—Disculpe, mi Rey, pero es importante que asista a la reunión de la mañana —el beta avisó de forma desesperada a través de la puerta del despacho del Rey Jeon.

     Los Lores de los territorios lo esperaban en la sala de reuniones real del gran castillo, estaban sucediendo extraños eventos que no se habían visto hace más de seis milenios, según los registros de todas las manadas y líderes pasados.

     Habían pasado dos años desde que Jeon Jung Kook había sido coronado como el Rey de todos los territorios, cada una de aquellas tierras tenían sus límites y sin olvidar que también tenían sus respectivos Lores, aquellos Alfas designados líderes por sus antepasados.

     Los primeros meses del reinado del Rey Jeon, fueron los más importantes ya que decidió que cambiaría los nombres de los territorios y haría nuevas reglas, claro que también eliminaría algunas, como por ejemplo: Cualquier habitante podría ir al territorio que no fuera el de su manada, sin tener ninguna reprimenda al respecto, sólo debía tener su respectivo identificativo por cualquier provocación inadecuado hacía otro territorio y de esa forma sería penalizado.

     Otro ejemplo era, había removido aquella inexplicable prohibición, sólo los Alfas podrían casarse con una Omega digna de la corona, es decir, eran escogidas por sus padres antes de que el cachorro crezca; al Rey le pareció cosa más absurda, no por nada la Diosa Luna se dedicaba día y noche a trazar la vida de cada uno de sus licántropos, por ende dejaría que sus lobos encontraran a sus compañeras, sean del territorio o categoría que fuera.

     Jeon levantó la cabeza de los papeles importantes en los que estaba sumergido y dejó salir un gran suspiro, aunque era el mejor Rey que había existido no le quitaba los problemas que tenía que afrontar, no todos los habitantes lo aceptaban como su Rey y por rebeldía, incendios forestales eran provocados por los opositores hacia su liderazgo.

     Se levantó de aquella cómoda silla de asiento acolchado y se paró erguido para andar hacia la puerta, aquella voz de ese desesperado beta lo hacía contradecir la realidad con sus pensamientos, ¿Acaso no era un buen líder y por eso incendiaban pueblos enteros? Era el mejor según los Lores y la Diosa Luna, pero ¿Aquello era suficiente?

     Él había urbanizado parte del territorio Jaspe, trayendo a su vez tecnología del territorio Esmeralda que le era muy útil a la hora de distraer a sus habitantes. Estaba comenzando una nueva oportunidad para mejorar el mundo en el que vivían, pero pocos se daban la oportunidad de sólo mirar lo que una brillante mente podía lograr para hacerlos avanzar y en su lugar, sólo se ponían a juzgar.

     ¿Realmente valía la pena tanto esfuerzo de su parte? Los lobos no se daban cuenta de su potencial y en su lugar, sólo se ponían a empeorar las oportunidades de avanzar.

     —¿Quienes están en la sala de reuniones? —preguntó Jeon segundos después de haber abierto la puerta de madera natural.

     —Todos los Lores, incluyendo a su padre y abuelo, Rey Jeon —aquel beta hizo una reverencia y luego se paró erguido, le tenía mucho respeto.

     El Rey era muy bueno, le había dado un hogar a aquellos que daban por muertos y un trabajo para los que según no servían de nada.

     —Gracias, Nick.

     Le dió un breve vistazo al beta, era el nuevo guardia de seguridad, se encargaba de vigilar el piso del despacho del Rey Jeon, ya que tenían sospechas de un pronto hurto hacia los papeles más importantes y sagrados que habían en su despacho.

     Caminó hacia la sala de reuniones real y sus fieles trabajadores que estaban a cada lado de las puertas dobles la abrieron, dando un espectáculo de glamour e importancia a la persona que había llegado y alertando a los demás que el Rey había llegado.

     —Mi rey —dijeron al unísodo los Lores que se encontraban dentro, haciendo una reverencia de frente hacia él.

     —Pueden sentarse —procedió con rapidez a sentarse en uno de los extremos de la gran mesa de reuniones, mientras en el otro se encontraba su padre orgulloso del mando de su hijo—. Estoy informado sobre los homicidios injustificados de aquellas Omegas —el asistente del Rey entró por la puerta doble de madera natural y le extendió una carpeta con toda la información de los asesinatos—. Lord Park, hábleme del territorio Jaspe, ¿Se mantuvo tranquilo ante los recientes sucesos? —se dirigió con respeto hacia el Lord Park, líder de la manada del territorio Jaspe.

     —Rey Jeon, mi manada ha permanecido estable, juré protegerlos y eso haré aunque mi vida acabara por ello —con la mano en el pecho habló, su juramento era sagrado y tenía un gran peso sobre sus hombros.

     Sí algún miembro de su manada se veía afectada por aquél o aquella licántropo, él no se lo perdonaría nunca y sus pensamientos negativos atacarían su mente, repitiéndose así mismo que sus antepasados estarían muy decepcionado de él.

     —Yo también juré protegerlos y me saca la piedra el saber que algo está fallando... —fue interrumpido de forma voluntaria por aquél lobo de pelaje anaranjado.

     —¿Cómo no va a fallar? —soltó el Lord Choi sin pedir permiso para hablar— Mi manada está furiosa, acabas de reducir nuestro territorio y años de grandes construcciones —acusó como si realmente el Rey Jeon fuera el culpable.

     —El territorio Zafiro y Ágata no deberían estar extintos. Sólo a un maníaco se le concurrió la grandiosa idea de exterminarlos para quedarse con los territorios, ¿Y por qué? ¿Más impuestos?

     Los presentes se quedaron callados, mientras el Rey Jeon y el Lord Choi discutían sobre un punto importante, nadie había reprendido al lobo de pelaje amarillento por sus actos y ya era tiempo de enmendar sus errores, fuera la forma o no.

     —¡Eran los más grandes que existían, era tentadora la oportunidad! —habló de forma exaltada, faltandole el respeto al Rey que aún le permitía ser el Lord del territorio Citrino.

     —¡Pero no te daba derecho de arrebatar vidas y almas puras sólo por poder! —el rey se levantó de la mesa real alargada furioso, el Lord Choi lo sacaba de sus casillas fácilmente— Te recuerdo que aquí el Rey soy yo y si decido que ambos territorios deben existir, ¿Que te parece? Existirán —dió por terminada la discusión, intentando reprimir a su lobo que se encontraba a la defensiva de aquel Lord con sed de poder, como si no tuviera suficiente con el que tiene.

     —¿Y cómo planeas habitarlos? Los Jeon y los Lee están muertos —soltó con burla el Lord Choi, como si no fuese suficiente llevarle la contraria o dirigirle la palabra sin permiso al Rey.

     —Por desgracia para tí, hay un Jeon vivo y ese soy yo. Lastimosamente, no me pudiste matar aquel día cuando decidiste acabar con los días de mi manada —soltó un gruñido estruendoso, haciendo tragar saliva de forma tortuosa a todos los presentes—. Trátame con respeto, soy tu Rey, no un simple capullo al que puedas insultar con altanería.

     —Lo siento, Rey Jeon —bajó la cabeza simulando respeto.

     —Por favor, retírese —pidió el Rey con tono firme.

     —Pero Rey Jeon, aún no hemos terminado —observó el mayor, pero el Rey con una sonrisa tranquila condujo la situación a un camino menos problemático.

     —Yo terminé con usted —giró su cabeza para indicarle al guardia que guiara al Lord Choi hacia la salida—. Siga a James, le enseñará la salida y que tenga un productivo día. —los presentes lo despidieron con el respecto que se merecía.

     Con rabia el Lord Choi se puso de pie y se apresuró a acompañar a James que con una cara seria lo esperaba para guiarlo justo como le habían indicado. Al desaparecer ambos, el Rey decidió que era hora de continuar con la reunión, sentándose nuevamente en aquel asiento acolchado.

     —Y usted, Lord Min, ¿Cómo se encuentra el territorio Ónix, alguna novedad? —juntó sus manos por encima de la gran mesa rectangular de madera, estaba furioso por ser insultado en su propio reino.

     —Rey Jeon, terminamos con las telecomunicaciones y la fabricación de tecnología.

     Hace tiempo los Betas y Omegas más inteligentes de los otros territorios fueron unidos para crear maravillas en tan pocos años.

     —En este informe puedo ver que están atrasados —señaló con sus manos unidas a los documentos que tenía frente a él.

     —Los trabajadores tienen miedo de ser asesinados, no sólo trabajan Betas, también unas cuantas Omegas —acotó con seguridad, todo lo que pasaba había afectado enormemente a la producción de cada territorio, no sólo donde ocurría tales atrocidades.

