Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⚝ ↳Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 16↰ ⚝


     Seis Omegas incluyendo a Gia organizaban una habitación gigantesca en frente de la habitación del Rey Jeon, Sarah no había podido convencerlo de que declinara la idea del cambio de habitación y por ser el Rey, también tenía que respetarla o eso quería convencerse ella, creer que él lo hacía por amabilidad y sin ningún fin. Ella no quería salir lastimada por pensar en algo que jamás sucederá, que nunca podría pasar, ¿Por qué el Rey la eligiría a ella? ¿A una Omega rota, sucia e incontrolable? Sarah tenía mil pensamientos negativos de ella en la cabeza y tal vez era lo mejor, quizás estaba bien pensar que ella sería una más en la vida de Jeon.

     —Perfecto, muchas gracias —el Rey agradeció con una pequeña sonrisa y admiró la habitación, estaba orgulloso del trabajo de las Omegas que vivían en el castillo.

     La habitación quedó impecable, las sábanas de la cama King-Size eran blancas, las cortinas marrones y los muebles que habían traído los Betas que trabajaban para el Rey eran de madera clara, todo iba a combinación y ni hablar de la puerta que había al fondo, era un baño, único y exclusivamente para Sarah, ya no tenía que compartir con ninguna otra Omega; las alfombras era de color marrón y las batas de baño también, las juegos de paños gruesos, el marco del espejo y demás detalles también iban a combinación con las puertas de madera.

     —Rey Jeon, le había dicho que no era necesario —Sarah insistió nuevamente, pero el Rey sólo veía sus labios moviéndose sin escuchar ni una palabra, estaba tan concentrado en sus labios rosados y carnosos que olvidó lo demás, olvidó por un momento la triste realidad de su vida, de su terrible soledad amorosa.

     —¿Sarah, te gustaría cenar esta noche conmigo? —soltó Jung Kook sin vacilar, sin pensar el que pasaría después de una segunda cita o las que fueran.

     —No, la respuesta será no —ella mantuvo el contacto visual unos segundos y retiró la mirada para darle la espalda a Jung Kook.

     Ella estaba tan avergonzada, solo le daba alas a lo que ella quería evitar, no quería más dolor en su vida, ni más complicaciones, tenía suficiente con estar sola y lamentarse todos los días de su vida.

     —¿Por qué no? —él detuvo los pasos de la Omega y tomó su muñeca para que no escapara— ¿Qué tiene de malo salir con una Omega del castillo? —su voz sonaba tan tranquila, pero Sarah sabía que estaba mal, él necesitaba una Reina, no una niña huérfana.

     —Jung Kook, le prometiste a Evans buscar una Omega que se pareciera a mí, no que saldrías conmigo —le recordó. A Sarah le había dolido muy en el fondo aunque ella lo negara todo el tiempo que pasaba después del evento.

     —Cambié de opinión —intentó retirar un mechón rebelde que Sarah tenía en su hermoso rostro; el único que no tenía rasgos coreanos que le encantaba, que le parecía simplemente, impresionante.

     El Rey Jeon no iba a negar el hecho de que los rasgos faciales eran algo importante en los seis territorios, depende de ellos la apariencia del cachorro o los cachorros, pero él al verla se dió cuenta que no había otra belleza igual en sus territorios, sus ojos eran grandes y muy expresivos, llenos de vida y eso a Jeon le atraía, ni hablar de su verdadero aroma, la Vainilla ahora era su nueva debilidad.

     —Es muy tarde para hacerlo —se soltó del agarre del Rey y meneó sus caderas hacia la salida, dejando embobado al único presente que había visto el compás de sus glúteos.

     —¿Acaso quieres ser una simple Omega que limpia en el castillo para toda tu vida? O acaso... ¿Quisieras aspirar a más? —habló Jung Kook siguiéndola, saliendo de la habitación y adentrándose en el gran pasillo.

     —¿Qué tiene de malo mi vida? No puedo ser nadie más, no quiero ser nadie más —Sarah se detuvo, no iba a dejar que alguien hablara de su vida como si ella le hubiese dado permiso de hacerlo. Era injusto, ella no juzgaba la vida de nadie como para que alguien lo hiciera. Se dió la vuelta y lo enfrentó—. Además, nadie se ha quejado de tu vida, ¿Por qué deberías quejarte de la mía? —el Rey cortó distancia.

     Lo mejor de tener una conversación en un castillo, era que al ser el dueño nadie podía pasar por los pasillos, habitaciones o instalaciones como perro por su casa; el Rey Jeon debía dar el permiso de pasear por su castillo. Nadie los escucharía, a menos que haya algún soplon con ganas de sabotear al Rey, pero hasta los momentos, ellos estaban solos sumergidos en su gran conversación.

     —Soy el rey, ¿Quién se quejaría de mi vida? —era cierto, era la máxima autoridad. La miró esperando alguna respuesta afirmativa dónde alabara su persona.

     —Todos —soltó simple la castaña—. Nadie quiere casarse por obligación, ni ser el responsable de todos en los seis territorios —alzó una ceja, Sarah tenía razón. Nadie quería esa responsabilidad—. Imagínate, si existe un simple error, tú serás el único afectado. Tu padre se arrepentirá de todo lo que ha sacrificado por tí, tu abuelo te odiará y ni hablar de tus hermanos, estarán muy mal por tí. Están cómodos gracias a tí. Los mimas demasiado... —ella se arrepintió de la lengua suelta que estaba siendo en estos instantes y cerró la boca. Podían castigarla solo por abrir la boca e insultar indirectamente al Rey— Yo lo siento, Jung Kook, fue demasiado y me excedí... Yo...

     El Rey no dejó que ella hablara, ni siquiera que siguiera, solo asintió ante lo que ella decía.

     —Tienes razón, Lee Sarah —tragó saliva antes de revelar lo que él sabía sobre ella—. Tu vida no ha de ser fácil, perdiste a tu familia gracias al Lord Kim y estás aquí frente a mí, erguida y con la cabeza en alto hablando sobre mi vida, creyendo que no sabía quién eras tú realmente y que viniste a hacer en la mía —la Omega sorprendida agitó su cabeza, negando repetidamente por lo que el Rey había dicho.

     —No, Jung Kook, estás confundido —ella aseguró sin titubear, era convincente, pero el Rey Jeon no era ningún tonto, él sabía que esa personalidad tan marcada, sin miedo del que dirán los demás, su seguridad, hacían muy obvio que ella no pertenecía a la manada de los Kim.

     Ella era una líder a seguir, alguien quien sin dudas no te defraudaría.

     —Los Kim tienen una estrella pequeña en su espalda baja, como si fuese una especie de tatuaje. A ver tu marca —el Rey insistió sin importarle en dónde se encontraban ambos, ni el que dirían sus empleados al ver cómo acosaba a una empleada—. Ahora no eres tan ruda, Sarah —incitó a Sarah, él quería ver esa marca inexistente con sus propios ojos.

     —Yo sigo siendo la misma desde que viniste a salvarme —la Omega seguía firme, alzaba en ciertas ocasiones la ceja, pero no desviaba la mirada del Rey.

     Ella no se sentía intimidada.

     —Lo sé —sin apartar su mirada de ella, siguió insistiendo—. A ver tu marca —a simple vista pareciera que el Rey quisiera ver su cuerpo, pero detallando bien el momento, sólo quería asegurarse de que no se equivocaba y que su olfato jamás le fallaba, incluyendo a sus instintos y un buen análisis del panorama.

     —Esto es acoso a la privacidad —se quejó la castaña, tragando saliva segundos después.

     A Sarah se le agotaban las ideas, ella quería escapar y hacer que Jeon olvidara lo que acababa de pasar.

     —Soy tu Rey, has lo que te pido.

     Sarah no tuvo más remedio que enseñarle su marca inexistente, se dió la vuelta y se levantó el vestido mostrándole su trasero junto a la marca que Jeon quería ver, que claramente, no estaba y el Rey no se sorprendió, sus sospechas eran ciertas, ella no pertenecía a los Kim, ella era una Lee en cubierto.

      —¿Satisfecho? —bajó su vestido con descuido y de mala gana, ella sentía que Jeon había ganado la primera jugada, pero lo que no sabía es que ella llevaba la delantera.

     El Rey sonrió de forma traviesa, Sarah tenía un lindo trasero y un lunar en su glúteo izquierdo, pero si estaba satisfecho por corroborar lo que tanto había pensado de ella.

     —Sí —aquella sonrisa era invaluable, el Rey Jeon jamás había estado tan contento en su vida—. Ahora sé porque no acatabas mis órdenes con la voz de mando —reconoció y recordó aquel día cuando Sarah se hizo pasar por Gia, ahí fue la primera vez que la vió y empezó la curiosidad por aquella castaña.

     —¿Puedo retirarme?

     —No —negó el Rey con su cabeza, porque si ejecutaba lo que él tenía en ella... sería una falta de respeto al espacio personal de Sarah—¿De qué color son tus ojos?

     —¿No los está viendo?

     Jung Kook no había dejado de observarla, ni había apartado los ojos de ella ni un segundo, pero Sarah sabía que no se refería a ello, porque él sabía que ella llevaba lentes de contacto y estos estaban prohibidos en los seis territorios.

     —Sarah, deja de responderme con otra pregunta, por favor —le pidió sin perder los estribos, la Omega se volvía una fiera a la hora de defenderse.

     —Son azules.

     —¿Y el color natural de tu cabello? —el Rey estaba embobado por las imágenes que venían a su cabeza, no podía dejar de imaginarse a Sarah con todas las características que ella misma admitía, era como tener a dos Sarah en una.

     —Platinado.

     —Hermosa combinación.

     —¿Puedo retirarme ya?

     —No —el Rey no entendía porque ella quería marcharse, él no la castigaría por esconder su verdadera identidad y apariencia física—. Si antes estaba intrigado por tu persona, ahora quiero conocerte mejor que nadie, Sarah, prometo que si tú...

     —No, Rey Jeon, no prometa algo que no va a cumplir —lo interrumpió con una mirada dolida, sus ojos decían más que sus palabras.

     —El Rey Jeon no, pero Jung Kook sí, Sarah, prometo que haré desaparecer cualquier cosa que te moleste —intentó tomar su mano, jurandole así con su vida que haría todo lo posible que esté en sus manos para salvarla de todos esos demonios que la persiguen.

     —No, usted no podrá, lo siento.

     Sarah dejó al Rey en medio del pasillo, solo y confundido, pero eso sólo lo motivaba a seguir buscándola, a conocerla, a indagar sobre lo que hacía antes de trabajar para él y lo más importante, ¿Quién la ayudaba para esconder su verdadera identidad?

Holaaaaa mis bebus ❤️

Disculpen la tardanza... La universidad me absorbió más tiempo de lo debido, pero he vuelto para quedarme (por lo menos unas tres semanas antes de empezar el nuevo semestre).

¿Qué creen que pasará en el próximo capítulo?

Gracias por leer ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro