Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Nueve.

Contrario a mis pensamientos, no buscamos la salida, por el contrario nos adentramos más en el club.

Pasillos interminables, paredes oscuras, un bombillo cada tantos metros, las personas habían desaparecido y el seguía tirando de mi cadena llevándome tras su paso.

—¿No vas a preguntar nada?— dijo de repente.

Habíamos llegado a una puerta ¡vaya! una puerta después de tanto pasillo, quise rodar mis ojos.

—¿Debería?

Se giró hacia mi, haciéndome dar un paso atrás por la impresión, no podía permanecer con la cabeza gacha... necesitaba verlo.

Sentí la pared a mi espalda, creo que retrocedí más de un paso... él me veía con una mezcla de diversión y molestia.

Soltó mi cadena, ambos vimos cómo esta llegó hasta mi cuerpo y se quedó allí balanceándose suavemente. Volví a alzar mi mirada hacia él.

Vi como metió una mano en su bolsillo, sacó su celular y observó la pantalla por unos breves segundos, luego a mí y lo volvió a guardar.

—¿Qué debo hacer contigo?— preguntó sonando algo retorico.

—Señor, quería...— ¿cómo explicarle?

Pero me callé cuando se acercó a mi levantando una de sus manos para ponerla a un lado de mi cabeza con premeditación, luego la otra para trazar el contorno de mi rostro.

Tuve que cerrar mis ojos, su tacto quemaba.

—Qué es lo que hace un hombre, me pregunto, cuando tiene algo como tú en sus manos.

Vienes acá, intrépida, atrevida... dejándote llevar por esos impulsos que tanto te caracterizan, luego de casi quince días sin verte.

Apareces con alguien por quien una vez recibiste un castigo de forma severa, apareces sin consultarme siquiera, adivinando si yo estoy aquí, tal vez, pero ¿y qué?, ¿qué puede exigir un amo? su perra ha venido en su búsqueda.

Dicen que las mascotas siempre buscan casa, ¿soy tu casa, pequeña?

¿Debería yo castigarte por todo lo que he dicho?

Dicen que él buen dominante no titubea, él muestra seguridad ante todo para que su sumisa no sienta dudas pero... ¿qué se hace cuando la sumisa te toma por sorpresa?

¿Sabes qué es lo mejor de todo? que vienes con este collar, gritas pertenecerme y eso, eso hace que el debate en mi cabeza se acabe, se funda— dijo todo esto acariciando mi rostro, pareciendo amenazante y encantador al tiempo.

—Yo... lo necesitaba— confesé agachando la cabeza, con vergüenza y miedo —. Llegué a casa, no había nadie y... —no me deja terminar, levanta mi cabeza por el mentón delicadamente.

—Ya sé el resto, te conozco— acaricia mis labios con sus dedos —¿Vamos?— pregunta.

Extiende su mano hacia mí, parpadeo emocionada y levanto mi cadena para ofrecérsela de nuevo, la acepta regalándome una leve sonrisa, y tira de mí hacia el interior de esa puerta que no sé qué tiene al otro lado pero que, sea lo que sea, sé que iré con él.

Tragué grueso, al entrar en una de… esas salas, ya había visto una de estas, desde otra perspectiva sí, pero sabía lo que se hacía aquí y lo que sucedía afuera.

¿Qué hacíamos nosotros aquí? No había iluminación alguna, apenas y podía distinguir algún objeto aquí o allá, mi respiración era lo que más se oía en el espacio… completamente pesada, tenía miedo.

Despacio, me llevó hacia lo que parecía el centro de la habitación, sus ojos brillaban en la obscuridad, como si hubiesen sido hechos para deambular en estas circunstancias, en cambio yo… yo me guiaba por su andar, dando pisadas justo donde él había pasado para así no tropezar, confianza absoluta.

—Eridan— me llamó.

—¿Si, Señor?

—¿Por qué tiemblas?

—Yo… no lo sé— respondo.

Su mano que aun sostenía la cadena enrollada en uno de sus dedos, tiró ligeramente haciéndome dar un paso más cerca de él.

Más cerca.

—¿Confías?— preguntó, permitiéndome mirarle, atrapándome en su mirada ¡como si ya yo no lo estuviera!

Asentí, en silencio.

—Dilo— pidió.

Mire tras él, hacia el enorme y transparente ventanal.

—Confío en usted, Señor— dije demasiado bajo para ser creíble.

Pronto el vestido ya no cubría mi cuerpo, ni había ropa interior que impidiera mi desnudez y una cuerda dorada iba siendo enrollada por sus manos expertas alrededor de mi cuerpo, en mi torso, haciendo una prensa en mí.

—Respira profundo— dijo con una sonrisa sardónica iluminando su rostro.
Lo hice llena de temores y mis pies dejaron de ser el apoyo que me mantenía atada al suelo, estaba completamente suspendida sobre mi estómago.

Su mirada no volvió a posarse en la mía, o en mis facciones, su ceño se fruncía mientras se aseguraba que todas las ataduras estuvieran bien.

—Si fueras alguien más, Eridan, si no fueras mía— susurró en mi oído, a pesar de las circunstancias, su cercanía empezaba a hacer estragos en mi cuerpo, siempre sería lo mismo, siempre seria él —. Yo no estaría aquí contigo preparándote, hubieses sido atada y preparada por manos extrañas— acarició los contornos de mi cuerpo lentamente —, habrías estado suave, dócil y expectante de mi llegada. Ellos se habrían encargado de que cada parte de tu cuerpo se mantuviera lista para mí— decía contra mi oído mientras imágenes de extraños haciendo miles de cosas con mi cuerpo sucedían en mi cabeza y me hacían sentir alarma —¿No te habría gustado eso?— preguntó con cierto tono burlón. Sus cambios eran un tanto exasperantes a veces.

—No— dije escuchando mi voz temblorosa.

Oí una respiración profunda de su parte y un chasquido de sus dedos que no supe a qué se debía, sino hasta que las luces se encendieron y mi mirada rápidamente voló al ventanal donde parecía que habían miles de ojos sobre mí.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro