CAPÍTULO 21
Último adiós
Estábamos a horas de culminar el acto de sepelio, mamá y papá estaban a un lado del la urna, llorando, sus caras estaban desgastadas, heridas de tanto llorar, y sus ojos tan hinchados qué se lograban ver con total claridad; yo estaba del otro lado, era imposible dejar de llorar por la persona que tanto amaba en la vida, mi hermana, era mi todo, mis ganas de soñar.
Jason estaba en una esquina, aún herido, y dolido por su partida, se echaba la culpa de que ella en estos momentos estuviera ahí, dormida, en un sueño del cual jamás despertará, los pocos días que se dieron amor, se habían acabado y, Emma se había convertido en algo mucho más para él.
Kler estaba acostada en el regazo de Martín, llorando, nunca la había visto sin maquillaje, sin sus piercings, sin ganas de ser ella.
Yazetmith se encontraba en la cocina, ayudando junto a sus padres, ayudando en la preparación del café y té, para las personas que llegaban al lugar.
Pase al púlpito, con un nudo enorme en la garganta que dolía, pero debía ser fuerte para dar sus últimas palabras.
—Buenos días, familiares—hice puchero para aclarar mi garganta—sé que en estos momentos son difíciles para todos, ver a un ser tan joven, tan lleno de vida, dormir en un sueño del cual jamás despertará. Mi hermana me enseñó tanto que sus palabras quedarán en cada trozo de mi corazón.
Hoy me despido de ti. El peso de la nostalgia y la profunda tristeza se posa sobre mi corazón, y las lágrimas amenazan con desbordarse en cualquier momento. Cada recuerdo compartido se convierte en una herida abierta que duele más de lo que puedo soportar.
Recuerdo tu risa cálida y tus ojos llenos de amor, ahora solo puedo cerrar los ojos e imaginar que estás aquí conmigo. El vacío que dejas en mi vida es inmenso, y el dolor de tu ausencia me consume.
Desearía poder retroceder en el tiempo, abrazarte una vez más y decirte cuánto te amo. Poder ver en cómo te convertias en una gran escritora. Las palabras se quedan cortas para expresar la magnitud de mi dolor. Me aferro a los recuerdos, a cada momento vivido a tu lado, como si fueran tesoros que nunca quiero dejar ir.
A pesar del dolor, intentó encontrar consuelo en el hecho de que siempre estarás presente en mi corazón. En el de mamá, papá y esos amigos que siempre estuvieron en las buenas, en las malas y en las casi imposibles. Tu recuerdo será mi luz en los días oscuros, y tu amor seguirá guiando mis pasos.
Hoy me despido de ti, pero tu amor perdurará en mí para siempre. Te llevaré conmigo en cada latido de mi corazón, hasta que nos volvamos a encontrar en algún lugar más allá del tiempo y el espacio. Te amo, y te extrañaré cada día que pase. Guardaré tu legado, y prometo sacar ese libro que tanto quisiste.
***
Las lágrimas invadieron cada párpado de las personas que allí se encontraban, ver a todos llorar, a mis padres destrozados, a cada persona. Sentía que yo también moría lentamente, estaba agonizando, en querer ser yo tomando el lugar de Emma.
A veces somos tan incomprensibles. Recuerdo Con profundo dolor, aquella mañana cuando traté de quitarme la vida, y Emma estaba allí, motivándome, dándome alientos de vida, esos alientos qué hoy quisiera tener, pero se ha agotado el tiempo, el tren de la vida se la ha llevado.
El duelo es un proceso difícil y doloroso, encontrar las palabras adecuadas para describirlo. Es complicado, no existe una palabra o conjunto que lo describa, que pueda aliviar o calmar el duelo.
La únicas palabras que "pueden lograr disminuir el duelo" son las que provienen de los más profundo del corazón, del alma, las que uno mismo pronuncia y nombra como experiencias vividas con esa persona. Este proceso es único para mí y para cada persona, y no hay expresión o frase que sirva por igual.
Mamá llevaba su propio dolor.
Papá el suyo.
Kler el suyo.
Yo el mio.
Y todos llevaban el suyo.
Se que el tiempo no curará está perdida, porque no hay palabras mágicas para aliviarlas, como las de Harry Potter cuando iba a lanzar un hechizo, ojalá y hubiera una en específico. Emma me enseñó a no sufrir solo, que la comunicación ayuda. Que sufrir en silencio no es lo adecuado. Aunque a veces nos ahogamos en ellos.
No puedo sufrir solo esta vez, con mi hermana en un ataúd.
Sus consuelos los necesito.
Esta vez, Eytan no será la versión que siempre quiso, será simplemente otro ser más, en un mundo, donde las desgracias llegan como bocados, y el dolor, se esmera en quedarse con sabor amargo y desbordar lágrimas imparables.
***
Estábamos en el cementerio, dándole el último adiós a mi hermana, era algo que me marcaría.
Lazar sus flores favoritas, los tulipanes y girasoles qué tanto amaba, y luego ver cómo cada porción de tierra era arrojado, ¡hasta solo ser tierra!, una semilla enterrada, un alma pura llena de sueños, un texto indeleble, cubierto por centímetros de tierra.
-
Llegue a casa, quite mi camisa y me lance en la cama, mis ojos estaban tan hinchados qué apenas lograba soportar la luz.
Haré visible su promesa, haré que esta historia llegue a cada mundo y librería, lograré su sueño, su promesa.
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