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CAPÍTULO 27

Navidad

Navidad llegó, y con ella la alegría, ¿eso creía?, era uno de mis meses favoritos, el frío navideño penetraba mi piel por las noches de desvelos. Mirando al vacío de la oscuridad, miento si digo que no he olvidado lo de atrás, a penas son meses desde que morí por amor, miento si digo que ya superé el duelo de Emma, y miento si digo que aún no recuerdo a Yazetmith. En meses no se olvidan las cosas.

Este mes era unos de mis favoritos, pero también se convertiría en uno de los más dolorosos. Estaba armando el árbol de navidad y cada adorno me recordaba a Emma, Cuando peleábamos en poner la estrella en la punta. Todo ello me recordaba a ella. Un par de lágrimas recorrieron mis mejillas, que las limpiaba para no parecer tan vulnerable ante la situación.

—Eytan... Alístate iremos a la tienda para comprar las cosas para las hallacas.

—voy mamá, ya el árbol ha quedado listo.

—Mamá se acercó a mí, abrazándome—quedo justo como Emma lo hubiera deseado. Recuerdo cuando peleaban para colocar la estrella.

—Ella y yo éramos... Únicos.

—Y por eso, ella estará alegre y orgullosa de haber tenido a un hermano tan grandioso como tú.

—Miento si digo que no quiero llorar en estos momentos.

—Y yo si te digo que estoy hablando con todas la fuerzas y ese dolor en la garganta para evitar llorar.

—Tenemos que ser fuertes ma.

—Y esta familia lo es. Ya superaremos todo esto.

—lo sé

—y también encontrarás esa princesa que llegue a tu vida.

—No quiero princesas, ni nada cursi. Solo quiero algo real y verdadero. Quizás en lo romántico no está el verdadero amor.

—Y lo conseguirás, porque las personas como tú brillan ante la oscuridad en este mundo sombrío.

***

Salimos al supermercado a comprar los ingredientes para las hallacas, era el plato más común de nuestro país, pero el más delicioso y único del mundo, comparado con otros.

15 de diciembre

Siempre tenía el presentimiento que diciembre era el año más efímero, se iba solo en un abrir y cerrar de ojos.

Mi mamá, había ya preparado el guiso de las hayacas un día antes, para que agarrara e impregnara esos sabores y su sazón tan único como el de nuestra difunta abuela. Yo limpiaba las hojas, y papá con su sonido alegraba el ambiente con las gaitas de fondo.

Empezamos con la hechura, y no paramos de reír con las anécdotas de cada año. Y sobre todo llorar, porque era imposible no hacerlo, recordando a Emma. No hay un fabricante de lágrimas, no hay nada que impida que nuestros ojos se llenen de lágrimas silenciosas y dolorosas.

24 de diciembre.

Era inevitable no tomar a cada rato el ponche que mamá preparaba, estábamos organizando todo para la cena de media noche.

Mi teléfono repicó en una llamada. Corrí a cogerlo. era Kler:

—¡feliz navidad!, tan tan tan, feliz navidad, pa pa pa ra rán, feliz navidad, próspero año y felicidad... Eytan como estas. ¿Cómo te preparas?

—era inevitable no reír— Kler, super bien, estamos ya organizando todo. Si vendrán hoy.

—Claro que iremos, mi mamá acaba de darme luz verde, me dijo que nos veríamos a la hora acordada.

—ok, no lleguen muy tarde eh.

—tranquilo... Oye, ¡¿y queda ponche?!

—Si queda ponche, aquí te tengo una botella—reí.

—guárdala, escondela, esta noche me embriagare con ponche.

—te embriagas con esos y no revives para año nuevo.

—Lo sé, mejor no invento—bromea, dando un chillido al final.

Kler, durante este tiempo, visitaba a su mamá cada fin de semana. No vivía con ellos, pero todo terminó en un buen círculo amoroso familiar, fue aceptada, recibida con amor, ese amor que nunca tuvo, floreció. Su hermano la terminó aceptando y eran tan inseparables ahora, grababan videos de tik tok, donde ya tenían más de 30k de seguidores.

