CAPÍTULO 13
Discordia
—¡¿Para dónde estabas tú muchachita?!—la voz furiosa de mamá, resonó por toda la casa. Y un trueno estremeció el lugar dándole drama a la situación.
Emma sabía que estaba en grandes problemas, tanto que su rostro no dio ningún tipo de impresión por el grito de mamá. Sabía que esperaba eso y más ¡posiblemente!.
—Emma. Aún eres menor de edad... Lo que no ha hecho tu hermano lo vienes hacer tú, ¡estás castigada! —la voz de papá siguió, estaba más furioso que mamá.
—esto me lo tienes que decir Emma, ¿en donde coño estabas metida! —musite, a su oído—Emma solo me dio un mirada repulsiva, blanqueando sus ojos.
—Perdón, no vuelve a pasar más—exclamó con algo de tedio
—esto ya es el colmó Emma... aprovechando el momento, que estamos todos y mi sangre hierve... ¿Hay par de cosas que debemos hablar? ¡Como familia!.
Todos nos miramos sorprendidos, por las palabras de papá, ¿Cuál sería su próxima charla? ¿Qué pasará esta vez?.
—soy todo oídos—dictamine, lo más relajado posible, estaba ya acostumbrado a su cambio tan drástico de humor.
—La vez que te fuiste en mi Auto a llevar a esa muchacha rara... —dio una pausa dudando de sus palabras—y a ella—marcó su mirada con Yazetmith qué se encontraba a mi lado, un poco desconcertada.
¡No hay familia perfecta, siempre hay problemas!
—¡di papá! ¿Qué ya vas a balbucear de Kler?
—más respetó Eytan—exclamó mamá
—Cuando me fui de mañana al trabajo y tomé el carro, encontré dos bolsas de esa porquería... De droga, era droga, no estoy loco para no diferenciar. ¿Estás consumiendo Eytan? ¿Esa amiga tuya te está induciendo a inhalar ese maldito polvo? ¿O Emma? ¿Dime la verdad?
Todos quedamos estupefactos. Aunque difícil pero creíble, Papá tenía razón, (por alguna vez en su vida) esos sobres no podían ser ni más ni menos que droga. Aunque no sabía de dónde habían salido, ¿Kler quizás? Tenía que ser ella, conocía muy bien a mi hermana, jamás consumiría eso, Yazetmith no tenía pinta tampoco, y yo ni por la mente se me pasaba drogarme alguna vez. Por mi mente pasaban cosas más locas, como suicidarme y acabar con todo de un tirón. Que drogarme e imaginar mundos distorsionados de la verdad que serán efímeros.
No sabía qué decir, ¿era Kler?, ¿cómo llegó esa droga allí?.
Ya habían sido hace días que ella se montó en el auto, ¿como no me di cuenta? Y así evitar esta discordia, y esta posible discusión que se extendería como fuego con mi papá.
—¡No tengo ni idea, jamás he consumido eso, ni por la mente se me pasa—exclamó Emma, estupefacta.
—Yo menos... ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Esperaste justo este momento para decirlo!... Planeas todo padre—dicte.
—desde que la descubrí, iba a decírtelo. Pero tu mamá me detuvo-
—Y quedamos en no decirles—dictó mamá, mirando con algo de frustración a papá.
—No podes ocultar, no podemos dejar pasar algo tan grande como esto, joder es droga, sí la policía me hubiera detenido al encontrarme eso, ¿en donde estubiera?
—¡obvio en la cárcel! —musito Emma, con un poco de burla.
—solo quiero saber y que sean reales conmigo, podemos ayudarlos si cayeron en esto, a pesar de todo son mis hijos... me indignaré, saber que mis hijos son unos drogadictos.
—No somos drogadictos papá. Ni por la mente se nos pasa serlo. Todos en la vida tenemos problemas, fallas, emociones que no logran ser expresadas, vacíos que solo algo erróneo, como las drogas llenan, llenan a un corazón que agonizaba por falta de amor y atención. Kler es humana, no tiene nada en su vida, quizás drogarse es un alivio para calmar esos dolores, y llenar los vacíos ¡Yo creo en ella, así como ella creyó en mí, y saldrá de ésto, porque lo estamos trabajando!
—¿Eres psiquiatra? ¿O qué?, ¡¿cómo puedes ayudar a alguien Eytan sino sabes?!
—Sé más que tú padre, Ya tus palabras aunque sean hirientes me resbalan. Puedo ayudar a alguien mejor que tú que eres médico nutricionista, puedo sanar heridas del pasado, porque he aprendido, que hablar está bien, pero callar aún más. Kler merece algo, algo que solo ella y yo entendemos, algo de mejores amigos imborrables, ella cree en mí y yo creo en ella y juntos creemos en un futuro.
