⚝ ↳Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 15↰ ⚝
Sarah estaba muy conmovida y emocionada por lo que presenció en aquel hermosos orfanato. Sin dudas para ella, esa fue la mejor cita de su vida y posiblemente la única que tendría a lo largo de la misma. Ella estaba sola, al fin y al cabo terminaría de la misma forma, ni siquiera era el tipo de Omega de algún Alfa, ni para un Beta, ¿Qué le esperaría más adelante? Deprimirse por ello no era una opción para ella.
La experiencia fue extraordinaria, jugar y divertirse junto a pequeños que son catalogados estorbos, basura y unos desperdicios. Un sentimiento sin igual. Ella estaba tan conmovida que olvidó por un momento el odio que tenía hacia la familia que había asesinado a sus padres, a su madre adoptiva y a sus ganas de quitarse la vida; por un momento, tenía las ganas suficientes para rehacer su vida y dar lo mejor de ella, pero al volver, se dió cuenta que sería la misma Omega de siempre, la que seguía órdenes de sus superiores sin rechistar, la maltratada por sus propias compañeras y por el mismo personal.
Su triste realidad.
—¿Y cómo te fue? Estás expulsando corazoncitos por todo el cuerpo —MinHa se acercó a la castaña para sacarle información, pero Sarah no tenía intenciones de decirle ni una palabra a su mejor amiga, había sido mágico lo que le había pasado.
—Estuvo bien.
Puntualizó, paralizandole el corazón a MinHa por tan absurda respuesta, ella pensaba que Sarah se había vuelto loca.
—¡Estuviste con el Rey Jeon casi seis horas! ¡¿Y solo me dirás que estuvo bien?! —se exaltó ante la respuesta más vacía y simple que su amiga pudo darle— ¡Todas deben de estar envidiandote! —y no mentía, todas las Omegas soñaban con estar con alguien como el Rey Jeon.
—Minnie, estuvo bien y ya. No pasó nada entre nosostros —Sarah alzó los hombros con desgano y se tiró en su cama, ignorando por completo la insistencia de MinHa.
—¿Lo espantaste como siempre? Sabes que detesto que lo alejes de tí —MinHa tenía una paciencia de hierro, pero no conseguiría nada estando detrás de Sarah todo el tiempo.
Ambas estaban frustradas por no obtener lo que tanto soñaban, tener una familia y un lugar propio donde vivir.
—Él y yo no estamos destinados a estar juntos, ¿Crees que la vida es un cuento de hadas, que consigues a tu príncipe azul y que vivirás para siempre junto a él? —la castaña soltó una carcajada sarcástica, limpiándose las lágrimas invisibles que bajaban por sus mejillas— Despierta, Minnie, este es el mundo real. —le recordó con crueldad— Somos sirvientas. Omegas que hacen más que solo limpiar, ordenar y estar al tanto de las necesidades del Rey, sus hermanos y Lores que asistan al castillo —la verdad era tan cruda a veces, que no había más remedio que mirar hacia adelante y no parar de caminar.
—No por ello debes cerrarte a la idea de amar, Hannie —MinHa sin desánimo siguió atacando con sus palabras a Sarah.
—No amo a Jung Kook, ni siquiera a un Alfa o beta. No me cierro a la idea, simplemente, no amo a nadie —le comunicó sentandose en la cama, viendo el rostro contraído de MinHa.
La puerta fue abierta bruscamente, resonando aquel golpe en toda la habitación, dejando los vellos de punta a aquellas dos jóvenes Omegas y mejores amigas, nuevamente. La figura femenina las veía con desprecio y sin ninguna pizca de remordimiento en sus actos, no era la primera vez que intentaba atacar a Sarah o a MinHa ya que parecía su pasatiempo favorito.
—Por eso creo en los milagros —soltó con aquella sonrisa maliciosa.
Esa chica tenía mucho odio en su corazón y no por algo que le haya pasado recientemente, ella provenía del orfanato y Jung Kook la trajo al castillo a trabajar, ya que en ese momento necesitaban mucho personal, incluso más de quince Omegas al cuidado de él.
