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⚝ ↳Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 08↰ ⚝


     —¿Estás seguro de tu decisión?, Puede haber represalias por tus actos —Nam Joon, el hermano mayor del Rey, entró por la puerta del comedor, dispuesto a entablar una conversación con su hermano menor, que no veía aproximadamente hace unos días.

     —Que honor tenerte conmigo y no metido en aquella habitación llena de libros. Adelante, —El Rey Jeon señaló la mesa y al puesto que estaba a un costado de él, invitándolo a almorzar junto a su lado, haciéndose mutua compañía— Nana ordenó un banquete por el nuevo logro de nuestra historia, por nuestras manadas —Acomodó su servilleta con clase e irguió su postura, estaba adoptando una mala posición desde hace días, el estrés causado por todos los males le estaba afectando físicamente.

     Nam Joon aceptó la invitación con una sonrisa y obedeció a sentarse en el lugar que le había indicado. Acomodó la servilleta de tela dorada en su regazo y evitó poner los codos sobre la mesa, era de mala educación, pero el mayor amaba tener sus codos apoyados mientras leía y tenía aquella costumbre muy marcada, lo hacía en cualquier sitio, estuviese leyendo un libro, estando en su teléfono móvil o incluso, entablando una conversación con las empleadas del castillo.

     —Se llama biblioteca, Jung Kook —Corrigió el jóven Kim, como si el Rey no supiera lo que tenía en lo que él llamaba hogar.

     —Lo sé. Yo la mandé a construir para tí —Confesó tomando de la copa de cristal que contenía aquel líquido vinotinto, ese que tanto le gustaba tomar en sus almuerzos.

     Aún podía sentirse el ambiente tenso y más entre ellos. No se habían dado la oportunidad de unirse como familia, sólo se veían como un agregado a su persona, como si la sangre no importara y el ser llamados familia valiera tan poco.

     —No respondiste mi pregunta, Jung Kook —Recordó haciendo una mueca. El mayor no sabía porque su hermano tomaba tanto de aquel líquido rojizo, según él, no era nada adictivo su sabor, de hecho le provocaban unas cuantas harcadas.

     —Sí, lo sé. Siempre he sabido que cada decisión que tomo es como cavar mi propia tumba, nunca sabré en que momento caeré muerto —Expresó con una referencia que hizo tragar saliva a su hermano mayor, deduciendo que pronto llegaría su muerte y con ella mucho dolor.

     —Nadie te va a matar, Jung Kook. Eres el mejor Rey que todas estas manadas han tenido, no creo que sean tan imbéciles como para desperdiciar tu vida —Opinó con firmeza en su voz, tampoco dejaría que muriera su hermano menor en vano, ese que había amado desde el primer momento en que nació; ahora podría estar muy cambiado por todo lo que había pasado, pero no dejaba de ser ese pequeño que le costaba pronunciar su nombre.

     —Gracias por tus palabras de aliento, hermano, pero lamento decirte que es la verdad. No hay de otra que darles lo que ellos quieren.

     Nana apareció junto a otras Omegas, dejándole aquel festival de diferentes cortes de carne, ensalada, papas al horno con queso parmesano por encima y brócoli con salsa blanca, tocineta y maíz a su disposición, acompañándolo con algunos platos adicionales y cubiertos de fina plata. Desaparecieron al comprobar que ambos jóvenes estuvieran degustando la comida que había tardado unas cuantas horas en estar lista.

     —Sabes que no es cierto. Debes darles lo que ellos necesitan, si no, ¿Qué sentido tendría darle a todos los que ellos quieran, mientras tú vives en una miseria? —Objetó tomando un corte delicado de papa para meterlo a su boca, explotando en ella con su increíble sabor.

     —Yo no vivo para satisfacerme, vivo para ver felices a los otros lobos por mi gran trabajo —El Rey Jeon tenía claro los objetivos que tenía que lograr con su mandato, ser feliz no estaba en la lista.

     El silencio inundó la habitación. No era justo escuchar como un hombre con determinación, talento innato para gobernar, terco, inteligente, bondadoso, cuidadoso, pudiera decir abiertamente que su bienestar no era importante en ésta vida, ¿Y de qué servía vivirla si era así?

     —Dile lo mismo a Taehyung —Nam Joon rompió el hielo involucrando a su otro hermano menor.

     —Ese enano aún no se da cuenta que será el nuevo Lord del territorio Esmeralda dentro de un año.

     Jeon y su padre, el Lord Kim, ya habían tomado aquella decisión. Nam Joon tenía todas las destrezas, era inteligente, capaz de debatir y ejecutar planes de batalla, bondadoso y de gran corazón, pero el Rey Jeon no condenaría a su hermano mayor a la desgracia, no corrompería aquel corazón por una simple suposición de su reinado, ya era suficiente con que él se haya roto así mismo.