—No puedes ayudar sino empiezas por cambiar, por cambiar tu forma de ser, que te cierras a las personas, te vuelves antisocial, callas y no hablas. ¿Cómo ayudas a alguien así, si no empiezas por ti Eytan?
—No cambiaré para agradarle a la gente, seré quien soy, y las personas correctas amarán mi verdadero yo.
Las palabras salieron, dejando las bocas calladas de todos, ya no era el típico bobo que se quedaba callado, Emma solo me miro y me dio una sonrisa de aceptación, como: <<Ese es mi jodido hermano>>, me estaba entendiendo un poco, no puedo cambiar lo que soy para agradar a las personas.
Deje una gran tensión en la sala, deje mentes dudosas, llenas de miles de preguntas, y sobre todo reflexión para ellos, amo a mis padres, daría todo por ellos, pero nunca permitiría qué se adueñaran de mi vida he hicieran de la suyas como si yo fuese solo un títere, una marioneta controlada, como ellos solían decir: <<Los hijos son temporales, son pasajeros. Nosotros sólo los educamos, ayudamos, atendemos, tratamos de darle mejor vida que las nuestras, pero tarde o temprano se terminan yendo, porque así es la ley de la vida>>, palabras bizarras y a la vez incomprensibles.
Tomé a Yazetmith, y salimos afuera, me sentía un poco mal porque justo la iba a presentar como mi novia, pero la circunstancias cambiaron de planes, a lo mejor no era el día, no era momento, he aprendido a esperar, a que el tiempo haga su magia.
—¡disculpa por todo lo sucedido allí dentro!, mis padres son...
—Tranquilo, Eytan, no hay familias perfectas, ni en los libros, ni en las películas, ni en las fantasías, ni en los sueños, ni en la realidad. Siempre hay pequeñas piedras de tropiezos.
—Pero mis padres son los reyes del Drama.
—Tus padres te aman, aunque sobreprotectores, te aman, quieren lo mejor para ti, pero ellos no ven lo que realmente es mejor para ti. ¿No se si me explicó bien?
—Te entiendo perfectamente, queda en ser yo, ¡qué más da!
—esas palabras, de ¡cambiar para agradarle a la gente! estuvo... Diría que me hizo reflexionar. A veces yo he intentado cambiar para ser tomada en cuenta con mis grupos de amigas, y veo que es lo más tonto que puede hacer el ser humano, cambiar para solo ser aceptado por mentes inmaduras.
—esas palabras salieron de mi ser, como el arte que hago, que sale de la nada... Aunque sí, a veces quiero cambiar mi forma de ser, es contradictorio.
—Yo te amo y acepto como eres Eytan, así eres perfecto.
—No soy perfecto, ni tampoco pretendo serlo.
—Tienes razón, pero tus sentimientos son perfectos para mí.
—Nada de mi es perfecto, ni el arte que hago, solo soy humano con defectos, mis sentimientos no son perfectos, siempre hay algo que distorsiona y cambia tu panorama.
¡No somos perfectos! ¡Solo el todo poderoso se lleva la perfección!
—Entonces eres mi imperfecto favorito—exclamó, envolviendo su brazos en mi cuello.
—y tú mi incoherencia favorita—me reí, un poco confundido, no sabía por qué carajos había dicho eso, pero ella lo tomó como aceptación.
Nuestros labios suaves, delicados, mojados, jadeantes, llenos de todo lo expresado, lleno de este amor que estaba floreciendo, se unieron en sincronía, mientras nuestras lenguas danzaban haciendo magia.
—Ya creo que debo irme, es tarde.
—Oh sí, perdón—sonreí—me deje llevar.
—yo daría todo por pasar la noche contigo
—y yo por tener esa noche contigo.
nos miramos a los ojos, quedamos así por un instante, y soltamos una carcajada.
—creo que estamos yendo más allá del beso e imaginación.
—Estamos delirando, ¿será por la hora?
—miró mi reloj en la muñeca de mi mano—¡Mierda! —musité— qué rápido pasa la hora, ya casi es media noche.
—Por eso te dije que debo irme... Y tranquilo, cuando empiezas a amar el tiempo pasa tan rápido que quedas con ganas de extenderlo, con ganas de que los días sean infinitos, ¡cosas del amor! —sonríe, dándome un beso de pico al final.
—tienes razón, amar es el arte más invalorado de la historia, ¡suena tonto pero sí!... Llamaré a Martín para que te recoja vale.
—Está bien... Amor
—¿amor?
—si amor—dudó, Mirando a los lados confundida con mi respuesta tan seca y cortante—¿perdón si te incomodo por eso?
—no, no, no para nada incómodas, es que hace años que nadie me decía esa palabra.
—pues debes de acostumbrarte a partir de hoy—sonríe de lado. Acercándose a mí, dándome un beso un poco largo.
—¡¡¡Un aplauso para esta pareja que está enamoradaaaaa!!! —La voz de Emma, irrumpió nuestro beso, estaba acostumbrado a que siempre buscará formas de hacer burla, o algo parecido, pero del todo me hacía reír, mi hermana era tan espontánea y suelta qué no le paraba a nada.
—fingí una sonrisa, cuando en realidad quería gritar y llorar de la risa por Emma—¡Tú y tus cosas Emma! —exclame
—¿que? ¡Soy así!...<< ¡No cambiaré para agradarle a las personas, seré quien soy y las personas ade...! >>
—le lance un par de ramas que había arrancado del jardín para que parara su discurso burlista—¡callate! Te pasas. ¡BURLONA!.
—Es que me inspiraste Eytan, palabras dignas de un Oscar. ¿Creo? ¡No que tonta, los Oscars son para los mejores dramas! ¿Cierto?—se ríe ella misma de su pregunta fuera de onda un poco mediocre.
—¡¡vaya cuñada me gastaré!! Me encanta como eres Emma—exclamó Yazetmith dándole una sonrisa.
—de mí se espera de todo querida.
—¿el taxi nada que llega? —masculle, revisando mi teléfono volviendo a marcar.
—¿ya te vas? —le pregunto Emma a yazetmith.
—Sí querida, ya es un poco tarde, casi media noche.
—!Ohhh!? ¡¿No me digas que eres cenicienta?!
—bufa, soltando una gran carcajada—¿de donde sacas tantas cosas?
—salen de lo más profundo de mi ort...
—¡EMMA!—Exclame parando su conversación—mucha confianza ¿no? Respeta un poco.
—Ay Eytan que aburrido eres, esto se llama: tener sentido del humor—hace énfasis y expresiones graciosas—tú ni a circo llegas.
—ya, ya, ya, no se peleen, tranquilo Eytan, Emma me saca risas repentinas —se ríe a carcajadas mirándola.
—Bueno entonces el encanto desaparece después de media noche, ¿por qué tanto apuró?. ¿Podemos hacer una pijamada?
—no es qué se me acabe el encanto, sino salí temprano de casa y le dije a mis padres que llegaría temprano y mira ya la hora que es. Haría pijamada contigo pero no puedo linda.
El taxi llegó después de un buen rato esperando. Yazetmith se despidió de mí con un beso y de Emma con un beso en la mejillas.
—!Adiós Eytan, cuidate!
—Adiós Yazet, cuidate—le guiño el ojo y le lanzó un beso, ella me lo devuelve.
—adiós, cenicienta—se ríe Yazetmith despidiéndose de Emma.
—Tranquila, no soy cenicienta, después de las doce me convierto es en puta—grita tan duro que quizás los vecinos escucharon su palabra tan deshonesta, pero llena de burla para mí, Yazetmith soltó una gran carcajada, y yo no dude en tratar de disimular reírme nuevamente hasta quedarme sin aire.
—¡EMMA!
El taxi se marchó, hasta desvanecerse en la oscuridad, la luna brillaba tanto que parecía un farol en en cielo, estaba despejado, pero no habían estrellas, y me acorde de unas palabras que escuché una vez: <<los amigos y los amores son como las estrellas, aunque no lo veamos siempre están ahí>>
Yazetmith se había ido, pero aun sus labios estaban en los míos, sentía los ricos besos que nos dimos, y Kler. mi mejor amiga, no estaba pero siempre recordaba sus palabras.
—Ya vamos a dormir... ¿Y papá y mamá ya se acostaron? —pregunté
—desde que soltaste esas palabras se fueron hablando hasta su habitación, entre y ya estaban dormidos ¡tus palabras le dieron tremenda reflexionada qué su mente colapsó, ¡posible!—lo dijo con un toque de burla.
—Suspiro, y botó el aire—bueno qué más da... ¿Y por cierto que es eso de cenicienta y puta? ¡Te pasas Emma!
—solo es juego, viste la cara del taxista, quedó estupefacto.
—Si lo vi, no sabía si reír por tu respuesta tan incoherente o por la cara del taxista.
