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⚝ ↳Pʀᴏ́ʟᴏɢᴏ↰ ⚝

     Intruso, era aquél que se introducía en un lugar sin derecho alguno y por consecuencia, la muerte era el único castigo justificable.

     Los Lee habían escapado de su territorio y no por cualquier razón, el territorio vecino quería expandirse y unirse a los de sangre pura, pero el Alfa de la manada Lee se negó a mezclarse con una sangre maldecida por los dioses; los Choi no tuvieron más remedio que atacar su territorio, matando a cada uno de ellos a su paso, sobreviviendo sólo la pequeña familia Lee que había podido escapar sin ser perseguidos por aquellos lobos de buen olfato.

     Al llegar a la manada y territorio de los Kim, los denominaron intrusos por ensuciar sus tierras con sangre pura, ya que todos los veían como fenómenos.

     Hace millones de años atrás, la Diosa Luna creó a los de sangre pura para gobernar y ser líderes de todos los territorios, porque sus lobos eran más grandes y fuertes, capaces de derrotar a cualquier enemigo con tan sólo una mordida, así que los Alfas líderes de los territorios vecinos y de su gran manada querían someterlos, haciéndoles olvidar que no eran una especie que debían seguir órdenes, si no, darlas a los más débiles.

     Eran egoístas, todo tenía un balance y ellos lo habían roto por hundir a la especie que los llevaría a la cima.

     —¿Qué hacemos con la niña, mi Lord? —unos de los guardias que había matado a la jóven Omega, se había dado cuenta que ella inteligentemente escondió a su pequeña hija de diez años.

     El Alfa Lee había defendido a su esposa, pero el resultado fue el mismo que el de su manada. La habían asesinado y por ende, él terminó arrebatandose la vida, dejando a la pequeña sola en manos de un Alfa que no sería capaz de velar por ella o su vida.

     —Mátenla, no la quiero ver aquí —dió la orden, mientras la pequeña comenzaba a llorar con fuerza, poniendo nervioso al guardia.

     —Pero mi Lord es sólo una niña —le recordó y al mismo tiempo se acorbardó.

     —Esa niña puede matarnos, tiene sangre Lee. Es pura —contraatacó el gran Alfa, molesto con el guardia por no acatar a su orden.

     —Nunca había matado a una niña tan pequeña, mi Lord —desistir de aquella idea no iba a ser fácil, el gran Alfa estaba decidido.

     —Siempre hay una primera vez.

     El guardia nervioso sacó una pequeña navaja con el mango de color verde, tenía pensado degollarla y sabía cuanto le dolería, por eso dudaba en hacerlo o no.

     Algo que caracterizaba cada territorio eran sus trajes, mangos de las espadas, navajas o cuchillas y sobre todos sus ojos, cada uno tenía un color característico, por eso cualquiera podría reconocer de que territorio pertenecían.

     El color del territorio de los Kim era un verde claro y extraño de encontrar, pero muy hipnotizante.

     —¡Esperen! —una Omega salió disparada al escuchar los llantos incesantes de la niña.

     —Mi Lady Kim —el guardia hizo una reverencia por respeto hacia ella.

     —No puedes hacerlo, Seok Jin —la Omega esposa del Lord le estaba contradiciendo una orden directa.

     El pelinegro se negaba a cumplir los caprichos de su joven esposa, sólo se cruzaba de brazos y negaba con su cabeza, metiéndose en la misma que la decisión que había tomado había sido la mejor.

     —Puedo criarla y mantenerla oculta en el castillo —ella estaba en contra de todas las muertes que eran ejecutadas por los empleados y fieles seguidores de su esposo, por eso quería acabar con ellas.

     —Basta, Hye Rin, eso no pasará —habló con voz de mando, pero la Omega sólo lo ignoró.

     —Te lo pido —la Omega se arrodilló delante de él, pidiendo por la vida de la niña.

     El Lord Kim veía la escena horrorizado, no sabía porque su esposa quería salvar a esa pequeña que aún estaba en brazos del guardia, quizás sólo le traía un mal recuerdo y quería salvar a la pequeña de tener pesadillas cada noche, siendo ella la protagonista de maltratos incontrolables.

     —Déjame salvarla, justo como tú lo hiciste conmigo —pidió aún arrodillada, humillandose así misma.

     —Hye Rin...

     —Te lo pido, Seok Jin —insistió una vez más.

     El Lord Kim había tomado una decisión y quizás, también había cometido el peor error de su vida.

¡Holaaaaaaaa!

Mi inspiración no tiene límites... Espero les guste este prólogo intenso.

Gracias por leer😊

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