     —No lo culpo, también quisiera ignorar lo que pasa a mi alrededor —Apoyó las travesuras que hacía el menor cuando no lo tenían en la mira.

     Taehyung se había vuelto sexualmente abierto, no importaba si lastimada aquella Omega o no, sólo quería meter aquel miembro reproductivo colgante en una vagina muy estrecha.

     —Tú no puedes opinar mucho al respecto, buscaré un puesto adecuado para tí. Podría cederte un puesto como economista, necesito uno de confianza —Soltó el Rey Jeon de repente, si no lo tendría como Lord en el territorio Esmeralda, lo tendría en el castillo protegido a su lado.

     —Ni lo sueñes, Jung Kook —Negó de inmediato. El jóven Kim amaba leer y estudiar, pero no que le impusieran lo que debía hacer con su vida.

     —¿Crees que estaré toda la vida manteniéndote aquí metido en el Castillo? —Jung Kook soltó una carcajada tras tomar de la copa de vino, se le estaba secando la garganta— No, quiero que salgas y encuentres a tu Omega, te cases, tengas hijos y seas feliz. Estar solo no es suficiente, mírame a mí, esperando que una Omega me quiera de verdad, que esté dispuesta a tener mis cachorros por amor y no por conveniencia o por cuanto dinero podrá sacarme luego de la separación —Quizás sonaba deprimente, pero en su defecto, era cierto. No todos se casan por amor, siempre hay algo de por medio, sea una gran herencia, fortuna o un simple capricho.

     —Lo siento, hermanito, no imaginaba que tu vida fuera tan mísera —El mayor se compadecía de él, pero lo menos que el Rey quería era la lástima de los demás miembros de las manadas.

     —Sé que piensas que hago lo que me venga en gana, pero tengo muchos deberes que atender y tener a todos los Lores metidos en mi cavidad anal, molestandome, no podría ser más incómodo —Soltó con gracia, ya había olvidado hasta como soltar una que otra broma, siempre debía ser tan formal y que todos mantuvieran aquel respeto que con pulso se había ganado.

     Nam Joon no pudo evitar soltar una risotada, siendo lo único que resonaba en el gran comedor, ya habían olvidado lo que era reírse con ganas.

     —Me encantaría estudiar economía, sólo si prometes hacer una reunión casual de vez en cuando en el castillo, necesitas divertirte un rato —Nam Joon era bueno proponiendo tratos y era muy difícil que alguien se negara.

     —Trato hecho —Sin dudar, sólo aceptó tener a su hermano de vuelta en el equipo.

     —¿Sabes? Escuché a papá y al abuelo hablar de tí, dicen que necesitas una esposa y un futuro heredero —Comentó tomando la servilleta para limpiar las comisuras de sus labios, siempre el jóven Kim hacía un desastre con la salsa blanca.

     —Tengo doscientos veintidós años, no trescientos cincuenta como para tener herederos, no justo ahora que mis metas como Rey se están cumpliendo —Jeon comenzaba a molestarle lo que su familia tenía en mente para él, imponiéndoselo, obligándolo a hacerlo.

     —Entiendo, hermano, pero ¿Cómo vas hacer? Los escuché hablar muy en serio y por su tono de voz, necesitan que te cases lo antes posible con cualquier Omega —Nam Joon se veía preocupado, su cuerpo comenzaba a tensarse sólo con la idea de ver a su hermano haciendo algo que no quisiera.

     —¿Y si no la amo? —Jeon no era de cartón, tenía un corazón y estaba dispuesto a encontrar a la Omega que tuviera la llave maestra para entrar, alojarse y quedarse allí.

     —Harás sólo lo que tú decidas, hermano. Aunque sé que no tengo voz ni voto, opino que por primera vez te hagas feliz a tí mismo con tus acciones, tus decisiones, tus propias metas trazadas como licántropo, como un miembro más de la manada —Aquellas palabras motivaron al Rey Jeon para luchar por su propia felicidad.

     —Podríamos intentar llevarnos mejor, aunque no te guste comer junto a mí.

     Ambos tenían una gran sonrisa de felicidad en sus rostros, estaban emocionados de no matarse con las miradas y haber tenido una conversación más larga que sólo unos cuantas palabras.

     —Podríamos traer unos libros al comedor y con gusto te acompaño a almorzar, es que me entristece ver éste espacio tan vacío, sin nada de vida o color —Nam Joon siempre se salía con las suya, ¿Y cómo culparlo? Era un genio para crear tratos descomunales.

|• ⚝ •|

     —¡Rey Jeon, disculpe la intromisión! —Entró Nicholas sin tocar la puerta del comedor, sobresaltando al jóven Kim que no estaba acostumbrado a las noticias inesperadas— Jóven Kim —Hizo una reverencia y saludó al hermano mayor del Rey.