-

Todo estaba listo para la cena, la mesa estaba servida. El mantel de navidad resaltaba en la casa. Las hallacas servidas en una canasta lista para ser devoradas, el pan de jamón, el pernil, el vino, los centros de mesas con flores qué brillaban, las velas,  la alegría, la emoción, el sentimiento.

Los padres y hermanos de Kler llegaron, saludaron a mis padres, ya habíamos compartido un par de veces. Así que no era nada extraño verles en casa.

La emoción se sentía. Mamá junto con la mamá de Kler servían la cena, mientras todos hablaban cada uno por su cuenta. Una vez la cena servida mamá propuso a hablar:

—Primero que nada, doy gracias a Dios por la vida y, estos momentos de compartir unidos en familia, quiero que estas navidades sean gratas para cada uno, que amén con toda las fuerzas del mundo, sin rencores. Este año me trajo varias alegrías, altas, bajas y,pérdidas inevitables qué no volveré a abrazar, a sentir, a acariciar, he aprendido a que amemos y escuchemos a nuestros hijos con toda la igualdad y sobre todo el amor posible, a veces el amor, la falta de amor hace que comentamos errores y terminen de la manera que nunca quisimos. Nuestros hijos son únicos en la vida, aprendamos a escucharlos y que todo lo que ellos hacen, crean es para el bien de todos, como lo hicieron en aquel Graffiti qué dio mucho de qué hablar, sintamos qué ellos se sienten orgullosos de nosotros y que nosotros nos sintamos orgullosos de ellos.

Todos aplaudimos con un par de lágrimas. Cada herida me había hecho sensible, pero fuerte de mente. Lloraba ver a todos unidos en la mesa, comer con suma alegría. Y sobre todo. Ver la silla vacía  donde Emma siempre solía sentarse , sentía en lo más profundo de mi corazón que ella se sentaba ahí, justo en este momento, en esta mesa, acompañándonos, alegre, con una sonrisa que transmitía sentimientos puros, su rostro qué reflejaba paz.

Y ese susurro qué me estremeció y acarició mi alma.

Gracias hermano.

No creí en los espíritus. Pero creía firmemente en que cuando una persona tan amada y querida por ti, siempre va a estar ahí acompañándote como un amuleto, no en lo físico, sino en aquel cajón de los recuerdos de la memoria.

El reloj marcó las 12 de la noche, todos nos abrazamos. Viendo el cielo colorido con los fuegos artificiales.

¡Dichosa la persona que los creó, porque siempre nos hace olvidar de lo malo!

Y justo ver una estrella fugaz alumbrar el cielo colorido, esa estrella que no traería deseos, pero si sentimientos. Recordando como Yazetmith fue una, que solo pasó, tan rápido por mi vida, y nunca más la volví a ver.

El sentimiento invadió nuestros corazones, cada abrazo, cada beso,cada risa. sabiendo que aún faltaba el día más doloroso.

Año nuevo

31 de diciembre

Esta vez. Kler ni su familia nos acompañaría. Ni tampoco los familiares como solían hacerlo. Tenían otros compromisos, así que, este año nos tocaba pasar la noche solos, no había tantos ánimos, pero aún así la alegría estaba. Era difícil y doloroso siempre recordar a Emma.

Mamá se arreglaba para recibir el año nuevo, papá se estaba poniendo su traje formal. Y yo, estaba mirándome en el espejo. Viendo como el Eytan no era el mismo. Pero la sonrisa nunca se iba de mí.

Eran las 8:30 de la  noche, solo faltaban horas para que año viejo acabará y con él todas las experiencias vividas, los malos ratos, todo lo que no me fortaleció. Como siempre decían: Año nuevo, vida nueva.

Quería, y más que querer. Necesitaba una nueva vida. Esa noche la cena fue solo silencio, mamá y papá estaban heridos, sentía su dolor, ver la silla de Emma vacía, sentía el dolor de cómo sería perder a un hijo. En estos momentos yo era su fortaleza, y creo que la mayor fortaleza que tuvimos fue llorar, llorar demasiado, llorar todo lo que pudimos, necesitábamos dejar esas lágrimas esta noche, necesitábamos desahogar aún el dolor.

—Es difícil no recordarla—habló mamá en medio del silencio, con su voz quebrada.

—Ella era vida.

El reloj marcó las 00:00 el año acabó, papá nos tomó de los brazos y nos unimos en un abrazo cálido, con lágrimas. Salimos fuera de la casa, prendimos un globo aerostático, lo tomamos todos de las manos. Y lo lanzamos al cielo.

—Esto es por ti Emma.

Mamá y papá me abrazaron viendo como aquel globo avanzaba entre la noche oscura llena de fuegos artificiales y luceros, el globo se perdía en medio de todas las luces. Hasta desaparecer en el cielo estrellado.

El año acabó, y con él todo lo vivido. Ya era hora de volver hacer yo, y no dejarme consumir. Mi Deseo era en cuidar más de mi salud, tanto física como mental. Me prometí  rodearme de personas que me inspiran y me hagan crecer. Quiero aprender cosas nuevas, explorar nuevos lugares y vivir nuevas experiencias. Quiero ser más consciente del impacto que tengo en el mundo y contribuir de manera positiva.

Pero sobre todo, quiero recordar que los grandes propósitos no se logran de un día para otro. Requieren de constancia, disciplina y perseverancia. No importa cuántas veces me caiga, lo importante es levantarse y seguir adelante. No importa cuántos obstáculos encuentre en el camino, lo importante es no rendirme y seguir luchando por mis sueños.

Así que este año nuevo, me comprometo a ser la mejor versión de mí mismo. A ser más compasivo, más valiente y más auténtico. A vivir cada día con pasión y gratitud. No dejar que el tiempo se escape de mis manos sin aprovecharlo al máximo. A creer en mí mismo y en mis capacidades. A perseguir mis sueños sin miedo al fracaso. Y sobre todo a pintar un nuevo año con mejores colores, con los más vibrantes, con los más coloridos.

Este año nuevo nos traería cosas  grandes propósitos y la fuerza para alcanzarlos. Que nos permita aprender de nuestros errores y crecer como individuos. Que nos brinde momentos de felicidad y amor incondicional. Que nos recuerde la importancia de valorar cada instante y cada persona que forma parte de nuestra vida.

¡Que sea un año lleno de bendiciones y oportunidades para crecer!

***

—Eytan, ¡Feliz año nuevo! —me dijo Kler. Me había llamado minutos después.

—Gracias Kler, igual para ti.

—no te Siento bien

—no lo estoy

—Vamos a la plaza un rato a despejar la mente.

—no lo se

Mamá escuchó, puso su mano en mi hombro.

—ve hijo, lo necesitas.

—esque... No... Nos vemos al rato Kler.—dije, colgando la llamada.

Llegué a la plaza y esperé a Kler, Jason llegó y me dio un abrazo fuerte.

—Feliz año Eytan

—Feliz año Jason

—se que es difícil, yo también la extraño, no sabes cuanta ilusión tenía pasar las primeras navidades con ella...

—lo sé, ella era única. Es mi hermana.

—lamento lo que te paso con Yazetmith, nunca creí que ella te fuera hacer eso, todos en el cafetín hablan de ti, y no hablaban del todo bien.

—Lo sé, este antisocial, tímido y callado quedó como el peor.

—fuerzas amigo.

—yo y mi verdad nos encontramos en silencio, y fue cuando me di cuenta  que solo era yo.

—Eres una gran persona, ¿y no has hablado con ella?

—Recuerdo solo dejarla en aquel hospital, me dolía, me mataba ver como ella me decía esas palabras, y ver como decía, que ese hijo no era mío... Desde entonces no la he vuelto a ver más.

—Tienes qué hablar con ella.

—no hay nada que hablar, mi silencio lo dijo todo.

-

Kler llegó al instante, y nos unimos en grupo, hablando, compartiendo risas.

—Ya vuelvo Eytan voy por unos churros para compartir—dijo Kler.

Asentí con mi cabeza—ok

—¿Te acompaño?—dijo Jason.

—si claro vamos—los dos se fueron a la larga cola para comprar churros.

Me quedé solo, mirando a todas las personas compartir. Hasta que su rostro se iluminó en la plaza en medio de la masa de gente.

Su barriga ya había crecido, estaba sola. Pero sabía que Bryan no estaba tan lejos. Traté de desviar mi mirada pero era imposible, mientras que ella se acercó lentamente a mi. Solo miraba la vista, pero ella estaba ahí, aun lado mio.

—Hace puchero—feliz año nuevo.

dudé un minuto. No quería hablarle, pero tampoco podría vivir con rencores hacia ella.

—Feliz año nuevo—le conteste de la forma más seca posible, aún sin mirarla.

—Espero que este nuevo año sea de miles de bendiciones para ti.

—Igual.

—lamento todo lo que pasó

—no lamentes nada. Te entiendo.

—no pensé que me entenderías.

—¿cómo podría tan siquiera intentarlo?

—Eres una buena persona, durante este tiempo, reflexioné y me di cuenta que perdí a una buena persona. Todo fue mi culpa.

—Me gire para verla—no tienes porque echarte la culpa de todo.

—es que todo esto es mi culpa.

—no te eches la culpa de todo porque aquí perdimos los dos. Yo te perdí a ti, y tú perdiste a una buena persona.

—Me siento una tonta al pensar que...

—no pienses nada Yazetmith, ya es año nuevo espero que te vaya bien, veo que ya la barriga esta grande, espero que ese niño reciba mucho, pero mucho amor.

—Gracias de verdad.

—no des las gracias, aún sigo destrozado, pero no debo hablar más, porque eso no significa que vuelvas a querer mi miserable corazón

—Eytan no, tú tienes un corazón hermoso. La miserable aquí soy yo.

—te deseo de verdad lo mejor, espero que te vaya bien con Bryan, seas feliz, soy egoísta lo sé, pero no serás feliz como lo eras conmigo.

—Yo te quise—su voz se quebró

—¿me quisiste?... Yo no lo hice. No lo hice porque el sentimiento que tenía era más que un Te Quiero. Yo te ame, te ame tanto que me sumergí en tus engaños. Y me odio por entregar todo mi corazón a alguien que sabía que se iba a ir.

—Lo sé, espero y cumplas todos tus sueños Eytan... Solo fui una tonta… No valore nada de ti.

—Y yo espero que ese bebé crezca sano. Y sigas cumpliendo tus sueños. Y valores lo que es verdaderamente el amor, y se lo inculqué a tu bebé.

Yazetmith se acercó a mí, tratando de querer que la abrazara, me dolía verla tan vulnerable, pero lo mejor era dejarla. Así que antes de que mi corazón se ablandara por ella y cayera en sus brazos me fui, dejándola con todas las ganas posibles.

Sentía dolor, porque verla a los ojos me traía recuerdos, esos que me desbordaba, cuando sus labios carnosos se unieron con los míos por primera vez, cuando estuvimos juntos por primera vez, cuando fue la misa para aquel cuadro que aún tenía conmigo.

Esa noche la perdí de vista, fingí no sentir nada, ser lo más duro posible;  aunque por dentro de mi pecho aun dolía esa cicatriz después de cocer mi corazón.

Me hice daño dibujando estrellas alrededor de mis cicatrices y ahora estoy sangrando.

Aún recuerdo cuando la conocí, en aquel hospital, cuándo abrí mis ojos. Pensé que era un Ángel, pero me mentí. La conciencia me mata, marcando una mancha de sangre. Te conocí. Pero sabría que te quedarías como un beso dibujado y tatuado a mi piel, sabía que me extrañarías una vez la emoción se acabará, y que me volverías hablar y pedir perdón. Perdón que no vale.
Volverías a mí, sé que volverías a mí, pero ya sería demasiado tarde. El año acabó y con él todas las heridas del pasado. Intente cambiar el final ¿por que te conocí? Sabiendo qué sería eterno, infinito, fugaz.

Año nuevo

Y lo viviré de la mejor manera.

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