Reborn quedó helado en su lugar, viendo a Tsuna sacarse la capa. El castaño lo miraba , directo a los ojos, con su sonrisa amable, como si nada hubiese pasado.

-Hola, Reborn. Ha pasado un tiempo.

-T...¡¡TSUNA!! ¿¡Qué pasa contigo?! 

-¿Uh? ¿Que qué pasó?... no sé....  Quería llamar tu atención. Quería ver si podía sorprenderte un poco.

Dijo todo eso, mientras estaba por sentarse. Pero Reborn lo oblgó a pararse de nuevo, sujetándolo del cuello. 

-¿¡Hiciste todo eso por un motivo tan estúpido?! ¡¡DAME TSUNA!!

-Mi familia no es un motivo estúpido....

-¡¡Tu familia es a la que lasti....!!

-Oi, oi ¿por qué tanto ruido? Hay gente que quiere dormir aquí.... - Lambo dijo esas palabras, bajando por las escaleras, perfectamente a salvo, con su pijama de vaca, sus trece años, y una mirada aún adormilada. Se quedó mirándolos desde la puerta, frotándose los ojos cada vez más rápido, evidentemente, sin creer lo que veía- ¿Reborn?

Reborn estaba helado al verlo.  Lambo lo único rro que tenía era que estaba dudando si atacarlo o no, porque era la primera vez que lo veía en un largo tiempo, y estaba amenazando a Tsuna.

-¿Por qué...?

-KUFUFUFU.... Creo que te pasaste con la broma, pequeño mafioso~

-Tienes razón, Mukuro. Quizás un poco. 

-¿"Broma"?

Hubo un chasquido de dedos, y Mukuro apareció en la cocina, atendido por Nana, que lo miraba, extrañada que Reborn no la hubiese saludado. Allí también estaba Haru, con otra muda de ropa, asintiendo a las palabras de Mukuro. Tras ella, en el patio jugando, I-pin y Chrome.

Reborn los miraba, pasando la vista de uno a otro, sin poder creerlo. 

Tras él, golpes en la puerta, y entraron Kyoko, Ryohei y Gokudera, peleándose, y Yamamoto cerrando la comitiva, intentando que se calmasen. Todos ilesos. 

Reborn tardó unos segundos más en entender todo.

-¿Una ilusión?

Aunque mirara a Mukuro, ya sabía la respuesta. Tsuna se rió.

-¿Te das cuenta del tiempo que pasas lejos, que llegamos a agarrarte por sorpresa?

Antes que nadie pudiese hacer nada para evitarlo, revorn tomaba a Tsuna del cuello, y le frutaba el puño cerrado con bronca en el cuero cabelludo, y lo hacía sufrir así.

-¡Aún les falta entrenar esas reacciones!

El comentario, seguido por un lastimero "iiiiiik", de Tsuna, hizo que todos se rieran un buen rato.

Y, por fin tras mucho tiempo, pasaran una tarde juntos. Como la familia ocupada que eran. 

Hasta Hibari pasó a saludar. Aunque no tardó en irse, diciendo que no se juntaba con hervíboros.

Reborn los veía beber y divertirse y sonreía, por fin más tranquilo. Recordaba lo loco que había tenido el pulso desde que había llegado a la mansión y se insultó a si mismo. Él también necesitaba entrenamiento.

Porque no quería perder ni ver sufrir a su muy importante familia.