     —¿Qué pasa, Nick? —Jeon limpió las comisuras de sus labios con la servilleta dorada y se puso de pie, pidiéndole permiso a su hermano para retirarse de la mesa y avanzar hacia el guardia que había llegado agitado.

     —Jacobo encontró a una Omega husmeando en su despacho y decide darle su merecido —Alarmado Nicholas, el Beta, había ignorado la primera regla al igual que Jacobo, consultar con su superior antes de ir a él.

     —James está a cargo de ustedes mientras yo estoy ocupado, como ahora —Recordó, el mayor James estaba a cargo de todos ellos y de la seguridad del castillo.

     —Lo siento, Señor, pero es importante, tiene a la Omega en el salón de reuniones y sabe la Diosa Luna que tiene ese beta en su cabeza —Se apresuró en decir, por el tono de preocupación en su voz ese beta temía por la vida de aquella Omega.

     —Lo siento, hermano, ahora vuelvo —Le dedicó una mirada tranquila y repasó en su mente las soluciones posibles, no veía tal amenaza.

     —El deber llama —Comentó Nam Joon alzando la mano derecha, animandolo a proseguir con su propósito.

     —Vamos, Nick, llévame con ellos —Ordenó con voz grave, irguiendo su postura.

     Ambos personajes salieron por la gran puerta y subieron las escaleras en busca del salón de reuniones, ese que utilizaban para reunirse todos los Lores con el Rey y debatir ciertos temas para el bien común; llegaron a la gran puerta y sin exagerar, Nick la abrió con fuerza, revelando una Omega que lloraba y pedía por piedad, mientras Jacobo tenía un martillo pesado en su mano dispuesto a golpear los huesos de la mano de la Omega.

     Jacobo sostenía su mano abierta en la gran mesa y ella le brindaba un espectáculo a los demás guardias por tenerla inclinada, gracias a lo bajo de la mesa, revelando la braga de encaje negro que tenía bajo el vestido corto de limpieza.

     El Rey enfurecido entró con la barbilla en alto, imponiendo su puesto y creando terror en los cómplices de aquella locura, ¿Qué no sabían lidear con una Omega? La solución no era la fuerza, ni el maltrato para que te digan lo que quieres saber, debían ser más inteligentes que sólo usar sus cuerpos y fuerza bruta para solucionar algún problema.

     —Por favor, te lo ruego —Pedía desesperadamente la Omega, sin percatarse que su salvador había llegado, ese que le daría la oportunidad de explicarse y del porque de su presencia en el despacho real.

     —Eres una perra, nadie te recordará de todos modos —Jacobo estaba cegado por la ira, pero no exactamente por la intromisión de la Omega en el despacho, mientras era su turno de vigilarlo, si no, lo capaz que había sido la Omega para entrar allí, ni él mismo había podido.

     —Suficiente. —El Rey Jeon se había puesto detrás de Jacobo y evitó que aquel martillo que había sido alzado con fuerza para descender tocara la delicada piel de la Omega— Los castigos los dictamino yo, el Rey de todos los territorios, tu Rey, ¿Quedó claro? —Todos miraban incrédulos la escena.

     Jacobo estaba sorprendido de la fuerza del Rey, en un movimiento rápido lo separó de la Omega y tomó el martillo de su mano derecha, a una velocidad que nadie había previsto.

     —Primera y última vez que tienes pensado en lastimar a una Omega, ellas están protegidas por mí —Soltó con firmeza y molestia, nadie debía lastimarlas ni con el pétalo de una rosa.

     —Pero mi Señor, ella estaba abriendo los cajones de su escritorio con desesperación —Acusó con rapidez, rogando internamente por su puesto de trabajo, tenía grandes beneficios y por un simple error podría perderlo.

     —Todos fuera —Pidió con amabilidad el Rey, examinando a su paso a la Omega que estaba a centímetros de él.

    —Pero mi Señor... —Jacobo intentó hablar, pero fue interrumpido por una voz autoritaria.

     —¡Retírense, he dicho! —Usó la voz de mando, esa que sólo debía usar con las Omegas cuando lo desobedecían.

    —Sí, señor. Ya escucharon todos —Ordenó y apoyó Nicholas, apaciguando el tenso momento.

     —Gracias, Nick.

Holaass! ¿Cómo están? ¿Cómo les trata la vida?

Por fin pude actualizarla y terminarla ésta madrugada✨

¡Pronto llegará su nueva portada!

Gracias por leer❤️

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