22
Renjun observaba a Mark desde la primera clase, algo notaba diferente en él. Lo notaba preocupado, jamás lo había visto de esa manera. Ahora el chino es el que observa al canadiense, pues esté último no ha levantado su mirada del pupitre desde la hora de entrada. Las clases siguieron transcurriendo hasta las horas libres que tenían. Mark sacó su licuado de mango para tomarlo de una vez, después estaría más caliente y así no le gusta tanto. Renjun se acercó para hablar con él.
—Oye, ¿estás bien? —Mark levantó su mirada hacia él —. Te noto algo distin-
Mark tomó del brazo a Renjun sin dejarlo terminar la oración. Se lo llevó fuera de los salones a el patio trasero. Cuando ambos se encontraron frente a frente con sus respiraciones medio agitadas, Mark se acercó a Renjun y puso su frente en su hombro.
—Creo que hice algo que no debí hacer.
—Oh —Renjun comenzó a darle palmaditas en su espalda.
—Yo no soy de esas personas que se arrepienten después de haber hecho algo. ¡Pero... es diferente en este caso! —levanta su cabeza quedando ambos muy cerca. A Mark parece no importarle ahora, pero a Renjun ya su corazón latía muy rápido. Se apartó un poco de él —. Invadí la privacidad de mi mamá y si se da cuenta ya sé el castigo o... puede que sea peor, pero... ay —puso sus manos cubriendo su rostro —. Tal vez no debí hacerlo.
—Ella invade tu privacidad y creo que pudo haber estado mal que hicieras lo mismo con ella, pero a veces no se puede evitar.
—¡Exacto! Juro que en ese momento no pensé en el futuro y tan sólo lo hice, cuando normalmente todos pensamos las consecuencias de algo, ¿cierto? —Renjun asintió con su cabeza. Y se quedaron viéndose uno al otro. Ninguno apartaba la mirada, no era incómodo.
De repente Mark se acercó más Renjun y lo abrazó. El abrazo era muy cálido, muy acogedor. Ninguno quería separarse.
—Eres una de las mejores cosas que me ha pasado en el mundo —soltó Mark, jamás le había dicho eso a alguien a ningún amigo, ni siquiera a sus padres. Pero lo sentía de verdad.
—Tú también lo eres para mí —dio una cálida sonrisa y no podía evitar esa sensación en donde quieres realmente algo, pero en ocasiones no puedes conseguirlo.
Cuando se acabó su hora libre volvieron a sus salones para tomar las siguientes clases. Hasta que llegó la última clase que era hora libre de nuevo y en donde Haechan se había quedado haciendo tarea en el salón y los demás coincidían en horas libres, pero no es siempre el caso.
—¿Te gusta mucho jugar con mis dedos?
—Sí —sonríe Renjun mientras la mano de Mark la tocaba, jugaba y contaba sus dedos.
Al canadiense no le molestaba para nada, estaban sentados debajo de un árbol, ya era la última clase y faltaba poco para salir. Renjun soltó la mano del contrario y lentamente fue depositando su cabeza en el hombro de Mark. Unos cuantos segundos después Mark apoyó su cabeza en la de Renjun. De alguna manera el corazón de Mark comenzaba a latir cuando estaba con Renjun y la sensación de paz y tranquilidad llegaba hacia él, no lo había experimentado antes y con Renjun era más o menos el mismo caso. Algo que ambos sentían es que sin el otro ya no se imaginaban su vida. El chino volvió a tomar la mano del canadiense y decidió mirarlo, estaba decidido.
—¿Qué pasa?
Lo mira nostálgico —Yo no soy normalmente el que pregunta, pero... siento que quiero saberlo y yo preguntarlo por esta vez. Me gustas... ¿yo te gu-gusto?
Mark lo miró sorprendido varios segundos. Había silencio mientras Ren esperaba la respuesta que anhelaba escuchar. Una sonrisa pequeña se formó en el rostro de Mark.
—Eres la primera persona por la cual lo siento, me gustas mucho, Renjun.
—No como amigo, ¿v-verdad?
—No como amigo —ambos dieron unas risitas.
—¿Te gustaría intentarlo conmigo? Sabes... ser pareja.
—Me encantaría.
Ambos se sonrieron y volvieron a la posición en la que estaban en un inicio tan solo que ahora con sus manos entrelazadas. Comenzaría un cambio de vida para ambos y también... situaciones riesgosas.
(...)
Todo el camino del trayecto Mark mantenía una hermosa sonrisa, James lo notaba y no quería preguntarle, pero la curiosidad mata.
—¿Fuiste el primero de la clase o por qué tan contento? —lo miró por el retrovisor con una sonrisa plana.
Suelta una risita —Además de eso, estoy feliz por otra cosa, pero... sencillamente es un secreto. Mis padres me matan si se enteran.
—¿Tan malo es?
—No es que sea malo, sino que no es aprobado por mis padres. Mi madre me lo ha dicho muchas veces. ¿Yo puedo confiar en ti?
—La pregunta me ofende... Claro que sí, yo jamás le digo nada a tus padres. Sabes que no renuncié sólo por ti. No quería dejarte solo, tú eres como un sobrino para mí.
—A veces eres mejor que mi papá.
—JAJAJAJA —la risa del canadiense es muy elegante —. Ni te atrevas a decir eso en frente de él.
—¿Recuerdas a Renjun?
—¿El chino con piel muy linda? —Mark hizo un sonido afirmando.
—Yo nunca lo había sentido antes. Primero me ponía mal al verlo con alguien más, después nervioso, no sabía lo que yo sentía —se toca el pecho —. Hasta que me di cuenta que me gustaba. Hoy me lo confesó, es mutuo. Y... es mi pareja, somos... ¿n-novios?
—Son novios —da una brillante sonrisa —. Me alegro demasiado por ti, Mark. Estás en adolescencia, en etapa de crecer y conocer tu primer amor. Ese chico se ve muy puro, muy buena persona. Espero y te sepa cuidar bien. Sólo que sí, no le digas a tus padres se pondrán intensos... será un secreto entre tú y yo —lo mira por el retrovisor.
—¡Sí!
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