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➵┆Cᴀᴘ. 32┆

K. Nahyun

     Todo parecía estar en un delicado equilibrio, casi como si el universo me estuviera dando un respiro después de tanto caos. Pero por supuesto, era solo una ilusión pasajera. No, claro que no, las cosas no podían mejorar; estaban destinadas a empeorar. Un golpe resonó en la puerta, fuerte y decidido, rompiendo el escaso momento de calma que había logrado.

     Mi mirada se cruzó con la de Taehyung, ambos congelados en el instante, la tensión palpable en el aire ¿Quién demonios podría ser a esta hora? Las posibilidades eran infinitas y ninguna de ellas prometía algo bueno. La sensación de incertidumbre creció en mi pecho, una premonición de que lo que estaba por venir cambiaría todo, nuevamente.

     —¡Pase! —grité afirmando la presencia de aquel misterioso individuo que había tocado la puerta.

     Mi hermano enfocó su atención en la puerta, su mirada cargada de una mezcla de alerta y curiosidad. La posibilidad de que fuera él mismo estaba descartada, claro, ya que estaba allí conmigo, a solo unos pasos de distancia. Sin embargo, su expresión demostraba que quería descubrir quién, de los otros dos hombres que habitaban la casa, podía estar del otro lado. Cada segundo que pasaba aumentaba la tensión en la habitación, y la sensación de que algo inesperado estaba a punto de suceder era ineludible.

     —Quería saber... ¿Cómo te encontrabas? —entró Jung Kook sin camisa como perro por su casa... Tenía la tentación justo en frente de mí, ¿Cómo podía tener estos pensamientos impuros sabiendo lo que me hizo? ¿Cómo era capaz de tanto?— Veo que tienes compañía... Y-Yo paso después —dicho aquello con la cara más seria y enojada que había visto de Jung Kook, solo salió nuevamente por la puerta, cerrandola detrás de él.

     Giré lentamente mi rostro hacia mi hermano, cuya expresión reflejaba una evidente confusión. Sus ojos estaban fijos en el hombre que había salido de mi habitación sin previo aviso, siguiendo cada movimiento con atención y curiosidad. Era como si estuviera intentando descifrar sus intenciones, leyendo entre líneas de cada gesto, cada paso. Su mirada, analítica y cautelosa, parecía buscar respuestas en un silencio que se hacía cada vez más incómodo. La tensión en el aire era palpable, un hilo invisible que conectaba lo que había sucedido con lo que estaba por venir.

     —¡¿Fue con Jung Kook?! —gritó impresionado, llegando a la conclusión de con quién me había acostado— ¡¿Es en serio, Nahyun?!

    —Shh —emití aquel sonido para callarlo, ¿No podía ser más escandaloso?—. Baja la voz, Alien —rodé los ojos y respiré de forma profunda, a veces Tae me sacaba de mis casillas con facilidad.

     —Creo que merezco una explicación y me gustaría que fuese AHORA —exigió como si le debiera alguna explicación.

     Bufé con frustración, evitando siquiera considerar la posibilidad de confesarle a mi hermano todo lo que había ocurrido con Jung Kook. Ese sería un camino sin retorno, uno que inevitablemente transformaría la imagen que él tenía de Jung Kook, y sabía que no quería cargar con esa responsabilidad. Mi silencio era mi escudo, una barrera que mantenía intacta la percepción de mi hermano, aunque las emociones que bullían dentro de mí me quemaran por dentro.

      —Sí, tuve relaciones sexuales con Jung Kook, ¿Qué más quieres que te diga? —me crucé de brazos con cierto nerviosismo—. Solo lo hicimos y ya —solté, intentando que mi voz sonara más firme de lo que realmente me sentía.

     Las palabras se deslizaban con torpeza, cargadas de una poca certeza que, sin embargo, intentaba disimular.

     —No es como si estuviera pensando en... volverlo a hacer —añadí, aunque ni siquiera yo estaba completamente convencida de lo que decía.

     Mi hermano me miró con una expresión que no lograba descifrar del todo, y el silencio que siguió hizo que mis pensamientos resonaran aún más fuerte en mi mente.

     —¿Se vino dentro de tí?

     Abrí los ojos de par en par, intentando contener la avalancha de emociones que me inundaban en ese momento: la sorpresa y la vergüenza luchaban por dominar mi expresión. Mi mirada era un reflejo claro de lo que sentía, pero mis labios permanecieron sellados. No había manera de que respondiera a esa pregunta; incluso el solo intento parecía imposible. El silencio se volvió mi única respuesta, dejando que mi mirada hablara por sí sola, más elocuente de lo que cualquier palabra podría ser.

     —¡Taehyung! —chillé.

     —¿Qué? —me miró confundido, dándome a entender que era una pregunta común como cualquier otra—. No quiero sobrinos todavía... Quizás dentro de unos siete años —ahora era él el que bufaba por mi rehúso a contestar—. Contesta la pregunta, por algo tienes boca —se cruzó de brazos, imitándolo en el proceso para verme imponente como él.

     —Sí, Alien. Se corrió bien adentro de mí —rodé los ojos y me levanté de la cama con vergüenza, estaba posiblemente muy ruborizada, no era algo fácil de contar y menos a tu hermano mayor.

     —¡Ay Dios! —exclamó como si fuera el fin del mundo.

     —Ni que fuera una catástrofe —respondí sin importancia. Si yo estaba ignorando el tema, él también debía hacerlo.

     Se incorporó de la cama con una energía que me tomó completamente por sorpresa. Sus movimientos eran rápidos, casi frenéticos, mientras se dirigía a mi armario. Observé, atónita, cómo abría las puertas con determinación y comenzaba a sacar prendas sin ningún cuidado, dejando algunas caer al suelo en un desorden absoluto.

     Entre las telas que se acumulaban, reconocí mis prendas de marca, esas que reservaba exclusivamente para ocasiones especiales. Verlas allí, apiladas sin consideración, añadió una capa de incomodidad al ya extraño comportamiento que estaba desplegando frente a mí.

     —¿Qué haces? —le pregunté ciertamente preocupada, ¿Le habrá afectado la noticia el cerebro que tiene?

     —Necesitamos ir a un ginecólogo, ¡pero ya! —se acercó con varias de mis prendas y me las tendió, bueno, más bien me las tiró, atinando a que cayeran en mis manos. Estaba agitado, demasiado diría yo—. Toma, vístete, que yo en diez minutos estoy listo, toco tu puerta para salir de cae e irnos —literalmente corrió hasta la puerta, abriendo la misma, pero antes de salir por ella, lo llamé haciendo que se detuviera en seco, retrocediendo a donde estaba inicialmente—. Nahyun, no hay tiempo —giró a verme agitado.

     —Él ya me llevó a uno —cerró la puerta con fuerza y se acercó nuevamente a mí, ¿Estaba loco o qué demonios?

     —¡¿Y estás embarazada?! —du tono alzado me puso en alerta.

     —No, Alien —negué continuamente con la cabeza—. Me mandó unas pastillas anticonceptivas, fue súper amable conmigo —le empecé a contar mi experiencia con la ginecóloga, que no fue tan traumática como algunas chicas afirman.

     —Entonces... ¿Te viste todo ahí abajo? —toqué mi rostro con pena y asentí— ¿Y cómo era? —lo iba a golpear, ¿Qué acaso nunca había visto a una mujer desnuda?

     —¡Tae! —vhillé, otra vez.

     —Hoy estás sensible, hermanita, pero ¿Qué más dá? Así te amo —su lado afectivo asustaba—. Debo ir a dormir, al igual que tú, mañana tienes clases —me recordó.

     Asentí, pero no pude evitar bufar, dejando escapar una mezcla de resignación y frustración. No podía ser más honesta conmigo misma: lo último que quería era regresar al lugar donde todo había sucedido, donde los recuerdos aún dolían como una herida fresca.

     Él se levantó de la cama con una calma inesperada, inclinándose hacia mí solo para dejar un beso breve en mi frente, un gesto que me dejó con más preguntas que respuestas. Antes de que pudiera procesarlo, desapareció tras la puerta, dejándome sola con mis pensamientos y el eco de sus pasos.

     Solté un suspiro y giré mi atención hacia la mesita de noche. Allí estaba mi teléfono, silencioso pero lleno de luz, con varias notificaciones del grupo donde estaban mis amigos... y claro, yo. Lo tomé en mis manos, preparada para sumergirme en los mensajes, aunque fuera solo para distraerme de la inquietud que revoloteaba en mi interior.

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Los mejores💁

     Jiminie🍑:
     —¿Nahyun? ¿Hey? Estamos preocupados por y no contestas ese teléfono.

     20:30

     Hobi♥️:
     —Princesa, por favor contesta ¿Por qué te has escapado de clases?
     20:30

     Daisy🌷:
     —Le tengo la respuesta a sus preguntas, es más que obvio que se escapó con el JK😏
     20:31

     Sun Hee🥀:
     —¡NOOOOOOO!
     20:31

     —Con mi Jung Kook, no😭
     20:31

     Jane🌻:
     —Nunca fue tuyo, supéralo🙄
     20:31

     Taeha🍃:
     —Además, debe de tener una gran explicación para nosotros.
     20:32

     Jane🌻:

     —Además de perder la virginidad con él😏
 

  20:32

     Jiminie🍑:
     —¿QUÉ?
     20:32

     Hobi♥️:
     —LEÍ MAL, ¿VERDAD?
     20:32

     Díganme que si.
     20:32

     Sun Hee🥀:
     —Es una P*TA, con "P" mayúscula.
     20:32

—Estás muerta, Daisy.
20:33

     Hobi♥️:

    —Nahyun, mi preciosa Nahyun ¿Estás bien?
     20:33

     Jiminie🍑:
     —Bebé, ¿Ese hombre te hizo algo?
     20:33

     Sun Hee🥀:
     —Dejen de preocuparse por ella, se acostó con su guardaespaldas y se fue con él ¿Cuál es el problema?
     20:33

     Jane🌻:
     —¿Cuál es tu problema?
     20:34

    Taeha🍃:
     —Ahora estás en contra de Nahyun, siempre.
    20:34

     Daisy🌷:
     —Eso es verdad, no será que te enamoraste estúpidamente de él ¿Verdad?
      20:35

     Sun Hee🥀:
     —¡ELLA LO SABÍA E IGUAL LO HIZO!
     20:35

¿De qué hablas? Jung Kook y yo no tenemos nada, ¿Ok? Solo fue un calentón. No se preocupen por mí, estoy bien, estoy más que bien, gracias por estar pendiente, buenas noches.
20:36

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     Salí de la conversación, dejando el teléfono en la mesita, y solté un largo y pesado suspiro. Era como si el día entero se descargara en ese instante, exhalando todo el cansancio, la frustración y las emociones acumuladas. Solo quería dejarlo todo atrás, entregarme al descanso y encontrar refugio en los brazos de Morfeo.

     Me deslicé bajo las sábanas y me acomodé en mi posición favorita: de lado, casi en un abrazo protector hacia mí misma, dándole deliberadamente la espalda a la puerta, como si eso pudiera alejar los pensamientos que me perseguían. Cerré los ojos con determinación, dejando que mi mente se concentrara en la sencilla y monótona tarea de contar ovejas. Poco a poco, con cada número y cada salto imaginario, el mundo se desvaneció, arrullándome hacia un profundo y necesario descanso.

[]

     12:45 AM

     El peso en la cama detrás de mí era inconfundible, una presencia que rompía la tranquilidad que había intentado construir. Sentí su mano en mi cintura, firme y con un aire de posesión que me hizo tensar cada músculo. Su proximidad aumentaba con cada segundo, como si el espacio entre nosotros se desvaneciera. Mi mente se llenó de preguntas y emociones encontradas, mientras intentaba decidir cómo reaccionar ante esta inesperada invasión de mi refugio.