     Secuestraban a Omegas de cualquiera de los territorios, no importaba y las dejaban sin vida a las afueras de los límites de sus territorios, sin ropa y en el cabello le hacían trenzas, quizás un fetiche sexual y depravado.

     —Triplicaré la protección y vigilancia de su territorio. Nadie entra y sale sin identificación o serán gravemente sancionados —relajó al Lord Min, habían asesinado a dos de sus Omegas, tardaron en identificarlas, su secuestrador les pintaba el cabello y tachaba la marca que se les creaba naturalmente al nacer.

     Habían muchas formas de identificar qué lobo pertenece a cada manada y una de esas eran las marcas que se hacían solas al nacer.

     ◯ Los Choi tenían un círculo pequeño en su hombro izquierdo, sin ningún diseño dentro.

     🦋 Los Min eran la única manada que tenía una marca grande y era una mariposa del tamaño de su mano en su pierna derecha, era una monarca.

     ♃ Los Park tenían una figura abstracta en su pelvis, pequeña, pero fácil de identificar.

     ⛥ Los Kim tenían una estrella pequeña en su espalda baja, como si fuese una especie de tatuaje.

     ✗ Los Lee por ser de sangre pura no tenían marcas en ningún lado de su cuerpo, pero les era más difícil esconderse en cualquier territorio, porque al percatarse que no tenía, posiblemente era un enemigo y quería adueñarse de sus tierras.

     ❂ Los Jeon eran los únicos que tenían la marca un poco sobresaliente en su pectoral izquierdo, era la forma de un sol y si lo tocabas con las manos podrías sentir los trazos del mismo.

     —Gracias, Rey Jeon.

     —Espero que de esa forma podamos atrapar al Alfa que anda haciendo éste tipo de atrocidades —nadie sabía quién cometía los homicidios, pero el Rey Jeon tenía el mejor olfato y presentimientos frescos, él supo de inmediato que ningún beta podría cometer aquellos crímenes que se pagaban con muerte y encarcelaban a su familia después de ser ejecutado.

     —¿Cómo puedes estar tan seguro, hijo? —el Lord Kim habló por primera vez, viéndose sorprendido.

     —Un Alfa es el único que podría ser tan depravado como para marcar a una Omega que ya lo estaba.

     Los Lores se miraban horrorizados, sabían que no habían más Alfas además de ellos, podrían contarse con los díez dedos de sus manos.

     —Pero los únicos Alfas que existen estaban presentes en éste salón —sólo faltaba el Lord Choi para estar completos porque hasta el abuelo del Rey estaba presente.

     —Al parecer, aquello que tanto pueden asegurar no es cierto. Debe haber un Alfa suelto con sed de venganza —aseguró con calma, sin hacer un escándalo de lo que pasaba en realidad.

     Un olor a fresas se hizo presente en sus fosas nasales, sabía que pronto aparecería su abuela por aquel gran espacio debajo del marco de las puertas dobles de madera natural.

     —Les traje un poco de té —la señora que aparentaba unos cincuenta años apareció con una gran sonrisa.

     Kim NamRi se encargaba de entrenar a las Omegas que trabajan en el castillo para el Rey Jeon, desde la limpieza hasta las Omegas que se encargaban de cada una de sus comidas y las que lavaban su ropa. También hay que mencionar que no sólo atendían al Rey, si no a los hermanos de Jeon.

     Jeon Jung Kook creyó que era prudente traer a sus hermanos bajo su techo para hacer de su vida lo que quisieran, él había jurado protegerlos costara lo que costara, aunque sea el hermano menor de éstos.

     —Gracias, abuela —tomó la mano de su abuela luego de dejar la bandeja sobre la mesa, era muy suave y aquello le recordaba a las de su madre.

     —Kookie, no me digas así, me haces sentir vieja —le dió un beso en la frente a su nieto menor, mientras no le quitaba la mirada a su esposo, el ex-Lord Kim.
    
     Cada familia escondía un gran secreto y aquello, el Rey Jeon tendría que descubrirlo para romper las cadenas.

¡Holaaaa! Escribí 6 capítulos de ésta historia y Wattpad no me ha dejado publicarlos😭😭😭😭 seriamente, voy a llorar.

Espero les guste❤️

Gracias por leer😘

⬆️ Una pequeña Guía para que puedan acordarse y diferenciar fácilmente quienes pertenecen a cada manada por sus características.

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Corregido: 02/04/2023