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⚝ ↳Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 13↰ ⚝


     El Rey estaba listo para salir con Hye-Min, se había puesto su mejor traje marrón con una camisa blanca y una corbata a juego del color del traje con diseño, zapatos para la ocasión y una corona de oro. Estaba listo y convencido que sería una pérdida de tiempo, ¿Y para qué mentirse? Era cierto que lo sería, Hye-Min no había podido conciliar el sueño por la enorme decisión del Rey, esa de llevarsela a una cita a fueras de su gran castillo.

     Los autos fueron fabricados en el Territorio Ónix y Jeon tenía los más modernos, espaciosos y costosos en su poder. Nick le abrió la puerta trasera para que subiera al lado de su acompañante que ya se encontraba dentro del automóvil esperándolo.

     —Disculpa la tardanza —el Rey se arrepentía de sus propias decisiones, pero era de caballeros no fallar a sus propias palabras.

     —No se preocupe, Rey Jeon —habló su acompañante, llevándose una mirada sorprendida del Rey.

     —Tú no eres Hye-Min —acusó viéndola de pies a cabeza.

     Ella llevaba un hermoso vestido floreado blanco y unas lindas zapatillas blancas a juego, el vestido tenía un escote impresionante, resaltando los atributos de la Omega.

     —Es claro que no —sonrió dulcemente, pero era culpable, ella había obligado a Hye-Min a darle su lugar para irse con el Rey a la cita.

     —Tú y tu fascinación al hacerte pasar por otra persona —acusó nuevamente el Rey, bufando con diversión. Esa chica era única.

     —Solo vine a agradecerte —se excusó con una sonrisa, mientras el chófer la veía por el retrovisor, estaba embobado.

     —¿A mí?

     —Por lo de la otra noche, eso fue inesperado —sus palabras no sonaban explícitas, pero el chofer parecía viajar por sus pensamientos con cada palabra que la Omega decía.

     —Prometí que iba a proteger a cada Omega que viva en mi castillo, ¿Qué te sorprende?

     —Nada. No estoy acostumbrada que alguien me defienda de esa manera, eso era todo. —le dió una última mirada antes de ignorarlo y ver por la ventana del automóvil— ¿A dónde vamos? —intrigada preguntó, sin dejar de ver los árboles florales que estaban a las afueras del castillo.

     —¿Y mi acompañante? —el Rey también estaba embobado por ella, tanto que había olvidado por unos instantes que Sarah no era su acompañante desde un inicio.

     —Es de mala educación responder con otra pregunta, Rey Jeon —le recordó con una expresión coqueta.

     —Dime Jung Kook —le pidió sin dejar de ver sus movimientos, desde el de sus ojos hasta el de sus manos.

     —¿En serio quieres salir con ella? Porque podría llamarla y decirle que la estás esperando ansioso en el auto —inquirió sin despegar los ojos del Rey, provocando algo en él que ni Jeon mismo sabía.

     —No. —tragó saliva, sentía que se le resecaba la garganta— Por favor, Jhonatan, llévanos al orfanato —le pidió al chófer que casi se comía a su acompañante con la mirada.
    
     —¿El orfanato? —desconsertada pregunto. Vaya, Sarah pensaba que Jeon era un idiota de pies a cabeza, pero la elección de la cita la tomó por sorpresa.

     —¿No sabes que es un orfanato?

     —No. —negó con su cabeza, nerviosa— Es decir, es una institución que recoge a niños huérfanos. —explicó con simpleza— Nunca he ido a uno por el simple hecho de que no hay cachorros sin padres por los territorios —ella estaba tan segura de ello que tomó al Rey Jeon por sorpresa, pero por primera vez, Sarah se equivocaba.

     Jeon estaba embelesado y no solo por la belleza de Sarah, si no, por su inteligencia, ella era la indicada para ir con él a ese lugar.

     —Te equivocas. Te voy a contar una historia mientras nos llevan al orfanato del territorio Onix.

     —¿Cómo es posible que hayan cachorros en adopción?

     —Honestamente, no es difícil de explicar y menos de creer. Es un mito que los Betas no puedan embarazar a una Omega, aunque ocurra una vez a la cuaresma. —su forma de hablar y narrar, tan natural y con cierta delicadeza, dejaban impresionada, aún más a Sarah— Al principio están tan emocionados, ambos serán padres y están en la espera de su cachorro, pero al nacer algo se produce en ellos que deciden dejarlo en aquella institución para ser criados por Omegas cariñosas, capaces de darle la mejor crianza que exista en los seis territorios.

     Para aquellos cachorros era la mejor opción, unas Omegas cariñosas dispuestas a criarlos como si fuesen suyos.

     —Por eso los Betas y Omegas no pueden concebir cachorros, y cuando lo hacen los desechan para seguir con sus vidas. —relacionó Sarah, sacando sus propias conclusiones— A veces, los licántropos somos tan inconformes —acomodó un mechón de su cabello por detrás de su oreja, aunque lo tuviese demasiado largo, pequeños mechones la molestaban por el crecimiento del mismo.

     —Mira el lado positivo. Yo cree esa institución donde a los cachorros nada les falta ni les faltará. —era cierto, Jeon había iniciado y mandado a construir esa institución al notar como algunos cachorros no tenían a dónde ir, estaban solos en la vida— Tienen su propia habitación, comida, educación, juguetes y los vengo a visitar cinco veces al mes. Todo lo que desearía uno con ambos padres —algunos licántropos nacieron para criar cachorros sin padres y otros para egendrarlos, abandonarlos y no sentirse culpables luego.

     —Si te derrocan en algún momento, ellos se verán afectados, ¿Por qué nadie los adopta? Es decir, no tendrían porque estar en esa institución para siempre —Sarah sin dudas sería una gran Reina, Jeon comenzaba a considerar estar con alguien y esa sería Sarah, ambos pensaban de forma similar y podría acostumbrarse a verla por las mañana a su lado en la cama.

     —Porque las Omegas se rehusan a cuidar cachorros que no nazcan de ella.

     —¿Cuántas personas saben que administras el orfanato? —Jeon era un Rey con una vida privada muy sagrada, no quería que todos supieran que hacía con lo que poseía.

     —Mis hermanos, mi abuela y ahora tú, Sarah.

     —¿Estarías dispuesto a adoptar?

     Aquella pregunta tomó a Jeon por sorpresa, ¿Acaso era algún tipo de indirecta? ¿Quería que ambos adoptaran un cachorro?

     —¿Tú no? —le respondió el Rey Jeon con una pregunta.

     —Estaría dispuesta a dar la vida por cachorros que no fueran míos.

Gracias por leer ❤️

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