Capítulo Quince.
No sabía qué me estaba sucediendo, estaba en una constante lucha interna con respecto a Eridan y mis sentimientos hacia ella. Logró colarse en mi piel, en mi ser, y no sé cómo sentirme con esa situación.
Hoy me comporté como un absoluto cretino después de tomarla y dejarla en el sofá. No debí dejarla ir, no así. Pero no sabía cómo reaccionar con todos esos sentimientos embargándome. Esto es nuevo para mi y no sé cómo manejarlo.
Tengo miedo de mí mismo estando a su lado, pero también temo que quiera alejarse de mi, por mi comportamiento para con ella. No creo poder alejarme, no a estas alturas.
Me deshice de mi ropa y me dirigí a la ducha, en un vano intento de aclarar mis pensamientos. Fracasé miserablemente.
Apoyé ambas manos en los azulejos mientras el agua caía sobre mí. Así era Eridan. Ella… ella estaba en cada parte de mí. No podía seguir negándolo, esto está siendo más fuerte que yo.
Salí de la ducha y me apresuré a ponerme un pantalón de chándal y con una toalla en la espalda me dirigí a su habitación. Al entrar, la vi acurrucada en medio de la cama con una bata de baño puesta y el cabello aún húmedo. Se veía preciosa, tan frágil y a la vez tan fuerte y poderosa. No pude evitar sonreír. Si tan solo ella tuviera idea de todo lo que causa en mi.
Tomé sus manos y las besé. Me tenía justo ahí y ella no se daba cuenta del poder que tenía.
Había vuelto a dormir con ella, en su cama, con su cálido cuerpo aferrado al mío. Deseaba volver a hacerlo, pero no debía.
Le di una última mirada antes de dirigirme a la puerta y volver a mí habitación, pero estando en el pasillo, no pude evitar volver sobre mis pasos, dejar caer la toalla y acunarla en mis brazos.
Se aferró a mí cuerpo y acomodando su mejilla contra mi pecho la escuché susurrar mi nombre y exhalar un largo suspiro.
— ¿Qué estás haciendo conmigo, Eridan Rossemberg?
...
Había complicaciones en el club y estaba acabando conmigo.
Hubo un incidente en una de las salas privadas. Un "amo" solicitó una sesión con una sumisa. Era una muchacha joven y hermosa, de piel tersa y blanca, era nueva pero accedió de buena manera, o tal vez eso quería aparentar.
Al pasar la hora establecida, el hombre salió de la habitación y se fue, luego nadie más supo de él, y tampoco de Amara, la sumisa a que le solicitó la sesión.
Garrett fue en busca de la chica porque no aparecía por ningún lado, y el escenario que encontró al entrar a la habitación, no era para nada lo esperado.
Inmediatamente llamamos a la policía y el club estaba cerrado mientas ellos hacían su trabajo.
Amara fue encontrada inconsciente en la bañera de la habitación, la cual estaba llena de sangre. El maldito le había hecho profundas cortadas es las piernas, el vientre, los brazos y también en el rostro.
Nunca el Intense había vivido una situación similar, y mientras las investigaciones continúan, porque aún no ha sido identificado el hombre, si es que se le puede llamar así, permanecerá cerrado.
Estaba furioso. La seguridad siempre había sido lo primordial en el club, nunca hemos tenido siquiera peleas y esto nos perjudica enormemente. Una muchacha debatiéndose entre la vida y la muerte, por la cantidad de sangre que ha perdido, y con el rostro marcado para siempre. Y el maldito psicópata está suelto.
Nos habíamos hecho cargo de Amara en el hospital en el cual trabajo, yo mismo la llevé.
Dejé a Garrett y Thera al frente, ellos se encargarán de todo dentro del club y yo me ocuparé de la salud de Amara, mientras me doy un respiro en casa, con ella, mi refugio.
[Maratón 1/3]
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