Años después.
Si dijera que no he extrañado a Hana por todo este tiempo estaría mintiendo. Me hacía mucha falta aquella sonrisa suya junto sus carcajadas, pero cuando se fue de la aldea realmente me sentí vacio.
Ella ya se había ido por demasiados años y no he sabido nada desde aquel día que se separó de mi.
— O-orochim-maru.— tartamudeo mientras sus labios temblaban.-Me iré de Konoha y hasta que no sea lo suficientemente fuerte no volveré.— levantó su cabeza y sonrió aunque todas sus lágrimas caían rápidamente por sus mejillas.
— Hana no..— mis ojos también se comenzaron a inundar y sentí un nudo en la garganta.
Desde aquel día que supe que realmente la amaba y ella a mí.
— Te amo Orochimaru.— susurró después de separarnos.
La niña que me hacía sentir seguro y bien conmigo mismo, aquella niña de ojos celestes que alegraría tu vida con cualquier cosa que diga. Esa niña con la cual nunca te arrepentirías de pasar tus horas, dias, meses y hasta años. Hana, mi compañera, mi amiga, la chica de la cual me enamoré.. no, no estaba a mi lado.
Si tan solo pudiera haberle dicho algo, si hubiese declarado mis sentimientos antes.. quizás no estaría tan arrepentido.
— Hermano, tú si que te ves mal.— Jiraiya palmeo mi espalda y yo le di mi peor mirada de odio que no pareció importarle.
— Callate Jiraiya, no necesito tu lástima.— gruñi, corriendo la mirada para que no me moleste.
— No me malinterpretes. No es lástima, es compresión.— se encogió de hombros.— Yo también la extraño y además sé lo que es perder a un amor.— suspiró.
— ¿De quién hablas?.— pregunté. Antes de que mi compañero pueda decir algo, nos interrumpieron.
— Hey muchachos, el hokage debe decirnos algo.— Tsunade entró a escena rápidamente, Jiraiya me miró y entendí lo que había querido decir con su oración anterior. Nosotros asentimos y fuimos directo a la torre del Hokage, juntos y cada quien sumergido en sus propios pensamientos.
Aún seguía con la cabeza metida en los experimentos en los que comencé a trabajar últimamente.
Desde que Hana se fue intenté hallar con desespero la fórmula de la inmortalidad. No quería volver a ver como sufría, no quería verla morir.. no lo resistiría.
Me gustaría ser inmortal a su lado, vivir la vida sin preocupación de cuándo se acabe porque yo la amaría para siempre. Aunque suene un poco egoísta.. Yo la amaría por siempre y para siempre, me encantaría tenerla conmigo toda la vida si es que llego a encontrar aquella fórmula.
A lo largo de todos estos años he intentado perfeccionar mis jutsus y también buscar fórmulas para estos. Si soy lo suficientemente fuerte nadie podría meterse en nuestro camino.
Llegamos a la torre y esperamos que la oficina del hokage abra las puertas.
— ¿Qué querrá el viejo?.— bufó Jiraiya y escuchamos un "adelante" detrás de la puerta.
Tsunade abrió y al entrar, de espaldas hacia nosotros, había una mujer de cabello castaño que le llegaba hasta las rodillas hablando con Hiruzen.
— No se ponga nervioso Hiruzen-sensei, déjemelo a mi.— dijo aquella voz..
..Esa voz..
— ¿Viejo para qué nos..?— Jiraiya no pudo continuar ya que la mujer se dio la vuelta rápidamente y él quedó estático.
— Jiraibobo, Tsunade y... Orochimaru.— suspiró con una sonrisa y levantó sus brazos al aire.— No se imaginan cuanto los he extrañado.— Hana estaba frente a mis ojos, de carne y hueso, con su sonrisa.
Después de salir del shock quise correr a abrazarla como nunca, tomarla en mis brazos y jamás soltarla pero.. me contuve.
Jiraiya y Tsunade corrieron a inspeccionarla, haciéndole cosquillas, yo corrí mi vista.
Aunque quiera preguntarle millones de cosas, aunque quiera inspeccionarle, aunque quiera besarla. No, no lo iba a hacer. No podía porque algo de mi estaba.. herido aún. Algo en mí deseaba haber ensayado esta escena.
— ¡Hana!.— comenzaron a llorar aquellos dos en sus hombros y yo apreté mis puños y mordí mis labios, aguantando toda sensibilidad. Sarutobi me miró con lastima pero lo ignoré.
— Muchachos, Hana ha vuelto para quedarse y quería que ustedes fueran los primeros en saberlo.— explicó el Hokage.
— Exacto chicos, quería verlos.— se burló y todos rieron excepto yo. Sentía que me faltaba el aire y que mis lágrimas iban a salir, aunque me contuviese, en cualquier momento explotaría.
— Jiraiya y Tsunade, debo decirles algo a ustedes.— Sarutobi me miró.— Orochimaru, necesito que le muestres el nuevo campo de entrenamiento a Hana.— me ordenó.
— Esta bien.— contesté "desinteresado" y me di la vuelta.
— Pueden irse.— dijo. Salí sin esperar a la castaña y respiré profundo.
¿Realmente es ella? ¿Por qué tardó tanto en volver? o mejor dicho ¿Por qué volvió? ¿Por qué ahora?
Hana salió y me buscó con el olfato como antes solía hacer. Ya no usaba su bastón.
— Tu fragancia a chico malo sigue vidente eh.— tomó mi brazo indiscriminadamente y sentí otra vez que mi corazón recibía una puntada.— Creí que nuestro reencuentro sería más emotivo..veo que tú...— la interrumpí.
— ¿Por qué has vuelto?.— pregunté de un murmullo, intentando resolver las dudas que planteaba mi cabeza.
Ella se mantuvo en silencio y agachó la cabeza.
— ¿Hice mal en volver?.— no respondí a su duday ella suspiró.— Esta es mi aldea Orochimaru, aquí están mis padres y mi vida entera.. Volví por ti niño tonto.— explicó y se burló, pero no fue suficiente para mí..
— No debiste volver, esto no es seguro para ti.— dije enfadado.
— ¿Qué no es seguro? Vamos, tú no sabes las cosas que he pasado allí fuera y aún sigo aquí.— vi su ceño fruncirse aún teniendo la cabeza agacha.— Sé muy bien cuánto odias verme sufrir, lo recuerdo, y además.. te he estado vigilando.— confesó y ahora si se puso firme.
No hice más que congelarme ante su confesión.
— ¿Tú...?.— abrí mis ojos con asombro, sin creer lo que oía.
— Tenía mis contactos que me informaban cómo estabas y qué ocurría en tu vida, sé cuanto me has extrañado.. Yo también lo hice, cariño..— paró de caminar obligándome a imitar su acción, haciendo que vuelva a encontrarme con sus bellos ojos.
Su mano encontró mi rostro y comenzó a acariciar mi mejilla. Su otra mano tomó mi cuello y por impulso bajé mi cuerpo a su altura. Nuestros labios se rozaban tentadoramente, en mi cuerpo miles de corrientes eléctricas ocupaban lugar y mi estómago no aguantaba tantas cosquillas. Sus ojos celestes parecian tener más potencia, sus labios y mejillas rosas combinaban y su sonrisa.. oh, su sonrisa era lo que mas extrañaba.
¿Qué ocurre conmigo? ¿Por qué siento esto aquí, oprimiendo mi pecho?
Pude sentir sus cálidos labios posicionarse encima de los míos con delicadeza y como habíamos comenzado a "bailar" al compás del otro. No sentía está sensación desde aquél día que se fue de mi lado, pero ahora.. siento como si la emoción y el sentimiento se hubiesen multiplicado por millones. Se siente terriblemente bien, no lo puedo negar.
Al separarnos y abrir mis ojos pude visualizar su sonrisa. Su hermosa y luminosa sonrisa.
— Maldición, sí que te extrañaba.— balbuceó con un leve sonrojo ocupándose de su mejillas.
— Yo también cariño.— sus ojos celestes se abrieron con asombro al escucharme y brillaron rara pero bellamente.
Me estrujó en sus brazos y escuché sus risillas.
— ¡Me dijiste cariño! ¡Soy feliz!.— gritó y unas cuantas miradas de dulzura nos acosaron.— Quiero hacer algo contigo.— dijo con entusiasmo y mordió su pulgar.— ¡Jutsu de invocación!.— al segundo de gritar aquello, Mick, el lobo, apareció frente nosotros. Estaba mucho más grande. Al verme pude notar una pequeña sonrisa de lado.— Mick, ya sabes donde.— ella ordenó y tomó su correa al igual que mi mano, el lobo asintió.
— Claro Hana.— respondió y comenzamos a correr.
No parecía importarle la incómoda posición en la que ella corría ni tampoco mi mano sudorosa. No me importaba cuanta gente este mirando o los murmullos que soltaban. No me importaba a donde nos dirijamos. Solo me importaba volver a admirar a la chica que amo.
Hana.. Mi Hana volvió para quedarse.
Me ayudaste a comprender al amor.
¡Holaaa! Queria saber si tenían algún comentario sobre este fanfic, ¿les gusta?
Si es así, por favor les ruego que lo compartan con alguien, me harían feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro