, me quedé inmóvil, atónita ante la escena que se desplegaba frente a mí al girar hacia la cama. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.

     —¿Por qué tan molesta, princesa? —la voz de Jung Kook resonó con suavidad mientras permanecía de pie en mi habitación, impecablemente vestido de traje y sosteniendo un ramo de rosas entre sus manos.

     —Porque... Porque... Porque... —intenté responder, pero las palabras simplemente no salían. ¿Estaba balbuceando? ¿Tartamudeando? Ni siquiera podía decirlo con certeza; mi mente era un caos.

     —Tranquila —sonrió con un encanto casi desarmante— ¿Te gustaría acompañarme a cenar? Prometo traerte de vuelta antes de las once —extendió las rosas hacia mí y, en ese instante, sentí cómo el calor se apoderaba de mis mejillas. Era mi primera cita, y no sabía cómo reaccionar.

     —Pues, no lo sé, Kook —mi tono era vacilante, mientras miraba al suelo, atrapada en los recuerdos de todo lo que había ocurrido.

      —La vida es una sola, Nahyun. —sus palabras eran un recordatorio simple pero poderoso.

     Tomé las rosas y, en un momento de impulso, decidí dejar atrás mis dudas. Mandé todo a la verga.

     —Diosito, perdóname por ser tan pecadora —murmuré para mí misma antes de darle mi respuesta.

     —Acepto ir contigo, pero hay una condición —lo miré directamente a los ojos, buscando cualquier rastro de reacción.

     —¿Qué tan mala podría ser? —preguntó divertido, sus ojos avellanas brillando con esa calidez única que parecía ser solo suya.

     —Debes meterte desnudo a la piscina —agregué con simpleza. Me miró sorprendido.

     ¿Qué? Quería ver su cuerpo desnudo, pero no sólo cuando estuviese dentro de mí, si no en diferentes ocasiones. Si la vida te da limones, has limonada, así de simple. Conclusión, si la vida te manda un hombre sexy, que te eriza la piel con tan sólo mirarte, te trata como una dama y tiene sexo contigo salvaje en la cama, aprovéchalo... ¿O así no era?

     Asintió divertido, levantándose de mi cómoda cama para acercarse a mí, depositó un dulce beso en mi mejilla y se dedicó a salir de la habitación.

      —Te espero abajo —agregó a través de su salida.

     Estaba convencida de que en menos de diez minutos podría estar lista: bañada, arreglada, maquillada y perfumada, una tarea que no representaba ningún desafío para mí. 

     Corrí apresuradamente al baño, despojándome de la ropa y dejándola caer descuidadamente sobre el suelo. Con movimientos rápidos, abrí la regadera y me situé debajo de ella, dejando que el agua cálida recorriera cada rincón de mi cuerpo, incluso esos lugares que rara vez sienten el calor del sol. El relajante contacto del agua parecía llevarse consigo parte de la tensión acumulada, preparándome para lo que estaba por venir.

     Salí lo más rápido que pude, mojada y sin toalla en mano, buscando en aquel armario un vestido sexy, que diga prácticamente: "Hazme tuya, guapo". Había uno rojo, corto y pegado perfectamente al cuerpo, que sólo me había puesto una vez en la graduación de la preparatoria de Taehyung, lo tomé y lancé a la cama, mientras con la vista buscaba mi toalla.

     Luego de los peores veinte minutos, estaba lista. Salí de mi habitación, bajando por las escaleras con mucho cuidado, escalón por escalón, los tacones eran muy altos y hacían algo de ruido al entrar en contacto con el suelo de madera.

     —Por fin estás lista —se levantó del sofá y se acercó a mí, tomándome de la cintura, conduciendome a la entrada de la mansión—. Estás hermosa —susurró en mi oído.

     La proximidad de su cuerpo al mío era casi electrizante; sentía cómo mi piel reaccionaba, con cada vello erizándose como una respuesta inevitable. No podía evitar sonrojarme ante sus palabras, el calor subiendo rápidamente a mis mejillas hasta teñirlas de un rojo profundo, cual tomate maduro.

     Sin embargo, la burbuja de ese momento íntimo se rompió tan pronto salimos. El panorama afuera era inquietante: decenas de hombres rodeaban mi casa, algunos junto a camionetas blindadas, todos armados hasta los dientes. Mi cuerpo se tensó de inmediato, y un nudo de preocupación comenzó a formarse en mi estómago. Miré a Jung Kook, intentando transmitirle mi inquietud con la mirada. ¿Quiénes eran estas personas? ¿Qué significaba su presencia aquí? Cada instante aumentaba la sensación de que algo no estaba bien, y no podía evitar que mi mente comenzara a llenarse de preguntas sin respuesta.

     —Tranquila —me ayudó a caminar hasta uno de esos autos—. Todas esas personas que vistes, son mis hombres. Nos protegerán está noche —me sonrió y abrió la puerta del auto.

     —Confío en tí —deposité un beso en esos carnosos, rosados, apetecibles y suaves labios.

➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵

Holaaaaa, mis bebus!

No sé si leyeron mi anuncio, pero Wattpad me mandó varias advertencias por tener contenido inapropiado en uno de mis borradores de hace años... Aún no se sabe cual es la decisión, si borrar todas mis historias o la cuenta... Así que me cree una cuenta y los invito a seguirme Srta_De_Im- esto es por si acaso la decisión es desfavorable para todos mis lectores😔

¡Gracias por leer!♥️

No olvides comentar, si tienen alguna duda con gusto se las responderé.

.
.
.

No me pasa tener ese tipo de amistad.

Corregido: 18/04/2025

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro