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⚝ ↳Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 11↰ ⚝


     —¿Qué es todo esto? —El rey preguntó imponiendo su presencia. Ante todo, le debían mucho respeto y si él mismo no lo exigía, los licántropos terminarían faltandole el mismo.

     Ambas Omegas, Sarah y Gia, miraron a Jeon e hicieron su respectiva reverencia, pero aún estaban dudosas del porque el rey había interrumpido la reciente pelea con su presencia. No era normal que un rey se preocupara por pequeñeces.

     —Sarah debía saber cuál es su lugar y en esta fiesta no lo es —Habló Gia junto a una risa burlona y sus demás compañeras la acompañaron, haciendo el momento incómodo, cosa que el rey no iba a soportar.

     El rey Jeon miró a Sarah con cierta alegría, por fin sabía su nombre y ya no tendría porque decirle Omega problemática. Ya tendría un nombre por el cual gemir y gruñir por las noches o en sus meses de celo.

     —Les recuerdo que todas fueron invitadas a esta fiesta. Sarah está en el lugar correcto. —La castaña no dejaba de mirarlo agradecida, nunca antes un Alfa la había defendido y menos de una artimaña— Lo segundo, Gia eres mi acompañante de cama, no es un secreto para todos los que están bajo mi mando, pero no te permito que me hables como te venga en gana. No somos amigos, ni iguales. Yo juego con tu cuerpo y me satisfago con el tuyo, no creas que por ello dejaré que hagas lo que te venga en gana, no eres la Reina de nada, ni la dueña de nadie. Pídele perdón a Sarah, basta con tus abusos —El rey lo había dicho en tono demandante y delante de las Omegas presentes, dejando en ridículo a Gia.

     —No, Rey Jeon, no es necesario —Sarah intentó detener aquel mandato, pero el Rey negó en su posición erguida, esperaba que algo saliera de la boca de Gia.

     —No estoy en este puesto por ser atractivo o por llevarme a muchas Omegas a la cama. Estoy aquí por mi propio esfuerzo y si Gia quiere que los demás empecemos a respetarla, ella comenzará a respetar a cada una de las Omegas que trabajan para mí en el castillo. —Su semblante serio se debía a algo muy importante, él detestaba que se sobrepasaran con las Omegas que estaban bajo su mando y los castigos eran peores si eran las mismas Omegas que amenazaban la vida de las demás— Aún no te escucho, Gia.

     El Rey Jeon estaba cegado por la rabia. Jamás hubiese hecho pasar pena a una Omega delante de otras, normalmente las citaba aparte y les comentaba al respecto, pero hoy era un día diferente. El olor de la Vainilla de Sarah lo habían dejado atontado.

     —Perdóname, Sarah. No volveré a imponerme —Gia fingió algún tipo de remordimiento en sus acciones cometidas con anterioridad, pero Sarah sabía que solo lo había hecho para satisfacer al rey.

     —Ahora, si me lo permiten, voy a llevarme a Sarah. —Él rey extendió la mano con elegancia y con una correcta postura, dejando sorprendidas a todos los presentes y que presenciaban tales acciones de Jung Kook, pero Sarah se rehusó a tomar su mano. Para ella no estaba correcto seguir aquel espectáculo que el rey daba— Por tu bien, toma mi mano, Sarah —Le aconsejó con educación, escondiendo detrás de esa hermosa sonrisa una gran amenaza.

     La castaña de mala gana tomó la mano extendida del Rey y caminaron juntos a la pista de baile donde todos los Lores estaban junto a sus acompañantes bailando al ritmo de la música.

     —Eso no era necesario —El rey posicionó ambas manos en la pequeña cintura de la castaña, sobresaltandola un poco.

     Ella tenía muchos traumas y uno de ellos era que un Alfa la tocara demasiado o quisiera sobrepasarse con ella, pero este no era el caso, solo sería un baile amistoso.

     Sarah también le siguió la corriente a su acompañante y dejó ambas manos en los hombros del Rey, bajo la atenta mirada de Gia, no había dejado de mirarla desde que Jung Kook la arrastró junto a él, maldiciendo por lo bajo y pensando a su vez cosas, acciones y una venganza muy catastrófica.

     —¿Qué parte? —El rey se divertía, por fin lo hacía y eso le aterraba.

     El rostro serio de Sarah le causaba una infinidad de sentimientos y a la vez diversión, principalmente porque ella merecía ser salvada por aquel príncipe de sangre azul, pero al hacerlo ella se sentía la mala de la película ¿Quién la entendía? A veces las Omegas eran muy extrañas y más la de sangre pura.

     —Ridiculizar a Gia de esa forma delante de sus amigas —La castaña se sentía incomoda y era por el hecho de tener la mirada penetrante de Gia pegada en la espalda.

     Y no sólo eso. Jeon tenía la tentación de bajar la mano y acariciar uno de los glúteos de su acompañante, y más al tener los ojos de todos en ambos.

     Eran la pareja del momento.

     Él quería hacerles saber a todos los presentes que esa Omega sería suya, costara lo que le costara. Las palabras de su hermano se habían alojado en su mente y de ahí no saldrían por un largo tiempo.

     Sí podía satisfacer la vida de todos los que habitaban en los territorios y estaban bajo su mandato, ¿Por qué debía ser el único sufriendo por no ser amado o correspondido? Debía intentar y seguir su corazón, sin descuidar su reinado o sería reemplazado por el Lord Choi.

     —Cree que porque me acuesto con ella puede tratar a su conveniencia a las Omegas del Castillo y eso no lo tolero, ya no más. —Admitió sin dejar de bailar junto a Sarah, quien lo hacía mejor de lo que el Rey había imaginado— MinHa y tú solo trabajan arduamente en el castillo, ponerle más peso sobre sus hombros me haría un mal dirigente. —Le dió un giro discreto a su acompañante con elegancia y volvió a ella, dejándose llevar por la música— Debo protegerlas, cuidarlas, que se sientan a salvo. No que en cualquier momento una de las Omegas sea capaz de degollarlas mientras están dormidas.

     —Posiblemente, ahora lo haga. Tiene motivos —Sarah movió su caderas al compás, tomando desprevenido al Rey, sintiéndose tan bien al tenerla tan cerca de él.

     Lee se dió la vuelta y pegó su trasero al cuerpo de Jeon, se sentían muy calientes al bailar una simple pieza de música tranquila.

     —Si de esa forma ella quisiera actuar, no te preocupes, dormirás en mi dormitorio —Jeon estaba tentado de besar su cuello, el olor de aquella dulce Omega se introducía por sus fosas nasales, pero debía tranquilizarse, tampoco quería crear rumores antes de tiempo.

     —A veces eres tan gracioso —Volvió a su posición inicial y se mantuvo con una sonrisa pícara en su rostro.

     El rey tenía las mejillas coloradas y no era por el calor que había en el ambiente, un aire acondicionado estaba en casa esquina del gran salón, manteniéndolo fresco, era por la cercanía de la castaña, su olor, caderas y el resto de su cuerpo.

     —Haré algo mejor. —El rey no iba a desistir de la idea de mantenerla más cerca de él— Mudaré a tu amiga y a ti a una habitación al nivel de la mía. —Se sentía cegado, pero valía la pena— No me mires así, es solo por protección. También pondré a varios de mis Betas a las afuera de su habitación, estarán seguras. Hoy y siempre —La Omega negó con cierto frenesí, ¿Acaso ella tenía un secreto que no podría ser descubierto por los Betas que cuidaban del Rey y estaban bajo su servicio?

     —No será necesario, sé cuidarme y apuesto a que MinHa también. —La canción había terminado y Sarah sabía que procedía, debía desaparecer antes de que Gia se acercara a ella y le amenazara con romper su vestido, mallugar su rostro o romperle los brazos— Gracias por la pieza, estuvo bien —Hizo una reverencia y caminó ignorando los llamados del Rey, hoy no era el día indicado para morir.

     ¿Qué tramaba, Sarah? ¿Por qué no dejaba que el Rey se acercara a ella más de lo necesario? ¿Por qué no dejaba que el Rey la ayudara a olvidar su pasado? MinHa tampoco lo comprendía, sólo era una chica que no se dejaba querer y quería mantenerse en ese margen sin llamar la atención de los demás licántropos, pero con la mirada de Jeon puesta en ella, no ayudaba a ser la chica invisible.

     —¿A dónde vas, Hannie? Aún no se acaba la fiesta —MinHa había logrado lo que tanto había deseado, estar en los brazos de su destinado, pero al ver a su amiga abandonando la pista de baile y dejando al Rey plantado debía alarmarse.

     —Para mí, ya se acabó —La castaña negaba una y otra vez, casi caía en los encantos de un Alfa, cosa que juró jamás hacer porque su voz de mando jamás le afectaba, ¿Por qué debía ser sumisa y acatar las órdenes dadas? Ella era capaz de rehusarse y lo haría cada vez que lo viera conveniente.

     —El Rey sería incapaz de lastimarte —La peliblanca le aseguró con una sonrisa e intentó retener a su mejor amiga.

     —Pero sí sería capaz de jugar conmigo por un puto capricho.

     —¿De qué hablas? —MinHa no sabía que había hecho mal el Rey para que Sarah hubiese reaccionado de aquella manera, solo quería mantener la situación bajo control.

     —Todos los Alfas son iguales. —Decretó ganándose la mirada de varios de los invitados— Nos quieren bajo su control.

     —¡Sarah, espérame!

¡Holaaaaa, mis bebus!

Estoy un poco enferma, pero motivada a seguir actualizando🙈

No sean lectores fantasmas... Yo no muerdo... Ando un poco triste, así me animarían.

Gracias por leer ❤️

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