—Gia —Soltó Sarah con sorpresa.
Ella simplemente, había pensado que esa Omega había desaparecido del mapa, nuevamente, que Jung Kook la había aislado para que no tuviese más problemas con ella, pero la verdad era otra, ¿Acaso Jung Kook le había mentido y todo lo que ocurrió en el baile fue una simple ilusión? Sarah estaba tan confundida. Sin embargo, algo era cierto, ella había rechazado la ayuda del Rey Jeon en su momento, ¿Qué esperaba? ¿Qué salieran guardias del más allá a protegerlas?
—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar montando al Rey? Estaba en tu cronograma —habló MinHa soltando una carcajada fingida, sin importarle la diferencia de estatura.
—No, el magnífico sexo que tenemos se cambió de día, pequeña zorra —relamió sus labios para retirar su cabellera de los hombros, dejando que cayera por su espalda.
—Llámame así de nuevo y verás, perra —MinHa amenazó acercándose a Gia sin temor, quería darle su merecido.
—Suficiente —Sarah se interpuso rápidamente entre ambas Omegas que se miraban con un odio incontrolable.
—¡No, amenazaste a Hye-Min para que no fuera a la cita con Jung Kook! ¡Ella es mi mejor amiga! —gritó Gia muy alterada, ¿Tanto le dolía que su amiga no hubiese estado con el Rey Jeon? Era increíble, ni siquiera le molestaba el hecho de que el Rey Jeon no la hubiese elegido a ella para ir a la cita.
—¿Y qué? Hye-Min es una insípida, incluso más que tú —soltó la Omega de cabello castaño dando justo en el clavo. El Rey Jeon se había aburrido de ambas Omegas, Hye-Min y Gia eran unas lindas jóvenes interesadas.
—¡Ni se te ocurra insultar a mi mejor amiga, ella es todo lo que tengo aquí! —señaló Gia a Sarah como si pudiera hacerle daño con ello, ella estaba cegada por la rabia que tenía contenida en su interior.
—¿Y crees que debería sentir pena por tí? —MinHa soltó una carcajada cargada de odio y de justicia. Cada quién recibe lo que merece— No, Gia. El que seas adoptada o huérfana, no te hace más que nosotras. Ni siquiera porque te hayas follado al Rey Jeon.
—Y-Yo... —su voz salía rota, su alma y corazón lo estaban— nunca he tenido relaciones con el Rey Jeon. Solo hubo sexo oral una vez, l-lo ju-juro —su voz quería quebrarse, pero ella misma lo evitó pensando en lo feliz que sería si alguien realmente pudiera amarla, todo sería diferente.
Ambas Omegas veían sorprendidas a Gia, ¿Todo lo que salía de su boca era cierto? ¿O era otra de sus mentiras para que la acepten también en ese cuarto que solo le pertenecía a Sarah y a MinHa? Todo parecía muy confuso.
—¿Eres vírgen? —preguntó Sarah con algo de delicadeza.
—Sí, por eso el Rey no quiso tomarme —escupió Gia molesta, odiaba la idea y el recuerdo del Rey rechazandola incontables veces.
—Lo siento, Gia, no teníamos ni idea —se disculpó sinceramente MinHa.
—Y cuando tú te hiciste pasar por mí, me sentía molesta y frustrada, porque a tí si te tomaría sin molestia... Es decir, tú ya no lo eres —siguió comentando Gia, justificando sus ataques contra Sarah, la única que podría entender su dolor, ella también era huérfana.
—Tener relaciones y ser violada, no es lo mismo, Gia.
Sarah tenía un enorme nudo en su garganta, toda su vida se ha preguntado el porque le pasaban las cosas a ella, porque debían desaparecer a su familia, su hogar, desaparecer a las personas que ella amaba; sólo le quedaba el dolor y las desgracias juntas.
El Rey Jeon estaba escuchando atentamente la conversación de las tres Omegas que habían olvidado por un momento que estaban en el castillo y que debían trabajar. Jung Kook no pudo aguantar la rabia que sentía por dentro y su persona se hizo presente delante de las tres chicas que discutían y ahora hablaban tranquilamente.
—Rey Jeon —Gia fue la primera en hablar después de salir de aquel estado en el que se encontraba, además de sorprendida, dolida.
—Ve a trabajar, Gia.
Gia asintió sin decir nada más y desapareció sin decir a dónde, solo corrió por los pasillos hasta desaparecerse.
El Rey Jeon daba miedo cuando se molestaba, todos huían de él.
—MinHa, vuelve a la cocina —ordenó el Rey sin dejar de ver a Sarah, quien se encontraba tan indefensa.
—Rey Jeon, con todo respeto, yo decido quedarme aquí.
—MinHa, sal por favor. Yo soy tu Rey y te ordeno que salgas —pidió nuevamente con amabilidad, pero la tercera vez él utilizaría la voz de mando y de una u otra forma, debía obedecerle.
—Minnie, házlo, estaré bien —MinHa miró a Sarah atentamente, esperando algún signo para pelear y quedarse, pero sólo le pedía que le hiciera caso al Rey con la mirada.
—Está bien, pero volveré —aseguró antes de irse por aquella puerta, dejando sola a su mejor amiga con el Rey Jeon.
Jung Kook sin dudarlo se acercó a ella y cerró la puerta detrás de él, no necesitaba a alguien que lo hiciera, él era autosuficiente... ahora.
—¿Cuándo pensabas decirme?
Sarah comenzaba a retroceder a medida que el Rey se acercaba más y más a ella.
—Usted y yo no tenemos ninguna relación —negó sentandose en la cama, esa no era su intención, pero tampoco había mucho espacio para recorrer.
—Sarah, no te pases de lista y respóndeme.
—Pasó hace tiempo, Rey Jeon.
—Dime Jung Kook, por favor, no es tan difícil —él estaba cansado de escuchar su apellido salir de la bella Omega que tenía en frente.
Jung Kook no sabía que estaba haciendo en ese preciso momento, pero sólo quería estar allí junto a la Omega que le atraía locamente, inexplicablemente. Ella hacía que su corazón saltara sin parar y que su lobo se sintiera a gusto con su presencia.
—Jung Kook, no es fácil para mí recordar esa etapa de mi vida —sus ojos querían cristalizarse, pero su loba no lo permitiría. Estaban dañadas, pero no serían vulnerables.
—Ese Beta debe ser castigado —el Rey estaba molesto, furioso, él quería encontrar al culpable y hacerlo pagar bajo las normativas que tenían.
—¿Cómo sabes que no es un Alfa? —Sarah encontró aquel refugio que tanto buscaba con desesperación, alguien que realmente la recibiera y la protegiera.
—Ya hubieses tenido un cachorro, Sarah. Ley de vida. —contestó dejando un suspiro—¿Lo recuerdas?
—No.
—Lo siento —el Rey no dudó ni un segundo y se acercó a ella, acomodándose a su lado para proporcionarle un cálido abrazo.
—¿Por qué me abrazas?
—Lo necesitas. —explicó sencillamente— Acepta mi oferta y duerme en las habitaciones que están cercanas a la mía, estaría más tranquilo sabiendo que tú estás bien —le recordó nuevamente, el Rey no era ese tipo de Alfa que le gustaba repetir las cosas dos veces o diera más de segundas oportunidades, pero él esperaría por Sarah el tiempo que ella necesitara.
—¿Por qué su repentino interés?
—Hay que tener los ovarios bien puestos para hurtar la identidad de otra Omega y amenazar a su mejor amiga solo para hablar con el Rey —le recordó con cierta emoción, Jung Kook estaba agradecido con ella por sus acciones, por primera vez pensaba que su vida no era tan miserable.
—Las circunstancias lo ameritaban —ella contestó sin dar tantas explicaciones, no tenía porque excusarse.
—Te admiro, Sarah.
No tengo nada que decir... Solo que amo escribir esta historia... ❤️
Gracias por leerme ❤️
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