—sí —ríe —¿por que Martín no vino a buscarla?
—no me contestó, seguro no quiso salir a chambear hoy.
—de seguro esta en esos bares o antros gays, haciendo cosas indebidas—exclama haciendo burla
—Ya calma tu lado bromista, señorita.
—Después de lo de hoy, no puedo.
—¿que?
—nada.
Quedé con la duda, entramos a casa, le dí las Buenas noches a Emma, entré en mi habitación y me lancé sobre la cama, mirando al techo. —¿amor? ¡Me dijo amor! —hablaba solo, como el propio demente.—le enviare un mensaje para confirmar si llego—tome mi celular y escribí:
Yo: Hola amor, ¿ya llegaste?
Los minutos pasaron, y no recibí respuesta, mis ojos ya se comenzaban a apagar por el sueño, me preocupe al no recibir repuesta, pero el sueño me venció y me consumió por completo que me olvide del mundo, mi teléfono resbaló de mis manos cayendo al suelo, no le dí importancia. El sueño es más poderoso que la verdad.
***
Yazetmith:
Llegué a casa exhausta, el sueño comenzaba a vencerme.
Mi teléfono vibró en mis bolsillos.
Revisé y era un mensaje de Eytan.
Puse el teclado para responderle, mientras avanzaba por el pasillo para entrar a mi cuarto. Lanzó el teléfono sobre la cama, mientras me quitaba toda la bisutería y el escaso maquillaje que quedaba en mi rostro. Me siento sobre la cama con la toallita húmeda desmaquilladora, y siento que el teléfono vuelva a vibrar.
Lo tomó, y veo la notificación de otro mensaje. Era un número desconocido que decía:
Número desconocido: Hola guapa, ¿me extrañas?
Quedé algo atónita, no sabía quién era, no tenía ni foto en su perfil de WhatsApp.
—¿Será Eytan? ¿Pero por qué me escribiría de otro número? ¡Que tensó!
Desbloqueé el teléfono, y salí del chat de Eytan dejando el mensaje sin enviar, para responder el mensaje de número desconocido. pulso el chat, dudando en responder; para este tiempo las estafas eran tan populares que daba miedo responder a números desconocidos, pero me atreví hacerlo.
Yo: hola, ¿quién eres?
Número desconocido: Sabes perfectamente quien soy
Yo: ni que fuera adivina, y si lo fuera ya te fuera funado.
Número desconocido: ¿por qué tan agresiva? ¿Eytan, tú nuevo amor te está haciendo cambiar?
Yo: no tengo tiempo, y tengo demasiado sueños para seguir la conversación con alguien fantasma, Chao.
Número desconocido: ¿fantasma? Si sabes quien soy, me invocas siempre no te hagas bizcochito.
¿Bizcochito? Nadie me decía así desde hace años, ni nadie sabía que me decían así... mi ex, era él, era el hijo de la grandísima... Era Bryan, él solo me decía de esa manera.
Yo: ¿qué quieres bryan? Ya te dije que me dejes en paz, rolitronco de Mmgv.
Solo un verdadero venezolano sabría que significaba Mmgv, era nuestro manta. Aunque Bryan era Español y tenía varios años viviendo aquí, ya sabía perfectamente lo que significaba, y bien merecido lo tenía.
Número desconocido: Mmgv, que convencional, aunque esa palabra no le hace competencia al gilipollas. quiero verte, estoy en el club donde siempre veníamos, ven y así podemos hablar un poco, la noche aún es joven.
Yo: no caeré en discusiones bobas de diferentes formas de hablas, ni por el coño iré a ese club. Tanto tú como ese lugar me dan asco.
Número desconocido: ven, porfa, te necesito, no tengo a nadie con quien hablar, lo sabes, sabes que estoy solo acá. Te echó de menos.
Lancé mi teléfono a un lado, me froté la cara. ¿Cómo Bryan tenía mi número? Ya había cambiado tantas veces de número, porque siempre terminaba llamándome, texteandome, y eso me estremecía, me incomodaba tanto.
¡Jason quien más le iba a dar mi número!
Tomé nuevamente mi teléfono. Quedé mirando el chat un instante, me fui hasta la parte superior y agregue el número, ¡la causa más noble y estúpida que pude hacer. Agregar a mi ex en mis contactos! Su foto no tardó en aparecer en su perfil, era una foto de él, se veía sin camisa en un Gym, no dudé en hacer zoom a su pecho, aún se apreciaba ver un poco legible, todavía tenía la fecha tatuada de cuando nos hicimos novios por primera vez.
¡Qué locura!
Qué error...
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