     Se pegaba cada vez más y más a mí, sintiendo en mi trasero una gran erección que restregaba contra el, de pronto sentí su cabeza en mi cuello, besando mi sensible piel, erizandola a su vez.

     —No sabes las ganas que tengo de hacerte el amor, aquí y justo ahora —susurró cerca de mi oído.

     Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras mantenía los ojos cerrados. La calidez de la escena parecía tan vívida, pero algo en mi interior me decía que todo era producto de mi imaginación. Era casi gracioso cómo mi mente jugaba conmigo, creando sensaciones tan reales que por un momento casi podía creerlas. Dejé que la sonrisa persistiera un instante más, disfrutando de esa mezcla de incredulidad y comodidad, antes de que la realidad me reclamara de nuevo. A veces, soñar despierta no era tan malo después de todo.

     —¿En serio? —dudé. Era el sueño más real que había tenido—. Me encantaría que lo hicieras —no estaba del todo consiente y decir babosadas era parte de ello.

     —Es lo que más quiero, pero aún no podemos hacerlo, muñeca —me estremecía cada vez que habla, tan cerca de mi oído y con aquella voz ronca—. Si no fuese sido un animal siendo controlado por esa mujer, no estaríamos en esta situación... Siendo tan limitados.

     Me giré para que dejara de restregar su creciente erección en mi trasero, ya que había recordado el porque no podíamos hacerlo justo esa noche. Abrí los ojos lentamente, mis pupilas acostumbrándose a la penumbra de la habitación. Allí estaba él, acostado junto a mí, con la mirada fija en el techo como si éste guardara un secreto que sólo él podía descifrar.

     La oscuridad lo envolvía, pero su postura era clara, inmóvil y, a la vez, inquieta. No pude evitar preguntarme qué veía en esa negrura infinita, qué pensamientos podrían atraparlo tan profundamente en ese instante. El silencio entre nosotros no hacía más que amplificar el extraño magnetismo de su desconcierto.

     —De verdad, lo lamento —arrepentimiento podía oír en su voz.

    —Lo sé, Jung Kook —dije sin más, no quería pelear.

     —No quería lastimarte, nunca fue mi intención y te prometo que todo lo que pasó fue un terrible error. Se que eso no justifica nada, pero necesito que sepas cuánto lo lamento. No dejo de pensar en lo que hice, en cómo mis acciones te afectaron y créeme cuando te digo que desearía poder regresar el tiempo para actuar de otra manera. Nunca quise ser la causa de tu dolor, ni un motivo para tus lágrimas. Por favor, dame la oportunidad de enmendar, aunque sea en lo más mínimo, el daño que he causado —terminó sus palabras con un beso suave en mi mejilla, un gesto cargado de vulnerabilidad y arrepentimiento, antes de incorporarse de la cama con un aire solemne. Su partida dejó un eco en la habitación, como si aquellas palabras continuaran resonando en el silencio, incapaces de desvanecerse del todo.

     —Kook —lo llamé. Se giró, quedando en frente de la cama, podía ver su silueta en la oscuridad.

     —¿Sí, muñeca? —respondió, aunque no podía verlo, sabía que tenía una sonrisa en su rostro.

     —Por favor, quédate —le pedí casi que a gritos, desde mi interior lo pedía como nunca antes.

     Era un amor enfermizo.

     Se recostó junto a mí con una naturalidad que desarmaba cualquier resistencia que pudiera haber tenido. Su beso, suave y lleno de intención, dejó una huella que no podía ignorar, aunque me costara admitirlo incluso a mí misma. Jung Kook tenía algo, una chispa que lo hacía diferente, que despertaba en mí emociones que no se parecían a nada que hubiera sentido antes. Era desconcertante y, al mismo tiempo, inevitable. A veces, los sentimientos simplemente llegan, sin previo aviso, y se instalan en los rincones más inesperados del corazón.

Disculpen si el capítulo quedó un poco aburrido...

Gracias por leer ♥️

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Corregido: 15/04/2025

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